El reposicionamiento subjetivo de la adolescencia implica un tránsito hacia una nueva perspectiva de mundo que permita un viraje en la producción subjetiva -entendida ésta como los modos singulares que cada sociedad instituye como válidos para la conformación de sujetos aptos para adaptarse en incorporarse a la misma (Bleichmar 2006)- que implica una vacilación fantasmática y una recategorización identificatoria que llevará a asumir una posición sexuada y a consolidar la identidad de género.
El proceso de recomposición de la vida psíquica y de la subjetividad, implica el desprendimiento de las figuras primarias y conduce a emblemas identificatorios propuestos por una cultura atravesada por un contexto sociohistórico determinado que provee las marcas de la época