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TUS (Terapia de una sesión)

 

El TUS, Terapia de una Sesión, fue hijo de la necesidad. Comencé a usarla
hacen más de 20 años, en mis tiempos de psicoargonauta, cuando, exilado,
trabajaba en Bahía, Rio, Sao Paulo, Madrid y Valencia. Psicoanalista
itinerante. Fue en la década del 70 y yo estaba bastante influenciado por
las terapias alternativas. Esalen era la Mecca. Despues, cuando volví al
redil freudiano, arrepentido por mi heterodoxia, no supe apreciar cuanto
aprendí en esos años "heréticos". La lectura corporal por ejemplo o una
posicion más fluida frente al lenguaje preverbal. Al hablar de técnicas
alternativas, lo que me queda hoy en dia es el psicodrama, ya que las
maniobras gestalticas y reichianas las fui perdiendo en el camino. Dejé de
torturar almohadones. El psicodrama, eso sí, es más que una técnica
alternativa, teatralizar eventos entra naturalmente en mi analisis de
todos los dias - dentro o fuera del TUS - y eso se lo debo a Tato
Pavlowsky y Hernan Kesselman.
Pero lo más importante a rescatar de los años fuera del redil fue
un estado de ánimo. Algo que toca lo ceremonial y que los
grupalistas denominan « grupo en estado naciente ». Existe un
franco suspenso donde todos esperan que algo va a acontecer, algo
que tiene que ver con el supuesto mesiánico de Bion.
Y este clima de laboratorio es una buena forma de entrar en el
TUS. El TUS, como dije, es una terapia de una sola sesion.
Encuentro prolongado de aproximadamente 3 horas, donde se
aplican técnicas alternativas bajo una regencia psicoanalitica.
Sesión única que tiene comienzo medio y fin.
Se puede hablar de una cierta afinidad entre la Terapia de una
sola sesión y el tiempo lógico lacaniano, ambos desarticulan la
parsimonia del tiempo reloj, introduciendo el factor de
presentificar el presente.
Hay una parte de nuestro curriculum ancestral que los analistas
tendemos a ocultar o a disimular. Descendemos de charlatanes de
feria del siglo XVIII. La galeria de antepasados de la saga
freudiana comienza con la figura fascinante de ese Gran Brujo que
fue Franz Mesmer, médico vienés creador de la teoria del
magnetismo animal. El divan de Mesmer era el baquet. Luego viene
Charcot, ese "visual"; como lo llamaba Freud, Maestro del "ojo
clinico" y "Rey de la Salpetrière". Hay algo teatral en nuestro
semblante, inclusive en nuestros prolongados silencios. Esa
necesidad de impactar al otro la llevamos en la sangre.
Al principio las TUS se realizaban en consultorios prestados. En
1994 estaba dando un curso sobre terapias grupales en México City
cuando decidí "regalarle" una TUS a la dueña de casa que me
hospedaba. Así nació la idea de hacer la terapia in situ, en su
bellísima casa. Era el huevo de Colon presentado en una bandeja.
La posibilidad de observar antropológicamente a las personas en
su habitat e interactuar en su nicho ecológico. Ese nicho, su
contexto íntimo, habla de como es la persona y las casas tambien
exhiben sus síntomas.
- Muestrame tus goteras - le pedi y le aclaré que toda casa
tiene algo que no marcha: una puerta que no cierra bien, une
letrina incontinente, humedad en el sótano, pero esta casa, ante
mi asombro, no tenía sintomas, lo que no deja de ser
significativo.
En esa primera sesión a domicilio quiza fui más lejos que nunca,
porque la realizé en una casa "funcionante" en la que, despues de
atravesar la cocina donde la cocinera preparaba nuestra futura
cena, pasamos al gabinete del marido y el encuentro de la pareja
fue interesante.
La casa juega un importante papel en el caso que voy a describir
en cierto detalle. Maria era una psicoanalista francesa en el mal
lado de los 50, una mujer guapa pero que debe de haber sido una
belleza de joven. Se la veia un poco dilapidada, sobre todo en
los cabellos ralos y secos (este detalle va a ser importante en
el desenlace de la sesión). Su casa, en, cambio, era agradable,
con alfombras coloridas, flores en el living y plantas gozando de
buena salud. El dormitorio llamaba la atención; cuarto chico casi
totalmente tomado por una cama camera imperial llena de grandes
almohadas gris perla; cama que despertaba la tentación voluptosa
de zambullirse. Cocina y cuarto de baño convencionales y bien
montados. Había finalmente un "cuarto de descartes", con libros
en el piso y cajas apiladas. Pasé casi 10 minutos revisando la
casa. Maria me dijo, divertida, que parecía un detective buscando
pistas y huellas digitales. Ella añadió que nunca sus analistas
habian entrado de esa manera en su casa. De esa manera me enteré
de una larga lista de analistas, todo freudianos y jungianos,
algunos de renombre.
Elegí una mesita redonda en el living para comenzar. Maria de
entrada diagnosticó su condición:

- Tengo una neurosis de fracaso.
Lo dice como si etuviera marcado en su destino, un poco a la
manera de Sisifo. Esos golpes de mala suerte se centraban en
lindas casas que tuvo y que fue perdiendo. Ella claramente no
sentía ninguna admiración por la casa actual que, a su vez,
corre el riesgo de perder por tener dificultades económicas. Cada
casa caída coincidió con una crisis y la primera fue la peor de
todas. Hacen más de 20 años, una noche, de sopetón, le dijo a su
marido que tenía un amante.
- Y por qué se lo dijo? - pregunté.
No lo tiene bien claro, nunca lo tuvo bien claro. No cree que fue
venganza, porque piensa que él no le había dado motivo. Aunque quiza
hubiera querido mostrar al marido - que la tomaba un poco como boba y
mosca muerta - que ella era capaz de ser infiel. No descarta la idea de
que quizo poner a prueba si su marido tendría la grandeza de perdonarla.
Ninguna de las explicaciones sonaba convincente, aunque la idea de ser
perdonada luego tomará una connotación especial.
Maria comenzó a hablar de su marido y le pedí una foto del marido.
Una ventaja del TUS es que ciertas casas son verdaderas galerias
fotográficas que registran el pasado como un libro con ilustraciones.
Maria trajo una foto tamaño tarjeta postal donde ella aparece en primer
plano con su marido sonriente, fuera de foco, en un segundo plano. en el
fondo.
- La sacó un primo mio, buen fotografo.
Foto reveladora. En primer lugar, mostraba la gran belleza de Maria a los
20; estupenda mujer en el estilo Sofia Loren. En segundo lugar, si el
primo era un buen fotografo, el marido en segundo plano y fuera de foco
era sugestivo. Sugería, al menos para el primo, que Maria era la figura
dominante en la pareja, cualquier cosa menos una mosca muerta. Comencé a
mirar a Maria con otros ojos.
A esta altura yo estaba pensando hacer un corte, un poco a la
manera del psicodrama, cambiando de escena. Quería un nuevo
marco para el momento en que Maria cuenta su traición. Había
pasado una hora y estuve tentado de jugar ese dialogo en el
dormitorio, pero no me atreví a sobrecargar la escena con un
extra de sexualidad que la transferencia incipiente no podría
sustentar. Una ventaja del TUS a domicilio es que uno cuenta con
varios sitios posibles. Elegí un divan de dos piezas en otro
rincon del living. Nos sentamos juntos y yo me dispuse a encarnar
al marido.
A Maria le costaba entrar en el papel y daba vueltas como
prefaciando el momento. Yo le tomé la mano y le dije, en voz
baja:
- ¿Qué te pasa? Estás nerviosa, querida...
Maria comenzó a llorar y su llanto no era solo resistencia, había emoción
en el medio. Me pareció que le costaba enunciar las fatídicas palabras.
Porque no olvidemos que esas palabras fueron decisivas y la llevaron
derecho al divorcio. Fue un llanto prolongado.
Este TUS fue diferente de los demás. En realidad no hay dos intensivas
iguales, pero por lo general yo escucho por unos treinta o cuarenta
minutos, hasta hacerme una idea general de las temáticas y luego elijo los
temas principales. Cuando lo haciá en el consultorio, colocaba cada tema
en una esquina. Por ejemplo: enfrente, el problema con su mama; a la
derecha, la obesidad; a la izquierda, su marido y aqui el futuro. Ahora
juego más con cambios de ambientes.
Le propuse pasar al "cuarto de descartes" para hablar de su familia de
origen y, sugestivamente, Maria comenzó hablando de su cirugía plástica en
la nariz. En ese mismo cuarto tenía un album con la foto de su nariz
original. En ella seguía siendo bonita, pero la nariz era judaica y ese
era precisamente el tema.
Maria tenía dos padres. Su madre estaba embarazada de un amante judio y su marido aceptó registrar a Maria como hija suya. "El es mi padre en los
papeles, el otro era mi padre en la sangre", dijo, un poco teatralmente.
La dupla paternidad perturbó mucho su adolescencia y Maria trajo mucho
material sobre esos años atormentados. Parece ser que cuando finalmente
conoció a su "padre de sangre", éste quizo acostarse con ella.
Aqui yo estuve bien y mal. Bien por interpretar la confusión del "incesto
cruzado" (para Maria el verdadero padre era el otro) y mal, muy mal en
realidad, por no haber homologado su "traición" con el impase materno,
cuando ella fue perdonada. Ella quería ser perdonada como su madre lo fue.
¿Por qué no reparé en algo que es pan comido para cualquier analista?
Obvio que mi contratransferencia estaba en juego, pero quisiera señalar
que en el TUS mucho material pasa muy rápido y mucho material se escapa
entre los dedos.
Maria me trajo una foto. La madre tendría unos sesenta años en la época.
Señora robusta, pero no gorda, de cara vivaz y mandíbulas fuertes. "Es una
carnívora", pensé. Mujer formidable en marcado contraste con la fragilidad
de su hija. Maria no la quiere y nunca se llevaron bien. De todo lo que me
contó sobre ella, una historia del pasado llamó mi atención. Durante la
guerra ella fue a trabajar con los alemanes y no eran trabajos forzados,
ella fue respondiendo a un llamado de los alemanes que ofrecían buenos
salarios. Nuevamente ronda la traición.
El padre parece ser que fue un buen tipo. Maria habló poco de él,
pero lo quería. Murió no recuerdo cuando, pero hace bastante
tiempo. Tambien habló relativamente poco de su único hijo, hoy en
dia casado y con dos hijos. No tiene hermanos y el familiar que
mencionó fue el primo que sacó la foto mencionada y que murió de
SIDA.
Por ser un tratamiento de una sola sesión es lógico que tiene que haber
muchos recortes y grandes lagunas en el anamnesis. En general hago TUS de
dos tipos. Unos son tratamientos para resolver problemas puntuales
(separación, duelo, enfermedad grave o alguna catástrofe). La otra
categoría, tal vez, más común, es el caso de analistas que quieren realizar
algo asi como un "service existencial". Maria entraría en esta categoría.
El TUS para un analista es como un cura que se confiesa.
El siguiente item en su "service existencial" fue el tema de su depresión
que segun ella dura una vida y que la llevó a sus dos intentos de
suicidio.
Ya habían pasado casi dos horas. Despues de la primera hora se produjo un
cambio en el habla de Maria, cambio que observé en muchos analisis, sobre
todo en los veteranos con años de diván. La mayoría están acostumbrados a
sesiones de 30, 45 o 50 minutos. Esa es la hora en que, por decirlo
crudamente, largan el rollo. Despues se sienten perdidos y su enunciado se
deshilacha y son los momentos más productivos de la sesión. Esto le daría
la razón a Lacan, si se piensa que el efecto de la sesión corta se
extiende a la sesion larga
A esta altura el vinculo transferencial era más sólido y decidí pasar al
dormitorio. Me felicité por la elección ya que ella se acurrucó en la
cama, como lo había intuido. Antes de hablar de sus intentos de suicidio,
Maria quizo saber cual era mi posición frente al suicidio.
- Yo no me suicidaría porque me da miedo.
- ¿Miedo de qué?
- De la muerte.
En el TUS no hay tiempo para el silencio o para la respuesta
evasiva. Más aun, hoy en día yo casi siempre respondo a las
preguntas.
Me pareció que había pasado el test sobre el suicidio, pero en su mirada
capté una intensidad pulsatil. Y esa pulsación intermitente hablaba de
rabia, lo que me hacía pensar que la narrativa de los suicidios fuera
dramática, pero me desconcertó la forma fáctica en que narró su coma
barbitúrico. El otro intento de suicidio solo había sido un simulacro.
A esta altura, de tratarse de una novela policial, hubiera pensado en
quién sería la próxima víctima, lo que me llevó a preguntarle, un poco a
quemarropa: ¿a quién estaba dirigida esa rabia (centellante), a su madre o
a su marido?). A Maria no le molestó mi pregunta, pero se tomó un tiempo
para contestar:
- Lo de mi madre ya pasó. Creo que con mi marido, no le perdono que me
haya hecho tan infeliz. - además, continuó -ahora sospecho que
rivalizábamos mucho.
Suele acontecer en el análisis convencional, pero más aun con el
TUS, cuando uno sabe que ciertas palabras son verdaderas y dicen la
verdad. Y este era el caso.
Dos horas y media habían transcurrido y estaba pensando cerrar la sesión
cuando quize retomar el tema de las casas. Para dicho fin le pedí que
dibujara una casa. Maria agarró un papel y comenzó a dibujar una sala
diciendo que tenía que ser amplia y con mucho sol, lo que me llevó a
decirle:
- Tu no sos depresiva -- el tuteo me salió casi diría sin darme cuenta.
- ¿Por qué?
- Porque esta sala tiene mucha luz, tiene flores frescas y plantas
robustas. No es el living de una melancólica.
- Pero no tiene espejos.
- Cierto, no tiene espejos.
Nunca contrarío a un paciente.
Maria seguía dibujando y diseñó su dormitorio junto a la sala que parecía,
en comparacion, muy pequeño, se parecía a su dormitorio tomado por la cama camera.
- Me encanta esconderme en mi cama.
No será que ella es autista, lo pensé pero no lo dije. En cambio le
pregunté lo obvio:
- ¿Por qué no hay espejos?
- No quiero verme.- me encara. - ¿Mira como estoy?
- Un poco descuidada. El cabello...
Su respuesta me sobresaltó;
- Es que estoy con cancer.
Yo me sobresalté. Fue un schock.
Maria lo percibió y dijo:
- Por qué te haz puesto asi?
De haber sido un gran analista en un momento inspirado, le hubiera
contestado, tomando la voz del marido:
- ¿Por qué me traicionaste, Maria?
Porque creo que traer el cáncer en el minuto final del TUS era una
forma de apagar todo lo dicho. Decirlo ubiera sido el broche de oro.
Se lo expliqué en otros términos.
Era el final de la sesión; acepté el buen whisky que me ofreció.
Copa en mano, le pedí una devolución. Ella dijo que fue duro, pero
que vio mucho. Le pareció interesante el dispositivo del TUS y
añadió : « Yo le pondría música ».
Buena idea. Se le puede pedir a los tusandos que elijan sus melodias.
Eso será para la próxima vez.

 

Emilio Rodrigué
Psicoanalista
erodrigue [at] uol.com.br

 
Articulo publicado en
Noviembre / 2002