Un paradigma no binario de la sexualidad desde la clínica psi. Aportes desde los feminismos de las disidencias | Topía

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Un paradigma no binario de la sexualidad desde la clínica psi. Aportes desde los feminismos de las disidencias

 
Adelanto del libro "Feminismo y psicologías. Una apuesta por una ética inclusiva"

Con motivo del 8 de marzo en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer publicamos la introducción del libro de próxima aparicíón en la editorial Topia Feminismos y psicologías. Una apuesta ética inclusiva compilado por Carla Delladonna y Rocío Uceda.

Toda relación con una teoría es pasional, podemos someternos a ella, refugiarnos en ella, o hacerla trabajar, desafiarla.

Alicia Stolkiner, 1987

Un libro sobre subjetividad y feminismo. No para que sea letra muerta repetida en los mausoleos que las academias saben generar, sino para que la lucha apasionada contra las injusticias pueda hacerse carne en otres, potenciarse, multiplicarse.

Creemos que un feminismo interseccional es necesario; que las luchas de quienes no cumplimos con el ideal de masculinidad cis heterosexual y con un cuerpo “destinado” para la producción y reproducción, deben cruzarse y potenciarse. Para que nunca más se hable por las disidencias, para que la “verdad”          académica no silencie a más sujetes. Una clínica psi desde los feminismos de la disidencia implica un ejercicio ético de deconstrucción de aquellas marcas patriarcales y heteronormadas en les profesionales, que impiden la escucha y la posibilidad de acompañar diferentes deseos y existencias. Implica saldar la deuda histórica de una disciplina que ha normalizado cuerpes y sentires. Para que consultar por motivos de salud mental sea el comienzo de un recorrido en pos de estar mejor, y no un espacio donde se encuentren nuevas violencias. Este libro nace de la ilusión de que el encuentro con las teorías y con les otres nos haga más libres, menos oprimides.

Quienes escribimos en el presente libro tenemos en común la intención de interpelar al campo de la psicología en sus diversas corrientes a partir del movimiento feminista. Somos psicólogues de la ciudad de Rosario con variados recorridos dentro del feminismo y los activismos LGBTIQ+. Varies de nosotres hemos compartido espacios en la Facultad de Psicología de la UNR, así como en la Red de Psicólogxs Feministas y en grupos de estudio feministas, por nombrar algunos cruces en nuestras trayectorias. Espacios académicos y/o militantes, que comparten la intención de disputar saberes allí donde las conceptualizaciones continúan a merced de las hegemonías discursivas. Estas últimas no se circunscriben a una corriente de la psicología en particular, sino que atraviesan los distintos cuerpos teóricos y diferentes enfoques epistemológicos. Es por esto que nuestra propuesta es heterogénea, con el objetivo de dar cuenta de la amplitud de posturas existentes dentro de los feminismos y potenciar los puntos de encuentro.

Desde ahí hablamos, encarnando los debates y los discursos que nos atraviesan, las críticas a las segregaciones que producen los mismos y la necesidad de ocupar lugares, porque reconocemos que ahí donde no decimos nada, otros lo hacen por nosotres. Nos interpela la responsabilidad como trabajadorxs de la Salud, ya que creemos que nuestras prácticas deben construir espacios seguros, libres de revictimizaciones y críticos a las prácticas discriminatorias y violentas. Nos resulta imperioso interpelar a la psicología en su invisibilización histórico-teórica de la problemática de género y pensar los entrecruzamientos posibles entre psicología y perspectiva feminista. Tomando la propuesta de D. Maffía entendemos que es una apuesta ética incluir visiones subalternas de la realidad, a los fines de hacer lecturas que representen esta heterogeneidad.

Hablamos de un feminismo de las disidencias ya que para nosotres el feminismo no es un campo homogéneo, sino de disputa, de multiplicidades, de diferentes trayectorias. Lo pensamos como una herramienta política de las disidencias. En el sentido en que Preciado (2019, pág. 26) dice de sí: “Soy un disidente del sistema sexo-género. Soy la multiplicidad del cosmos encerrada en un régimen epistemológico y político binario, gritando delante de ustedes. Soy uranista en los confines del capitalismo tecnocientífico.”, para afirmar luego que la epistemología del sexo binario se encuentra en crisis. Disidir como concepto y como praxis, para contrarrestar las lógicas hegemónicas ligadas a la producción y reproducción del Sistema Capitalista Patriarcal.

Práctica de cuestionamiento y transformación de nuestras realidades, las cotidianas y las que apuesten también, a cambios profundos. En este sentido, el feminismo ya no puede ser entendido desde una mirada estereotipada del sistema sexo-genérico, sino que debe incluir a la variedad de expresiones e identidades que se presentan en lo cotidiano en relación al género, así como las diferentes corporalidades que no pueden ser encasilladas en un binario, como bien enseña el activismo intersex.

Asistimos a una época donde los debates feministas tienen un lugar en el imaginario social, las consignas feministas salen de los libros y los grupos reducidos, para hacerse masivas a través de los medios de comunicación, las redes sociales y la irrupción en las calles. Si bien hace décadas que algunes colegas del campo Psi se vienen preguntando por las intersecciones entre Clínica y Feminismo, la actual coyuntura ha facilitado el encuentro de quienes trabajamos desde una perspectiva feminista y de Derechos Humanos. Y saludamos estos avances, ya que no desconocemos que la psicología como disciplina, históricamente ha patologizado aquellos cuerpos y existencias que se desvían de la norma cishetero patriarcal, y ha estado al servicio en muchos casos del sostenimiento del status quo, y es por eso mismo un lugar clave para alzar nuestras voces, para nombrar nuestras existencias allí donde otres intentan silenciarlas. Apostamos a un “hacernos lugar” en el seno de la academia, espacio antaño reservado exclusivamente para los hombres cis heterosexuales y los dogmas patriarcalizantes y heterocisnormativos. Estos últimos han sido los que primaron en la enseñanza formal universitaria e instituciones afines atravesadas por las mismas pujas de poder que la sociedad en su conjunto, siendo otras teorías y visiones de la realidad invisibilizadas de manera no inocente.

Y estos recorridos de disputa de hegemonía tienen una historia que en nuestro país se han asentado en formulaciones de lucha por la garantía de derechos. Para nombrar algunos ejemplos, nos anteceden las formulaciones de las leyes posteriores al 2001, en las que las violencias contra las mujeres, la tipificación de las prácticas violatorias de los DDHH en salud mental y el reconocimiento de los derechos democráticos del colectivo LGBT, vinieron a dar cuenta del recorrido de quienes creemos que éste es el siglo de una lucha encarnizada por los derechos que nos faltan.

Haciendo metáfora podemos decir que nos unió el espanto de nuestras muertas y muertes en manos del patriarcado, pero se hizo repudio y fuerza de lucha que nos motivó a retomar la palabra: ahí donde no nos dejaban hablar, gritamos que nos queremos vives, que este sistema nos mata o nos muere en vida. Este libro es una apuesta a hacer teoría desde ese grito, a ponerle palabras a la rabia. Frente al malestar con que la sociedad patriarcal nos confronta, apelamos a la salud mental como construcción colectiva, al feminismo como herramienta de emancipación. Apostamos a la construcción de  una  psicología  feminista  porque  entendemos  que  la  ausencia  de  esta  perspectiva  produce  un

recrudecimiento de las violencias simbólicas para quienes se encuentran en formación y de maltratos o iatrogenia dirigida a quienes pasan por consultorios esperando aliviar sus malestares y encontrando revictimizaciones.

Lo decimos sin dudas: la posición que tomamos como trabajadorxs de la salud es ética, es decir, está atravesada por la lógica de la garantía de los Derechos Humanos. Incluir la perspectiva de DDHH, responde a entender que la Salud y su acceso es un derecho y no una mercancía.Y en tanto tales, los derechos a generar deben considerar la desigualdad reinante en la división genérica tendiendo a la mayor asistencia y elaboración de políticas con y para los colectivos mayoritariamente afectados, como lo es en nuestro país el colectivo travesti- trans.

Para nosotres la tarea de les psicologues que piensan desde, por y para el feminsimo es subvertir las lógicas de opresión en el camino de una normalidad que genera violencia y se sostiene sobre el malestar de muches. La deconstrucción de los estereotipos heteropatriarcales es una línea de trabajo que apunta a la prevención y promoción de la salud. La ética de les sujetes es un concepto psicoanalítico que manifiestamente recupera la escucha y la construcción subjetiva de todes aquelles que demanden atención. La ética está relacionada en este sentido con el concepto de abstinencia. Nos abstenemos de imponer, para dar lugar a una escucha atenta, que aloje y acompañe. Escuchamos, no clasificamos, ni patologizamos, acompañamos, no forzamos los caminos, ni asumimos conocer mejor la forma de arribar a ciertos procesos que las personas mismas que lo viven. Nos abstenemos también de nombrar y determinar las identidades, vivencias, procesos o cambios de quienes nos consultan. Por eso el uso del lenguaje inclusivo es un posicionamiento político, lo usamos para dar cuenta del borramiento histórico ‘de les otres’ que produce el lenguaje, pero también para salir de la lógica dicotómica de lo uno o lo otro[2].

Asimismo, quienes trabajamos en Salud Mental, a nuestro parecer, debemos enfrentarnos a las condiciones de un trabajo, que se ubican en y desde lo social. Donde les pacientes y usuaries, son parte de una sociedad capitalista y patriarcal, con todos los malestares que ello conlleva, y nosotres tampoco estamos por fuera. Cada historia subjetiva se conforma en el entrecruzamiento entre las condiciones sociales, étnicas, religiosas, económicas, etc. que nos configuran. Apostamos por un trabajo que reflexione las realidades y las posibilidades de transformación de las mismas. Abrirse a una escucha pensada en su complejidad, donde lo social emerge, permite entender que las repitencias y síntomas, están marcadas por el sistema que nos atraviesa y sus consecuencias.

Este libro es una propuesta desde la militancia feminista. Hablamos de feminismo porque entendemos que a diferencia de los estudios de la mujer o de los estudios de género, este incluye una perspectiva estratégica (Barrancos, Giberti, Maffía. 2009). Los feminismos buscan explícitamente los caminos para transformar las desigualdades que recaen en mujeres y personas del colectivo de la disidencia sexual. Contribuimos a la lucha de las mujeres y disidencias a través de diversas acciones desde nuestra especificidad profesional. Éstas van desde atención, la orientación y la prevención, hasta la capacitación profesional y el armado de material específico. Queremos ser una alternativa a la práctica tradicional en Psicología. Haciendo un paralelo con la afirmación que hace Basaglia en La condena de ser pobre y loco. Alternativas al manicomio, al pensar la figura del psiquiatra (o de les trabajadorxs de la Salud Mental) como militante, como actor social que puede hacer visible la miseria y las desigualdades para que a partir de allí les sujetes puedan hacer algo (encontrar un saber hacer) con su sufrimiento. Podemos pensar que nuestra tarea como militantes feministas no es contradictoria sino potenciadora de nuestro rol como agentes de Salud, y trabajadorxs de la Salud Mental. Poner sobre el tablero las desigualdades de género para que a partir de allí cada quien pueda hablar sobre su propio malestar.

Creemos que pensar la clínica psi en clave de Salud Mental, es pensar con otres en un contexto político y social determinado. ¿Qué conceptos y qué praxis necesitamos revisar en este momento de la historia colectiva? ¿Son nuestras prácticas herramientas de emancipación? La Salud Mental, como un campo situado en el entrecruzamiento entre lo psíquico, lo biológico, lo histórico, lo social, y lo político, lejos de poder aislarse de la coyuntura socio-histórica debe ser comprendido a partir de esta. La clínica psicológica está, por tanto, atravesada por todas estas dimensiones, y en ese sentido, está alcanzada por el complejo paradigma judeocristiano capitalista, noeliberal y patriarcal en que nos encontramos.Teorizar e intervenir desde una ficción que ignore tales complejidades se trata de un error profesional y ético.

Como toda práctica social, además, la Psicología está atravesada por los ideales, usos y costumbres de la época en la que se enmarca. Es por esto que consideramos que hoy en día desconocer la perspectiva de género como necesaria para nuestra formación y labor profesional es una decisión totalmente política y éticamente errónea. No hay excusas, hay posicionamientos. Cuando, entonces, hablamos de una Psicología que se ubica desde un posicionamiento político no neutro lo hacemos confrontando con las teorías y los discursos que plantean una psicología abstracta, que pone en tratamiento a une sujete solitarie, individual e individualista, abstraído de su contexto socio-histórico. Por eso, consideramos que el feminismo ha demostrado que los cambios sociopolíticos a los que asistimos después del 2015, se han dado en el marco de las luchas de las mujeres y las disidencias y  han modificado las formas de subjetivación de muches y tensionado la normalidad del sistema capitalista y patriarcal. En este sentido, somos critiques profundes de las teorías que refuerzan las lógicas adoctrinadoras de les sujetes y les instan a reencaminarse a la hetero-cis-norma o a la conformidad de lógicas noeliberales individualizantes.

Por último, en estos momentos, de crisis sanitaria, económica y política en la que el Mundo entero está sumido, queremos proponer estos vectores: salud mental, feminismos, disidencias, como una oportunidad y una realidad sobre la cual producir. La salud del mundo se puso en juego y

devela, las destrucciones del sistema de cuidados. Los especuladores de las ganancias como en un juego macabro rifaron nuestros derechos y hoy asistimos al espectáculo del derrumbe de nuestras garantías. Nosotres, por nuestra parte, somos de aquelles que entienden que es momento de lo colectivo, es momento de decir que valoramos intensamente de los feminismos, la potencialidad de encontrar en la disidencia el punto que nos une para luchar por los derechos que nos faltan y los que nos arrebataron. Es momento para poner en plano la lucha por un sistema de salud público, de calidad, al servicio de las grandes mayorías, donde la salud sea entendida como “la capacidad singular y colectiva para luchar contra las condiciones que limitan la vida.” (Floreal Ferrara, 1975). Y en esa lógica, la perspectiva feminista introduce su análisis y reivindica su derecho a una mirada transversal, donde las desigualdades de género estén presentes en las planificaciones de cualquier tipo de estrategia de garantía de derechos.

[1]   Lamentablemente aún estamos en el camino de una Ola Feminista que intenta dar vuelta todo pero choca con siglos de Patriarcado. Este libro estuvo escrito, pensado y deseado en lenguaje inclusivo y les invitamos a leerlo así, por ahora en la imaginación, para más adelante encontrarnos esacandalizades si un texto nos invisibiliza, nos oculta y nos oprime. 'La vida es hermosa que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y de violencia y la disfruten plenamente' (Trotsky, L.)

[2]   Ver la nota anterior.

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Articulo publicado en
Marzo / 2022