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Cuerpo como construcción sociocultural e histórica. Atravesamientos políticos

 

En el contexto actual hay un interés renovado por el cuerpo o la corporeidad, en diversos campos. En el socio antropológico, en el filosófico, en el político, en las Artes.

La posmodernidad se caracteriza por una fuerte articulación entre el Arte, la filosofía, las ciencias Sociales y los activismos sociopolíticos.

Las calles son tomadas por los cuerpos en las performances que irrumpen, rompiendo los modos habituales. En las marchas, los escraches, y todo intento de visibilización de los derechos por la igualdad de las minorías, étnicas, de género.

El control social de los cuerpos en nuestra cultura promueve un enmudecimiento del cuerpo

Los colectivos feministas nos muestran la desnudez comprometida en performances como las de las FACC (Frente Artístico de Choque y Comunicación) en su performance del año pasado “Femicidio es genocidio”, o colectivos que luchan contra la trata, o luchas por una infancia trans… ponen el cuerpo en su presencia desafiante y en su modo de decir empoderado.

Los cuerpos en estado de arte y lucha toman la calle irrumpiendo en una cotidianeidad dormida, automatizada, irreflexiva; con una sensibilidad bloqueada y llenos de modelos para armar-nos.

Cuerpos empoderados impactan sobre los cuerpos asombrados, tenues y dóciles. Provocan desestabilización incluyendo en la lucha el cuerpo ligado al Arte, a la Política, a la Filosofía y a las construcciones socioculturales.

El cuerpo mismo es una construcción. No es lo “dado” por la naturaleza (organismo).

El cuerpo es una construcción dentro de una matriz sociocultural, histórica, política y se construye según las condiciones de existencia, materiales y simbólicas; y en la experiencia de ser en el mundo, como diría Merleau Ponty.

El organismo, en cambio, es neutro y universal; el mismo para toda la especie, y no varía desde el Paleolítico. Contiene en sí la historia filogenética de la especie. Conocemos este proceso como hominización.

El cuerpo habla del sujeto y se construye al mismo tiempo que él. Un sujeto socio histórico, atravesado por intensidades diversas. Ideologías, visiones del mundo, normas, usos y costumbres, modelos vinculares y expresivos, verdades naturalizadas, modelos únicos y racionalistas como elementos propios de paradigmas hegemónicos que juegan un importante papel en la construcción y producción de subjetividad y de los cuerpos.

Los cuerpos en estado de arte y lucha toman la calle irrumpiendo en una cotidianeidad dormida, automatizada, irreflexiva; con una sensibilidad bloqueada y llenos de modelos para armar-nos

El cuerpo se construye en un medio humano producido por la obra transformadora y creadora que el ser humano opera sobre el medio natural. Mundo del lenguaje, de creencias diversas, de representaciones colectivas; mundo de artefactos, instituciones, saberes. Mundo humano, humanizante para cada nuevo ser. De modo tal que el cuerpo deviene el proceso mismo de humanización propio de cada cultura.

Al mismo tiempo, el cuerpo en tanto construcción, contiene en sí el registro de la historia del sujeto y se presenta como espacio escénico donde se juega una dramática inconsciente del sujeto deseante, desplegando su poética en el movimiento, el gesto, la postura, la actitud…

El cuerpo es poético. El organismo no lo es.

Sara Paín nos dice que “el cuerpo es el que gesticula, el que sonríe. El que puede ser alabado o violado…”

Cuerpo como espacio habitado

En muchas de las propuestas actuales que implican al cuerpo, se renueva una corriente de búsqueda de un cuerpo mas “sensible”.

Formas de danza y performances buscan ese bailarín sensible, autoperceptivo y percibiendo al mundo.

Percepción del propio cuerpo, del otro, del mundo implica ubicarnos en el aquí y ahora de la experiencia, ubicados con presencia en el presente. Este es un elemento clave en la Filosofía y Arte posmodernos.

En nuestra cultura, en la vida cotidiana, la experiencia sensorial es enmudecida, tapada por el lenguaje, el pensamiento y la racionalidad, entrenando,... desarrollando y priorizando solamente los aspectos mentales de un sujeto así disociado

El aquí como el espacio corporal, referente de todos los demás espacios y donde soy y existo. El ahora, como el tiempo presente. Única certeza posible. El pasado ya se fue y su recuerdo es una producción de la mente. El futuro no llegó y también es producto de la fantasía.

Una práctica sensible de las Artes del Cuerpo y del Movimiento produce una transformación interna, volviéndonos seres más sensoriales en un mundo hegemónico que mantiene vivo el dualismo cartesiano, la valoración exclusiva del pensamiento y de las capacidades intelectuales por el camino racional, y un desprecio total por el cuerpo. ¿Será por su potencia? ¿Por su vitalidad insurgente, por su capacidad de crear nuevos mundos y salirse del control social de los cuerpos? ¿Será por su erotismo intolerable para los ojos viejos?

La renovación de los entrenamientos

El control social de los cuerpos en nuestra cultura promueve un enmudecimiento del cuerpo. Nos tapa de estímulos groseros y nos deja impedidos de adentrarnos en percepciones sutiles de nosotros mismos, de los cuerpos que somos y del mundo. Sabemos que esto no es azar. Responde a un orden hegemónico.

Entonces, resulta una revuelta esta búsqueda renovada de la experiencia sensorial, perceptiva del cuerpo, que nos permite saborear al mundo y a nosotros mismos. Cuerpos sensibles toman otros caminos, producen otros interrogantes. No se dejan disciplinar ni esclavizar. ¡Locos priorizan la vitalidad del placer como potencia!

Las técnicas de entrenamiento sobre el cuerpo transmiten concepciones de mundo, de ser humano; responden a paradigmas hegemónicos que coexisten con paradigmas contrahegemónicos en una lucha de tensiones entre lo instituido y lo instituyente.

La propuesta de percibirse y percibir el mundo, implica una actitud política contrahegemónica y sitúa al cuerpo como lugar de resistencia frente al logos racional hegemónico

Intervenir sobre la percepción no es un hecho ingenuo, ya que es a través de la percepción -que supera lo meramente neurofisiológico y es entendida como interpretación de estímulos y construcción de significados- que nos interpretamos a nosotros mismos, al mundo, a la realidad. Existe una política de la percepción y un régimen de lo sensible que legitima nuestras experiencias y nos dan un marco de interpretación; construyendo cada cultura, cada sociedad, cada tiempo histórico, diversos modelos sensoriales que regulan nuestra experiencia sensorial y su significación. Y esto también es un hecho que contiene una fuerte dimensión política, si pensamos en la sujeción de los cuerpos que el modelo del logos Racional de Occidente propone o impone como modelo único e inscribe su orden en los cuerpos en los procesos de socialización, primaria y secundaria.

En nuestra cultura, en la vida cotidiana, la experiencia sensorial es enmudecida, tapada por el lenguaje, el pensamiento y la racionalidad, entrenando -desde nuestras tempranas etapas escolares en más-, desarrollando y priorizando solamente los aspectos mentales de un sujeto así disociado.

La propuesta es habitar el espacio corporal, no solo como un espacio tridimensional que contiene músculos, huesos, cavidades, órganos, es decir un espacio anatómico, orgánico, sino como espesor corporal, abordando de esta manera el cuerpo.

Ubicarse en el espesor corporal implica habitar el espacio corporal, no solo concientizar sensiblemente el organismo. Implica estar presente en ellos y desde ahí ser en el instante. No se trataría de conformarnos con una conciencia anatómica, sino de alcanzar una presencia; habitando el cuerpo. Empoderándonos en él.

En la mayoría de los casos es necesario realizar un camino de deconstrucción para experimentar percepciones sutiles del propio cuerpo, desarmar estereotipos, enfrentar valores morales y emociones internalizadas, placeres o displaceres, prohibiciones calladas, poniendo en marcha un universo de energías y potencias, al desbloquear su sensibilidad.

La propuesta de percibirse y percibir el mundo, implica una actitud política contrahegemónica y sitúa al cuerpo como lugar de resistencia frente al logos racional hegemónico de occidente, capitalista y patriarcal; fisurando las prácticas y representaciones que de allí se derivan y a las políticas e ideologías que en estos principios se sustentan.

Un camino para el empoderamiento.

Nota

1. Profesora en Artes, en Danza, mención Expresión Corporal (UNA). Profesora de Expresión y Lenguaje Corporal (A-771). Docente Universitaria (grado y pos grado) UNA, UBA. Desde 1985 formadora profesional en los niveles Terciario y Universitario. Autora de los libros: Cuerpo, arte y percepción: aportes para repensar la Sensopercepción como técnica de base de la Expresión Corporal, IUNA, Artes del Movimiento, 2009 (Agotado). Teorías de la Corporeidad. Distintas representaciones del cuerpo en Occidente, Instituto Universitario Nacional del Arte, Departamento de Artes del Movimiento, 2014. Bs. As (Agotado). Reflexiones sobre el danzar. De la percepción del propio cuerpo, al despliegue imaginario en la Danza, Miño y Dávila, 2016.

 

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Articulo publicado en
Noviembre / 2018