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Niñeces. Entre los aquí y ahora y la historia precedente

 

Antes de la pandemia los reportes de UNICEF (2019), señalaban preocupantes índices de depresión e incremento mundial de tasas de suicidios. En Argentina los suicidios constituían la segunda causa de muerte en la franja de 10 a 19 años. Sobre este precedente, tal como lo refiere la ONU (2021), las expresiones de sufrimiento psíquico registrados antes de 2020 en niños y niñas, se agravaron sustancialmente. Su relevamiento, basado en 8.000 encuestas, señala que en América Latina y el Caribe, una cuarta parte de niños y niñas sufren ansiedad, el 15% depresión y los síntomas más frecuentes son la tristeza, angustia, enojo y problemas de sueño. A lo descripto se suma que un número relevante de adultos a cargo de niños/as se encuentran afectados, lo cual disminuye su capacidad de proveer los cuidados lo suficientemente buenos que se requieren para su crecimiento.

Una cuarta parte de niños y niñas sufren ansiedad, el 15% depresión y los síntomas más frecuentes son la tristeza, angustia, enojo y problemas de sueño

Estas y otras estadísticas tienen el potencial de trazar un mapa sobre el estado actual de la salud mental y la limitación de incluir indiferenciaciones diagnósticas, que nada dicen sobre la experiencia de desamparo y sumatoria de duelos en curso por los que transita la humanidad y, como tales, pueden propiciar sobrepatologizaciones de la vida cotidiana.

Más aún si consideramos que tiempo y espacio, todavía no recuperan las coordenadas de la lógica convencional perdida con el advenimiento de la pandemia. Sus repercusiones abren interrogantes sobre los devenires del orden de lo disruptivo, lo traumático y lo elaborable, al compás de las reconfiguraciones simbólicas colectivas e individuales, imbuidas por la historia precedente.

Al respecto, Fernández Álvarez (2021) señala que es necesario esperar al menos 5 años para tener un panorama más acabado sobre sus efectos y avanzar en marcos conceptuales que den cuenta de ellos. Por su parte, Volnovich (2021) refiere que con anterioridad al covid-19, las experiencias traumáticas se ubicaban en el pasado, en cambio a partir de él, las potencialidades del trauma se instalan en un presente detenido, con dinámicos flujos de aceleraciones y desaceleraciones. Desórdenes temporo-espaciales que, al operar como envolturas psíquicas de enlaces entre deseos y ausencias, interrogan las teorizaciones elaboradas con anterioridad, en especial las referidas a los procesos de duelo.

En tiempos de pandemia, la atención psicoterapéutica de las niñeces, en ámbitos públicos y privados fue la que más obstáculos tuvo que afrontar y en la que se registró tanto una alternante disminución de consultas y discontinuidades en los tratamientos

Pedreira Massa (2020) refiere que las afecciones sufridas por los colectivos de las niñeces han sido las más silenciadas, excluidas de las instituciones por las que transitaban presencialmente y menos teorizadas en términos psicodinámicos. Lo cual acota las posibilidades de integrar estadísticas con conceptualizaciones que den cuenta de un psiquismo abierto, en dinámicos procesos de reorganización, transversalizados por el sufrimiento que imponen las dimensiones políticas-contextuales de un mundo capitalista neoliberal con sus pasajes al multilateralismo, en las que el “vamos deviniendo” desplaza al “yo soy” (Bleich-mar, 2016; Espada y otros, 2020; Puget, 2015; Taborda y otros, 2021).

A esta realidad, se suma que, en tiempos de pandemia, la atención psicoterapéutica de las niñeces, en ámbitos públicos y privados fue la que más obstáculos tuvo que afrontar y en la que se registró tanto una alternante disminución de consultas y discontinuidades en los tratamientos, como aceleradas modificaciones para lograr desarrollar procesos diagnósticos y psicoterapéuticos, que requieren ser estudiadas en sus alcances y limitaciones (Taborda y otros, 2021).

Desde este enfoque, en busca de plantear un corrimiento de descriptores sintomatológicos, en este ensayo, ponemos en relación conceptualizaciones teóricas y viñetas clínicas recogidas recientemente signadas por las ampliaciones del retorno a la presencialidad, que denotan efectos de sumatorias de duelos y experiencias de desamparo en curso.

Doloroso trabajo psíquico, imbuido de pérdidas relacionales, simbólicas y/o materiales, separaciones y/o deprivaciones que operan en las circularidades conscientes e inconscientes entre: el desarrollo de las no-lineales configuraciones intrapsíquicas, tanto en sentido amplio como en la comprensión de las implicancias de la muerte y las dimensiones temporales de presencias/ausencias, según las vicisitudes del desarrollo; las múltiples combinaciones que la psiquis realiza de las experiencias vividas; la relación que se mantenía con la persona ausente y/o circunstancias vitales perdidas; modalidad de elaboración y presentación del duelo en su contexto familiar; las tramas contextuales que con sus diversos discursos, factores de riesgos y/o protectores ponen en relación todas y cada una de las instituciones que envuelven el devenir humano. En consecuencia, el proceso de duelo se emplaza en las intersecciones de mundos subjetivos en interacción, al compás de presencias y ausencias de empatías ambientales (Juri, 2006).

Intersecciones que según Rodulfo (2012), conjugan cinco instancias de subjetivación: pares y dobles, la escuela, lo ficcional, las pantallas, la familia con la particular red social que la enmarca; propuestas metapsicológicas que conllevan a desfamiliarizar el inconsciente, descentralizándolo del complejo de Edipo y la castración, para pensar desde la complejidad sin centro.

La historia que precede a la pandemia, con sus peculiares enlaces entre traumas colectivos y fantasmáticas particulares, casi todo el mundo, manteniendo la incertidumbre en vilo, abre sus puertas con nuevas crisis arrasadoras, exigencias y pautas sobre como habitarlo, que demandan nuevas reorganizaciones, tal como lo ilustra la viñeta de la primera sesión de una niña de 8 años que llamaremos Vilma (V): “tanto esperé volver a la escuela con todos mis compañeros, volverlos a ver a jugar y ahora nada… me hacen burla porque uso barbijo… me da vergüenza sacármelo y tengo miedo de contagiarme… mi mamá tuvo dos veces covid… mis amigas que veníamos desde el jardín se fueron con otras, el año pasado íbamos de grupos chiquitos y a ellas les toco juntas… son unas agrandadas… están todo el día con el celular hablando de chicos… se me hace muy larga la mañana (su voz se entrecorta)… antes cuando era chiquita me gustaba jugar en la escuela al básquet ahora no tengo ganas”. Cuando la terapeuta pone en palabras sus sentimientos, “lo que me contás son cosas que provocan tristeza y enojo” la voz entrecortada de la niña se transforma en llanto.

La breve viñeta, que de un modo tiene un denominador común con otras consultas recibidas últimamente, condensa diversas vías a tener presente en la mente del analista, para buscar comprender las vivencias de decepción, tristeza y desamparo que, de un modo u otro, acompañan el retorno a la presencialidad. Entre ellas cursan abanicos de interrogantes que en este escrito se focalizaran en: ¿A qué nos enfrentó la pandemia? ¿Quién era, quien soy y como debería ser para transitar en el actual mundo interactivo exogámico?

Interrogantes que transcurren en sintonía con las conductas manifiestas que describe la madre en el motivo de consulta “(V) está muy enojada, llora mucho, está muy silenciosa, no quiere salir y desde que volvió a la escuela no quiere dormir sola, eso antes sucedía ocasionalmente”.

¿A qué enfrentó la pandemia?

Las complejas y múltiples transformaciones anudadas a la pandemia trascienden las posibilidades de ser sintetizadas en este trabajo. Sin embargo, podemos ubicar como nuclear la desarticulación del control omnipotente del objeto, definido por Rolla (1971) en términos de necesaria configuración intrapsíquica temprana que permite mantener la ilusoria certeza de que los seres queridos, que no están bajo nuestra visión, se encuentran bien y a salvo. Ilusión que transcurre en las paradojas de la denegación de la muerte y los escenarios de la esperanza de un futuro por venir presentes en los proyectos vitales.

En términos intrapsíquicos es importante considerar que, desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses, los/las bebés/as están abocados a la construcción de modelos internos de relación y carecen de una noción de tiempo que les permita conceptualizar la muerte o ausencias prolongadas, por lo cual vida y muerte son indisociables de presencia y ausencia.

A partir de los 2 años, Pedreira Massa (2005) describe, en el devenir de las niñeces, las siguientes fases no-lineales: (a) una ausencia en la que se espera el mágico retorno; (b) ausencia sin retorno, que se emplaza alrededor de los 6 años, al compás de paulatinos descubrimientos de la dimensión de infinito; (c) ansiedad y desorientación o la época de querer saber más que se instala con las ampliaciones de la comprensión de lo infinito, propia de los 7-9 años; (d) percepción realista de la muerte en su carácter irreductible y desaparición definitiva, que emerge aproximadamente entre los 9 y 11 años. Fases que denotan movimientos progresivos que habitan a lo largo de la vida en las capas profundas de la mente y en la comprensión de pérdidas simbólicas.

Al respecto la viñeta precedentemente citada “tengo miedo a contagiarme… mi mamá tuvo dos veces covid” ilustra parte de lo señalado, más aún si tenemos en cuenta que en sesiones posteriores los juegos con ambulancias y despedidas por muerte de niños/as y adultos ocuparon un lugar relevante. Vilma, había perdido por covid-19 a su abuela materna que vivía en otra ciudad y fue informada de ello meses después porque su madre no encontraba palabras para contarle. En los juegos aparecían diversas referencias a adultos que estaban muy tristes, silenciosos, ocupados, a los que las muñecas-niñas les alcanzaban un vaso de agua porque estaban llorando. Además, les daba a las muñecas-niñas muchas indicaciones sobre como portarse bien, no hacer ruido, estudiar mucho para cuidar a su mamá. Inversión de roles que la terapeuta podía inferir en la vida cotidiana que promovía autoexigencias relevantes, acompañadas de autoreproches sobre no hacer lo suficiente. Por ejemplo, un día asiste muy preocupada porque, para no poner triste a su mamá, había escondido una prueba de matemática que se aprobaba con 7 y ella se había sacado un 6,50. Con insistencia y en diversas ocasiones V. expresaba “ella es lo único que tengo y hace todo por mí”. Cabe señalar que, si bien no se incluye el análisis en este trabajo, por razones de extensión, la niña es única hija en una familia monoparental y solo sabe el nombre del progenitor masculino.

En el transcurso de la pandemia, las niñeces dejaron la categoría de portadores de virus para ser ubicadas en el lugar de posibles víctimas, lo cual las contacta con el temor a la muerte de una manera diferente

Antes de la pandemia, los/as niños/as percibían la propia muerte como lejana y el temor a la orfandad era la angustia primordial, temores inferibles, tanto en la narrativa como en los juegos de V. Luego, en el transcurso de la pandemia, las niñeces dejaron la categoría de portadores de virus para ser ubicadas en el lugar de posibles víctimas, lo cual las contacta con el temor a la muerte de una manera diferente y aún desconocemos si esta condición propulsará modificaciones en las descripciones referidas.

Asimismo, en términos relacionales, en la crisis sanitaria anidaron nuevas formas de dar presencia al perseguidor. El otro, un semejante en sentido amplio, incluidas las personas significativas y/o nosotros mismos podíamos ser, sin saberlo ni quererlo, un portador del virus. Las dimensiones de lo involuntario afectan las restricciones construidas respecto al amor al semejante y posicionamientos como sujeto ético que, implican los cómo me cuido, cómo cuido al otro y cómo enfrento el temor, tal como lo ilustran las narrativas de V. y su madre.

¿Quién era, quién soy y cómo debería ser para transitar en el actual mundo interactivo exogámico?

Los descubrimientos sobre la finitud de la vida con su cotidiana imprevisibilidad y peligros que ofrece el mundo externo acompañan y propulsan reorganizaciones intrapsíquicas que ameritan un corrimiento del concepto de latencia para dar cuenta de las complejidades que habitan las niñeces. En estos devenires, tal como refieren Taborda y Labin (2017), los riesgos que pueden ser evaluados con mayores visos de realidad en interdependencia con las amenazas fantaseadas, la indefensión frente al poder del otro y el abandono de la ilusión omnipotente de ser protegidos por los adultos cuidadores de todo peligro, se abrocha con otros derivados del crecer. Entre algunos de ellos: -la disminución de la dependencia y el gozar de una autonomía mayor; -el descubrimiento de la privacidad de la mente en el que se renuncia a que otros piensen por mí y en mí con las concomitantes responsabilidades de los devenires del elegir; -el desarrollo de la capacidad de mantener relaciones impersonales que permite ubicarse en un grupo como uno más atravesado por la norma y requiere de la configuración previa de la capacidad de estar a solas; encuentros con pares y amigo íntimo; los cambios del propio cuerpo, que se acentuarán con los movimientos puberales; el conquistar el extenso mundo extrafamiliar, con sus propios escenarios de inclusión/ exclusión, signado por múltiples metamorfosis; tales como: deseos de ser grande conjugados con el devenir de qué tipo de mujer u hombre se quiere ser; proyecciones futuras; elecciones identitarias; diferenciaciones en las instancias amorosas, de la vergüenza y el pudor que incluye los mirar/ser mirado presenciales y virtuales, entre otros. Reorganizaciones intrapsíquicas que se acompañan de sentimientos de desequilibrio que conllevan intrincados procesos del yo puedo/no puedo en los escenarios intersubjetivos, históricamente situados.

Si bien, los sentimientos de vergüenza que despiertan en V. dejar atrás el barbijo, podrían explicarse según varios puntos citados precedentemente, en este caso particular es relevante que en la mente del analista surjan, además, otros interrogantes para desentrañar condensaciones a las que podría aludir dicha fantasmática. Así, toma relevancia la demora en informar la muerte de la abuela y lo sabido/desconocido de la identidad del progenitor que, tal como lo hace el barbijo una parte relevante queda oculta.

Entre cierres y aperturas

Antes de la pandemia las coordenadas temporo-espaciales situaban el proceso de duelo en términos de fases no lineales: (a) negación-protesta, (b) desesperación, (c) desapego y, (d) reorganización (Bowlby, 1983). Actualmente y tal como el material clínico de V. denota, el emplazamiento de múltiples duelos en curso, por ejemplo, la pérdida tanto del amor que recibía de su amiga íntima como del lugar que recordaba ocupar en el grupo escolar, propulsa redefiniciones acerca de quién es y qué lugar ocupa en el mundo exogámico.

Pérdidas que, amalgamadas de historias precedentes, demandan transformaciones continuas y dejan al aparato psíquico en permanente movimiento que obstaculizan la consolidación de reorganizaciones lo suficientemente duraderas. Lo cual convoca interrogantes sobre diagnósticos diferenciales entre tristeza, enojos, propias de procesos de duelos en curso, duelo congelado y depresiones consolidadas. En consecuencia, deja abierta la pregunta ¿Cómo circulará la elaboración de múltiples duelos en curso?

Bibliografía

Bleichmar, S. Vergüenza, culpa, pudor: relaciones entre la psicopatología, la ética y la sexualidad. Paidós, 2016.

Bowlby, J., La pérdida afectiva: tristeza y depresión, Paidós, 1983.

Espada, J. P., Orgilés M, Piqueras, J. A. y Morales A., “Las buenas prácticas en la atención psicológica infanto-juvenil ante el COVID-19”, Clínica Salud, 31 (2), julio 2020, 109-113. Disponible en doi.org/10.5093/clysa2020a14

Fernández- Álvarez, H., Entrega del grado Académico “Dr. Honoris Causa”, 2021, https://www.youtube.com/watch?v=O5SsM_FhWso

Juri, L., “Duelos intersubjetivos: el duelo segregado de Charles Darwin”, Aperturas Psicoanalíticas, 23, 2006 en http://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000403

Pedreira Massa J. L., “Salud mental y COVID-19 en infancia y adolescencia: visión desde la psicopatología y la Salud Pública”, Rev Esp Salud Pública, 94, octubre 2020. Disponible en https://www.sanidad.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/r...

Pedreira Massa, J., El duelo en la infancia y la adolescencia. Habilidades de comunicación con el paciente pediátrico (Comprendiendo al niño enfermo), Just in Times, 2005.

Puget, J., Subjetivación discontinua y psicoanálisis. Incertidumbre y certezas, Lugar, 2015.

Rodulfo, R., “Cinco instancias de Subjetivación en la infancia y niñez contemporáneas” en A. Taborda y G. Leoz (Comps) La Psicología Educacional en el contexto de la clínica socioeducativa. Nueva Editorial Universitaria, 2012. Disponible en http://www.neu.unsl.edu.ar/wp-content/uploads/2018/03/Taborda1.pdf

Rolla, E., Elementos de Psicología y Psicopatología Psicoanalítica, Galerna, 1971.

Taborda A. R., Piorno M. N. y Casari L. M., “Duelos en la niñez y psicoterapia en tiempos de pandemia”, Subjetividad y procesos cognitivos, 25(1), 2021, 47-72. Disponible en http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/handle/123456789/5801

Taborda, A. y Labin, A., “Tramas de la constitución subjetiva desde un enfoque relacional”, Premio Mención Especial en el marco del IX Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, las XXIV Jornadas de Investigación en Psicología y el XIII Encuentro de Investigación en Psicología del MERCOSUR, 2017. Disponible en http://www.psi.uba.ar/investigaciones/revistas/investigacion es/indice/trabajos_completos/anio21_3/taborda.pdf

UNICEF Argentina, Suicidio en la adolescencia. Situación en la Argentina, mayo 2019. Disponible en https://www.unicef.org/argentina/media/6326/file/Suicidio_adolescencia.pdf

Volnovich, J. C., Toranzo, E. y Taborda, A. (comps)., Esta pandemia. Aquel mundo. Infancias y adolescencias en tránsito, Nueva Editorial Universitaria, 2021. Disponible en http://www.neu.unsl.edu.ar/wp-content/uploads/2021/06/Esta-Pandemia.pdf

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Articulo publicado en
Agosto / 2022