Ayer 30 de abril se cumplieron 90 años del nacimiento de Félix Guattari, psicoanalista pensador filosofo militante. Sobre todo, un clínico del quehacer transversalizado. Un estudioso incansable. Mi encuentro con Guattari estuvo de la mano del análisis institucional. Fue en principio un toque…un breve encuentro…apenas se diferenciaba del resto… Su concepto de transversalidad pronto fue un recurso de aplicación clínica tanto en el análisis institucional como en los grupos y en los pacientes individuales. Desde ahí aparece el Antiedipo. Así fue que comenzó a adquirir otra dimensión, adquirió volumen, corpulencia… Fueron los años en los que florecía la anti psiquiatría en el mundo occidental y los vientos de cambio pegaron fuerte en nuestro país. Aquí se emparentó con un movimiento político militante que abarcó todos los estamentos sociales y por ende a los que comenzaron a nombrarse como trabajadores de la salud mental. Este movimiento no dividía la atención de la salud mental de una práctica comunitaria que deriva inevitablemente en pensar la salud mental como un bien colectivo madurado desde la propia producción subjetiva de esa comunidad. En este sentido la salud mental es pensada como una producción cultural. La consigna que atravesaba cualquier práctica era Liberación o dependencia englobando en los mismos distintos grupos sociales y distintos grupos políticos. Y es así como resplandecen prácticas micropolíticas alternativas en el terreno de la salud mental que incluyen lo comunitario en sus múltiples expresiones.