"No se trata únicamente de una referencia al tabaco. El significado es múltiple. SMOKE evoca una sustancia que no se puede tocar. Es una metáfora con la que se intenta transmitir lo que puede pasar y ocurrir entre la gente.".
Paul Auster.
UNA EXCEPCION A LA REGLA: al contrario de lo que sucedía en la llamada "época de oro" del cine, la última década del siglo, parece estar empeñada en castigar sistemáticamente a la imaginación, y por consiguiente a la capacidad reflexiva del espectador. Incluso pareciera que estamos asistiendo al epílogo definitivo del cine de autor.
Hasta la década del 80 todavía se contaba con "saludables antídotos" que nos proporcionaban cineastas como Truffaut, Buñuel, Fellini, Kurosawa. Pero a partir del avance vertiginoso de la imagen computarizada, y de la ilusión tecnológica que propone la mega industria cinematográfica, el cine como arte ha llegado al máximo de su tensión crítica, en lo que respecta a la pérdida de su centro y por lo tanto de su trascendencia. Sólo queda "algo" que no le exige casi nada al espectador, sino que por el contrario le ofrece "todo".
¿Y qué es lo que "ofrece" este cine "vertiginoso" de los 90?
Como la mayoría de los films pensados sólo en torno de los "efectos especiales" y de su asegurado éxito de taquilla posterior (Jurasic Park, The Mask, El día de la independencia,etc...,etc...), este cine "ofrece" varias opciones:
- la progresiva amnesia del lenguaje.
- la muerte definitiva de los grandes relatos.
- el reemplazo de ciertos valores permanentes y trascendentes por el culto a tres constantes:
* culto al dinero * culto al cuerpo * culto a la fama
- el poco espacio destinado a la reflexión, dentro de un sistema ideológico donde la velocidad de los medios es superior a la capacidad que poseemos para retener sus mensajes.
Un cine donde las imágenes han perdido toda intensidad: no producen asombro ni intriga; no resultan misteriosas ni transparentes. Sólo estan allí un instante, para que otra imagen la reemplace. "El medio es más veloz que lo que trasmite", donde la atracción de la imagen se ha convertido en una atracción sustentada en y por la velocidad. Es como si el espectador no necesitara recordar las imágenes anteriores para pasar a las siguientes. Es más si el espectador se detuviera a recordar, a reflexionar o profundizar, quedaría inmediatamente retrasado y fuera del juego. Al decir de Beatriz Sarlo la combinación de velocidad y borramiento, podría ser el signo de esta época, lo medular del mundo posmoderno: la desmemoria, y la pura superficialidad. En este sentido el cine de los 90 ha sepultado la pausa, el silencio, y la retención de los elementos más sutiles cargados de intensidad.
Este cine que pretende ofrecernos un mundo lleno de matices, pero que confunde matiz con brillo superficial, y creatividad con la "variada" repetición de lo mismo. Un cine paradójicamente homogéneo. Cine fábrica que inventa un molde sobre el que se proponen débiles variaciones en el resto de la serie(Terminator-Rambo-Pesadilla-Batman-Martes 13,etc....etc....etc.) Aquí no interesa cómo se cuenta una historia sino hasta dónde se puede
impactar al público con los efectos. Y los efectos especiales son producto de la tecnología y no del arte. El cine de los 90 a totemizado las imágenes a partir de un despliege técnico sin precedentes que ha transformado a la técnica en un fin en sí mismo y no en una mera herramienta. De ahí la literalidad omnipresente y la obscenidad pornográfica de los mismos. Todo está contado en un presente puntual y fragmentado. Por que hay que "estar al día", borrar la huella, y olvidar. Por que no hay pasado que recuperar o del cual aprender. Este cine que "ofrece tanto", se ha olvidado de lo fundamental: de la mirada. Se ha olvidado del espectador, lo ha convertido en un autómata, que atraído por el falso confort de la plenitud, ya nada tiene que imaginar. Hay sin embargo algunos focos de resistencia, incluso la búsqueda de una instancia reflexiva desde este mismo discurso cinamatográfico. Tanto Q.Tarantino(Tiempos Violentos), como O.Stone(Asesinos por Naturaleza) retoman la narración desde la pseudoestética de este cine de efecto. Además de las nuevas experiencias del último cine chino, el nuevo cine italiano, el cine de directores negros yanquis, el de los países de la ex Yugoslavia de Tito, o films como SMOKE (CIGARROS, en la traducción argentina. ) de Wayne Wang/Paul Auster, uno de los mejores films del año.
CINE-LITERATURA: CINE-LITERATURA: el cine es sin lugar a dudas el arte de nuestro tiempo, y es además el más totalizador: suma pintura, plástica, fotografía, música, interpretación, y sobre todo literatura. Como totalidad que es, no puede ser reducido a ninguna de sus partes. Tampoco es la suma de todas ellas. La totalidad del cine, es algo distinto a la suma de sus partes. el cine es sin lugar a dudas el arte de nuestro tiempo, y es además el más totalizador: suma pintura, plástica, fotografía, música, interpretación, y sobre todo literatura. Como totalidad que es, no puede ser reducido a ninguna de sus partes. Tampoco es la suma de todas ellas. La totalidad del cine, es algo distinto a la suma de sus partes.
En cuanto a su relación "carnal" y compleja con la literatura, el cine comienza pidiendo permiso. Tuvo, básicamente, dos maneras de acercarse a la literatura: una servil, y la otra creativa. La primera mantiene frente al discurso literario una actitud obsecuente que confunde con el respeto. La segunda , estableciendo equivalencias y homologías estructurales, donde la influencia de códigos y procedimientos ha enriquecido a ambos discursos. Smoke es un ejemplo contundente en cuanto al enriquecimiento del "repertorio de préstamos", tales como la temporalidad y la secuencialidad narrativa.
En el origen de Smoke, hay un texto divertido y emocionante del escritor norteamericano Paul Auster, el CUENTO DE NAVIDAD DE AUGGIE WREN, que se publicó por primera vez en el New York Times, una historia de "verdades y mentiras de generosidad y de robo", a partir del cual el cineasta Wayne Wang, decide llevarlo al cine de la mano del guión del propio Auster. Incluso éste, conmovido por la experiencia del rodaje, improvisa un segundo film, donde las situaciones son creadas por Wang y Auster, en colaboración con los actores, Blue in the face, ("Humos del Vecino" en la versión que actualmente circula en los Videoclubs porteños), cuyo título nos transmite la imagen de alguien que está a punto de estallar. Mientras Smoke trata la cuestión de la comunidad en términos de afinidad emotiva, y la presenta cumpliendo el rol de la familia y los amigos. Blue in the Face lo hace desde el punto de vista de la locación real. La tienda de Auggie(H.Keitel) es un oasis urbano en el que se ha forjado un sentido cívico pero también en peligro de extinción, un recordatorio de que el espacio de la ciudad moderna debe ser hecho con lugares más pequeños, debe construirse a una escala humana para poder ser habitado.
Pero como en un movimiento de ida y vuelta, el cine es ahora el que nos permite colarnos en la intimidad de Paul Auster y de su obra, verdaderas "novelas de cine" de raíces autobiográficas: La invensión de la soledad, El país de las últimas cosas, La ciudad de cristal, Fantasmas,La habitación cerrada, El cuaderno rojo, y sus cuatro grandes novelas: El Palacio de la Luna, Leviatán,La música del azar (De esta novela existe una modesta versión cinematográfica dirigida por Philip Haas y que con el mismo título la suelen pasar por el videocable), y Mr. Vértigo. Obra que va de lo autobiográfico , a través de la narrativa de aprendizaje, a la crítica de la sociedad de consumo, del testimonio de los derrumbamientos de las generaciones liberales, hasta escrutar el misterio de las coincidencias y del azar. Textos que, como el film Smoke tratan de la Norteamérica actual, temas familiares-cómo la búsqueda del padre y de los orígenes- o más universales como los de la identidad, la incomunicación, las relaciones, la soledad y el conocimiento.
Smoke constituye también un homenaje a su barrio fetiche, a su "ombligo del mundo", cerca del puente de Brooklyn, allí donde Paul Benjamin(Paul Auster), el escritor que interpreta William Hurt, acude diariamente a comprar sus Schimmelpennick small cigars, en la esquina de la calle Court, donde está ubicada la cigarrería de Auggie(H.Keitel).Punto de encuentro para verse con los amigos, contar historias y discutir, como uno de los mejores "remedios para el alma".
EL PLACER DE "PERDER EL TIEMPO"EL PLACER DE "PERDER EL TIEMPO": A diferencia de la vertiginosidad propuesta por la "estética" dominante de la década del 90 Smoke contrapone a la tiranía de los efectos, verdaderas "prótesis" para sostener la ausencia de relato, la voluntad de la forma, y una sólida construcción estética sostenida por las actuaciones y las historias que se cuentan. Pero cada una de esas narraciones está hecha de personajes y no de situaciones. Y también de la convicción interna de que la vida es incompleta si no existe una acto de creación. En Smoke " la narración no se hace humo", porque es un cine construido a partir de la contundencia de los diálogos y de las sutilezas del pensamiento. Smoke ha sabido utilizar la ambigüedad y lo sutil del discurso literario, sin convertirlo en solemnidad y aburrimiento cinematográfico. Su economía expresiva transforma un largo plano secuencia(técnicamente una sola toma aburrida) en una verdadera epifanía: el relato de Auggie es extremadamente rico por lo extremadamente pobre, no es rico por lo mucho que posee, sino por lo técnicamente poco que necesita para existir.
En Smoke la historia de la memoria es la de la mirada, a través del lenguaje, el hombre existe en el universo, que puede ser tanto una habitación, una casa, una ciudad, como una cigarrería del Brooklyn. Núcleo central y emblemático del film. Un lugar ideal para fumar, contar historias o sencillamente perder el tiempo. Y tiempo es todo lo que Smoke reclama al espectador, una pausa, un silencio. Tal que podría decirse que "perdiendo tiempo", recuperamos nuestro verdadero tiempo.
El mismo P.Auster en una entrevista, comenta a propósito del film: "quería hacer algo muy sencillo, sobre gente absolutamente corriente.Sin embargo, Smoke es una película bastante optimista. Es verdad que aparece gente un tanto angustiada,perdida,abrumada de problemas...Como en la vida..Pero se da la circunstancia de que cada uno de los personajes trata de fomentar en el otro lo mejor que lleva dentro, lo que considera lo mejor. Se trata sencillamente de una manera determinada de abordar las cosas, los seres y la gente. Un aspecto que para mí es esencial: no quería hacer un film cínico. Casi todos los films que se exiben actualmente, son films cínicos. El cinismo es un reflejo de nuestro tiempo, tan falso como ese sentimentalismo beato de la época victoriana. El cinismo-al igual que su otra cara, el sentimentalismo- no es la vida. Yo creo que la gente no vive en su fuero interno de una manera cínica." En casi todas las relaciones entre los personajes siempre hay una marca cercana a la paternidad, una relación desigual, pero donde la cuestón del poder se disuelve en la protección y el afecto. De ahí que el título Smoke no remita únicamente al tabaco. Smoke evoca también una sustancia que no se puede tocar, y que intenta transmitir lo que pasa y ocurre entre la gente. Smoke es algo intangible pero esencial. Cuando los personajes del film fuman, ya sea un puro o un cigarrillo se produce humo. Y el humo es una sustancia real, pero no es sólida(pesada), es leve y sutil, y no la podemos meter en el bolsillo. Cambia de forma a cada instante. El humo es el epítome de la inestabilidad. El humo vuelve el mundo vaporoso. Las cosas que ocurren entre la gente son reales, pero tampoco se pueden tocar. Esta sutil levedad considerada más como un valor que como defecto. Smoke: poesía de lo invisible, de las infinitas potencialidades imprevisibles, poesía de "la nada", que nace de un poeta como Auster, que no tiene dudas sobre la fisicidad del mundo que lo rodea. Smoke nos demuestra cómo en la vida todo lo que elegimos y apreciamos por ser sutil y leve no tarda en revelar su propio peso insostenible. Hoy todas las ramas de la ciencia parecen querer demostrarnos que el mundo se apoya en entidades sutilísimas, como los mensajes del ADN, los impulsos de las neuronas, los quarks, los neutrinos errantes en el espacio desde el comienzo de los tiempos. Hay una escena que tiñe de significado al resto del film: Keitel le muestra a Hurt su colección de fotos de la esquina de la cigarrería. Que desde hace años, día tras día viene fotografiando a la misma hora y en el mismo lugar, sin embargo, hay "leves y sutiles" diferencias entre ellas, que W.Hurt, no logra apreciar porque las mira rápidamente, sin perder el tiempo. "Cada una es diferente de la otra. No verás nada si no lo haces despacio", recién cuando Hurt decide "perder el tiempo", descubre entre esas fotos comunes y aparentemente iguales, una que cobra especial dimensión, que lo hace vibrar de emoción. La comprobación de la sutiliza esencial de toda fotografía: el oxímoros dialéctico por el cual un simple y sutil instante queda grabado para siempre. En esa "manía" aparente de sacar instantáneas, se sintetiza el amor por el lugar, por las personas y la convicción de que las historias narradas surgen de la mirada, y que a esta hay que darle tiempo. Y tiempo es lo que se conceden los personajes de este film para contar y escuchar sus historias, y que a lo mismo que la gran narradora Scheherazada en las mil y una noches, cuentan para no morir, o sea porque estan vivos.
A diferencia de casi todo el cine de los 90, Smoke, recupera y jerarquiza la importancia de recuperar la mirada, que es lo mismo que decir consevar lo esencial del cine. La parte final, el cuento de invierno de Auggie Wren que cuenta H.Keitel, no tiene nada que ver no ya con el resto del fim, sino con los planos que preceden a la narración. No es una conclusión. Cuando Keitel se pone a contar la historia, abre otro camino. "A mí me gusta que las cosas se abran, que no se terminen", nos dice P.Auster. Quizás por que P.Auster sabe que el mejor film, es el incompleto, el que deja al espectador en una situación activa, él es el que lo termina. Smoke en este sentido, conserva la subjetividad, es decir la mirada. ¿Y qué otra cosa puede ofrecer un artista, si no es una mirada?