En este libro, la autora, hija y discípula de Irupé Pau describe su método de trabajo fundado en sus conocimientos en medicina. Luego de formarse con Inge Bayerthal en sus clases de Gimnasia Consciente, desarrolló su método propio para el tratamiento de las hernias de disco, la escoliosis y otras patologías de la columna. Este texto es un primer acercamiento a su técnica donde a través de la concientización y comprensión del propio cuerpo, del estudio de la postura corporal y del buen movimiento, los dolores van desapareciendo. A continuación transcribimos el prólogo de una de sus discípulas.
Desde esta perspectiva Irupé Pau, la madre de la autora de esta obra, fue construyendo su propia poética, en una evolución constante a través de los años, incorporando otros saberes sin perder la esencia de la Gimnasia Consciente. Este libro da cuenta de ese proceso. Aline Dibarboure ha plasmado en esta obra lo aprendido y vivenciado junto a su madre y otras discípulas.
Conocí a Irupé en 1968, cuando bailaba en un espectáculo de danza contemporánea dirigido por Susana Zimmerman en el Instituto Di Tella. Mi compañera Berta Vishnivetz nos propuso ir a tomar clases con una profesora uruguaya que enseñaba una nueva técnica de trabajo corporal que parecía interesante. Así fue como la modificación en mi movimiento al bailar y algunos cambios a nivel personal, más la propuesta de Irupé para que yo profundizara el trabajo, motivaron el comienzo de mi formación. Al poco tiempo dejé la danza para seguir este camino.
Puedo decir que tuve una formación privilegiada, como asistente de Irupé en el profesorado del Collegium Musicum. Pasábamos muchas horas diseñando las clases y yo estudiando anatomía dictada por ella. Así pude aprender a respetar el tiempo y el ritmo de cada alumno. Como dice Vassily Kandinsky: “Lo importante ya no era la forma por sí misma, sino su resonancia interna.”
Recuerdo mis primeras clases, en las que trabajábamos diagonales, líneas, puntos, espacios internos y externos e improvisaciones a partir de la observación de obras de Vassily Kandisnky, Paul Klee y Henry Moore, entre otros, y de diversos textos, como Zen en el arte del tiro con arco, de Eugen Herrigel, o El camino de las flores, de Gusty L. Herrigel. No se buscaba la expresión, ya que ésta era el resultado del trabajo. La enseñanza estaba ligada a un profundo estudio y conocimiento anatómico de nuestro propio cuerpo en movimiento. De esta manera, esos conocimientos nos hacían incorporar músculos, huesos, órganos como parte de la vivencia. Se trata, como dice Freud, de dar cuenta de “esa curiosa anatomía del alma”.
Fue así como presentamos en el Primer Encuentro Argentino del Movimiento y la Salud, una coreografía basada en esta técnica. En silencio, jugando con las posturas y el equilibrio, se iban dando movimientos en distintas posiciones -acostada, sentada, de pie- que generaban una danza sin estímulos externos.
El cuerpo es producto de la cultura dominante de cada período histórico. Esto se puede observar claramente desde las mujeres obesas de Rembrandt hasta los cuerpos sumamente delgados de hoy. Por ejemplo, cirugías y regímenes borran redondeces, formas y arrugas que hablan de nuestra historia. En esta situación podemos encontrar dos estilos de abordaje corporal: uno de sostén y refuerzo de este modelo y el otro de resistencia, que privilegia el deseo y la salud. En esta última opción trabajamos con Irupé.
A lo largo de la vida nuestras necesidades, metas y expectativas se van modificando, y en cada momento debemos adaptarnos activamente a los cambios que nos van sucediendo. Es así como se da un proceso de transformación cotidiano; una forma de dar cuenta de estos cambios es el trabajo corporal que propone la Gimnasia Consciente, en una actitud constante de búsqueda activa-creativa de parte del alumno o paciente junto a la maestra o el maestro.
Según el diccionario, la palabra consciencia significa “percepción de las propias sensaciones y de los estados o procesos psíquicos interiores”; de crear nos dice: “Fundar, introducir por primera vez una cosa; hacerla nacer o darle vida, en sentido figurado”.
A partir de estos conceptos se puede establecer que, al tomar consciencia del cuerpo, sobre todo de aquellas zonas que permanecen difusas u oscuras, se tiene la posibilidad de modificar el eje, la postura y los bloqueos para desarrollar y acrecentar el movimiento y la creatividad.
En este libro Aline muestra esta perspectiva. Nos hace transitar por esta técnica creada por Irupé partiendo del concepto de cuerpo, pasando por el estudio de la postura, la descripción de las zonas corporales y la enumeración de sus patologías frecuentes, hasta llegar a las singularidades del tratamiento.
Es una obra necesaria, muy pedida por alumnos y pacientes de este método de trabajo corporal. Por ello agradecemos este primer libro sobre Gimnasia Consciente. Sé del esfuerzo y la pasión puestos en él.
Alicia Lipovetzky