Narciso en tiempos modernos no mira su reflejo en un lago. El lago se ha tornado en pantalla. Una realidad desfigurada, ilusoria, una imagen filtrada, de colores bellos y sombras y luces, pero que poco expresa la menos colorida, pero real, realidad.
En este reflejo, Narciso se pierde, se cae en el lago, se ahoga en lo imaginario. Narciso ahora vive el mundo a través de imágenes que se proyectan en una pantalla. Ha muerto su yo real, es ahora una realidad fantaseada, la realidad a través de la imagen, y se observa a partir de fotografías retocadas que muestran la mejor, pero ilusoria, versión de sí.