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Ética pública

 

En agosto de 1997, el gobierno argentino está haciendo tratar en el parlamento un proyecto de Ley que trata sobre ética pública. Creo que el mismo es absolutamente saludable, pero me queda un intríngulis atravesado en la garganta. Acaso el tener que hacer una legislación al respecto, ¿ no es una forma de reconocer que en el manejo de la res pública no existe transparencia ética ?.
En este sentido quién crea que con una legislación “dura” al respecto el país va a lograr recuperar la confianza ciudadana en sus funcionarios, se equivoca de pe a pa. Hay una vieja sentencia popular que dice que “hecha la ley, hecha la trampa”.
Sin embargo pareciera que el gobierno quisiera limpiar la imagen negativa que de la clase política tiene la mayor parte de la población. Y acá es preciso que haga una disgreción que no es ociosa y que tiene que ver con la no casualidad de que haya escrito en cursiva lo de clase política ; es que los mismos políticos contemporáneos argentinos han dado en llamarse de esa forma. Este es quizás el mejor ejemplo de falsa conciencia que podía haber tomado el viejo Marx : creer que se pertenece a una clase social inexistente. Es algo así como si los médicos se definieran como una clase, los metalúrgicos hicieran lo propio, los intelectuales, los carpinteros, los desarrapados, etc. , también se definieran de esa manera. Esta es la mejor forma para hacer desaparecer el concepto de clase social, tal como desde hace años viene pretendiéndolo la escuela sociológica funcionalista norteamericana.
Y decía en el comienzo del párrafo anterior que no era la mejor manera de limpiar imágenes la de legislar al respecto. Los funcionarios políticos, los magistrados y los legisladores recompondrán su imagen deteriorada el día que sean capaces de actuar en el quehacer público -y también en la esfera privada- con probidad republicana y con la honestidad suficiente que surge de la utilización y aplicación de la ética de la responsabilidad, como lo pretendía M. Weber. En contraposición con la ética de la convicción, que dicen que es la que los anima. Lo que no imaginó aquel célebre pensador -Marx hoy está caido en desuso- fue que alguna vez iba a existir la no ética o la ética de la irresponsabilidad, que son las que imperan en la actualidad entre nuestros gobernantes.
Y, en este tema de la ética pública, no se puede ignorar que también existen manejos éticos -o no éticos- por parte de los empresarios privados. Por ejemplo, los de las empresas periodísticas, las cuales no tiene miramientos en hacer

-o presentar- las noticias de una manera tergiversada al interés público. Y no me estoy refiriendo precisamente a lo que el gobierno suele utilizar, de manera mordaz, como falsía de los datos aportados. Para muestra de lo que vengo afirmando baste observar cómo se construyen las páginas periódicos. Un habitante de una villa miseria defrauda a un almacenero y es detenido ; la noticia aparece en la página de policiales y se sobresalta que era boliviano o de algún país vecino. En contra sensu, un banquero vacía una institución crediticia ¿ donde se la publica ? : en la hoja de noticias económicas o financieras, nunca en policiales. Aunque en ambos casos haya intervenido la sección de defraudaciones y estafas de la Policía Federal con la participación de un Juez Penal Económico. Y esto es falta de ética ante la ciudadanía ; se ha cometido un claro caso de discriminación social por parte del órgano periodístico en cuestión. ¿ Sobre esto quién reclama ?. Nadie, nadie más que este idiota que se le ocurre meditar y escribir sobre tales paparruchadas.

Angel Rodríguez Kauth
Universidad Nacional de San Luis
 

 
Articulo publicado en
Marzo / 1998