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Pensando con Silvia Bleichmar la relación entre subjetividad, poder, psicoanálisis y género

 
PSICOANÁLISIS, MEMORIA Y CONSTRUCCIÓN POLÍTICA

En la misma tradición inaugurada por Freud de necesitar, y autorizarse, a publicar tanto trabajos clínicos, como teóricos y lo que conocemos como sus escritos sociales[2];  podemos identificar como una línea de continuidad el hecho que Silvia Bleichmar haya escrito sobre clínica y teoría psicoanalítica  y también se haya autorizado a publicar sus escritos políticos entre los cuales claramente ubicamos sus libros: “Dolor País” (2002) y “No me hubiera gustado morir en los 90”(2006).

Del mismo modo, podemos ubicar reflexiones y contribuciones políticas en textos teórico- clínicos como “La construcción del sujeto ético” (2011) o artículos muy citados como “Norma, autoridad y Ley” (2005).

Las preocupaciones de Silvia Bleichmar en torno a la relación entre política y psicoanálisis se pueden ubicar en por lo menos cuatro ejes:

1- Las relaciones de los sujetos con el poder

2- El espacio de lo público en tanto espacio de la polis

3-Lo público, en su acepción como espacio estatal. Que incluye un posicionamiento en relación a valorar la presencia de un Estado que regule y redistribuya, que es su postura en el campo de la teoría política que subyace a muchos de sus escritos que tocan el tema.

4-La apuesta política al interior del campo del psicoanálisis que es lo que ella denominaba “sostener los paradigmas deprendiéndose del lastre” (2005). Esto es desprenderse  de lo que ya no se sostiene pues ha quedado fijado a modalidades históricas que han cambiado, identificar lo que continua vigente y reformular lo que sea necesario según la exigencia clínica de época. Esta apuesta tiene la consigna de que un campo que fue vanguardia no quede atrapado y ligado con lo más conservador de lo social.

Para lo cual voy a ubicar 3 líneas temáticas en su obra para ejemplificar como operan estos ejes en sus aportes al pensamiento y la práctica.

  1. La articulación entre política, historia y constitución del psiquismo. O en sus palabras la crítica a la idea de un “espiritualismo deseante”.
  2. Sus desarrollos sobre el campo del semejante y el impacto de la exclusión social. Lo “autopreservativo” y lo” autoconservativo”.
  3. Su revisión de la teoría de género del psicoanálisis. Lo cual incluye: lo femenino en la producción y el trabajo como psicoanalista. Las deudas del psicoanálisis con los varones.  Y la caída del orden sexual moderno y su impacto en las subjetividades incluyendo las diversidades sexuales e identitarias .

 

  1. La articulación entre política, historia y constitución del psiquismo. O en sus palabras la crítica a la idea de un “espiritualismo deseante”.

 

Hay en la obra de Silvia Bleichmar dos conceptos que se articulan que son: a) producción de subjetividad y b)constitución del psiquismo (2005).

El concepto de producción de subjetividad relaciona las formas de representación que cada sociedad instituye para la conformación de sujetos aptos para desplegarse en su interior y las maneras en que cada sujeto constituye su singularidad. El otro concepto, el de constitución del psiquismo, refiere a los modos de constitución del aparato psíquico tomando como causalidad la determinación libidinal del sufrimiento psíquico.

Y ambos se relacionan en la constitución, no solo se influyen e impactan.

Por lo tanto, lo histórico social y lo político hacen parte fundamental de la organización psíquica desde el comienzo. Y luego introduce su concepto de “espiritualismo deseante” a modo de distanciarse de aquellos que en el campo del psicoanálisis enfatizan de modo exclusivo la determinación intrapsiquica de los fenómenos.Y conceptualizan la constitución del psiquismo en el marco de la introducción del infante en “el” simbólico, al cual le atribuyen un carácter universal en el marco de las relaciones tempranas y la crianza. Estableciendo una visión familiarista al identificar como determinación principal de este proceso, los deseos parentales acerca del sujeto a advenir.

Dos notas:

  • Entiendo que cuando ella destacaba este concepto de “espiritualismo deseante” lo hacía en una crítica a las concepciones pre-ciudadanas o para- ciudadanas de muchos colegas (Tajer, 2017)
  • Hacer la salvedad de que en Silvia Bleichmar hay una crítica a la universalidad como supuesto de partida, pero no así como utopía o punto de llegada. De hecho, como buena sujeta de los mejor de la modernidad,  hay una defensa de la universalidad como igualdad de derechos y una crítica muy fuerte a los estados estables de excepción (entre los que ubica el fascismo, el terrorismo de estado y el neoliberalismo) que establecen una propuesta de doble vara entre sujetos, sobre la cual avanzaré al tematizar el eje exclusión/semejante.

Esto en términos teóricos, en su praxis, las clases siempre empezaban con comentarios acerca de la realidad. De hecho creo recordar que un tiempo no lo había hecho y fue Ernesto Calvo, su hijo politólogo, que la instó a retomar esa práctica. La realidad en las clases de Silvia Bleichmar, no era algo que estorbaba, era algo a pensar y elucidar colectivamente. La interpretación de los sucesos políticos de manera conjunta al comienzo de cada clase, sacaba a la trasmisión del psicoanálisis solo como ficción que “comienza cuando se apagan las luces”,  y la ubicaba como método ficcional pero muy cerca de ser una “ciencia de la vida”.

En ese sentido, pudimos compartir su entusiasmo por el impacto de los cambios post  2003, de los cuales escribió bastamente en “No me hubiera gustado……..”. Los nuevos horizontes y la capacidad de restituir parte del tejido social y subjetivo. La restauración de derechos. Y fundamentalmente, recuperar la esperanza.

Me atrevo a decir que el sujeto silviableichmariano,  es un ciudadano, sujeto de contrato con inconciente. No hay espiritualismo deseante.

Otro ejemplo de su concepción ciudadana en que su práctica clínica incluía acuerdos que desde el campo de la salud pública o colectiva denominamos marco de los derechos del paciente. Modelo en general ajeno a las prácticas de muchos colegas en el campo del  psicoanálisis contemporáneo que son casi a-contractuales, pero no lo asumen, ni lo tematizan. Y se evidencia cuando observamos que entienden al encuadre no como un contrato ciudadano de atención, sino casi como reglas o costumbres “de la casa” a las cuales debe atenerse quien consulta. Algo parecido a un “código de vestimenta”. Silvia siempre destacaba al respecto algo muy simple y muy relevante: las reglas siempre se ponen antes. Nunca a priori. El otro no tiene porque saber. No hay supuestos de la parroquia. Ejemplo aumento, faltas, reemplazos, todo primero se explicita y después se atiene a las reglas. Introduciendo una preocupación por la dimensión ética del contrato. Lo cual permite fundamentalmente cuidar al consultante de los posibles abusos de poder del analista tomando en cuenta la asimetría y la vulnerabilidad de quien consulta con respecto a quien atiende.

Hay en su obra y en su práctica una responsabilidad subjetiva por la vulnerabilidad de los desigualados por las asimetrías de poder. Sean por cuestiones de dispositivo clínico (los/as pacientes), generacionales (como buena analista de niños/as) o sociales (los/as sin derechos, los/as excluidos/as, los/as pobres y los/as detenidos/as políticos/as, entre otros/as).

Y como se debe abrir un campo de trabajo, primero siendo testigo (García Reinoso, 2000) y alojando que lo que nos dice pues le creemos. El/la analista como sujeto ético que no debe revictimizar.

Y también se plantea que hacer con los que sí tienen poder, con los sujetos hegemónicos que nos consultan. Y en ese terreno se desprende también de su trabajo y obra una propuesta de la clínica psicoanalítica de “eticización” del sujeto en análisis. Línea que yo he tomado para trabajar el análisis con perspectiva de género de varones hegemónicos (Tajer, 2017) y en mi Tesis Doctoral  sobre vulnerabilidad coronaria en varones y mujeres (Tajer, 2009).

Tengo una anécdota personal al respecto. Una vez  le derive como paciente a un colega varón que había tenido varias malas actitudes desde su prerrogativa de masculinidad hegemónica y a quien Silvia ayudó muchísimo. Nunca hablamos del tema, hasta que un día estábamos hablando de otro tema y ella cambio el eje de la conversación y dijo: “ese chico que me mandaste, es una buena persona. Hace lo que hace porque no puede otra cosa”. Lo que no quería decir que lo avalaba. Sino que lo estaba planteando como punto de partida, la intención de no hacer daño para cambiar de posición, lo cual ocurrió.

Para mí fue una enseñanza magnifica para atender las problemáticas del poder, en este caso de intergénero, y del daño cuando trabajamos tanto con los/as que sufren daño como con quienes los/as causan, cuando están dispuestos/as a hacerse cargo.

Otro ejemplo muy interesante en este eje es como incluía la realidad en la intervención clínica desde el concepto freudiano de principio de realidad.

Recuerdo y comparto una intervención maravillosa, que suelo usar como herramienta clínica cuando la ocasión lo amerita, que es la de un caso que ella trataba de una persona de 70 años que acababa de perder a un padre o una madre, a la que le señaló que “a cierta edad ya no se es huérfano”. Una cuestión es el dolor por la pérdida de los padres que puede acontecer en cualquier momento de la vida y otra la diferencia del impacto de esa pérdida de acuerdo al ciclo vital y al posicionamiento subjetivo. Por si hiciera falta aclararlo, sentirse huérfano/a a edades avanzadas, es uno de los tantos ejemplos de marcas subjetivas de envejecer sin madurar[3].

Por todo esto, creo que quienes le otorgaron el reconocimiento a Silvia Bleichmar como Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires[4],  no lo hicieron solo por su aporte como cronista de época, sino como psicoanalista con reconocimiento de la dimensión política y ciudadana de su práctica.

2- El campo del semejante y el impacto de la exclusión social. Lo “autopreservativo” y lo “autoconservativo”.

Hay  dos frases de su autoría que parecen escritas para nuestros días:

  • La ingenuidad no es una virtud. La ingenuidad política es des responsabilidad
  • Aquellos que se ilusionaron con que el estafador los volvería ricos  han aceptado la idea de convertir nuestra vida en juguete de los dioses

Estas frases se pueden explicar desde estos conceptos: exclusión, campo del semejante, autoconsevativo y autopreservativo, que han sido nodales en su trabajo.

Hay en ella una idea de que el campo del semejante es el de la humanidad en su totalidad. Una idea de que la sociedad es con todos adentro y un dolor, por eso el nombre del libro “Dolor país”, cuando la exclusión acontece, aunque no sea la propia.

Y ahí establece una distinción importantísima con un otro modo de pensar al semejante que podríamos llamar más acotado o de baja intensidad.

Ella se preguntaba: ¿Quién es el semejante para uno?

Y decía que había varias respuestas con efectos diferentes:

a-El semejante es toda la humanidad

b- El semejante son: los vecinos, el propio grupo étnico o cultural, los socios del Country o del club, los del mismo género. Concepto que me ha permitido pensar las relaciones entre varones y mujeres, donde para los hegemónicos los semejantes son solo los varones, y las mujeres, solo objetos para servirse, estableciéndose un doble estándar ético (Tajer, 2017).

Y que una vez descripto el campo del semejante incluyente o excluyente, se definen las reglas del juego de que se puede hacer con el semejante y que con el que no se lo considera semejante.

Cuando el campo del semejante es de carácter acotado y excluyente, se establece una operatoria cuyos ejemplos históricos se pueden ubicar en el  nazismo, el “terrorismo de estado” y en el neoliberalismo.

Y ahí retoma a Georgio Agamben (2004) para decir que esta definición del semejante y del que no lo es puede incluir formas legales estables: el campo de concentración, el hospital psiquiátrico,el apartheid, etc.  Esto es una porción del territorio por fuera del orden jurídico “normal” de manera estable. Al cual a quien “caiga” adentro se lo puede someter con suspensión de derechos por estado de excepción o por derechos diferenciales. Tal es el caso de las leyes raciales y también la pérdida de derechos sociales y su pasaje a derechos puntuales de beneficencia para “pobres merecedores”,  los juicios de insanía o el tutelaje.

Y esto tiene traducción en términos clínicos. Silvia Bleichmar alertaba que la perdida de la noción de conjunto (país, humanidad) es la que obtura todo el tiempo la posibilidad de identificación con el  sufrimiento del otro/a. Donde muchos ven solo temas psicológicos que surgen de lo intrapsíquico, como la capacidad de empatía, ella proponía articular lo político con lo psíquico. Es la pregunta acerca de que sujeto se puede ser, según el contexto, lo cual incluye una crítica al “buen samaritano”.

Con estos articuladores se puede entender porque alguien puede pedir democracia para sí y puede ser, y permitirse ser, autoritario con los demás. Rehuyendo al reconocimiento de que el otro es un sujeto que semejanza nuestra, nos pide algo.

Esto permite entender cómo se armar las subjetividades del privilegio y la impunidad en sociedades excluyentes. En lo personal , me dio nuevas herramientas para entender el impacto en la construcción de subjetividad del privilegio para el caso de las relaciones de género.

Son conceptos que permiten tanto la construcción política como ser utilizados como herramientas de intervención clínica en situaciones de desigualación: generacional, de clase, género, racial, entre otras

También permite entender la preocupación creciente por una versión de la “seguridad” con el aumento de los excluidos del orden socioeconómico. Se ve cómo abyecto al caído que muestra en espejo los propios miedos de “caer”. Y también el miedo a la retaliación o venganza de que aquel otro te haga, lo que vos haces cuando desde una supuesta ingenuidad se rehúye de lo que Silvia Bleichmar denominaba decencia: sentir una profunda vergüenza por sacar beneficio a costa del sufrimiento del semejante.

Una clínica que permita pensar desde allí, que no sea solo tolerante y no “discrimine” (interesante el planteo del buen samaritano y la doble vara), pero que ubica en el campo de la psicopatología a priori eso que lo le es inteligible (Butler,2003). Con un planteo muy similar a lo que plantea Butler, acerca de cuáles son las vidas que merecen ser vividas, y cuáles son las muertes que merecen ser lloradas (Butler,2007). Y aquí nuevamente Agamben para hablar de la nuda vida, como concepto que introduce la propuesta de solo supervivencia biológica para los/as desigualados/as o abyectos/as, despojada de todo sentido trascendente y político.

Y desde estas explicaciones se entiende el cinismo del planteo: ¿Qué se creían? ¿Qué podían irse de vacaciones, estudiar, leer, ir al cine, comer rico y estar calentito en invierno?

Esto no es para todos, dice el neolibearlismo. Es solo para los semejantes a “gente como uno”. Solo para los merecedores está habilitado el campo de lo que en Silvia Bleichmar caracterizaba como  lo autoconservativo: los blasones identitarios que definen gustos, identidades y trascendencias. Para los excluidos, solo autoconservación, nuda vida. Por ahora…., o dejar morir.

Las propuestas de altos grados de exclusión social y económica someten a grandes sectores de la población solo a  la supervivencia . Lo cual implica un proceso de desubjetivación feroz, fundamentalmente cuando se tiene la convicción de no significar nada para el otro. Ejemplo de esto son los nuevos 4000 “cuerpos” que duermen en la calle de la Ciudad de Buenos Aires en estos dos últimos años. Y ahí nos cabe a todos restituir la condición de semejante y de ciudadano a quien la ola distributiva dejó en el desierto.

Y ahí, fieles a las enseñanzas de Silvia Bleichmar podríamos decir que un psicoanálisis hecho por ciudadanos, no confunde abstinencia con desentendimiento. Abstinencia es no imponer el propio deseo, lo cual no implica abdicar de un posicionamiento ético. Abdicación que es una invitación a que la clínica sea promotora de cínicos.

3) Lo femenino en la producción y el trabajo como psicoanalista. Las deudas del psicoanálisis con los varones. Su revisión de la teoría de género del psicoanálisis

Sus desarrollos en la relación entre subjetividad, psiquismo y poder constituyen un gran aporte al campo del psicoanálisis con perspectiva de género. Dado que estos diálogos no son posibles cualquier psicoanálisis. Se puede estar hablando de los mismos temas, pero una posición estructuralista sostendrá que ya está todo dicho en los autores como última palabra y que no es igual a tomar a los maestros como punto de partida para trabajar y de tal modo salirse de las religiones, en estos casos, de la “religión del padre” (Tort,2008). Además del profundo desprecio que implica no leer la corriente de psicoanálisis y género y solo leer autores de género del campo de la filosofía y solo del extranjero (Butler, preciado) y sostener la palabra “gender”, en inglés como lo hacen en Francia para sostener la extranjería al campo del psicoanálisis.

Nada más ajeno a la propuesta psicoanalítica de Silvia Bleichmar, que introdujo lo socio histórico y lo político, eligiendo además a los autores  de envergadura (Laclau, Bauman, Zizek, Marx, Foucault, Agamben, etc.). Y además nos leía, leía psicoanálisis con perspectiva de género e interlocutaba con nosotres. De hecho yo la conocí personalmente coordinando un panel entre ella e Irene Meler en una apertura anual del Foro de Psicoanálisis y Género de la APBA en 1998.

Para mi conocerla, fue muy importante y una divisoria de aguas en mi trabajo como psicoanalista. Dado que me pasaba que  me costaba ingresar la perspectiva de género a un psicoanálisis binario y heteronormativo. Que terminaba justificando que la desigualdad era un hecho intrapsíquico o estructural ligado al lenguaje generado por un único simbólico posible.

Voy  ahora a algunos de sus aportes específicos al diálogo entre psicoanálisis y género:

  1. Lo femenino y la maternidad

Hay en Silvia una dimensión política de la maternidad y una reformulación de lo femenino en la producción y el trabajo en psicoanálisis.

Algunos ejemplos:

En la dedicatoria a “no me hubiera gustado…”,  rescata a su madre como sujeta política. Cuenta un contrapunto con su hermano y colega Hugo, por el cual el refiere preocupación por el efecto en su madre de que su entonces pareja estuviese atravesando una enfermedad maligna semejante al padre de ambos. Ubicando la preocupación de la madre en la esfera de los afectos, a lo que Silvia contrapone: “mamá puede enterrar a tres maridos, pero dudo que pueda enterrar al socialismo”. Ubicando a su madre, y yo creo que a sí misma, como sujetas altamente comprometidas con la justicia social y la redistribución. Pero además, poniendo a lo político con un eje de alta significación en la vida de las mujeres y por lo tanto de impacto anímico, lo que cual aún sigue siendo de vanguardia.

En sus aportes, también ha sacado al deseo de hijo en las mujeres en suplir una carencia por la ecuación pene igual hijo para ponerla en el campo del deseo de trascendencia. En el que muchos psicoanalistas solo colocan aún a la paternidad y no a la maternidad. Pero aun así no la desarraiga del cuerpo, pero no es solo cuerpo.

De hecho recuerdo un testimonio oral de Silvia, no sé si está escrito,  acerca de lo que deja a las mujeres los embarazos y los partos como experiencias en el cuerpo, una de las cuales es tener la vivencia de haber enfrentado la angustia de muerte y haber sobrevivido.

En Silvia, la maternidad se ubica en el campo de la trascendencia, vía el narcisismo trasvasante para no morir inundada de amor propio. Y con la necesidad de no apropiarse de la vida del otro, de la cual se puede disfrutar solo de forma mediada. Muy lejos por supuesto de la idea difundida del estrago materno.  

  1. Su postura frente a la diversidad sexual

Vuelve a  tomar de su madre la metáfora de “andar con pasos cortitos”, como sinónimo de evidencia corporal de la llegada de la vejez, esta vez  para hablar de los colegas psicoanalistas que piensan con “pasos cortitos” frente a las parejas del mismo sexo que desean tener hijos ( otro de los aportes de Silvia a la teoría de género en psicoanálisis). En nuestro país no llegó tan lejos como en Francia que se opusieron abiertamente a las PACs, pero si aún sigue vigente la idea en muchos colegas de oponerse conceptualmente a la parentalidad diversa bajo la idea  del “derecho” de los niños a tener una familia normal para la “constitución sana del psiquismo”.

Salir de los “pasos cortitos”, como parte de la empresa política al interior del psicoanálisis de tirar el lastre, sin tirar “al niño”, en este tema es no dejar que el estallido de los modos tradicionales de la progenitura que asocian siempre procreación con coito, cancele lo que si sigue vigente en el campo del psicoanálisis:

  • Haber puesto al desnudo la relación erótica que circula entre niños y adultos
  • El carácter que la sexualidad tiene en la constitución subjetiva
  • Los modos de regulación que esta circulación requiere para posibilitar el funcionamiento psíquico

 

Y todo esto es independiente del género, de la elección de objeto y de posición sexuada del/a adulto/a cuidador/a primario/a.

 

  1. Infancias trans

Algunos aportes iniciales en su libro sobre masculinidades (Bleichmar, 2006) en el cual diferencia cuando hay un trasvestismo primario que toma la forma de una envoltura superficial que opera como membrana yoíca a modo de segunda piel, sin recomposición simbólica. Y cuando se trata de una identidad de género diversa, pero lograda que debe ser respetada. La cual ubica como adquirida en el proceso de identificación primaria como uno de los rasgos de la misma. Siguiendo los trabajos pioneros de Emilce Dío Bleichmar sobre género y procesos  identitarios (Dio Bleichmar, 1985).

Estas pistas, tomadas como obra a trabajar están desarrolladas contemporáneamente por Facundo Blestcher y quien les habla en el nuevo libro sobre Psicoanálisis y Género que acaba de editar Paidos (Meler,2017). Cuya lectura, obviamente recomiendo.

c) Aportes a la teoría de las masculinidades en psicoanálisis

También hay en ella un aporte fundamental a la teoría de las masculinidades en psicoanálisis en su libro “Paradojas de la sexualidad masculina” (2006). Que es uno de los déficits que recién se está comenzando a saldar en el campo del psicoanálisis, donde a partir de la propuesta freudiana hay teoría de la subjetividad y lo que se sale del espejo, merece un estudio aparte en escritos específicos tales como “acerca de la sexualidad femenina” o “la femeneidad” (Tajer, 2013). Silvia Bleichmar planteaba que el psicoanálisis tenía una deuda ética y clínica con los varones en análisis. Esta es haber interpretado sus fantasías de masculinización (que es muchos casos se expresa en la búsqueda de la incorporación de la virilidad a partir de la relación con otro hombre), como fantasmas homosexuales. La deuda es haber coagulado la angustia vía este modo de cualificación.

Otro aporte fundamental, que quienes trabajamos en la articulación entre psicoanálisis y genero agradecemos,  ha sido la revisión del diagnóstico de perversión no basada en la fenomenología de la práctica sexual que ha homologado diversidad sexual a perversión, sino en el estatus del otro en tanto semejante o en tanto mero objeto en el psiquismo. La objetalización del semejante como indicador de perversión. Lo cual puede acontecer en cualquier relación sexual inclusive la mas clásica relación heterosexual con prácticas eróticas convencionales.

Dos últimas reflexiones:

  1. Lejos de los candidatos tontos a formarse como psicoanalistas, que escuché en un coloquio de IPA como queja en los 90. El auditorio de Silvia en sus Seminarios en la calle Armenia estaba lleno de gente inteligente con trayectoria que venía a escuchar novedades y tener modos y red para atrapar “lo nuevo” desde lo psi.
  2. En lo personal, me permitió asumirme como lo que hoy llamo ser “psicoanalista trans” (disciplinaria) dado que trabajo simultáneamente como docente, investigadora, sanitarista y en su seminarios encontré un lugar para eso. Para ser quien soy, como potencia y no como déficit a corregir. 

Por todo lo anterior celebro este encuentro que tomar su obra para ponerla a trabajar como punto de partida y no como última palabra. Porque posiblemente sea  este  nuestro compromiso con ella y su legado. Como  homenaje a su trabajo y a su paso por este mundo, como testigos/as y herederos/as activos/as.

 

 

Bibliografía

Agamben G (2004). Estado de Excepción. Pre-Textos, Buenos Aires.

Bleichmar S. (2002). Dolor país. Del Zorzal, Buenos Aires.

Bliechmar S. (2005). Norma, autoridad y ley. Bases para la redefinición de una legalidad en psicoanálisis. En La Subjetividad en Riesgo. Topía Editorial, Buenos Aires, 35-44

                        Límites y excesos del concepto de subjetividad en psicoanálisis, 79-86    

Sostener los paradigmas desprendiéndose del lastre. Una propuesta respecto al futuro del psicoanálisis,107-124

Bleichmar S.(2006) No me hubiera gustado morir en los 90. Taurus, Buenos Aires

Bleichmar S(2006) Paradojas de la sexualidad masculina. Paidos, Buenos Aires

Bleichmar (2011) “La construcción del sujeto ético”. Paidos, Buenos Aires

Butler J (2003) Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del sexo. Buenos Aires, Paidos.

Butler J (2007) Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Paidós. Buenos Aires

Dío Bleichmar (1985) El feminismo espontaneo de la Histeria. Adotraf, Madrid

García Reinoso G. (1998) Las relaciones del sujeto al poder. Posdata, año 1, Nº 2, Buenos Aires, abril 1998, ISSN 0329-272x,27-32

Meler I (Comp.) (2017) “Psicoanálisis y Género. Escritos sobre el amor, el trabajo, la sexualidad y la violencia”, Editorial Paidós,Buenos Aires

Tajer D. (2009) “Heridos corazones: Vulnerabilidad coronaria en varones y mujeres”. Buenos Aires, Paidós. (304 páginas) ISBN: 978-950-12-4557-8

Tajer D. (2013) Diversidad y Clínica Psicoanalítica. Apuntes para un debate. En Fernández AM, Siqueira Peres W. (comp.) La Diferencia Desquiciada. Géneros y Diversidades Sexuales (pp. 123-142). Buenos Aires, Argentina: Biblos

Tajer D. (2017) “¿Qué desea un hombre?”, Imago Agenda, Nº 202, Mayo - Julio 2017 - ISSN 1515-3398, pág. 42, Letra Viva Libros, Buenos Aires.

Tajer D. (2017) “Algunas consideraciones éticas y clínicas sobre las infancias trans”. En Meler I. (comp) “Psicoanálisis y Género. Escritos sobre el amor, el trabajo, la sexualidad y la violencia”, Editorial Paidós,Buenos Aires, 277-294

Tort M (2008) El fin del dogma paterno. Buenos Aires, Paidos

 

[1] Una primera versión de este escrito fue presentada como ponencia en el Panel Psicoanálisis, memoria y construcción política en el  I Coloquio “Poniendo a trabajar Silvia Bleichmar” que se realizó en la Ciudad de Buenos Aires el 5 de agosto de 2017. 

[2] Totem y Tabú, Psicología de las masas y análisis del yo, entre otros

[3] Esta enseñanza me fue de especial importancia clínica en muchos momentos, pero adquirió un cariz especial este año en el cual en el lapso de 13 meses en los cuales perdí primero a mi padre y luego a mi madre que pudieron llegar ambos hasta casi los 90 años. Los/as extraño, me hacen falta, pero no me siento huérfana.

[4] Por Ley 2331 de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del 10 de mayo de 2007

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Articulo publicado en
Febrero / 2019