Hace un siglo, Sigmund Freud retomó una discusión clásica, que se remonta a los tiempos de Aristóteles, sobre la felicidad. ¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos.
Un aspecto tenían en común, estos puntos de vista en apariencia tan distintos: se trataba de conductas individuales, que dependían de cada uno de ellos y no del contexto social en que vivieran. Y, por supuesto, estuvo históricamente condicionada y se refleja en el arte y la literatura de cada época. En Roma la felicidad era la riqueza y el poder y la capacidad de mostrar lujos inverosímiles, como sedas que hacían el larguísimo camino desde China hasta Italia, o el ser propietario de las vidas de miles de seres humanos y mostrarlo en palacios y estatuas. Pero, ¿son felices los altruistas o los egoístas? ¿Los que siguen los deseos de la sociedad o los propios?
¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos