Dispositivos intermedios con orientación comunitaria: Centro Cultural Comunitario Camino Abierto, Bariloche, Río Negro | Topía

Top Menu

Titulo

Dispositivos intermedios con orientación comunitaria: Centro Cultural Comunitario Camino Abierto, Bariloche, Río Negro

 

¿Qué habrá entre el dicho y el hecho? o de como llegue al “Cultural”

Corría octubre del 2011, motivada por la reciente sanción de la Ley Nacional de Salud Mental (nº 26657), lo que por aquí y por allá había leído sobre procesos de desmanicomialización, salud mental comunitaria y acciones en salud en la comunidad, decidí hacer mi experiencia de APS en la provincia de Río Negro, cuna nacional de los proyectos de reforma sanitaria en Salud Mental.  Mientras leía, pensaba ¿Cuánto de todo esto se pondrá en práctica? Una suerte de ¿Qué habrá entre el dicho y el hecho? Ese trecho me llevo 1800 km al sur, al  Hospital Zonal Ramón Carrillo y sus centros de salud.

 

Durante el primer dìa de rotación, visitando “la obra” -mejoras en la casa de un usuario que llevaban adelante un grupo de pacientes y profesionales - conocí a Pedro, un chico de mi edad, eximio guitarrista venido de Buenos Aires, quien sufría de alucinaciones auditivas en forma de voces de comando, que lo forzaban a caminar kilómetros por la costa del lago hasta llegar a su casa. Había tenido dos intentos de suicidio y su equipo estaba preocupado por su escasa respuesta al tratamiento. Pedro insiste hasta el cansancio en irse a su casa, alguien lo acompaña, asegurándose de que a la tarde se encontrarán en “el cultural”. Esto de ir por allí y por allá y escuchar a los hasta ese momento pacientes hablar de “el cultural”, me intrigaba, hasta que decidí visitarlo.

A los cinco minutos de estar en “el cultural” descubro que no podía precisar con exactitud quiénes de los asistentes eran pacientes y quienes profesionales. Esta constatación me produce un efecto confusional: por un momento no se donde estoy, hasta que, al yo gracias, descubro la primera de las muchas intervenciones que el dispositivo hará sobre mi. Durante el mes que forme parte del cultural, experimente una rigurosa y metódica revisión de mis prejuicios entorno al florido imaginario de la salud y en especial, de la enfermedad mental. Entendí el énfasis que la orientación comunitaria pone en la “reconversión” y capacitación de los recursos: claro, tenía que repensar varias cosas.

 

El Centro Cultural Comunitario Camino Abierto

El centro comunitario es un dispositivo “intermedio”[1], una suerte de mezcla utilizable como centro de salud, hospital de día, casa de medio camino y conservatorio de artes; un objeto usable, una invención dedicada al arte y al lazo social. No intentaré describirlo formalmente, sino hacer un relato de la experiencia en él. Este recurso narrativo se sostiene en la hipótesis de que no se trata de un ente objetivable, sino que “el cultural” es una multiplicidad de estares, actividades, lugares, identidades, resultando una potencia transformable según las necesidades y herramientas, según las pasiones y recorridos sublimatorios de cada quien. Su origen es pensable como una interesante formación de compromiso en la historia de la salud mental: prácticas que se orientan a la comunidad, una comunidad que se opone a ser integrada al estigmatizado y el pacto resultante. El primer proyecto para el cual estaba destinada la propiedad alquilada era la instalación de una Casa de Ininputables[2], institución prevista en la Ley Provincial 2440. Tras los primeros anuncios públicos, un grupo de vecinos se levantaron en protesta y se organizaron para frenar dicha estrategia. Argumentaban los motivos por los que  “no iban a permitir” que dicha estructura funcionase en ese barrio debido a la “peligrosidad” y posibles “actos de violencia” que los enfermos mentales pudieran ocasionar, agregando que no van a poder estar tranquilos, que sus hijos no podrían circular libremente, manifestando que los enfermos mentales deben estar en otro barrio “uno más aislado”.[3] Fueron muchas las reuniones con las autoridades, con el consejo local de salud, con los vecinos[4]. Luego de que la propuesta mutara de la institución antedicha a una Casa de Medio Camino se argumentaba que la estructura no podía funcionar por un impedimento de la “Carta Orgánica” de Bariloche, que estipulaba que en esa parte del barrio no podía funcionar un centro de salud. Finalmente, desde el Hospital Zonal, se propuso retomar un proyecto que había presentado a la Municipalidad con anterioridad: hacer de ese espacio público un Centro Cultural que dependa del Hospital.

Escuchemos la historia en sus protagonistas[5]: Clara cuenta este proceso: “Soy vecina del Centro, soy una de las que estaban en desacuerdo (...) no nos explicaron bien que era un centro cultural sino que la gente tomo que en el barrio venía gente de la cárcel, que eran violadores, presos, entonces empezó a decir "no, no, este centro no lo vamos a aceptar"(...) yo firme[6], pero después, como uno no tiene la bolita de cristal, se me dió vuelta todo y caí internada con un pierna rota, estaba llorando porque me habían dado unas noticias muy malas, y ahí conocí a la señora Mirta, que es una excelente mujer, me dijo que tenía un centro cultural, me dio la dirección y da la casualidad que era el lugar donde yo había firmado para que no se haga(...) por la pierna estuve un tiempo encerrada en mi casa, para mí era un infierno porque yo no paro nunca, y me largué, me fui a los talleres (...) ahí me encontré con una compañera que hacía tres años que no veía y también venía mi prima y mi sobrina, me dijeron que había un taller que se llamaba "Mostrando la Hilacha"... yo me hice la idea de que mostrando la Hilacha era que teníamos que venir ¡todos roteados!, nunca pensé que era una fábrica que estaban haciendo... desde ahí estoy en todos los talleres casi! Es muy lindo el centro, es como una familia, nos enojamos, tenemos discusiones, pero nos hablamos, decimos las cosas como es y volvemos a ser otra vez otra familia... es un pedacito de familia en el centro cultural,[7] uno está mal, el otro le levanta el ánimo, yo siempre con mi sonrisa, la loca de los bailes, pero bue... la vida me dio tantos golpes que bue... pero tengo muchos amigos en el centro y a veces ellos me dicen cosas que tienen razón y sigo adelante, ¡golpe tras golpe!(...) ¡ah! mi hija también viene,  empezó a tejer... los días que no vamos al centro es como que nos falta algo(...) mi hermana que vive en Buenos Aires, siempre mira el almanaque y me pregunta ¿bailaste en la murga?”[8] .

 

¡Pasen y Vean!

El día en el cultural empieza con una reunión de equipo diaria[9], mientras los usuarios toman el desayuno. Luego comienzan las distintas actividades.[10] Además en el centro funciona un grupo terapéutico y una asamblea, en la cual se discuten las cuestiones de la vida en común: futuras presentaciones de los distintos talleres, novedades familiares importantes, actividades nuevas -por ejemplo talleres de sexualidad[11]-. También se reparten las tareas cotidianas. En los ratos libres hay mate -Jorge es el cebador autoproclamado y se la pasa calentando pavas- y circulan los instrumentos musicales para improvisaciones. El último viernes de cada mes, se festejan todos los cumpleaños,  ¡una verdadera fiesta! Algunos pasan todo el día en el centro, otros llegan a alguna actividad en particular o a “estar”. En los ratos libres suelen escucharse las ausencias “¿alguien sabe porque no vino Roberto hoy? tenía que ir a hacer un trámite de la pensión” ó “ayer estuve con Juli, tenía turno en el hospital, era el cumpleaños de su sobrina...”. Mara, usuaria del servicio, se ausenta dos días consecutivos. Al centro también vienen Vera, su hermana -orgullosa ganadora de un premio internacional por uno de los poemas que escribió en el taller de literatura- y María, la mamá de ambas, quien participa de La Hilacha. Dicen que Mara no quiere venir, está muy triste y por momentos agresiva, pero no quiere ir al hospital. El fin de semana esta situación empeora, María pide ayuda a una vecina, amiga de Mara y participante del cultural, con quién ella accede a hablar. Acompañada por su amiga, permite que la asistan en la guardia de salud mental; se organiza una breve internación domiciliaria[12]. La próxima semana Mara vuelve al centro y cuenta lo que venía sintiendo esos días, que había dejado de tomar la medicación debido a los efectos adversos. Otros compañeros le cuentan sus idas y venidas con la medicación y desde el equipo se trabaja con la Vera y María sobre posibles situaciones similares, recordándoles lo difícil que resultaron en ocasiones anteriores las descompensaciones de Mara, a diferencia de la actual, donde si bien no pudo detectarse que había dejado la medicación, pudieron asistirla sin una internación prolongada en el hospital, gracias a como ellas manejaron la situación. 

 

El arte ¿inutilidad útil?

Se vive un clima de agitación y trabajo, dos fechas importantes se acercan: en el Hospital se desarrollarán las II Jornadas Patagónicas de Cuidados Paliativos, en las que distintos talleres del centro tendrán participación; pero aún más importante: se acerca la fiesta de Fin de Año y Cumpleaños del Cultural, una fiesta callejera donde se muestra el trabajo de todo el año. En cada taller donde me recibían, rápidamente me encontraban tareas en los variados ensayos: maquillar, terminar de poner a punto los nuevos trajes de la murga y yo, cámara en mano, me subí a la vorágine de detalles de último momento.

En la  “La Hilacha” -Tejidos y Bijouterie-, “ArteSanos” -Objetos de madera-  y Cerámica  se dedicaron a elegir las producciones que se pondrían a la venta en el stand de las Jornadas. Patricia, operadora, preguntaba “¿esto lo compraríamos nosotros?” ó “Este perchero ¿lo pondrías en tu casa R?”, entre todos evaluaron la calidad de los objetos y los seleccionaron, indicando mejoras, descartando piezas y describiendo lo que consideraban una producción “vendible”.[13]

En “Compañía del Mate” -Grupo de Teatro y Literatura[14]- Silvio me contó que la obra que estaban ensayando -de autoría colectiva- era el fruto de un trabajo compartido entre los ejercicios de literatura e improvisación teatral, partiendo de una charla con el equipo de Paliativos del hospital.  Al concluir las conferencias, los organizadores presentaron a La Compañía como evento de cierre. La puesta en escena de la obra fue muy emotiva; incluyó un final en el que los actores recorrían las filas del público haciendo gestos de la obra, que la audiencia comenzó a copiar; levantándose de sus asientos y recorriendo el recinto, que se convirtió en una marea de gente que gesticulaba mecida por la música y luego el aplauso. Continuando el bullicio del aplauso, la Murga Salto de Alegría irrumpió en el hall del hospital, dando la nota de cierre. 

Para el cumpleaños del Cultural, se cortó la calle y se montó un escenario, donde se presentaron los distintos espectáculos. Allí me reencontré con Pedro, quien me pidió que sostuviera el micrófono mientras cantaba tres temas de su autoría; así fue como me subí al escenario del cultural. Pedro, mientras cantaba, estaba cursando su tercera internación, estrenando plan de medicación luego del trabajo con su hermana para los controles necesarios.

 

Echarse a andar, “el loco hijo de vecino”

Como escriben Stolkiner y Solitario, si el objetivo de la salud mental como campo se alcanzará, esto correspondería con la desaparición del campo mismo[15]. Asistimos al desarrollo de un dispositivo específico en el que una de las apuestas fuertes es a que sea el terreno de circulación tanto de sufrientes mentales, como de cualquier hijo de vecino. Si bien gran cantidad de asistentes recibían tratamientos de salud mental, también participaban diariamente familiares de los pacientes o amigos. E hijos de los talleristas o del cocinero o de la chica de limpieza; adolescentes que usan el espacio para estar entre amigos.[16] En lo cotidiano, no resulta tan sencillo mezclar al público de la obra con los actores. Quizás el arte sea un espacio de transición desde donde la escena histórica del paciente aislado sea una versión de lo que la sociedad hace con la diferencia; una versión entre otras. Estar en “el cultural” es participar de la máquina donde cada quien recorre sus razones para estar inserto y para excluirse de distintos puntos de la cultura, pensando el sentido de la cura en relación al restablecimiento del  lazo social.

 

Bibliografía

  • Argandoña Yáñez, M., Integración de Cuidados de Salud Mental en la Atención Primaria de Salud. Quinta disertación “Los escenarios de la Salud Mental”  del Seminario de Doctorado Internacional en Salud Mental Comunitaria de la Universidad de Lanus. Inedito
  • Clases del Seminario “Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes: Herramientas para pensar los debates cruciales” Departamento de Salud Comunitaria. Universidad Nacional de Lanús
  • Cohen, H, “Principios de la Salud Mental Comunitaria” Conferencia Día Mundial de la Salud, OPS- El salvador, año 2001.
  • Cohen, H y Natella, G. Trabajar en Salud Mental. La desmanicomialización en Río Negro. Edit. Lugar, Buenos Aires, 1995.
  • Efrón, R. Apuntes para una clínica en Salud Mental Comunitaria. Clases del Seminario de Doctorado de Salud Mental Comunitaria. Diciembre 2008. Inédito
  • Elvira, M. Un problema de salud mental. Trabajo final del Seminario del Doctorado Internacional en Salud Mental Comunitaria “Integración de cuidados de salud mental en la atención primaria de salud” dictado por el Dr. Mario Argandoña Yañez. Octubre 2009. Inédito.
  • Elvira, M. Participación de la comunidad en Salud Mental Comunitaria. Revista Salud Mental y Comunidad. Ediciones UNLA. Año 2, n 2, Diciembre 2012. Pag 105
  • Foucault, M. Los anormales. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 2000
  • Foucault, M. El poder psiquiátrico. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 2005
  • Galende, E y Kraut, J (2006). El sufrimiento mental. El poder, la ley y los derechos. Lugar Editorial
  • Galende, E. (2008). Psicofármacos y Salud Mental: la ilusión de no ser. Buenos Aires: Lugar Editorial.
  • Especialización en abordaje integral de problemáticas sociales en el ámbito comunitario. Instrumentos de intervención comunitaria. En: http://campus.unla.edu.ar/course/category.php?id=53
  • Ley Provincial nº 2440 de Tratamiento y Rehabilitación de las personas con sufrimiento mental
  • Ley Nacional de Salud Mental nº 26657
  • Percia, M. ¿Qué recepción pensar para las psicosis desatadas de sus manicomios? (Tras las pistas de Bonneuil). En: http://www.elsigma.com/historia-viva/que-recepcion-pensar-para-las-psico...
  • Rovere, M; “Redes en salud: los Grupos, las Instituciones, la Comunidad”  en Redes en Salud, El Agora, Rosario. 
  • Saraceno, B. La ciudadanía como forma de tolerancia. Organización Mundial de la Salud. Ginebra. 1999
  • Schiappa Pietra, J; Trabajos en Salud Mental. Modalidad rionegrina. Fondo editoral Fundación Valle Nuevo. Ro Negro. 1992
  • Schiappa Pietra, J; Desmanicomialización. Modo rionegrino de trabajo en salud mental. Fondo Editorial Rionegrino. Bs As. 2008
  • Stolkiner, A. y Solitario, R. (2007) Atención Primaria de la Salud y Salud Mental: la articulación entre dos utopías. En Maceira, D. (2007). Atención Primaria en Salud. Enfoques interdisciplinarios. Buenos Aires: Paidós.
  • World Federation for Mental Health. Salud mental en la Atención Primaria: mejorando los tratamientos y promoviendo la salud mental. 2009

 

Artículos sobre el Dispositivo en Diarios Locales y Nacionales

 

  • 18 de Septiembre de 2007 Buscan una salida para ubicar centro de rehabilitación

http://www1.rionegro.com.ar/diario/2007/09/18/imprimir.20079r18s04.php

 

  • 01 de marzo de 2009 Una experiencia de integración entre la comunidad y pacientes de Salud Mental

http://www.anbariloche.com.ar/noticia.php?nota=7528

 

  • Viernes 26 de junio de 2009 El ocaso de los manicomios

El valioso programa de tratamiento de enfermedades mentales que se hace en Río Negro se basa en la construcción colectiva

http://www.lanacion.com.ar/1143504-el-ocaso-de-los-manicomios

 

  • Sábado 13 de junio de 2009 El camino hacia el fin de los manicomios

Un centro cultural comunitario en Bariloche busca la recuperación de los pacientes psiquiátricos sin necesidad de internación

http://www.lanacion.com.ar/1138750-el-camino-hacia-el-fin-de-los-manicomios

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Siempre me pregunte por las resonancias de este “intermedio” ¿cabría acercarlo en este caso a lo transicional? Aquel espacio lúdico que propone Winnicott donde el sujeto crea el mundo y que se extiende hacia la experiencia cultural.

[2] Artículo 12°.- Para las personas con sufrimiento mental y sujetas a la jurisdicción judicial, se prevee la creación de pequeños espacios por jurisdicción para la internación completa, cuando ésta resulte necesario y conforme lo establecen los artículos 1 y 13. (Ley 2440)

[3] Elvira, M. Participación de la comunidad en Salud Mental Comunitaria. Revista Salud Mental y Comunidad. Ediciones UNLA. Año 2, n 2, Diciembre 2012. Pág. 105

[4] Hubo asambleas barriales de participación vecinal únicamente y generales con la presencia del Director del hospital Zonal, personal del mismo, intendente municipal, concejales, jueces de familia, acción social de la provincia de Río Negro y medios de comunicación.

[5] Al fin y al cabo, ese era el objetivo de mi rotación: sabía que Bariloche es la zona que más resistió y más dificultades presenta para la implementación de la orientación sanitaria adoptada por la provincia, motivo por el cual la considere un buen terreno para escuchar la variedad de discursos y prácticas en salud mental. Herramientas de historiografía en mano, me la pase preguntando, de esta actividad los testimonios que transcribo.

[6] “Los vecinos que habían juntado 1400 firmas para manifestar su oposición a que se instale en el barrio Ñireco la “Casa de medio camino” para pacientes del área de salud mental...” (Elvira 2012)

[7] En sintonía con Clara, Schiappa Pietra dice “esta modalidad de funcionamiento ofrece el centro como ámbito para el establecimiento de una agrupación primaria. Es decir, son aquellas instituciones que no temen operar como continentes y referentes sociales de las subjetividades que los transitan. Funcionan como matriz de identidad, en tanto sus integrantes pueden concertar lazos sociales complejos tal cual está permitido establecer en la comunidad (...) pasa a ser un ámbito abierto para que las personas encuentren su lugar en el mundo” (Schiappa Pietra; 2008; 54)

[8] Fragmentos de una entrevista realizada a varios de los participantes del centro. El objetivo de las mismas era recabar la historia colectiva del dispositivo, así como escuchar y registrar los relatos de las experiencias que se daban en el mismo. Entrevisté talleristas, coordinadores de talleres y operadores de salud mental.

[9] El equipo en el momento de mi rotación estaba compuesto por una coordinadora psicóloga y una tallerista que asistían todos los días. En distintos días se sumaban tres operadores de salud mental, una psiquiatra (una mañana), una psicóloga (taller de comunicación) y los distintos talleristas (profesor de teatro, de yoga, de literatura, de murga, de dibujo). Había una reunión mensual de la coordinación con los talleristas y una reunión semanal de todos los agentes de salud mental.

[10] Teatro, cerámica, carpintería, deporte (futbol y voleyball), taller de comunicación, murga, yoga, literatura, “hilacha”.

[11] La lógica de funcionamiento del centro habilita actividades de prevención de la salud, como talleres de sexualidad. Además durante mi rotación se estaba pensando una articulación particular con el hospital para aquellas pacientes que no suelen concurrir a los controles de salud de forma espontánea, pero sí participan del centro: surgió la idea de disponer de turnos pautados, por ejemplo de ginecología, y que varias pacientes concurran juntas.

[12] “La intervención comprende la tarea de generar una red comunitaria de cuidados.” (ELVIRA; 2012)

[13] “No se compra un producto como acto de caridad o filantropía, se adquiere por su belleza, calidad y costo en las condiciones de un mercado regido por las leyes de la oferta y la demanda. Esta característica de igualdad en capacidades y competencias permite un notable refuerzo en la autoestima de la persona históricamente marginada. Simultáneamente, actúa sobre las representaciones sociales de la comunidad al ubicar al “loco” como alguien que es capaz de crear, producir y trabajar como todos los “normales” (Cohen y Natella, 2005: 83-84). Otro tanto trabaja Sarraceno sobre la circulación social de las mercancias. (Sarraceno, 1999)

[14] La Compañía también realiza intervenciones en la calle relacionadas a la defensa de los derechos de los usuarios de salud mental a través de obras escritas y actuadas por ellos.

[15] “En cuanto a salud mental, si se lograra definitivamente la “normalización” de la atención del paciente psiquiátrico tradicional y la integración de las acciones de salud mental en las acciones generales de salud, el objetivo por el cual nacieron las políticas  de salud mental habría culminado con éxito. Tal éxito sería, simultáneamente, su extinción como campo específico para integrarse en prácticas sociales y de salud que incorporen la dimensión de la subjetividad” (Stolkiner y Solitario; 2007)

[16] “La familia, vecinos o amigos, familias sustitutas, como toda otra expresión de la organización comunitaria son parte activa para la recuperación de la persona con sufrimiento mental. Con el sufriente mental se trabaja en  su lugar de residencia y recuperando sus vínculos sociales. Es decir en y con su red social significativa, cuyas fronteras incluyen todos los vínculos interpersonales del sujeto: familia, amigos, relaciones de trabajo, de estudio, de inserción comunitaria y de prácticas sociales.”  (Cohen y Natella; 1995; 26).

Temas: 
 
Articulo publicado en
Diciembre / 2016