Se acaban de cumplir 40 años de dos leyes fundamentales italianas en el campo de la Salud. La ley nº 180 “Verificación y tratamientos sanitarios y obligatorios” fue aprobada el 13 de mayo de 1978 (aquella que fundamenta el cierre de los manicomios). La ley nº 194 “Normas para la tutela social de la maternidad y sobre la interrupción voluntaria del embarazo” fue aprobada el 22 de mayo de 1978.
Un año después Basaglia dio sus conferencias en Brasil publicadas en La condena de ser loco y pobre (Topía, 2006). El 21 de junio de 1979 expuso sobre “La integración de la psiquiatría en los programas de salud pública” en el Instituto Sedes Sapientiae en San Pablo. Al terminar su exposición las preguntas llevaron a fundamentar el valor de las luchas para avanzar en el camino de dichas leyes. El intercambio se asemeja a un reportaje, que por su actualidad reproducimos aquí.
Lo importante es que estas leyes nacieron por la presión de movimientos populares que obligaron al parlamento a aprobarlas
Me gustaría que usted hablase un poco más de la ley italiana ya que pienso que no todos aquí la conocen. ¿Cómo llegaron a su aprobación y qué instrumentos usaron para que fuera aplicada?
En Italia hay un proverbio que dice “fatta la legge, trovato l’inganno” (hecha la ley, hecha la trampa). En mayo de 1978 fueron aprobadas en Italia dos leyes fundamentales para la transformación de la medicina: la reforma de la psiquiatría y las normas sobre el aborto. No pienso que la ley sobre el aborto deba ser considerada la liberación de la mujer, así como la ley sobre la psiquiatría no constituye la solución del problema de la salud mental. Lo importante es que estas leyes nacieron por la presión de movimientos populares que obligaron al parlamento a aprobarlas.
La ley sobre el aborto es el resultado de una lucha de muchos años. El movimiento feminista, que se constituyó en torno a esta lucha y que está ligado a los partidos políticos, no está satisfecho con esta ley, pide una transformación posterior y una vuelta a la lucha. En esto reside la importancia de esta ley que estimula a la sociedad a tomar conciencia acerca de los problemas de la vida de las mujeres. El embarazo no es una enfermedad, pero cuando una mujer embarazada es internada en un hospital se transforma en una enferma, y el movimiento feminista no quiere esto. El aborto no es una intervención médica sobre una enfermedad, sino sobre un acto natural, que es no-natural. Por todas estas implicancias, la ley es difícil de aplicar. Muchos médicos italianos, aduciendo razones de conciencia, personales y religiosas, se niegan a practicar abortos. Improvisadamente los médicos italianos, en su mayoría, se volvieron religiosos. ¿Por qué? Porque no pueden más hacer abortos clandestinos a precios altísimos. El movimiento feminista ha denunciado a muchos médicos y ha ocupado hospitales para exigir la aplicación de la ley. El resultado de esta lucha es que la ley ahora empieza a ser aplicada y esto representa una gran conquista social, no tanto por el aborto en sí mismo, sino por el proceso de concientización de las mujeres. La mujer sabe que tiene un cuerpo, que es dueña de su cuerpo y que puede obligar al médico a ejercitar una violencia sobre ella porque ella lo desea.
Hablemos ahora de la ley sobre la psiquiatría, que es una ley muy difícil de aplicar, sobre todo porque el prejuicio contra el enfermo mental es antiguo y no puede ser eliminado con una ley, como tampoco con una ley será eliminado el problema de la locura. Los principios de esta ley, como ya dije, tienen origen en una práctica real. El trabajo de quince años ha demostrado que se puede vivir sin manicomio y es a partir de experiencias prácticas que los legisladores han elaborado la ley. Pero es importante saber que estas experiencias fueron pocas y que en Italia hay todavía muchos manicomios y que no todas las administraciones han dispuesto en estos años servicios territoriales en grado de atender a la persona que sufre, sin internarla.
De todas maneras, inmediatamente después de la aprobación de la ley se produjo un pánico generalizado por el hecho de que los nuevos enfermos no serían más atendidos en manicomios. Los hospitales psiquiátricos y los hospitales generales no sabían qué hacer. En la prensa reaccionaria se iniciaron ataques, exactamente como ocurrió con la ley sobre el aborto. Pero tampoco la reforma psiquiátrica nació en el Parlamento, por voluntad de los legisladores, sino que fue por la voluntad popular: las fuerzas democráticas que la han requerido, vigilan para que sea aplicada. A un año de la reforma hubo sin embargo un resultado importante porque un nuevo mecanismo se puso en marcha. Antes de la ley, la mayor parte de las personas eran llevadas al manicomio contra su voluntad. Ahora, con la nueva ley, el tratamiento obligatorio es mucho más difícil porque quien lo decide no es más el director, como antes, sino el intendente de la ciudad, es decir una persona que fue elegida democráticamente (espero que dentro de algunos años esto pueda suceder también en San Pablo...). El intendente debe hacerse cargo de sus acciones frente a quienes lo han elegido y por esto quizás tendrá más motivaciones para tener cuidado también con los ciudadanos enfermos mentales, o por lo menos estará más controlado: este es el juego de la democracia.
Quisiera saber cómo encaran, incluso los marxistas, el estudio del psicoanálisis, hoy en Italia. Me pregunto cómo puede ser difundido el psicoanálisis en todas las clases, ya que la categoría profesional de los psicoanalistas no ha logrado acercarse al proletariado, por el hecho de que su técnica está dirigida exclusivamente a quien puede pagar.
La pregunta es muy interesante, pero interrumpió lo que estaba diciendo sobre la ley italiana que me parece que aquí no la conocen. Estoy hablando de los resultados prácticos de la ley italiana y me sorprende ser interrumpido con una pregunta abstracta, que incluso es interesante, aunque muy teórica porque sugiere que el psicoanálisis no obtiene resultados porque no ha formado técnicos que provengan de la clase obrera; que la difusión del psicoanálisis puede alcanzar a todas las clases; y que es la categoría profesional que no ha alcanzado al proletariado.
Muchos médicos italianos, aduciendo razones de conciencia, personales y religiosas, se niegan a practicar abortos... Porque no pueden más hacer abortos clandestinos a precios altísimos
Teniendo en cuenta que quien hace la pregunta, si no es psicoanalista, de todas maneras tiene un gran amor por el psicoanálisis, me permito interpretar su pregunta. Yo no estoy de acuerdo con el hecho de que el psicoanálisis pueda penetrar en todas las clases sociales y que los técnicos no hayan entrado en contacto con los proletarios porque estos no pueden pagar. La relación entre psicoanálisis y marxismo es muy importante. El problema del análisis del inconsciente, la problemática marxista sobre la subjetividad, el joven Marx, son cosas muy importantes y en Italia hay flor de cultores de la materia. Pero si seguimos hablando de estas cuestiones nos iremos del tema propuesto para estas reuniones, que es la organización psiquiátrica en la ciudad de San Pablo, en Brasil. Esto no significa excluir la posibilidad de hablar de teoría, pero yo pienso que la teoría sale de la práctica y me parece que la práctica de la psiquiatría en Brasil no permite hablar del complejo de Edipo o de temas tan poco realistas.
¿La psicoterapia es una técnica de dominio o bien se ha vuelto una técnica de dominio?
La psicoterapia en sí misma no es una técnica de dominio. Pienso que el tratamiento psicoterapéutico es como la relación médico-paciente, que puede ser de dominio o de libertad. Habíamos dicho en nuestro primer encuentro que si la relación no es de reciprocidad y hay sólo dependencia, esta psicoterapia o esta relación será solamente de dominio, y esto desnaturalizará la lógica de la psicoterapia que es un medio para ayudar a las personas que sufren.
Quisiera saber si en Italia la salud mental logró entrar en el sistema general de la salud y si la ley tuvo la fuerza de crear una alternativa para sustituir al manicomio.
Esta es la aspiración de la ley. En la práctica de construcción de alternativas que hemos hecho estos últimos años, hemos demostrado que es posible vivir sin manicomios y que la psiquiatría, para liberarse, debe ser incluida en la medicina general y la problemática de la salud debe ser única. La ley parte de esta experimentación práctica y no de una teoría.
Usted dijo que la medicina y la psiquiatría nacieron de conceptos ligados al hombre muerto, mientras que para usted el hombre es un animal social. ¿No sería el caso de repensar el esquema de base y hacer valer la distinción entre el hombre muerto y el hombre vivo?
No sé qué entiende usted por “animal social”. Para mí, es el hombre oprimido, manipulado, que no puede expresar su propia historicidad, derivada de la dialéctica de las contradicciones en las cuales vive. El hombre es una contradicción. Es esta contradicción que somos nosotros mismos, la que nos hacer ser hombres, de otra manera seríamos animales y nosotros en lugar de ser médicos podríamos ser veterinarios.
Hemos demostrado que es posible vivir sin manicomios y que la psiquiatría, para liberarse, debe ser incluida en la medicina general y la problemática de la salud debe ser única
Entonces, desde este punto de vista, no veo contradicción si mis afirmaciones dejan problemas abiertos, situaciones sin resolver. Para que nuestra sociedad pueda cambiar debe utilizar un nuevo modelo de hombre, un modelo mucho más dinámico, sobre el cual fundar una nueva medicina consciente del hecho que el hombre además de ser un cuerpo, es un producto de luchas, es un cuerpo social además de un cuerpo orgánico. Y es sobre este cuerpo social que la nueva medicina debe trabajar, no más sobre el cuerpo orgánico.
¿Como se distinguen el cuerpo muerto y el cuerpo social?
El modelo, que es el cadáver, es la parte inerte del hombre y es el esquema oficial de la medicina. Cuando yo prescribo medicinas, y sé que esto está equivocado, yo estoy actuando sobre el cuerpo muerto y no sobre el cuerpo que cambia. Al mismo tiempo yo sé que debo encontrar otro esquema aunque todavía no lo tenga.
Me parece que ustedes quieren cambiar el esquema que parte del cuerpo muerto.
Esta acotación se corresponde con lo que ya dije y mi respuesta será muy breve. Ha sido muy feliz la definición de nuestro trabajo, hecha en este momento: nosotros queremos cambiar el esquema que hace del enfermo un cuerpo muerto, y tratamos de transformar al enfermo mental muerto en el manicomio, en persona viva, responsable de su propia salud. No dejamos a la persona que está mal sólo en las manos del médico, sino que tratamos de construir un nuevo esquema de vida junto con otras personas, que no son sólo enfermos. Cuando tratamos de comprometer a la comunidad en la cura del paciente, estamos tratando de eliminar el cuerpo muerto, el manicomio, y de sustituirlo con la parte activa de la sociedad. Este es el modelo que proponemos y que no es funcional a la lógica de la sociedad en la cual vivimos. Tanto es así que la autoridad política, social y administrativa ha tratado de impedir nuestro trabajo. Esto me parece que es un intento de cambiar la lógica de nuestro ser médicos.
¿Hay otras experiencias como la suya?
El mundo está lleno de intentos de este tipo. Hoy visité una comunidad psiquiátrica que trata de cambiar la lógica del sistema. En todos los países se trata de hacer esto y no solamente en relación a la psiquiatría, sino a todas las instituciones del Estado. No debemos olvidar que en 1968 hubo movimientos muy importantes. El mundo está cambiando y, aunque existe la impresión de que hay algún retroceso, podemos decir que la situación es alentadora.
Su propuesta además de revolucionaria es un estímulo para nosotros técnicos de la salud. Nosotros, claramente, debemos tomar conciencia de nuestra condición de técnicos.
Yo también soy un técnico y, como médico, invito a los médicos a salir del propio consultorio privado. Esto puede traer consigo una esperanza de cambio en la organización social, y al médico le debe ser dada la posibilidad de ganar un salario suficiente de manera de no tener necesidad del consultorio privado. Yo soy director de un hospital psiquiátrico y si lo comparo con lo que ganan los médicos privados, gano un salario ridículo, pero que me permite vivir sin consultorio. Nosotros queremos un cambio en las organizaciones públicas para que los médicos puedan vivir dignamente.