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Topía le dice sí a la Igualdad

 

El día 1 de julio la revista Topía estuvo presente en el evento organizado por la FALGBT en el salón “Eva Perón” del Senado de la Nación con el fin de apoyar la aprobación de la Ley de matrimonio para personas del mismo sexo. Allí estuvieron presentes investigadores del Conicet, psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras y profesionales de diversas disciplinas e instituciones explicando y argumentando los motivos por los cuales resulta un avance en la salud mental de nuestra sociedad.

Reproducimos la ponencia de Carlos Alberto Barzani que participó de la actividad representando a la revista Topía. A continuación se puede acceder a las presentaciones de otr*s profesionales:

Carlos Figari, Graciela Balestra, Pablo Gagliesi y Javier Martín Camacho 
 
 

Ponencia de Carlos Barzani 

Buenas noches, en primer lugar quería señalar un hecho que bien podríamos tomarlo como un analizador; observaba y comentaba con la Lic. Graciela Balestra la presencia de colegas de diferentes disciplinas y líneas teóricas con los cuales polemizamos en cuanto a diversas temáticas que atraviesan el campo de la salud mental, sin embargo, hoy estamos de acuerdo en estar tod*s aquí, apoyando la aprobación de esta ley.

Uno de los slogans utilizados por los opositores a esta Ley es considerar que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son “antinaturales”, que se trataría de conductas que son desviadas respecto del “orden de la naturaleza”. Este argumento parte de considerar sin prueba científica alguna, que el fin de la actividad sexual es el de la reproducción de la especie.

La realidad es que el objetivo de la reproducción casi nunca constituye el motivo de la actividad sexual. Decir que lo que un ser humano busca en una relación sexual es procrear es reducir el vasto abanico del erotismo y deseo humanos.

Hace ya más de un siglo, allá por el año 1905, el creador del psicoanálisis señala en sus “Tres ensayos de teoría sexual” que la pulsión sexual no viene abrochada a ningún objeto adecuado para su satisfacción y que “el interés sexual del hombre por la mujer no es algo obvio, sino un problema que requiere esclarecimiento”.

La pregunta que se nos impone es: ¿cómo esto que es ideología se constituye en lo “natural”?

Los estudios sociohistóricos y antropológicos nos muestran que conceptos como el de “masculino” y “femenino” que parecen tan “naturales”e inmutables, varían según la sociedad y la época de que se trate. Lo mismo ocurre con el modelo patriarcal de familia que es una figura histórica basada en la autoridad y dominación sobre la mujer y los hijos por parte del hombre adulto heterosexual que es considerado el jefe de familia. Es decir, que este modelo de crianza no es universal, sino que es específico de una época particular de occidente y de ciertos sectores sociales.

Esta “naturalidad” se logra a través de la reiteración de la misma trama argumental con pequeñas variaciones desde diferentes esferas:

Por ejemplo:

  • el discurso religioso más conservador pregona que las prácticas sexuales que no tienen como fin la procreación son “pecado” expulsando a la tinieblas de lo pecaminoso la mayor parte de los encuentros sexuales entre seres humanos.
  • Siguiendo la misma línea cierto discurso pretendidamente científico -que tiene su raíz en la segunda mitad del siglo XIX- disfraza de científicas las prácticas que para ese discurso religioso son pecado y les aplica el mote de “perversas”. Es evidente como en este discurso “científico” se filtran las creencias religiosas y los prejuicios. Recordemos que hasta no hace mucho tiempo consideraban el acto de la masturbación como “perverso” y productor de enfermedades. Por otro lado, cuando se afirma que las prácticas homosexuales son una desviación de la naturaleza, se pasa por alto algo fundamental, que la sexualidad humana es en sí misma antinatural. Si nuestra “naturaleza” fuera la animal, deberíamos comer los alimentos crudos y no vestirnos, ya que nacimos “naturalmente” desnudos.

Comprobamos entonces, una repetición insistente de ese discurso desde diferentes órbitas: religiosa, médica-psiquiátrica, reforzadas por el bombardeo a través de los mass media. El modelo de familia patriarcal ha sido el ideal esperable, tanto de las telenovelas, como de los cuentos infantiles y libros de lectura escolares, donde la clásica foto muestra al papá viendo la tele o en el trabajo y la mamá cocinando o haciendo los quehaceres domésticos.

¿Cuántas familias entran en este patrón tan reducido?

No sólo quedan por fuera las familias con dos papás y/o dos mamás -que ya existen- sino las familias cuya cabeza pueden ser una madre soltera o viuda, una abuela, un tío, un hermano mayor, etc. Estas son las familias con las que nos encontramos los psicoanalistas en nuestra práctica clínica y comunitaria. Es desde esta experiencia que podemos sostener que la conformación saludable del psiquismo de un infante no depende -de ningún modo- del sexo o género de quienes lo crían, sino de la capacidad de cumplir con las funciones de soporte y de reconocimiento intersubjetivo y la creación de un vector que apunte a la exogamia. Debemos ser categóricos en esto: de lo que se trata es que esas funciones estén presentes, no de las personas concretas que las llevan adelante. 

La disyuntiva que se les abre a los senadores es clara, la decisión que tomen, también lo es: o una legislación inclusiva y que garantice la igualdad y equidad efectiva de los derechos para el conjunto diverso de l*s ciudadan*s que conforman nuestra sociedad o bien, una legislación según el modelo del apartheid que instituye ciudadanos de primera y de segunda, y que en su mensaje apunta a la adaptación de las personas a una sociedad represora y homogeneizante que no da lugar a la diversidad de personas y de familias. 
 
 

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Ponencia de Carlos Figari1

Circula un documento que contiene ya más de 500 firmas de investigadores/as, docentes argentinos e investigadores, en su gran mayoría pertenecientes al Conicet, en apoyo a la ley de igualdad.

El dato no es menor, ya que quienes dicen producir científicamente argumentos en contra, trabajan desde el más absoluto dogmatismo y falta de rigurosidad. En sus informes no se cansan de comenzar los párrafos con un contundente “es un dato objetivo” o “resulta evidente que”. Nada más alejado de la ciencia que esto.

De esa galera mágica que les permite hablar en nombre de un objetivismo casi divino (no es para menos cuando hablan en nombre de Dios), sentencian que la familia, además del latiguillo de que es la célula básica de la sociedad, sería una institución que devendría necesariamente de una ley moral universal.

La antropología, la historia, la sociología y otras tantas disciplinas han producido un vasto material que refuta este supuesto. No sólo a lo largo de la historia han existido muchas formas de agrupación humana asimilables a la familia actual sino que, también, existen formas muy diversas en otras culturas hoy en el mundo.

Si nos tomamos el trabajo de mirar un poco hacia atrás y hacer historia, es fácil deducir que la afirmación de algunos de que “el matrimonio está escrito en la misma naturaleza y en el corazón de los hombres” es falsa, ya que deliberadamente ignora sus vaivenes en el tiempo y el contexto de aparición relativamente reciente del sentido que atribuimos hoy al término. Ese tipo de afirmaciones demuestra perfectamente cómo una formación cultural es “naturalizada”, como si siempre hubiese existido así en el tiempo y el espacio.

Para mantener la figura tradicional del matrimonio se recurre a lo que denominan “discriminación justa”. Para ello sostienen que el propio derecho a la igualdad impide que se otorgue un trato igualitario a dos realidades que son radicalmente diversas y que, por eso, no merecen igual tratamiento. Puro racismo disfrazado.

Este es el mismo principio que avaló  durante muchos años que las mujeres no tuvieran derechos civiles ni políticos, o que se establecieran prohibiciones matrimoniales entre personas de etnias o razas diferentes. Este razonamiento sirvió, además, para sostener las leyes nazis que prohibían el matrimonio mixto entre judíos y arios (Ley de Protección de la Sangre, 1935).

Nuevamente hoy tenemos que escuchar cómo se agita la aún frecuente y prejuiciosa vinculación de la homosexualidad con lo patológico, para establecer un criterio de normalidad. Cabe aclarar, sin embargo, que la definición de homosexualidad como enfermedad tiene una localización cultural y una duración bastante acotada en el tiempo. Aparece, y siempre como una gran discusión sin un claro consenso, recién a fines del siglo XIX y se extiende aproximadamente hasta la década de 1970.

La clasificación de la homosexualidad como una enfermedad mental se produjo recién en 1952, cuando la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) publicó el primer DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). Esa inclusión duró apenas veinte años, ya que en 1973 la dirigencia de esa asociación profesional aprobó en forma unánime retirar la homosexualidad de la lista de trastornos que componían la sección “Desviaciones sexuales” de la segunda edición del DSM (el DSM-II).

Los grupos en contra de la ley de igualdad suelen argumentar que esto se debió nada más que a la presión de los grupos militantes sobre la APA, lo cual es profundamente malintencionado.

Parten del supuesto equivocado de que la ciencia es aséptica. Esto implica suponer que los cambios de la ciencia nada tienen que ver con los acontecimientos sociales y políticos que se producen en la sociedad. ¿Alguien hoy podría sostener, desde la disciplina que fuese, que la ciencia no cambia gracias a procesos eminentemente políticos? En gran parte del siglo XIX y principios del XX, los estudios antropométricos determinaban las diferencias raciales (y de paso las diferencias entre hombres y mujeres) en virtud de una estadística craneana. Se determinaban los tamaños cerebrales relacionados con los niveles de inteligencia y desarrollo cultural de agrupamientos a los que denominaban razas. La que tenía entonces los cráneos más grandes y permitía el desarrollo de cerebros superiores era, lógicamente, la raza blanca. De allí venían, en escala decreciente, los amarillos, los colorados –indígenas de Norteamérica– y, al final de la cadena, cercanos al mono, sin ninguna sorpresa: la raza negra. Algo similar, se deducía, pasaba en la relación cerebral entre hombres y mujeres: de allí su diferencia “natural”. La metodología era impecable; los juicios, punto de partida de los razonamientos deleznables. La patologización o justificación biológica de los grupos disminuidos en virtud de la raza ha cambiado porque el movimiento de afrodescendientes y blancos de buena voluntad presionaron a la ciencia de su época, y produjeron saberes y conocimientos a costa de marginación e incluso de persecución. Lo mismo pasó con las mujeres y con los indígenas. Con gays, lesbianas, travestis, transexuales e intersexuales, eso aún está pasando.

En diversas alocuciones, especialmente en las reuniones de comisión del Senado que tuvieron lugar en el interior, las personas gays, lesbianas y trans han sido agredidas verbal y físicamente, tratadas de lacras y de porquerías. Incluso en documentos pseudo científicos como los producidos por la ignota Universidad Austral, hablan de las personas homosexuales como seres sometidos a todo tipo de desórdenes de la “conducta”, trastornos mentales, enfermedades, depresión, tendencia al suicidio, consumo de drogas (las lesbianas especialmente consumirían alcohol, según los “serios” estudios que invocan). También lxs tratan de promiscuos, violentos y, de paso, ampliamente portadores de HIV.

Esta ola de discriminación y odio la propagan y difunden en provincias sensibles. Las movilizaciones en el interior, así como el uso de chicos y chicas de los colegios confesionales para hacer campaña –que, dicho sea de paso, en gran parte son financiados por el Estado, o sea, que todxs los y las ciudadanas estamos contribuyendo a estos actos discriminatorios– no cesan de agitar fantasmas de violencia.

Hace más de 10 años denunciamos en mi provincia (Catamarca), por lo menos, un crimen de odio por año, sea de mujeres, sea de gays y travestis. No separamos los casos, y cada vez que hacemos una denuncia pública volvemos a publicar toda la lista, porque para nosotros no son específicos, ni aislados. Todos ellos se originan en una manera de construcción de sexo-género en que el varón heterosexual puede, a su antojo, determinar el carácter humano o no de las otras personas. De allí los abusos permanentes, la violencia, los crímenes aberrantes y una Justicia que claramente favorece este esquema. Hay mucho que hacer en el interior para desmontar instituciones opresivas en muchos campos. Por eso debemos hoy responsabilizar a quienes agitan odios por la sangre de esa gente.

Para muchos de nosotros, la altísima tasa de suicidio del Noroeste, sobre todo de adolescentes, se relaciona de alguna manera con estos esquemas opresivos. Por eso les pregunto a los senadores de Salta, por ejemplo, que demandan con preocupación hipócrita informes sobre las consecuencias del matrimonio homoparental en el cuidado de niños y niñas: ¿ustedes tienen algún informe de por qué un o una adolescente se suicida por día en Rosario de la Frontera, una ciudad de su jurisdicción? Si ustedes no se preocupan por los niños, niñas y adolescentes de su provincia, que evidentemente están en un estado de indefensión absoluta, ¿les vamos a creer que están profundamente preocupadxs por lo que les pueda venir a pasar a nuestrxs hijos e hijas?

Y acá entramos en las argumentaciones que desplazan la discusión al supuesto daño que pudiesen sufrir los hijos e hijas de parejas homoparentales.

Un primer argumento es que van a ser discriminados. Algo contradictorio: sólo serán discriminados en tanto quienes así lo afirman mantengan las situaciones de discriminación. Como sostenemos en nuestro “Informe de la Ciencia”, no se puede plantear como impedimento matrimonial que un niño/a pueda sufrir a futuro porque la sociedad es discriminatoria. Todos/as podemos llegar a sufrir o no discriminación por los más variados motivos. No se les dice a los afrodescendientes o a los judíos que no se reproduzcan en las sociedades donde subsisten prejuicios contra ellos porque sus hijos/as van a sufrir. La diputada Cynthia Hotton, forzando este argumento hasta el absurdo, sostiene que “las Naciones Unidas desaconsejan la adopción interracial o intercultural, para evitarle más problemas a un niño abandonado que ya trae sus problemas”. Es decir que, con esta perspectiva, los hijos de una pareja compuesta por una persona blanca y otra afrodescendiente, por ejemplo, serán seguramente discriminados por ser mestizos y en consecuencia no debería permitirse el casamiento entre personas de color, raza o etnia diferentes.

Por otro lado, sin tapujos, se supone que habría un daño. Así, en abierta contradicción con los estudios científicos y basándose sólo en lo que denominan “la experiencia”, un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe dirigido a los legisladores católicos sostiene que: “Como demuestra la experiencia (...), la integración de niños en las uniones homosexuales a través de la adopción significa someterlos de hecho a violencias de distintos órdenes, aprovechándose de la débil condición de los pequeños, para introducirlos en ambientes que no favorecen su pleno desarrollo humano”.

Hasta acá lo único que la “experiencia” nos ha demostrado es que quienes emiten esta declaración son los únicos que han provocado graves abusos a los niños y niñas sometidos a su cuidado o influencia. ¿Cómo pueden estos señores ser considerados una fuente moralmente autorizada para, siquiera, opinar al respecto?

A todo esto están las investigaciones producidas sobre las diferencias o no que podrían existir entre niños y niñas criados en hogares homoparentales y heterosexuales. Debemos, no obstante, dejar bien claro que el hecho de someter a estudio la existencia de las familias homoparentales es ya un punto de partida discriminatorio. ¿O alguien estudia a las familias heterosexuales para ver si tienen derecho a existir? A pesar de ello, entrar en esta discusión nos ayuda a visualizar los procedimientos hipócritas que intentan forzar conclusiones científicas a favor de la discriminación. El problema –para ellos– es que no consiguen forzar a la ciencia para que siga manteniendo sus prejuicios. En el Informe que produjo la Universidad Austral se sostiene que su investigación es abordada a partir de fundamentos científicos y racionales, y agrega que “la inadmisibilidad del matrimonio homosexual en el Congreso de la Nación no es una cuestión religiosa sino un debate público, laico, civil”. Eso no es cierto. Primero no dan los nombres de quienes escriben ese trabajo, ni sus credenciales institucionales. No las tienen. Se forman en el grado en instituciones de cuño católico conservador, siguen el posgrado en la misma red, publican sólo en sus revistas sin ningún reconocimiento académico, y el financiamiento de sus investigaciones proviene de las mismas instituciones o de fuentes privadas. No figuran prácticamente en el Conicet, pues no califican. Y todo esto no es por discriminación: simplemente no cumplen con requisitos mínimos para que su trabajo sea considerado científico por sus pares. Son comunidades pseudo científicas y endogámicas.

En el campo del conocimiento científico, en cambio, la abrumadora mayoría de estudios realizados en los últimos 40 años en varios países, una y otra vez, concluyen que no hay ninguna diferencia sustantiva entre los niños y niñas por haber sido criados en uno u otro entorno familiar. En el mismo sentido se han pronunciado las principales asociaciones profesionales y académicas. Existen cada vez más estudios con muestras más contundentes y períodos más extensos de observación.

La gran mayoría de quienes están en contra de la ley de igualdad, como contraargumentación, presentan meras revisiones de estudios realizados, intentando discutir aspectos metodológicos para deslegitimarlos. Sólo por dar un ejemplo, este mismo mes, en la revista Pediatrics, se publicó la investigación de Gartrell y Bos que durante 17 años estudiaron la evolución de 78 niños y niñas de madres lesbianas. Según dicho estudio, “los adolescentes que han sido criados desde el nacimiento en familias de lesbianas demuestran un ajuste psicológico saludable y, por lo tanto, nuestros resultados no proveen justificación para restringir el acceso a tecnologías reproductivas o a la custodia de niños con base en la orientación sexual” **.

Para terminar, y contestando al reciente editorial anónimo de La Nación y el pobre informe de la Universidad Austral: “Los hijos de la gente lesbiana, gay o trans no son cobayos, ni experiencias de ingeniería social con los menores huérfanos y abandonados”. No lo fueron, ni lo serán, porque simplemente ya están. Nacieron porque la vida, la felicidad y la reunión afectiva de las personas no piden permiso. Están ahí formando familias, buenas o malas, con mayores o menores problemas. En definitiva, como cualquier otra familia.

 

 

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La ciencia le dice sí a la Igualdad

Ponencia de Graciela Balestra

 

Lic. en Psicología, Directora de Puerta Abierta

 

 

Ayer pregunte a una paciente como se habia sentido al ir a la marcha. Me esperaba cualquier respuesta menos esta: “Ridicula”, me contesto. “¿Que hago acá pidiendo cosas que tendrían que ser obvias?” Nuestros legisladores tendrian que aprender más de nuestros pacientes.

Me voy a basar en la experiencia clínica de haber visto mas de mil personas gays, lesbianas y trans, y solo a partir de ahí, ya que ¨hace falta escuchar muchas historias de vida de muchas personas para poder llegar a entender algo¨.

Me gustaria invitar a los senadores y público a pensar y a preguntarnos ¿por qué tenemos que basar la decision en estudiar si los homosexuales son aptos para adoptar o ser padres? ¿No deberíamos hacer lo mismo con los heterosexuales? Dicho estudio es de por si homofóbico, porque parte de un supuesto de enfermedad o al menos de minusvalía de unos sobre otros.

Estoy de acuerdo en que deberia haber una escuela para padres antes de tener un hijo, pero para padres de todas las orientaciones sexuales. Eso nos ahorraria muchas horas de terapia. Hasta ahora con mas de 2000 años de heterosexualidad obligatoria, el mundo tan bien no va, es más deja bastante que desear.

Es una falacia decir que esta ley habilitará la adopción porque esa posibilidad ya existe. Cualquier persona puede adoptar sola, de modo que gays y lesbianas ya pueden hacerlo. Lo que pareciera que desean prohibir en todo caso es que ese gay o esa lesbiana se enamore y tenga una pareja. Como si se fuera mejor padre estando solo que enamorado, contenido y feliz. Ningun estudio creo que avale semejante afirmación, ni siquiera los que están en contra!

Por otra parte, el prohibir a gays o lesbianas formar familias solo porque sus hijos pueden tener tendencia a parecerse a ellos, (si asi fuera en el mejor de los casos, ya que a todos los padres nos gusta que nuestros hijos se nos parezcan) continuaría con el absurdo de prohibir a los obesos a ser padres porque pueden transmitir la predisposición a la obesidad a sus hijos, o impedir que los afrodescendientes tengan hijos porque heredaran su genética racial, y puedan por esto ser discriminados en la escuela. Este argumento nuevamente pone de manifiesto que contra quien debemos pelear es contra la discriminación y que hay que educar a la sociedad para que sus prejuicios no destruyan la posibilidad de existir libremente de otros seres humanos.

Sinceramente en mi experiencia clínica no he observado más parafilias y perversiones en gays que en pacientes heterosexuales y que las parejas homosexuales son tan aptos de ser padres como cualquier pareja heterosexual. Citando a Freud, salud es la posibilidad de amar y trabajar. Amar simplemente a otra persona, cualquiera sea, el amor humano trasciende nuestra genitalidad y nuestro género.

 Por ultimo, pregunto a los senadores: ¨¿que hacemos con las familias que ya existen? ¿Quien de uds. será capaz de mirar a los ojos al hijito de dos gays o lesbianas y decirle: Vos tenes menos derechos que los otros chicos? ¿Hasta cuando permitirán que esos niños vivan con menos protección legal que los otros? Si realmente la intencion es de proteger a los niños, entonces empecemos por hacer que todos los niños y niñas argentinas tengan los mismos derechos; según nuestra constitución, todas las personas somos iguales ante la ley¨.

 

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La ciencia le dice sí a la Igualdad

Ponencia de Pablo Gagliesi[1]

 

 

La ponencia del Dr. Pablo Gagliesi fue realizada a través de una presentación power point donde se propuso presentar algunas cifras en relación al debate del proyecto de Ley y la homofobia. Comenzó criticando la cobertura algunos medios dado que el debate fue presentado desde dos posiciones simétricas, en tanto que una de la posturas se trataba de un sector -el religioso- con un financiamiento único y la otra, una diversidad de sectores cuyas investigaciones y actividades fueron realizadas con financiamiento mixto. Asimismo presentó una serie de estadísticas en cuanto a los efectos sociales de la homofobia.

 

 

 

HOMOFOBIA

Amplio rango de diferentes puntos de vistas y actitudes hostiles o miedo a las personas con una identidad de género o sexual diferentes. Se aplica a ideologías hostiles que estigmatizan la homosexualidad. Emociones, pensamientos o acciones que son la causa de la experiencia de discriminación de las personas. Incluye puntos de vista, ataques físicos, discriminación, violencia y la representación en los medios de comunicación.

 

Relación directa: Heterosexismo, machismo

 

Cuestión: ¿Delito o enfermedad?[1]

 

La OMS y la OPS dispusieron un día, el 27 de Mayo, para concientizar sobre este flagelo

 

 

Fuente:

Herek G. (2004, April), 'Beyond “Homophobia”: Thinking About Sexual Prejudice and Stigma in the Twenty-First Century' Sexuality Research and Social Policy 1(2).

 

Willliamson I. (2000, February), 'Internalized homophobia and health issues affecting lesbians and gay men' Health Education Research 15(1)

 

The Campaign to End Homophobia, 'Homophobia'.

 

 

LA HOMOFOBIA MATA
Datos de la endemia

u    Los niños y adolescentes escuchan palabras estigmatizadoras en relación a la homosexualidad 26 veces en el día o cada 14 minutos

u    31% de los jóvenes gays y lesbianas han sido amenazados, injuriados o dañados físicamente en las escuelas

u    Un estudio en 37 países europeos refiere que la mitad de los niños y adolescentes gays, lesbianas y trans han experimentado bulling (abuso) en el colegio. Les han robado vandalizado cosas de su propiedad, amenazado, maltratado verbalmente, puesto nombres injuriosos, abandonados o aislados por su grupo social. La mayoría (77%) reportaron escasa o ninguna ayuda por parte de los adultos

u    Afecta directamente siendo la primer causa de abuso verbal y físico (bulling) perpetrados por pares en colegios

u    Está fuertemente vinculada con la incidencia de accidentes en adolescentes

Fuente:

Bart, M. Creating a safer school for gay students. Counseling Today, September 1998

Chase, Anthony. "Violent Reaction; What do Teen Killers have in Common?" In These Times. 9 July 2001

 

u    Aumento del número de suicidios

u    Conductas de riesgo

u    Afecta el rendimiento y las expectativas de desarrollo

u    Abandono escolar

u    Expulsión de red familiar

u    Expulsión de red social

u    Mayor vulnerabilidad a ser víctimas de abuso sexual

Fuente:

 

 

New York Gay and Lesbian Anti-Violence Project Annual Report, 1996. Report of the Secretary's Task Force on Youth Suicide, U.S. Department of Health and Human Services, 1989.

 

u    Según un informe publicado por The Economist, un hombre o mujer es asesinado todos los días en America Latina por su orientación sexual

u    Efectos de política sanitaria: Los problemas en la epidemia del SIDA

u    El gobierno Canadiense solicitó una evaluación de su costo que se estimó en 8 billones de dólares

u    La violencia doméstica es directamente proporcional a la homofobia social, como correlato del machismo

Fuente:

 

 Christopher Banks, Rochon Associated Human Resource Management Consulting Inc.

 

 

u    Los jóvenes de nuestras provincias están en mayor riesgo

u    La emigración a zonas seguras (ciudades) es alta

u    En Estados Unidos el Crimen de Odio o asesinato de personas gay-lésbicas es más alto en zonas rurales. El 75% de los perpetradores son jóvenes de menos de 18 años. Modareli repasa este problema en la Argentina en “Cadáveres Imprudentes” y existe al menos un reporte provincial Catamarca

 

Fuente:

Modarelli, Revista Soy, Cadaveres imprudentes. VIERNES, 25 DE ABRIL DE 2008

 

Homo y rural, o cómo ser gay en una localidad de La Mancha. Susana Hidalgo, Madrid, 16/05/08

gayrights.change.org/blog/view/homophobia_in_rural_america, New York Gay and Lesbian Anti-Violence Report, 1996.

 

Carlos Figari, Elsa Ponce y Antonio Torrente,

 

 

LA HOMOFOBIA NOS MATA
Frases de la semana

”Serios riesgos en la sana evolución psicológica de los niños criados entre parejas homosexuales" y apuntó que esos chicos son entre "cuatro a diez veces más proclives a orientarse hacia la homosexualidad” Martes 22 de junio de 2010

 

(…) aseguró que "la homosexualidad es una desviación que tiene cura” Domingo 20 de junio de 2010 

 

 (…) calificó como "intrínsecamente desordenadas" las relaciones homosexuales, equiparándolas con el incesto. "En el derecho positivo no se puede ir contra la ley natural, sancionar esta ley es demoledor para la familia argentina” Miércoles 16 de junio de 2010

 

“Los homosexuales son una lacra social” Jueves 18 de junio del 2010

 

600.000 chicos y chicas devendrán gays y lesbianas en la argentina están expuestos a estas frases

 

NUESTRA JUVENTUD ESTA EN RIESGO

Tenemos el mejor remedio para este problema de salud pública:

ESTA LEY

 

 

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El matrimonio entre personas del mismo sexo

Dr. Javier Martín Camacho

Psicólogo

 

Resumen de la ponencia realizada en la Cámara de Senadores en el evento:

La Ciencia le dice Sí al Matrimonio Igualitario

 

            El proyecto de ley que permite a las personas del mismo sexo casarse garantiza la igualdad ante la ley. El reconocimiento por parte del Estado permitirá que las familias homoparentales sean reconocidas como familias, más allá de los modelos que nos quieren imponer respecto de lo que es o debe ser una familia.

            La familia es una construcción eminentemente social, que cambia constantemente con los tiempos y las latitudes, incluso hoy mismo existen infinidad de modelos de familias. La idealización de un modelo único de familia, intenta violentar la diversidad, prescribiendo una única forma de conformar vínculos afectivos válidos, el Estado tiene la obligación de asegurar como señala nuestra Constitución Nacional la igualdad ante la ley, por lo tanto no se les puede negar derechos a una minoría, por el solo hecho de no ser heterosexual.

            Hemos escuchado argumentos de todo tipo para evitar el reconocimiento de derechos, se dice que no se puede tratar lo diferente igual y a realidades diferentes se debe legislar diferente, esto es un recurso claramente discriminatorio, porque es cierto que todos somos diferentes: altas, bajos, flacas, gordos, negros, ateas, varones, mujeres, zurdos, rubios, morochas, heterosexuales, bisexuales, sí, tenemos muchas diferencias, pero tenemos una humanidad común y de eso se trata, de lo que nos hace humanos. Todos tenemos los mismos derechos, estos son derechos humanos básicos, el principal es el de la igualdad ante la ley.

            A veces se alega que una pareja del mismo sexo no debería adoptar niños porque podría perjudicarlos al no tener una imagen de una mamá y un papá, este argumento se lo utiliza sólo para generar confusión, porque en nuestro país, todas las personas que cumplan con los requisitos que estipula la ley pueden adoptar, independientemente de su orientación sexual, ya sea como matrimonio heterosexual, por ahora, o como persona soltera. Por lo que ya las personas gays y lesbianas adoptan y crían a sus hijos e hijas, ya tenemos familias, pero nuestros niños y niñas tienen menos derechos, esta ley permite legalizar y legitimar una realidad que ya ocurre hace años. A pesar de que la ley de matrimonio igualitario simplemente es un cambio en el código civil y no contempla el tema de la adopción, diré algunas palabras para no esquivar el tema que con mayor frecuencia esgrimen sus detractores: las posibles consecuencias en los niños criados por padres y madres gays y lesbianas.

            El tema de las familias homoparentales viene siendo estudiado científicamente desde hace ya más de 30 años, en diferentes países, fundamentalmente en EE.UU. pero también en Suecia, Gran Bretaña, Francia, España, Holanda entre otros y por diversas universidades e instituciones de salud, todos los estudios serios muestran que los niños y niñas criados por padres gays o madres lesbianas tienen un desarrollo saludable en todas las áreas, tanto a nivel afectivo, como social, cognitivo, intelectual y se encuentran en condiciones similares y sin diferencias significativas a los criados por padres de distinto sexo. Incluso el 29 de Junio de 2010, se presentó en la revista científica Pediatrics de la Asociación Americana de Pediatría, uno de los estudios longitudinales más importantes con seguimientos de 17 años, que se sigue realizando y encontró que los chicos y chicas son saludables y no tienen diferencias significativas con los criados por padres heterosexuales.

            Existen innumerables estudios científicos que echan por tierra las pseudoargumentaciones científicas contrarias, por eso desde las ciencias le damos un sí claro al matrimonio igualitario.

 

 

 
 
Articulo publicado en
Agosto / 2010