Con este título tomamos la consigna con que Memoria, Verdad y Justicia participa en la marcha del 24 de marzo. Durante los últimos tiempos se ha cuestionado el número de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Este hecho tiene profundas implicancias que van más allá de discutir el número. Cuando se pone en cuestión el número de desaparecidos, se está afirmando que no hubo un genocidio. Esta postura a lo largo de la historia se ha denominado “negacionismo”, y se refiere a cuando se niega un genocidio efectivamente ocurrido. Por ejemplo, sería claro que quien comenzara a poner en duda el número de muertos de la Shoah no hace más que negar el genocidio.
Lo novedoso es que las discusiones en nuestro país sobre el número de detenidos desaparecidos es que pretenden instalar una versión de una supuesta “memoria completa”, que intenta desdibujar el genocidio realizado por el terrorismo de Estado durante la última dictadura.
Podemos estimar que en los campos de concentración-exterminio pasaron entre 15.000 y 20.000 personas, de las cuales el 90% fueron asesinadas. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) recibió 8.960 denuncias. Como el número exacto todavía no se sabe, las organizaciones de Derechos Humanos suponen la cantidad de 30.000 desapariciones. Estos sectores sociales y políticos cuestionan que se siga manteniendo esa cifra; porque su objetivo es negar el genocidio con la supuesta precisión de un dato. Por lo contrario, seguir manteniendo la consigna de 30.000 desaparecidos da cuenta simbólicamente de una trayectoria de lucha de las organizaciones de Derechos Humanos a la vez que nos presentifica una historia que sigue abierta.
Una historia que sigue abierta no solo en los juicios a los represores, sino en la necesidad de un recuerdo para que no se banalice la memoria.
Quienes instalan la discusión sobre el número de desparecidos reniegan el genocidio realizado a través de los campos de concentración exterminio tal como definía Fernando Ulloa a la renegación. En un reportaje en el primer número de Topía en 1991 afirmaba: “La renegación es negar una realidad social en la que se está inmerso o negar las características de esta realidad social, y negar que se niega. Esto tiene un ejemplo exaltado y paradigmático en toda la época de la represión integral donde, precisamente, lo que se buscaba era que la gente negara las situaciones siniestras que estaban aconteciendo.”
Eso intentaban. Eso intentan renegando del genocidio.