Introducción
¿Es posible el psicoanálisis de la perversión? La respuesta no es sencilla. Propongo en este texto un marco para discutir esta difícil cuestión.
1-Marco general sobre perversión
1-1-La perversión: problema conceptual y clínico.
Si bien el psicoanálisis ha realizado sobre la perversión un enorme trabajo teórico, tenemos que tener en cuenta como Jaqueline Amati-Mehler (1995)1 sugirió, que "cada vez que la palabra 'perversión' es usada, requeriría de una redefinición conceptual y clínica".
1-2-La cuestión clínica
Convengamos en esa línea que el extenso recorrido teórico contrasta con la relativa poca literatura que verse sobre exposiciones o reflexiones clínicas.
Sabemos que el método psicoanalítico inicialmente no fue creado para analizar perversos, su pertinencia en este territorio, para muchos especialistas en la materia, pese a la experiencia que hay en el tema, es todavía algo a demostrar. El juicio definitivo acerca de esta extensión, el psicoanálisis de perversiones, dependerá de la acumulación de experiencia clínica y de indicadores de cambio subjetivos, los pertinentes al psicoanálisis, que puedan demostrar, que nuestro encuadre provee una herramienta adecuada para abordarla.
2- La teoría sobre la perversión
2-1-Los lineamientos clásicos sobre la perversión
La comprensión teórica psicoanalítica sobre la perversión ha estado centrada en la escisión del yo (Spaltung) y la desmentida de la castración (Verleugnung) (Freud, 1927; 1938)2, aunque los textos escritos por autores ulteriores explican de modo diverso porque los perversos desmienten la castración. Por cuestiones de espacio no me detendré en esto.
2-2-Perversión y perversidad
Si necesito, para enmarcar la clínica a la que me voy a referir, enfatizar que la perversión, en mi perspectiva, es una entidad per se, con peculiaridades en la construcción de la fantasía, peculiaridades que se acompañan de una tendencia a materializarse en expresiones perversas de la sexualidad, distinguiéndola entonces de lo que se ha llamado perversidad. Recordemos que con la perversidad se ha centrado la cuestión en el sadismo y la destructividad (Baranger, W. 1980)3.
2-3-La distinción entre perversión y neurosis
Es moneda corriente entre los psicoanalistas que la desmentida de la castración y la escisión del yo, han dado las bases definitorias para la diferenciación entre Neurosis y Perversión; estos operadores teóricos, desmentida de la castración y la escisión del yo, presentes en la actuación perversa han facilitado la distinción de la represión, fundamento del sueño, . Un eje de este trabajo esta asentado en esta distinción. Tomo al sueño como paradigmático del funcionamiento neurótico (R. Moguillansky et al, 1991; R. Moguillansky 1999)4 y estudiaré el transito en pacientes perversos de la “actuación perversa” al “sueño”. Propondré que este tránsito es posible en el psicoanálisis de la perversión.
3-La actuación perversa
Me resulta importante, por lo que sigue detenerme en la actuación perversa, ya que será mi punto de partida en la búsqueda de indicadores de cambio. Un cambio que va, como ya anuncie, del despliegue de la actuación perversa al sueño.
La actuación perversa se acompaña de singulares de modos de funcionamiento mental, fenomenológicamente detectables en la situación analítica, lugar en donde, a mi juicio, debemos validar nuestra observación. Destacaré la transferencia perversa: con ella se alude al intento del paciente a través de la erotización del vínculo de “pervertir el vínculo transferencial poniendo a prueba la capacidad del analista” (Horacio Etchegoyen 1977)5; la erotización de la ansiedad, la culpa y el dolor como características de la perversión (W. Gillespie 1956)6; las perturbaciones pragmáticas de la comunicación (David Liberman 1971)7; el ataque a la verdad7 que ha enfatizado Meltzer (1967)9, al igual que las ya clásicas exposiciones de H. Rosenfeld (1950), 1987)10 con el papel que juega la confusión; D. Meltzer (1967) también insistió en la confusión de identidad y de zonas erógenas ligándola a una experiencia de terror y a la par remarcó la exaltación de la sexualidad pregenital y el sentimiento de triunfo sobre la genitalidad; desde un otro vértice ha resultado iluminadora la descripción de Winnicott (1965)11 acerca de la erotización prematura del yo como respuesta a una falla ambiental temprana cumpliendo así una finalidad de autopreservación.
También la literatura psicoanalítica ha descripto una constante: la relación cómplice, secreta e incestuosa entre el perverso y su madre. P. Castoriadis Aulagnier (1966)12 plantea que es “esencial en la relación del perverso con la madre un lazo de complicidad con una madre seductora”. R. Bak (1968)13 se extiende sobre la seducción del futuro perverso por la madre, sobre la relación incestuosa que ella establece, y sobre el padre a quien ella convierte en “un extraño, un outsider, una cantidad desdeñable”. J. Chasseguet Smirgel (1975; 1988)14 cita a un paciente de ella que decía: “yo no me vi obligado a tomar el lugar de mi padre, siempre lo ocupé.”
4-La perversión y el método psicoanalítico
4-1-Algunas reflexiones entonces sobre el método.
El método psicoanalítico estableció modalidades de relación diversas a las que habitualmente enmarcan los vínculos cotidianos: una relación con causalidades, determinaciones y centros de interés sin parangón con las que esa persona encontraba o ejercía en el habitat en que vivía. Si bien en el método se da un reconocimiento tácito de que ambos, paciente y analista, pertenecen al "mismo mundo", se instituye un diálogo asimétrico, esto es con características distintas a la "conversación". Cuando conversamos, salvo que haya alguna prescripción especial, esa pertenencia al mismo mundo determina que en el campo intersubjetivo las relaciones son simétricas. En la situación analítica si bien la polaridad simetría-asimetría es dinámica y cambiante de acuerdo con las vicisitudes conscientes e inconscientes de ambos participantes, es condición de posibilidad del método un acuerdo intersubjetivo que la relación va a ser predominantemente asimétrica.
4-2-El método en el psicoanálisis de pacientes perversos
Baranger y cols. (1983)15 definieron con el nombre de baluarte, aquella situación clínica en la que se pierde la asimetría del pacto analítico y la situación interpersonal pasa a ser estructurada por vinculaciones inconscientes simétricas. Cuando esto ocurre analista y paciente entran en inadvertida complicidad en contra del proceso analítico. El analista terminará, una y otra, vez atrapado en una relación dual, el perverso funciona en el mismo mundo que el analista, pero simultáneamente el perverso parece vivir en un mundo – ilusorio - donde no existen las experiencias de castración ni la vivencia de diferencias entre los seres humanos, no existe la diversidad de realidades que hacen que el mundo de que hablamos sea precisamente un mundo humano. En el psicoanálisis de pacientes perversos la colusión perversa es paradigmática de la situación de complicidad inconsciente en contra del trabajo analítico; la colusión es inevitable, el proceso cursa a través del levantamiento de los baluartes. Este otro mundo - que el perverso guarda celosamente secreto - se muestra inaccesible para el analista; el analista descubre en el campo con sorpresa, que el paciente no está en la misma perspectiva nuestra, precisamente, no comparte este "pedazo de mundo" con él.
La persistencia del baluarte perverso va más allá de lo que las formulaciones en términos de mecanismos de defensa primitivos pueden describir, pues ésta llega hasta la transgresión subrepticia de las reglas de la lógica que constituyen la trama de nuestra relación cotidiana con la realidad, tanto interna como externa. Parece más cercano a la verdad decir que el perverso nos muestra una realidad donde ésta no existe. En esto reside el engaño.
La perversión aparece en la mente del analista como una trasgresión subrepticia y sorpresiva del acuerdo básico que hace posible y estructura el encuentro intersubjetivo. Al entrar en contacto con la realidad psíquica del perverso, en la mente del analista se configura un mundo cuya atmósfera se tiñe engañosamente de una erotización que tarde o temprano cobra cualidades de violencia. El núcleo perverso queda, como falsa realidad, colgando en el aire como una experiencia inaccesible al analista.
5- Algunos indicadores clínicos del levantamiento de los baluartes
5-1- La actuación se hace relato:
En la actuación perversa, se despliegan escenas que tienen una misma configuración, una escena que se ensamblaba con iguales características cada vez; una suerte de acto teatral que mecánicamente se repite. En el análisis se evidencia que la escena desplegada en la actuación perversa implica un contacto con el mundo signado por una pluriexcitación sensual, que provee una sensación de saturación sensorial en la que falta alegría de vivir; esta escena consta de una serie de sensaciones voluptuosas, momentos desarticulados, que no guardan relación unos con otros; a la par se suspenden las ideas y todo transcurre en un tiempo detenido; en la actuación los perversos se sienten dueños de las personas que los rodean, son marionetas.
En consecuencia el paciente en el momento de la actuación no suele tener palabras para describir las escenas que se desarrollan en la actuación perversa. Estas escenas transcurren en un espacio extraño al que habitualmente vivían, ajeno aquel en el que dialogaban con otras personas. Entonces que el paciente se avenga a hablar acerca de su “actuación” en la sesión constituye un momento de inflexión en un psicoanálisis.
5-2-Albores de conflicto con lo desplegado en la actuación perversa
Da alguna pista de un levantamiento de baluartes que aparezcan en el paciente albores de conflicto que se expresan a través del pudor, la incongruencia consigo mismo (evidencia de un sujeto dividido) o la evidencia, que la actuación tiene un carácter compulsivo.
Los sentimientos de vergüenza y de incongruencia no suelen ser sentimientos fácilmente admitidos, ante su aparición se genera violencia y son frecuentes las actitudes desafiantes.
Un buen índice de la posibilidad de pensar estas incongruencias es cuando esta puede ser soñada. Encontramos en los sueños atisbos que la escisión empieza a tener fisuras; en el sueño la actuación deja de ser algo ajeno a su conciencia y a su memoria. Correlativamente pierde consistencia el discurso autosuficiente y la ilusión que desde la voluntad decide que ocurría en su vida. Este suele acrecentar la violencia en razón de la nueva herida narcisista que ocasiona, pasando de la vergüenza a la humillación.
5-3-La actuación y los sueños.
Un fuerte indicador clínico de cambio en los análisis de perversos es la aparición de sueños
Soñar estando en análisis y la presencia de un analista que lo escuchaba, pone al perverso en contacto con una experiencia emocional diametralmente distinta, en tanto se ve expuesto a algo que se le imponía en su vida menta: los sueños y que no surgía manipulando por él. Los sueños no pueden ser operados por control remoto, son imágenes que no se pueden predecir, hacerlas retroceder, congelarlas ni hacerlas desaparecer.
Estoy sugiriendo que el soñar, es un paso que va más allá del relato de la actuación, implica una la experiencia emocional que conlleva el tránsito de un lado al otro del Spaltung freudiano.
5-4-El despliegue en la situación transferencial y contratransferencial.
Es importante en esta búsqueda de indicadores de levantamiento de baluartes lo que se despliega en la situación transferencial y contratransferencial.
Dentro de esta línea hay interesantes indicadores de cambio en la contratransferencia del analista, como por ejemplo, cambios en la curiosidad por las “extravagante vidas sexuales respecto de cánones habituales”.
5-5-Aparición de conflictos neuróticos en el material asociativo y en la situación analítica.
Un indicador importante es la aparición de conflictos neuróticos en el material asociativo y en la situación analítica que se expresa en reiteraciones transferenciales; una cuestión trascendente es la emergencia de confianza, lo que suele ser indicador de una asimetría que se instituye en la relación entre analista y paciente. También tenemos que estar advertidos que esto suele ser vivido como peligroso.
6-Consideraciones finales.
En este texto he intentado dar cuenta del posible transito en psicoanálisis de pacientes desde un padecimiento derivado de una estructura perversa a un funcionamiento con una conflictiva próxima a la neurosis, el cual encuentra su condición de posibilidad en el levantamiento de baluartes que hacen vacilar la Spaltung que permite esa vida en “otro mundo”.
Remarcaría como hitos importantes que la actuación se haga relato; la aparición de conflicto dentro del yo, evidenciado por el surgimiento del pudor, la incongruencia; la aparición de sueños, que es tomada como una evidencia de la instalación de un conflicto próximo a un funcionamiento neurótico. la conciencia de las características intrusivas incluidas en la actuación a través de sueños; la emergencia del sentimiento de horror ante la prédica perversa y su enfrentamiento; la elaboración de las fantasías transferenciales, los cambios en la transferencia que el paciente despliega y los cambios que observa el analista en su contratransferencia; la restauración de la asimetría en la situación analítica, que previamente corre el riesgo de quedar atrapado en una relación dual.
Rodolfo Moguillansky
Médico Psiquiatra y Psicoanalista
moguilla [at] fibertel.com.ar
Miembro titular de la APdeBA y miembro plenario de la AEAPG.
Notas
1. Amati-Mehler J (1995) Perversions: Structure, symptom o mechanism? Presented at the panel on "Perversion and Psychic Reality". 39. IPAC San Francisco
2. Freud, S. (1927). El fetichismo. A.E., 21;(1937). La escisión del yo en el proceso defensivo. A.E., 23.
3. Baranger, W. (1980). Acerca de la estructura perversa. En Revista de Psicoanálisis, 37:1980.
4. Moguillansky, R., et al (1991). Waiting for dreams or manufacturing illusions en Psychoanalysis in Latin America, Biblioteca Peruana de Psicoanálisis, Lima , 1993; Moguillansky, R., 1999, El hombre que iba al barrio oscuro, en “Escritos Clínicos sobre perversiones y adicciones, compilado por R. Moguillansky, Lumen, Bs. As. 2002
5. Etchegoyen, R. Horacio, 1977, Perversión de transferencia, en “Escritos Clínicos sobre perversiones y adicciones, compilado por R. Moguillansky, Lumen, Bs. As. 2002
6. Gillespie, William, 1956, The general theory of sexual perversion, Int. Journal of Psycho-anal.vol 37
7. Liberman, D. (1971). Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Editorial Buenos Aires: Galerna, 1971.
8. A los fines diagnósticos es importante sin embargo distinguir el ataque a la verdad de la perversión de la inautenticidad descripta por Winnicott (1965) en su exposición sobre el falso self o las señaladas por H. Deustch (1968) cuando nos enseñó el modo de funcionamiento de las estructuras como si (as if). También es diferenciable de la simple hipocresía o la mala fe, aunque formen parte del cortejo caracterológico de la perversión.
9. Meltzer, D. (1967). Estados sexuales de la mente. Buenos Aires: Kargieman, 1974.
10. Rosenfeld, H. (1950). Note on the psycopathology of confusional states in chronic schizophrenias. En Psycochtic States. London: Hogarht Press, 1965; (1987). Impasse and Interpretation. London: The New Library of Psychoanalysis, 1987
11. Winnicott, D.W. (1965). El proceso de maduración en el niño. Barcelona: Laia, 1979
12. Castoriadis-Aulagnier, P. (1966). Seminario de Santa Ana, ficha.
13. Bak, R. (1968). The phallic woman. The ubiquitus fantasy in perversion. The Psychoanalytic Study of the Child , vol. XXIII. New York: International Universities Press, 1968.
14. Chasseguet-Smirgel, J. (1975). El ideal del Yo. Buenos Aires:Amorrortu,1991; (1988) A woman’s attempt at a perverse solution and its failure. Int. J.Psycho-Anal.,69, 1988.
15. Baranger M, Baranger W & Mom J (1983) Process and non-process in analytic work. Int. J. Psychoanal., 64:1-15.