Con DIÁLOGOS. Encuentros con Jacobo Fijman, Enrique Pichón Riviére, Fernando Ulloa, León Rozitchner y otras travesías por la belleza, las verdades de la época y los delirios, la palabra impresa, la palabra metralla, la palabra poética, la palabra vestida de diálogo posibilita un encuentro en presencia con Vicente Zito Lema, su autor, y con los cuatro monumentales referentes de la cultura nacional argentina nombrados en el subtítulo. Son ellos Jacobo/Enrique/Fernando/León “baqueanos de tormentas”[4] a quienes “la ceremonia de la resucitación a través de la escritura” rescata del silencio de la muerte.
Zito Lema asume como escritor desde un “gran coraje civil” el rol que como artista, como intelectual, como humanista argentino contemporáneo, le cabe. Jamás “artista adaptado o castrado” compone su obra número veinte y se propone guiarnos en la búsqueda de una significación que es producto de tales encuentros a lo largo de una travesía de años certeramente vividos, que se inicia a “mediados de los 60 y llega hasta este transparente inicio de otoño de 2012”
Otros encuentros emergen de otros cruces. Como se verá.
Este libro… De su escritura y su lectura
Un texto escrito y publicado - presentado y vendido o regalado- es como un mensaje metido en una botella y luego arrojado al mar, Eco dixit. Una vez que empieza a rodar, el libro es entregado a una variedad de actos de interpretación. Actos que dependen de las estrategias de composición o configuración que su autor desplegó al momento de la escritura y de las estrategias de lectura que los lectores despleguemos al toparnos con él. Decimos, entonces, que tanto autor como lector tenemos responsabilidad en la construcción de sentido.
Cuando hablamos de composición o configuración, aludimos a la forma en qué fue escrito, cómo se organizó o se estructuró la materia textual, qué registro lingüístico se eligió, qué modos discursivos se emplearon.
En nuestro caso, Vicente pregunta y Jacobo/Enrique/Fernando/León responden y la forma del diálogo, esa antigua forma literaria, permite “encontrar una explicación al desfile de la crueldad en la pasarela social”, “sacar a la luz mediante la pregunta y el debate, con un juego dialéctico de sospechas y certezas el pensamiento” de sus colegas -y el suyo-, “formular una poética a través de su concepción de la pregunta-propuesta”. El autor pretende que los “protagonistas sean los otro”: Fijman, Riviére, Ulloa, Rozitchner. Pero no lo logra. Porque él es el quinto baqueano, en esta travesía “en la que estamos jugando como niños sobre las olas azarosas de la vida”
Arma esta forma estética, este modo discursivo con su raya ortográfica correspondiente. Por su parte, el contenido, lo dicho, es producto de una construcción a partir de encuentros y fuentes: recuerdos y anotaciones personales de los encuentros factaules con los personajes, consulta a escritos, registros de clases, testimonios de familiares y amigos.
Pero no todo es diálogo. Convergen narración, poema y texto teatral. Todo engarzado minuciosamente. El autor se esmera en organizar. A cada Diálogo de los cuatro iniciales lo precede un preludio, una reflexión previa y lo cierran un postscriptum y una derivación poética.
Pero como cada diálogo es un texto autónomo, podemos empezar por el que creemos concita nuestro mayor interés. O saltar de uno a otro. O leer primero todas las derivaciones poéticas, o todos los post-scriptum. La lectura de cabo a rabo, de la página 1 a la 179, si bien es una posibilidad, no es la única. Podemos desobedecer el orden de las páginas. Y elegir como lectores nuestro proceso de construcción de sentido.
Son Cuatro los diálogos iniciales. Los dos primeros, reunidos bajo el título La cuestión poética, con Fijman y Riviére, son de corte poético-filosófico. En los segundos, denominados La violencia social, con Ulloa y Rozitchner, la impronta político-social prevalece.
Con el poeta Jacobo Fijman, “ángel enjaulado”, “poeta del hospicio”, nimbado de fe, amigo de Dios, besado por ángeles, el lector bebe té en las ásperas tazas del hospicio, rodeado del hambre, la suciedad, la humillación y la crueldad de la pobreza y las instituciones psiquiátricas. El diálogo transmite el abandono sacrificial vivido por Fijman, quien encuentra en sus dibujos y su poesía las herramientas para la construcción de su propio mundo mítico, mundo que le permite resistir hasta el momento sublime de su encuentro con Dios y La Virgen. Para entrevistado y autor la poesía construye vida, verdad, belleza, subjetividad y descubrimiento del alma. Para Jacobo además es Ciencia, fuente de otros saberes. Para Vicente, el delirio creativo no sólo amortigua la angustia y sostiene la muerte, sino que además su poesía de la praxis para ser verdadera, no puede dejar de cuestionar al capitalismo y ser parte de prácticas sociales de resistencia. La locura es entendida como delirio que posibilita salirse de los surcos del poder, como fuente de sufrimiento, de inspiración artística, pero también dementes son los políticos, gobernantes, curas, militares y psiquiatras tradicionales.
El diálogo con el destacado psicólogo social Pichón Riviere es una despedida entre Maestro y discípulo. Uno se va de la vida y el otro, camino al exilio forzoso. En este adiós de amigos, poesía, locura, muerte y psicología los ocuparán. Ambos están marcados por la mirada de Lautréamont y hacen suya la concepción existencialista de la poesía como instrumento para superar el miedo a la locura y a la muerte. Pero también la palabra poética es instrumento terapéutico. Los dos ven a la poesía en la música y en la música a la poesía. Artaud, Rimbaud, Van Gogh, Fijman, Pizarnik. se hacen presentes en sus reflexiones. La disputa verbal es incisiva y por momentos genera cierta incomodidad, mas el avance discursivo funda una construcción de conocimiento pocas veces hallada.
Con Fernando Ulloa, el diálogo gira en torno a la memoria, a la violencia social, a las marcas creativas de los procesos revolucionarios. Para este referente del psicoanálisis, la no claudicación y el escándalo del amor y la ternura son formas de enfrentar la obscenidad del poder, su indiferencia y crueldad. La memoria aparece en Ulloa, más cercana al presente, como metodología, centrada en la emergencia en el país del fenómeno piquetero y los cortes de ruta. Y en Zito Lema, surge la reflexión sobre al terrorismo de estado, un Tiempo de asesinos, de ocultamiento, de mentira y horror legalizados. Luego, ambos se detienen a pensar acerca del rostro cubierto de los manifestantes piqueteros, una marca de identidad y de protección que expresa la dialéctica de la vergüenza y el orgullo y la ética y la bravura de la resistencia. Rostro cubierto de manifestantes que recuperan la vida y la conciencia de su poder en la lucha y que pelean para superar la encerrona trágica de un poder obsceno. Fin de diálogo: Cara y contratara. Junto a la apuesta a la vida desde el escándalo del amor y del optimismo, las muertes de Kosteki y Santillán son tematizadas por Vicente en el poema Preludios del amanecer.
Con León Rozitchner, la violencia y la contraviolencia, en la década de los sesenta y los setenta ocupan el centro de un debate duro y polémico. Son dos amigos que ensayan la disputa dialéctica para construir conocimientos críticos. Las visiones antagónicas ruedan alrededor de la temática de la violencia revolucionaria. León, filósofo y psicoanalista, divide al mundo entre asesinos y no asesinos. Lo hace en un registro moral y absoluto, que se podría caracterizar como a-histórico y en esa distinción ubica en el grupo de los asesinos a las organizaciones revolucionarias que apelaron a las armas. Incluso los hace responsables de la tragedia y del terrorismo de estado. Esto indigna a Vicente quien identifica la violencia revolucionaria como un producto histórico emergente del capitalismo y de las dictaduras de la región. Por ello, le duele la negación histórica de los 70, década que al igual que la guerrilla, significó para él poesía, literatura, arte, belleza, ética y estética y la posibilidad de construcción del hombre nuevo, movilizado por el deseo y la voluntad de Amor por el otro y por la pasión para construir otra sociedad y vida justas.
Luego siguen los Diálogos con los pies en las nubes. Especie de textos dramáticos, teatrales, en los que acción avanza a través del diálogo entre personajes de papel de referencia generalizada. Personajes que condensan semánticamente aquello que su nombre porta. Por ejemplo: Entre una HIJA y una MADRE sombra, Entre el POETA y la PARCA, Entre la MATER y el GUARDIAN. Y así, en uno de ellos se tematiza la fuerza, el coraje de una madre que armada con la esperanza y el amor, llena de locura amorosa, enfrenta la razón del poder.
Muchos seres pueblan este libro: Madres de Plaza de Mayo, militantes revolucionarios, piqueteros, desaparecidos sociales, desaparecidos políticos, representantes de movimientos sociales, habitantes de hospicios, poetas y poetizas, filósofos, psicólogos sociales, psicoanlistas, pintores, músicos.
Los temas acerca de los cuales se discurre en él, que “convocan y albergan a los contendientes” se vinculan con las verdades de la época y la belleza. Algunos: Esencia divina de la palabra, el poeta y la poesía, La poesía y la muerte, Límites del psicoanálisis, Finitud del poder, Formas de resistencia de los movimientos sociales en Argentina y en América Latina en el contexto del Neoliberalismo, El escándalo del amor, de la ternura, de la utopía, de la alegría frente a la obscenidad del poder, Las Estrategias de la guerrilla argentina y su derrota, El capitalismo y la democracia efectiva, Los derechos humanos, La memoria social como provocadora de la movilización colectiva.
Con tales contendientes verbales, seres y temas las especulaciones son de una profundidad escalofriante y emplazan al lector hacia quehaceres de distinta índole. En ciertos momentos textuales, resulta fácil reponer el referente, participar del diálogo propuesto, discutir con sus participantes, discurrir por las páginas muñidos de nuestra “cooperación responsable, activa y consciente para actualizar el sentido” [5]. En otros momentos, la aventura interpretativa nos deje de cara al abismo. La densidad figurativa desconcierta. ¿Qué es esto? ¿Es que el “lenguaje poético que aclara lo oscuro y oscurece lo claro”, como dice Pichón, nos esconde el referente? ¿Entonces, se trata de la opacidad de tal lenguaje poético? ¿O estoy frene a una insondable profundidad filosófica? ¿O frente a un texto críptico que se escapó de los delirios de un alma en vela? ¿O es que el autor nos propone la poesía como refugio y nos regala la Belleza?
Afortunadamente, lejos estamos de un texto cerrado en el que todo es plausible desde una única interpretación. Estamos junto a un texto “que juega con desviaciones, que las sugiere, que las espera, un texto abierto que admite innumerables lecturas”. (Eco) ¡Atención!… No implica esto que cualquier interpretación vale, pues solo de una decodificación aberrante producto de una interpretación maliciosa, a un lector se le puede ocurrir que nuestro autor sostiene la imposibilidad del cambio social, o la ineficacia del encuentro y la memoria para reparar las maldades de “un verdadero tiempo de asesinos”
Que al leer sucedan cosas, enriquece la experiencia de la lectura, enriquece lo leído. Un Diálogo colmará al lector de una esperanza movilizadora, de optimismo utópico. Otro le estrujará el alma. En otro, disfrutará del contrapunto, la pulseada verbal. Imposible permanecer indemne, pues Vicente Zito Lema desde un pensamiento y acción comprometidos promete y cumple en la vida y en el texto.
[1] Vicente Zito Lema (2012) DIALOGOS. Encuentros con Jacobo Fijman, Enrique Pichón Riviére, Fernando Ulloa, León Rozitchner y otras travesías por la belleza, las verdades de la época y los delirios. Topía Editorial. Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura Buenos Aires 2012
[2] María Lucrecia Reta, Magíster en Planificación y Gestión Social. Profesora de Castellano y Literatura. Docente e Investigadora Universidad Nacional del Comahue. Universidad del Salvador. Argentina
[3] Gerardo Mujica. Licenciado en Ciencia política Docente Universidad Nacional del Comahue
[4] Entre comillas se cita el texto reseñado.
[5] Eco, Umberto. (1987) Lector in fábula. Lumen Barcelona