La obra de Spinoza tiene la característica de haber sido leída profundamente muchos siglos después que fueron escritas; es un escritor póstumo: las lecturas que le han prestado una especial atención fueron a partir del siglo XVIII. Su pensamiento permitió aportar a uno de los aspectos más propios de la modernidad: el ejercicio de la crítica. Sus ideas constituyen una protesta radical contra la escolástica, las costumbres y las estructuras sociales de la Europa monárquica y cristiana de su época. Sin embargo, lo que queremos rescatar en este texto es la lectura que realiza el joven Marx en los años de su formación y la influencia que tuvo para que pudiera desarrollar su propio pensamiento crítico radical.
Spinoza al desacralizar a los profetas, desacralizaba los libros sagrados y, de esta manera, cuestionaba el poder de los cristianos y protestantes que se sostenía en un Dios trascendente del cual eran sus representantes en la tierra a través del Estado
El pensamiento crítico en Spinoza
En el siglo XVI Baruch Spinoza fue desarrollando una filosofía materialista y libertaria. Descendiente de judíos marranos hispanos-portugueses eligió forjarse su propio pensamiento crítico cuestionando el poder político-religioso, que era hegemónico en su época, al replantear la relación entre Dios, el ser humano y la naturaleza. Para ello hace una lectura crítica de la Biblia donde establece que no es un libro revelado por Dios a sus profetas; la revelación no es un método racional sino imaginativo y, por lo tanto errático. Además los profetas establecen historias que dependen de su temperamento por lo que vamos a encontrar contradicciones entre sus afirmaciones. También se debe reconocer que esas supuestas revelaciones eran dictadas por las necesidades de los gobiernos de su tiempo, por lo cual no se pueden tomar como verdades eternas para todos los tiempos y lugares. En este sentido se oponía al establecimiento de un Dios trascendente que impone su legitimación a los seres humanos como un rey a sus súbditos. Para ello fundamentaba la inmanencia de Dios en la naturaleza y abría así la posibilidad para pensar una nueva ordenación política del Estado. Deus sive natura era el lema de Spinoza. La naturaleza, Dios, la Sustancia, el Ser, la realidad pueden ser considerados equivalentes; en definitiva, todo el universo es uno solo. Es así como Spinoza al desacralizar a los profetas, desacralizaba los libros sagrados y, de esta manera, cuestionaba el poder de los cristianos y protestantes que se sostenía en un Dios trascendente del cual eran sus representantes en la tierra a través del Estado.
(111) “Ya habíamos demostrado que la intención final de la Escritura no era enseñar Ciencia; de donde podemos fácilmente establecer, entonces, que ella no exige a los hombres otra cosa que obediencia, y que lo que se condena es siempre la desobediencia y no la ignorancia.”1
La filosofía crítica de Spinoza se planteaba separar el poder civil del religioso como lo había hecho Thomas Hobbes. Sin embargo, éste seguía sosteniendo la soberanía del monarca ante el poder religioso basada en los textos sagrados. Es que para Hobbes el Estado era importante para mantener la convivencia entre los seres humanos y éste se tenía que afirmar a través del miedo y el terror. Por lo contrario, para Spinoza, si bien reconocía la promesa de un pacto social, el mismo debía basarse en vivir mejor y en mantener la libertad; por lo tanto, si este objetivo desaparecía el pacto quedaba sin valor. De allí que planteaba una crítica basada en una democracia radical:
(73) “La condición es que cada uno transfiere todo el poder que tiene la sociedad, la cual detenta así, ella solo, la suma del Derecho Natural, vale decir, el Poder Supremo (summum imperium), al cual cada uno, ya sea libremente o por temor al castigo, deberá obedecer. Este derecho de la sociedad se llama ‘Democracia’ (Democratia), la cual se define, por esta razón, como la unión de todos los hombres que tienen de manera colegiada (colegialliter) pleno derecho sobre todo aquello que está en su poder.”2
En esta democracia la potencia colectiva no esta paralizada en un individuo o grupo particular, sino que permanece en manos de la comunidad, la cual sería sujeto y objeto del poder político. Este es el único Estado absoluto: solo en él se suprime la escisión entre gobierno y pueblo, entre poderosos e impotentes. Pero esta democracia debe estar basada en los principios de libertad, igualdad y solidaridad. Para ello no dudaba en afirmar: “Si la esclavitud, la barbarie y la solidaridad han de llamarse paz, nada más deplorable para el hombre que la paz.” Sin duda, este es el núcleo del pensamiento filosófico-político de Spinoza en el Tratado Teológico Político (T.T.P.).3
Durante varios siglos en Europa ser considerado spinoziano podía implicar la condena a muerte o, por lo menos, quedar encerrado durante muchos años en una cárcel. Spinoza era considerado un maldito y su filosofía una abominación que debía ser censurada. Sus obras fueron condenadas en Inglaterra, Francia y Alemania. El Santo Oficio de la Inquisición las puso en el Índice de las obras prohibidas. El T.T.P. resultó intolerable para toda Europa, inclusive en los Estados de Holanda las autoridades civiles a instancia del calvinismo, que había prohibido el T.T. P. cuando se publicó en 1674, se exigió que no se editara ninguna de sus obras. Debemos recordar que siendo joven Spinoza ya había sufrido la intolerancia de las autoridades rabínicas por expresar sus ideas. Todavía no había publicado ninguna obra y en 1656 se lo excluyó de la Sinagoga de Ámsterdam a través de un Herem en su forma más drástica, la Schamatta, que es una ceremonia de expulsión definitiva de la comunidad judía acompañada de prescripciones particulares para todos sus miembros como la de no hablarle y no acercarse a menos de tres metros de distancia; además incluía maldiciones para él y todos sus descendientes por los siglos de los siglos. Se ha escrito mucho sobre esta expulsión que implicó el aislamiento de Spinoza de su propia comunidad. El precio de los judíos marranos de Ámsterdam para ser aceptados por el poder calvinista era excluir dentro de la comunidad a aquellos heterodoxos que ponían en duda las bases espirituales y, en consecuencia, de poder comunes tanto al judaísmo como al cristianismo. Pero en el caso de Spinoza se extendió el repudio a toda Europa.
En esta democracia (Spinoza) la potencia colectiva no está paralizada en un individuo o grupo particular, sino que permanece en manos de la comunidad, la cual sería sujeto y objeto del poder político
Sin embargo, en el siglo XVIII se realiza en Alemania una importante polémica en torno a las ideas de Spinoza. Éstas parecían ser la oposición a los aspectos centrales del régimen monárquico Prusiano. En este sentido, la puesta en cuestión por parte de Spinoza del comportamiento del ser humano frente a Dios y el mundo ponía en juego el lugar del ciudadano en relación a la autoridad política y religiosa. Esta perspectiva brindaba la posibilidad de conceptualizar la forma de oponerse por parte de una burguesía naciente al modelo monárquico absolutista. En este debate sobre el spinozismo participaron los filósofos más importantes de Alemania. Las posiciones que se tomaron podemos dividirlas en cuatro facciones: 1°) El deísmo representado por Moses Mendelssohn y los hermanos Reimarus. Estos sostienen una posición racionalista al adherir al deísmo, desde el cual todos los dogmas de la religión pueden ser demostrados racionalmente de modo que es posible buscar una religión natural que sería la misma para todos los seres humanos poniendo fin a la intolerancia; 2°) El teísmo que llevaba adelante Friedrich H. Jacobi donde se planteaba que el fin del Estado era defender los derechos de los ciudadanos y no la promoción del bienestar general; 3°) El teísmo moral que planteaba Immanuel Kant, quien afirmaba la existencia de un Dios caracterizado como un ser inteligente, tomando como fundamento la exigencia de la razón pura y no un principio objetivo y, por último 4°) El panteísmo sostenido por Johann W. Goethe y Johann G. Herder quienes establecían una forma de panteísmo combinado con elementos spinozetistas, ideas de Leibniz y los últimos avances de las ciencias naturales. Cada uno de ellos se apropió de esta doctrina para encontrar un apoyo para sus propios proyectos estéticos y filosóficos.
Esta discusión sobre el spinozetismo condujo a los pensadores alemanes de finales del siglo XVIII a replantearse la relación entre el ser humano y la divinidad, entre el ser humano y la naturaleza, entre el ciudadano y el Estado.4 Sus efectos se sintieron en la época que se formó el joven Carlos Marx.
Carlos Enrique Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la Prusia renana. Se sabe muy poco de sus antepasados ya que esa región del Rin padeció innumerables guerras que hicieron desaparecer todos los registros civiles. Sabemos que el abuelo se llamaba Marx Levi, nombre que redujo al de Marx, y fue rabino de Tréveris; debió morir alrededor de 1780 y su mujer, Eva Moses murió en 1825. Tuvieron muchos hijos, según la costumbre de esa época. Dos de ellos se dedicaron al estudio: Samuel, que se hizo rabino ocupando el puesto de su padre en Tréveris e Hirschel, el padre de Carlos Marx, que curso la carrera de jurisprudencia y se hizo abogado para ser consejero de justicia; como las leyes antisemitas prohibían a los judíos tener puestos en el Estado tuvo que bautizarse, convirtiéndose al cristianismo. Se casó con Enriqueta Pressburg que era judía holandesa y cuyos antepasados también fueron rabinos. Este matrimonio construyó una familia que le permitió a Carlos Marx, el cual era, después de su hermana Sofía, el hijo mayor de la familia, una infancia y adolescencia rodeado de intereses intelectuales. El padre, a pesar que murió cuando Marx cumplió 20 años, tuvo una excelente relación con su hijo como lo atestigua la correspondencia que intercambiaron. En 1835 Marx se matriculó en la Universidad de Bonn donde conoció, por medio de su hermana mayor, a Jenny de Westfalia quien iba a ser su esposa. En 1836 quedo matriculado en la Universidad de Berlín en la cual comienza a moverse dentro de los ambientes que lo iniciaron en la filosofía hegeliana. Colabora en los Anales de Halle, que es el diario de los neohegelianos; uno de los miembros más destacados de ese grupo era Bruno Bauer, quien ejerció como docente libre de la Universidad. En esa época Bauer comienza a desarrollar una crítica a los Evangelios donde sostenía que no contenían ninguna verdad histórica, que todos ellos eran una invención de los evangelistas. Además demostró que la religión cristiana no había sido impuesta al mundo greco-romano sino que era un producto de ese mundo. Mientras desarrollaba estas ideas Bauer consideraba que Marx era su aliado más importante.
Si bien la crítica a la religión es la condición previa de toda crítica destaca que es el ser humano quien hace la religión, no la religión la que hace al ser humano
De esta manera el Marx liberal que se opone a la monarquía prusiana comenzará a desplazarse teóricamente hacia la izquierda con su incorporación en el movimiento de los jóvenes neohegelianos. Eso implicaba suscribir una crítica a los dogmas religiosos donde no solo se encontraban las ideas de Bauer, sino también las de David Strauss con un libro, famoso en ese momento, La vida de Jesús y fundamentalmente uno de los filósofos más destacados de esa época Ludwing Feuerbach. Sin embargo en textos posteriores polemiza contra estas ideas al plantear que la crítica a la religión no es suficiente si no se sostiene en un cuestionamiento político al poder. Si bien la crítica a la religión es la condición previa de toda crítica destaca que es el ser humano quien hace la religión, no la religión la que hace al ser humano. Por ello el Estado y la sociedad hacen surgir la religión como conciencia invertida del mundo de los seres humanos, porque también ellos son un mundo al revés. Luchar contra la religión es, por tanto, indirectamente luchar contra el mundo del que la religión es su aroma espiritual. De esta manera la crítica del cielo se convierte en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho y la crítica de la teología en la crítica de la política. Toda una perspectiva en la que no se puede dejar de pensar en la importancia que tuvo Spinoza en el joven Marx.
Enrique Dussel divide en cuatro las etapas teórico-políticas que fue atravesando Marx. El primer período abarca de 1835 hasta 1843 cuando llega a París donde se relaciona con la clase obrera industrial y polemiza con sus dirigentes. Luego hay una etapa transitoria entre 1843 y 1850 de sucesivas correcciones con jornadas de estudio de 14 y 18 horas. La tercera etapa es de 1857 hasta 1867 en la que escribe los Grundrisse y el primer libro de El capital. La cuarta etapa la ubica entre 1867 hasta que fallece en 1883, será un largo y complejo trayecto de lucha política pero no de creatividad fundamental.5
Volvamos al Marx del primer período. En abril de 1841 se doctora en filosofía con una tesis doctoral sobre la Filosofía de Epicuro. En 1842 comienza su colaboración con la revista la Gaceta Renana donde se destaca por su prosa punzante que lo llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel. En junio de 1843 se casa con Jenny a pesar de la oposición de la familia política que pertenecía a la nobleza prusiana. Luego de la censura al diario donde escribía, por parte de las autoridades prusianas, Marx se traslada con su esposa a París para colaborar con Arnold Ruge en los Anales franco-alemanes, revista de la que se llegaría a publicar un solo número en el que aparece su Crítica de la filosofía de Hegel. En este momento Marx se da cuenta que su búsqueda teórico-política comienza a dar un giro importante como lo señala en una carta a su padre, unos meses ante de fallecer: “hay en la vida momentos que son como hitos que señalan una época ya transcurrida, pero que, al mismo tiempo, parecen apuntar decididamente en una nueva dirección.” Como veremos, no es un dato menor la influencia que tuvo su lectura del T.T.P. de Spinoza.
Marx tenía un método muy riguroso de estudio por el cual tomaba extensas anotaciones de los autores que estudiaba. En 1841 hay diferentes cuadernos sobre -entre otros- David Hume, Gottfried Leibniz, un filósofo neokantiano Karl Rosenkratz y Baruch Spinoza. Los cuadernos de este último tienen ciertas particularidades. Marx y un copista profesional resumieron y compusieron un montaje del T.T.P y sesenta textos de la correspondencia de Spinoza; el título formal de la cubierta es Tratado Teológico Político de Spinoza y luego aparece una aparente autoría: Karl Heinrich Marx, Berlín 1841.6 ¿Cómo entender el hecho de pasar por autor de un texto que no es propio? Esto es algo inédito. Algunos estudiosos de la obra de Marx sostienen que fue una forma de apropiarse de unas ideas que le permitiría avanzar en la construcción de un pensamiento crítico propio. Maximilien Rubel dice que con este texto Marx “quiere dar a entender que retuvo de Spinoza todo lo que creyó necesario para construir su propia visión del mundo y de las relaciones humanas, siendo la verdad obra de toda la Humanidad y no de un individuo…el pensamiento de Spinoza le confirmaba la determinación de conceder a Alemania la señal de lucha por la democracia…
Fue por lo tanto en la escuela de Spinoza y no en la de Hegel, donde Marx aprendió a conciliar Necesidad y Libertad
Fue por lo tanto en la escuela de Spinoza y no en la de Hegel, donde Marx aprendió a conciliar Necesidad y Libertad.”7 Desde otra perspectiva Yirmiyahu Yovel plantea que la presencia real de Spinoza en la obra de Marx va más allá de la mención directa de su nombre. Por ello establece su influencia en tres áreas principales: “1) en la preparatoria crítica de la religión, que Marx -como Spinoza, pero en condiciones más restringidas- considera una potencia real de cambio; 2) en el modo de construir la relación práctica entre hombre y naturaleza como nueva totalidad inmanente, y de abrir paso a una teología de hechura humana como rasgo objetivo de la realidad; y 3) en la forma aducidamente científica que El capital, como ‘ciencia de la salvación’, da a la temprana visión crítica de Marx. El capital especifica la dinámica mediante la cual puede alcanzarse ‘spinozianamente’ -basándose en las leyes internas de la realidad- la liberación del hombre.”8
En vida de Marx nunca se publicó. Durante el estalinismo se editan sus obras completas, pero este cuaderno se prohíbe publicarlo. Recién en 1976 aparece por primera vez. El texto copiado por Marx del T.T.P. tiene variaciones en relación con el original; el acento está puesto en que la crítica de la religión tiene sentido si se apoya en la crítica política. Es este Spinoza radical que le permitirá una crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel, diferenciarse de Bauer y Feurbach y tomar la idea de una democracia que rompe con los marcos del liberalismo.
El pensamiento crítico se desarrolla en épocas históricas determinadas; éstas conllevan formas diferentes de poder. Debemos reconocer que no es lo mismo para la política que ésta se organice alrededor de la salvación de las almas, el progreso o -como en la actualidad- la cosificación del sujeto y el consumismo hedonista. El capitalismo tardío tiene como objetivo vender objetos mercancías: sus responsables abrazan la fe del consumo frenético; su religión se sostiene en costos-beneficio. Por ello un pensamiento crítico en la actualidad necesita develar la contradicción entre el capital y el trabajo y entre el capital y la naturaleza que permita plantear un pensamiento social y ecológico desde el cual dar cuenta de la destrucción del medio ambiente en todo el planeta. Un pensamiento que ponga en evidencia una subjetividad sometida a la cultura hegemónica; que enuncie los mecanismos de explotación, opresión y cosificación del sujeto presentes en una sociedad donde lo único importante que nos ofrece es sostenernos en un consumismo que nos termina consumiendo como personas. Un pensamiento comprometido y no meramente contemplativo. Un pensamiento en un diálogo con diversos legados emancipatorios como el feminismo en su lucha contra el patriarcado, el psicoanálisis y el marxismo.
Por ello un pensamiento crítico en la actualidad necesita develar la contradicción entre el capital y el trabajo y entre el capital y la naturaleza que permita plantear un pensamiento social y ecológico desde el cual dar cuenta de la destrucción del medio ambiente en todo el planeta
En la actualidad el capitalismo se presenta como el mejor de los mundos posibles en la realización plena de un presente perpetuo donde no hay pasado ni futuro; lo importante es desarrollar la producción mercantil y el consumismo a pesar de las tremendas desigualdades sociales que genera en el planeta. Es aquí donde triunfan los efectos de una cultura en la que predomina la pulsión de muerte sobre la pulsión de vida. Es decir, la violencia destructiva y autodestructiva, la sensación de vacío, de muerte. De allí la importancia de decir las cosas por su nombre,9 de generar un pensamiento crítico que se sostenga en una práctica que desarrolle -al decir de Spinoza- la potencia de las pasiones alegres.
Bibliografía
Carpintero, Enrique, La alegría de lo necesario. El poder y las pasiones en Spinoza y Freud, editorial Topía, Buenos Aires 2007. Hay edición en e-book de acceso libre en www.topia.com.ar
----------“El concepto de ‘posverdad’: una nueva mentira”, revista Topía, N° 80, agosto de 2017.
Dussel, Enrique, “Sobre la juventud de Marx. A propósito de una traducción reciente.” En https://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/04/dussel-joven-marx.pdf
Dujovne, León, Spinoza, su vida, su época, su influencia. La vida de Baruj Spinoza. La época de Baruj Spinoza, Tres tomos, ediciones de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires 2015.
Jacobi, Mendelssohn, Wizmann, Kant, Goethe y Herder, El ocaso de la ilustración. La polémica del Spinozismo, Selección de textos, traducción estudio preliminar y notas de María Jimena Solé, Editorial Prometeo, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires 2013.
Marx, Karl Heinrich, Cuadernos Spinoza, traducción, estudio preliminar y notas de Nicolás González Varela, Montesino ensayos, España 2012.
Mehring, Franz, Marx. Historia de su vida, editorial Marat, Buenos aires 2107.
Nadler, Steven, Spinoza, editorial Acento, Madrid, 1999.
Rubel, Maximilien, “Marx á la rencontré de Spinoza” en Cahiers Spinoza, I, 1977.
Spinoza, Baruch, Tratado Teológico-Político, Editorial Porrúa. México 1977.
Yovel, Yirmiyahu, Spinoza, el marrano de la razón, editorial Anaya and Mario Muchnik, Madrid 1995.
Notas
1. Esta cita proviene de la versión del Tratado Teológico-Político copiado por Carlos Marx. Marx, Karl Heinrich, Cuadernos Spinoza, traducción, estudio preliminar y notas de Nicolás González Varela, Montesino ensayos, España 2012.
2. Op. Cit. 1.
3. Carpintero, Enrique. La alegría de lo necesario. El poder y las pasiones en Spinoza y Freud, editorial Topía, Buenos Aires 2007. Hay edición en e-book de acceso libre en www.topia.com.ar
4. Jacobi, Mendelssohn, Wizmann, Kant, Goethe y Herder, El ocaso de la ilustración. La polémica del Spinozismo, Selección de textos, traducción estudio preliminar y notas de María Jimena Solé, Editorial Prometeo, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires 2013.
5. Dussel , Enrique, Sobre la juventud de Marx. A propósito de una traducción reciente. En https://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/04/dussel-joven-marx.pdf
6. Op. Cit. 1.
7. Rubel, Maximilien, Marx á la rencontré de Spinoza, en Cahiers Spinoza, I, 1977. Op. Cit. en 4.
8. Yovel, Yirmiyahu, Spinoza, el marrano de la razón, editorial Anaya and Mario Muchnik, Madrid 1995.
9. Carpintero, Enrique “El concepto de ‘posverdad’: una nueva mentira”, revista Topía, N° 80, agosto de 2017.