Este libro representa un aporte fundamental para comprender un aspecto poco estudiado y, sin embargo, central en el pensamiento de Walter Benjamin: el concepto de mito, que articula y atraviesa distintas etapas de su obra y que constituyen una de las principales claves de lectura de El libro de los pasajes.
Winfred Menninghaus, por un lado, contrasta la noción de mito de Benjamin con las teorías de Mircea Eliade y Claude Lévi-Strauss, el psicoanálisis de Sigmund Freud, el romanticismo alemán y la ilustración, Ernst Cassirer, Hermann Cohen y el surrealismo.
Por otro lado, analiza las relaciones del mito con las propias concepciones de Benjamin sobre el lenguaje, la belleza, el arte y la historia, mostrando cómo la reflexión sobre el espacio y el tiempo míticos son parte esencial de un proyecto teórico que se concibe como una exploración de los umbrales.
Winfried Menninghaus (1952) es director del Instituto Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort del Meno. Ha sido profesor del Instituto Peter Szondi de Literatura General y Comparada de la Frei-Universität de Berlín, así como profesor invitado de las universidades de California en Berkeley, Yale, Princeton y la Universidad Hebrea de Jerusalén. Ha publicado numerosos libros. Este es el primero traducido en castellano.
Para Walter Benjamin, “la filosofía [fue] con razón [...] a lo largo de su historia una lucha por la exposición de unas pocas palabras, siempre las mismas” (I, 217/I, 233).* Su rechazo a la introducción de nuevos términos en favor del permanente redescubrimiento de los viejos ubica a Benjamin dentro de la tradición de la “gran” filosofía citada por él (Leibniz, Kant, Hegel). Sin embargo, la manera en que llevó a cabo esa tarea lo separa de los filósofos “clásicos”, ya que Benjamin emprendió una “lucha” terminológica no sólo en torno a “palabras” canónicas de la filosofía (como verdad, libertad, naturaleza, apariencia, belleza), sino también por palabras provenientes de la cultura de la vida cotidiana (como moda, mercancía, flânerie) y por la reflexión conceptual acerca de las regiones ocultas de la experiencia (embriaguez, magia, aura). Los múltiples entrecruzamientos de estas terminologías caracterizan la fisonomía del pensamiento benjaminiano.
Una palabra que pertenece desde hace mucho tiempo a los tres ámbitos del lenguaje mencionados −la filosofía en sentido estricto, la reflexión sobre la realidad cotidiana y sobre las formas de vida y pensamiento “arcaicas”, que en su forma original se han vuelto hoy marginales− constituye uno de sus motivos centrales: mito. (Re)construir el uso que hace Benjamin de esta palabra significa, al mismo tiempo, proporcionar in nuce una imagen completa de su pensamiento. Esto se llevará a cabo en este libro en dos pasos. Primero, se pondrán de relieve algunas facetas elementales de su significado, en contraste con el trasfondo proporcionado por tradiciones que han tenido gran influencia dentro del pensamiento contemporáneo sobre el mito. Luego, se indagará sistemáticamente cómo concibe Benjamin el espacio y la estructura temporal del mito, así como el vínculo de éste con el lenguaje, la belleza, la libertad y la historia.
En el centro del trabajo se halla un descubrimiento que se remonta a la lectura del Libro de los pasajes y que a partir de esta obra tardía revela también motivos de la obra temprana que hasta ahora no habían sido tenidos en cuenta: Benjamin trabajó de manera tan obsesiva el “mito de los pasajes” (V, 515 ss./LP, 415) porque su pensamiento mismo es en su totalidad un pasaje del mito. Ritos de pasaje, rites de passage, es la denominación que la etnología da a los actos mediante los cuales se atraviesa el umbral entre dos estados, espacios o tiempos. Por ejemplo, “el arco del triunfo romano”, señala Benjamin, “convierte en triunfador al general que regresa a casa” (V, 139/LP, 114). Esto “se inscribe en el contexto de los rites de passage” (V, 151 s., 521 ss./LP, 123, 419) y es válido tanto para los pasajes de París como para toda la “topografía” mítica de Benjamin. Tales pasajes −los pasajes de París tomados como acciones y no sólo como lugares− están constantemente ligados a “umbrales mágicos” (V, 283/ LP, 233) y a experiencias de los umbrales (V, 617/LP, 495), es decir, a cesuras en el continuo espacio-temporal. También las fisonomías de los paisajes de las ciudades de Berlín y París pueden entenderse justamente como un “saber de los umbrales” (V, 147/LP, 119). Aunque no sólo ellas: también las interpretaciones literarias más “célebres” de Benjamin –el ensayo sobre Las afinidades electivas, la teoría del drama barroco alemán, los retratos de Proust, Kraus y sobre todo el de Kafka− se organizan fundamentalmente en torno a una ciencia o saber de los umbrales.
Este “saber de los umbrales” tiene para Benjamin, sin embargo, otro significado más. La experiencia del atravesamiento de los umbrales no es sólo un tema presente en casi todos sus trabajos más importantes, sino que ella también custodia la forma y la intención de sus obras o, mejor dicho, produce un umbral que hay que saber “medir” y “cruzar”: aquél entre “reproducción” y “revisión” (I, 295/I, 326), “subversión” y “restablecimiento” (I, 294/I, 325), “dinamitación” y rescate del mito.
* Se utiliza la forma de citación estándar para las obras de Walter Benjamin en alemán. Los números romanos indican el tomo y los arábigos, el número de página. Las siglas de la derecha remiten a las ediciones castellanas, cuando éstas existen. En la mayoría de los casos, las traducciones han sido modificadas. [N. de los T.]