El presente trabajo de Intervención en Territorio surge, de un trabajo realizado durante 23 años en una Institución Estatal de Contextos de Encierro, en la cual, pasados los años mencionados me fue, seguramente debido al agotamiento generado por la Institución el sistema o simplemente a que uno va modificando sus objetivos, por más que sus ideales sean los mismos en ocasiones uno debe renunciar a ellos y optar por tareas de la misma línea, pero en un ámbito más sano.
Nunca olvido a un Profesor de la Maestría que curse en una Universidad Privada de Capital Federal en Adicciones, Médico Psiquiatra él, un tipo muy particular que de entrada no daba el target de profesor de esa Universidad, pelado adelante, atrás colita, jeans gastados y caídos, un abdomen bastante prominente y un morral del tipo de los que se tejen en el altiplano en donde llevaba un sinfín de hojas, todas arrugadas, mezcladas, manchadas que sacaba, cada vez que entraba al aula, las apoyaba en el escritorio, leía algo y arrancaba su clase, siempre nos repetía esto: “cuando vayan a trabajar a una institución por primera vez, entren y haya mal ambiente o ustedes noten ambiente raro, rajen, no vuelvan más” y conto una experiencia cuando lo convocan de una Universidad para una charla y cuando llego, pasados unos minutos de espera en el hall “se cayó la mampostería del techo”, “es muy fuerte que la primera vez que entras a una institución y estas esperando se te caiga el techo encima, hagan la lectura de eso!!!!!!!!!!” se me cayó en techo encima……… Nunca más pase ni por la puerta.
Es muy difícil poder trabajar institucionalmente sin presiones debido a que todas las instituciones están en las condiciones en que se encuentran por responder a demandas para las que no están preparadas. Si la gente que trabaja no responde a demandas que no deban ser respondidas, o mejor dicho hace caso omiso a un sinfín de mandatos instituidos por direcciones de turno, que quedan instaladas como ley y se acumulan a esa pila de órdenes “ad hoc”, seguramente el funcionamiento institucional debería ser mucho más ágil y sano en Argentina.
En contextos de encierro nos encontramos con que quienes están privados de su libertad presentan suma voluntariedad para realizar cualquier tipo de tareas para los que son convocados, aquí la problemática está dada desde quienes dirigen la institución debido a, según mencionan ellos, “cuestiones de seguridad”. Toda actividad referida a internos debe estar enmarcada en los cánones de seguridad que la institución maneja y aprobada por la Superioridad, cuestión que, si se te ocurre planificar un Taller de Pintura, debe ser aprobado por la superioridad debido a cuestiones de seguridad y así sucesivamente en todas las actividades, menos en aquellas que tienen como objetivo dejar al interno como objeto de burla, degradarlo, e inutilizarlo mediante frustración constante.
Aquí la complejidad del trabajo o intervención en territorio en contextos de encierro debido a que el “territorio” esta tan bien marcado que lo que genera es la huida, en cansancio, el agotamiento, objetivos estos del sistema que permite a ellos continuar funcionando como lo hacen.
No obstante, dichas complejidades y a saber de lo que estoy narrando, desde mi función siempre se trabajó con relación a la demanda del interno, no a la de la institución y esto quizás haya sido uno de los puntos que mayor agotamiento causo. Ser políticamente incorrecto tiene su precio dentro de estos espacios, no es salir corriendo (a decir de mi profesor de la Maestría) pero bueno, es un poco dar lucha a estas pautas de obediencia debida que responden a los “buenos”. Siempre los internos lucharon por sus derechos y por sus necesidades de poder construir espacios en los cuales puedan expresarse, como si el expresarse estuviese prohibido en algunas de las cláusulas que tienen los “fallos condenatorios”; y si no son espacios de expresión en donde se realiza arte, lectura, reflexión, educación, entre otras cosas, si solamente porque todas esas actividades fueron “prohibidas” de manera solapada y los pibes se juntan a tomar unos mates y a salir de la celda, se convierten lenta pero sistemáticamente en espacios de paranoia los cuales comienzan a ser coartados con el objetivo final de cansarlos/nos y desaparecer.
Estos espacios construidos por los pibes que tienen la característica y el sello de ellos debido a que conviven en una sana armonía, en donde se discuten los problemas con la palabra no con las facas, que si están empestilladlos no concurren, porque los demás no los dejan, porque el hablar de la pastilla, la droga, los cuernos, los trabas, el dolor, el odio, el engaño, el abandono, la soledad, el hambre, los buzones, los traslados, las sogueadas y muchas cosas más, es posible en estos espacios, por eso los cuidan y por eso también otros los quieren destruir.
Estos espacios se transforman en TERRITORIOS en contextos de encierro debido a que marcan, también, las posibilidades de crecer. Esta es una de las causas por las que este tipo de construcciones territoriales dentro de territorios arrasados por la paranoia difícilmente crezcan.
Es necesario destacar que en contextos de encierro solemos utilizar un concepto que es “construir en la grieta”, no hace referencia a grieta política sino a grieta de rotura; cuando se desarma algo, cuando se rompe algo, siempre queda algún espacio resquebrajado, residuo, grieta de eso que habría sido, ahí justo donde no pueden notar, donde pasa desapercibido, desde donde volver a comenzar. Así fue que cada vez que se tiraba abajo una idea, mejor dicho, un proyecto en marcha ya que no abortaban la idea, dejaban que se comience a trabajar y una vez avanzado comenzaban las acciones destinadas a que fracasen, se re-armaba todo desde otra idea que estaba muy vinculada a la anterior. Quizás esas juntadas de mates son lo que más paranoia generaban, quizás porque habría algún saber pre-supuesto, en quienes controlan, acerca de los armados y des-armados institucionales que muchas veces finalizaban con traslados compulsivos, de integrantes referentes del grupo, a otras unidades pero no obstante eso, siempre quedaba algo de lo armado y eso es lo llamativo del trabajo en este territorio, siempre algo prende que es sumamente difícil de arrancar, las raíces quedan y florecen nuevamente, en este territorio o en otros, dentro de tanta necesidad de destrucción, re-aparecen algunos brotes donde uno menos lo imagina y ahí un recomenzar.
“Así, en la idea de proceso confluye la idea de movimiento: hacia delante y hacia atrás, y a maneras de actuar, de proceder. [1]
En los procesos entonces es posible incluir: a) las trayectorias de sujetos, grupos, organizaciones (en un movimiento de de-reconstrucción de esa trayectoria). Lo anterior, lo que precede, el origen, las matrices, la historia. b) Lo que aún no es, lo que deviene pero que la condición de posibilidad está en de donde viene. Y c) lo que aún no es ni es posible capturar en ese “ir hacia atrás” o “ir hacia delante”.
No es posible nombrar. Lo que acontece como acontecimiento. Estos procesos se dan “en situación”, atravesada por espacio y tiempo, que le otorga un ritmo propio y singular. Aspectos objetivos y subjetivos se juegan tanto en el espacio como en el tiempo. El tiempo del calendario, del reloj aun en su arbitrariedad nos ordena en un tiempo objetivo. El tiempo vivido, la temporalidad nos sitúa en un tiempo subjetivo. El espacio como localidad geográfica, la medición, las distancias nos sitúa en un espacio objetivo. El sentido otorgado a ese espacio nos señala la cualidad subjetiva del espacio.”
Los cuerpos de estos pibes también son “reconocidos”, por quienes trabajamos con ellos, como “territorios” debido a que cada uno de ellos lleva inscripto, marcado, tallado, podemos decir, la historia de su vida. Acá es en donde comienza a ponerse en juego lo simbólico y todo eso inscripto en el cuerpo empieza a ser puesto en “otro territorio” que es el de las ideas, de las acciones, lo comunitario.
“El Espacio se plantea desde una doble perspectiva: como localización geográfica –condición objetiva-; como representación –condición subjetiva-. Los sujetos habitan un espacio, concreto, definido, objetivo, el barrio donde viven, el lugar donde trabajan, su cuarto, las distancias, cerca-lejos, las demarcaciones, adentro-afuera, arriba-abajo.
Vamos encontrando diferentes adjetivos que califican el “espacio-lugar”: lo propio, lo ajeno, lo público, lo privado, lo pobre, lo rico. Y estos atributos no son solo físicos del espacio, sino que pertenecen más bien a la significación que adquieren los mismos en su apropiación, en el habitar (Pomares-Pérez). A la vez son habitados por los espacios; a través de mecanismos de internalización y significación de los mismos. Constituyen entonces un lugar, que define la propia posición en relación a un contexto. Lo que se encuentra objetivado se significa de modo singular. Se construye un sentido del lugar. El espacio objetivo se transforma en lugar a través del sentido psicológico dado.”[2]
Los contextos de encierro abarcan lo comunitario, desde el momento que forman parte de la comunidad son territorio de esa y las acciones que se puedan ejercer van a estar destinadas a propósitos tendientes a poder modificar alguna de las realidades que allí se dan; los trabajos que se realizan en estos contextos tienen como participante a la comunidad o se nutren de la comunidad o son pensados junto a actores comunitarios, hace mucho tiempo que el muro ya dejo de ser una barrera divisoria entre el adentro y el afuera.
“En el artículo “Hacia una redefinición del concepto de comunidad” Marianne Krause Jacob, sostiene que uno de los problemas centrales es la definición de comunidad. Tradicionalmente se encuentra ligado a la noción de territorio (localidad geográfica).
Hoy se va desvaneciendo la noción de territorio físico-material. Se establecen redes y grupos de personas que no tienen un territorio común. Se enfatiza en la dimensión subjetiva e intersubjetiva en el concepto de comunidad. Que refiere al sentido o sentimiento de comunidad. Propone definir Comunidad, incluyendo tres elementos: Pertenencia (entendida desde la subjetividad como “sentirse parte de” e “identificado con”); Interrelación (comunicación, interdependencia e influencia mutua entre sus miembros); Cultura común (existencia de significados compartidos).”[3]
La intervención social, por tanto, hace referencia al conjunto de políticas y tareas que, desde el sector público o privado, van enfocadas a cubrir las determinadas carencias que puede presentar un determinado sistema social que no está cumpliendo con sus objetivos
La intervención social, por tanto, hace referencia al conjunto de políticas y tareas que, desde el sector público o privado, van enfocadas a cubrir las determinadas carencias que puede presentar un determinado sistema social que no está cumpliendo con sus objetivos.
En otras palabras, trata de resolver situaciones en las que la sociedad, por determinadas cuestiones, presenta problemas que vienen motivados por el sistema social vigente y que generan una situación negativa, o de exclusión social, en la población.
Desde estos conceptos de intervención es que, en medio de la transición conflictiva de poder observar tantas dificultades para “sostener” acciones en contextos de encierro es que comenzamos a mirar hacia alrededor como para estudiar los diferentes campos en los cuales podríamos intentar intervenir de forma sostenida. Nuestras acciones siguieron la misma suerte que las anteriores, quizás estas de manera más sensata por parte de la jefatura, directamente no fueron aceptadas lo que generó un cese de las actividades novedosas, continuando con aquellas por las cuales los agentes de seguridad no se encontraban amenazados.
Hay una gran herramienta para implementar en los trabajos de intervención en territorio en contextos de conflicto que son las REDES, el trabajo en RED, creo, fue lo que impidió que abandonásemos definitivamente toda la tarea que veníamos realizando, SOSTUVO los VINCULOS entre quienes continúan estando en contexto de encierro y quienes recuperaron su libertad.
Es por eso que cuando hablamos de “intervenciones” en parte lo hacemos de las ideas que nos transmiten, de manera indirecta, los actores de estos acontecimientos (los pibes) quienes en verdad son los propios protagonistas de dicha obra
Llamativamente, cuando mencionamos la importancia de las intervenciones en territorio, creo tiene que ver con esto, hay algo del orden de lo vincular que no se rompe jamás y quizás este superdotado a la posible planificación que uno realiza sobre la intervención, además de poder visualizar las necesidades, no solo físicas sino también psicológicas que seguramente sean algunas de las herramientas que generan y reproduce ese vínculo que hace que se perpetúe y replique, posibilitando la visualización de emergentes que están ahí, solo que no se pueden ver debido a pensar que el TERRITORIO es solo dentro del contexto de encierro, que solo responde a lo territorial y lo territorial también son los pibes que constituyen y construyen el espacio que habitan y son habitados por él.
Es por eso que cuando hablamos de “intervenciones” en parte lo hacemos de las ideas que nos transmiten, de manera indirecta, los actores de estos acontecimientos (los pibes) quienes en verdad son los propios protagonistas de dicha obra y en donde lo que hacen es “simbolizar” por medio de nuestra puesta en letra y palabra aquello que, quizás, quedaría sin relevancia.
Lo que se estaría haciendo, desde el psicoanálisis, seria ligar una emoción a un objeto, evitando así la infinitud de la repetición.
El barrio en el que se trabaja se encuentra ubicado en el fondo de todo, allí en donde se menciona una ruta que desemboca en la Ciudad, pero ingresando por atrás, si lo vemos desde este lugar seria la entrada la Ciudad, pero no, a esta ciudad se entra principalmente por la ruta inter balnearia que bordea toda la costa. Es una Ciudad turística que, en verano, ve duplicada su capacidad de habitantes, no obstante, para ser una población pequeña la que la habita durante todo el año tiene su zona vulnerable en donde existe la ausencia del estado, la falta de trabajo, las casas humildes, las calles de tierra inundadas y los descampados.
En esta zona hace años existió lo que se llamó el Club “B”, el cual por cuestiones presupuestarias, deserción de jugadores, dificultades en su manejo y básicamente por pertenecer a una zona que era, y es, considerada peligrosa, marginada, vulnerable (como será que recién ahora se lo marca en el mapa de la ciudad) era problemático entrar a los campeonatos, casi siempre se ponía algún tipo de pretexto como para que no pudiesen competir, dada esta horrorosa situación es que posteriormente los integrantes del Club, cansados de este tipo de conductas discriminatorias, decidieron abandonar y la continuidad se vio afectada a modo de no participar en los torneos clasificatorios y juga solamente de forma amistosa o solo entrenar.
Hace dos años, aproximadamente, un familiar del fundador del Club, posteriormente al cumplimiento de una condena que lo tuvo distanciado de la ciudad por un tiempo prudencial, decidió retomar la actividad futbolística del Club, junto a un grupo de amigos y jugadores quienes comenzaron por ordenar el equipo llamando jugadores y seleccionándolos, designar una Comisión Directiva en la que figuran todos los roles que son requisitos para poder acceder a la Personería Jurídica y así poder fichar jugadores para participar, dentro de los parámetros legales que exige la Liga de Miramar, en los Campeonatos que esta organiza.
Asimismo, se comenzó con la construcción de la Sede del Club, siendo toda la obra realizada por los mismos jugadores en tiempo en el que no tienen que estar en sus trabajos o con sus familias, o simplemente van con sus hijos a levantar la Sede del Club, la cual será seguramente una herencia para ellos.
Esta es una manera de demostrar que, antes ya de que se comenzase a levantar la Sede Física del Club, está ya era Habitada por sus socios, desde la imaginación, desde el proyecto, desde las ideas, desde la potencial posibilidad de “organizar legalmente las bases del club que los sacara de la discriminación y les permitiese Jugar al Futbol en los Torneos tan esperados”. Creemos que aquí se pone en juego algo del orden de la “territorialidad”.
“C”, quien es el re-fundador del Club, que padeció un tiempo en contextos de encierro debido a cuestiones que a veces suelen suceder, en ese tránsito en el cual parecería haber podido acceder a algún tipo de trabajo psicoterapéutico, por llamarlo de alguna forma, parecería que hubo algunas cuestiones del orden de la subjetividad que tocaron algo acerca de “la legalidad”. Bien sabemos que “C” participo e íntegro un Grupo brillante, no solo por las actividades que realizaban sino también por la calidad humana de quienes lo integraban, en donde lo que primaba era el Sujeto, la aparición del Sujeto. Recibíamos pibes oscuros, pero con cierta luz en su mirada, que desde el momento que se integraban al grupo comenzaban a trabajar dentro del como si lo hubiesen hecho toda la vida. Es verdad también que se conocían, que se llamaban, que se buscaban y que ellos mismo al conocerse le dieron a ese grupo una dinámica sumamente particular que no pudo romperse ni con el TRASLADO de todos y cada uno a una Unidad Penal diferente.
Nada raro se hacía en este Dispositivo, se subjetivaba a las personas, se les ayudaba a encontrar su deseo, a pensar, a quien quería poner en juego algo de su vida como para ver si podía seguir de una manera más digna y al que no, se lo sostenía igual; no era un espacio de juzgamiento era un espacio de reconocimiento en el cual cada uno era mirado como era, no como nosotros queríamos que fuesen y creo que algo de eso fue lo que parecería haber funcionado en esta larga lista de pibes que pasan y siguen pasando y algunos pasan y siguen regresando.
Esto digo, nuestra actividad que se fue metamorfoseando desde el mirar al otro sin verlo a ver al otro sin mirarlo, para algunos era “complicidad”, “connivencia”, sinvergüenzas éramos para otros pero bueno en definitiva, las actividades que se establecían en el espacio del grupo, no solo el espacio físico que se ocupaba sino el espacio corpóreo que cada uno de estos pibes y de nosotros le daba a esta actividad habría ejercido algún tipo de efecto que los tranquilizaba, si los tranquilizaba!!!!!!, todos los que venían, venían de una historia compleja, conflictiva, ¿rebeldes? por llamarlos de laguna manera y quizás un poco más, eran esos que rodaban por toda la Provincia sin hacer pie en ninguna cárcel, en parte por defender el cartel, en parte por la guerra de la policía y así andaban rodando y acostumbrados pero también enajenados mejor dicho des-subjetividades.
Es terrible no tener anclaje, debe ser terrible no poder pertenecer a ningún lado porque no sabes en donde te despiertas mañana, tu propia historia, que precede a la cárcel hace marca en todo esto que terminas actuándolo justo allí dentro, justo cuando estas preso de vos mismo, de tu pulsión, cuando ni la reja sirve de ancla, ahí justo un objeto puesto a la vista de todos que solo algunos pueden ver. Para las costumbres carcelarias, la reja, es el enemigo por eso no se la toca y hasta aquí podemos ver que el mismo costumbrismo tumbero está hecho para que nadie pueda anclar su deseo en ningún lado y que la pulsión continúe su rumbo sin destino. La reja, aquí dejo de ser un obstáculo entre uno y otro, la reja sirvió para agarrarse, para anclar y parar, para poder comenzar a pensar como seguimos, si es que seguimos.
De una forma u otra todos fuimos siguiendo la construcción de un espacio que no era la cárcel, estaba dentro de la cárcel, pero NO pertenencia a la cárcel.
Se fue llenando de OBJETOS traídos por los pibes, armados por los pibes, arreglados por los pibes, pintados por los pibes, el transito dentro de este espacio era fluido, todos sabíamos dónde teníamos que estar, había homeostasis, armonía, no sé cómo llamarlo pero había algo de esa tranquilidad que estos pibes hace tiempo no respiraban, que en infinidad de oportunidades los ponía en esa edad que no habían podido vivir o en la que se habían quedado pero con la diferencia que ahora “podían” llorar u odiar o tener ganas de pelear o drogarse o tener ganas de matar o lastimarse hasta poder decir “me salvo la reja” justo ahí, cuando algunos pudieron poner la reja en su vocabulario es que un día, así nomás uno propuso “che, se enojaran los cobanis si sacamos estas rejas……..es muy cárcel así”.
Alguna de estas historias pudo anudar su deseo y simbolizaron usando la reja para salir y no para quedarse encerrado, otros quedaron allí.[4]
Creo que lo interesante de esto está en poder ver como la territorialidad es versátil y puede darse en simultáneo en varias partes debido a que la legalidad, para el psicoanálisis, es un ordenador, a partir que se puede seguir cierto orden que nos posibilita habitar ciertos espacios, es que podemos comenzar a transitar aquellos otrora intransitables.
¿Que tendrá que ver esto con los pibes, las intervenciones territoriales, la cárcel, la Ciudad de Miramar, la ley, ¿el Barrio La Barraca de Miramar, el psicoanálisis, el Club Atlético y Deportivo Barracas y con todos los que lo integramos?
Creo que todo confluye en la forma de anudamiento ¿no? Como cada uno de nosotros fuimos transitando nuestra historia y como desde esto(s) encuentro(s) hubo diferentes anudamientos que, a algunos, nos han posibilitado salir de lugares indeseados y comenzar a estar en aquellos que podemos comenzar a encontrar algo del orden de lo gratificante y otros han seguido allí, más allá del principio del placer, en posesión de goce absoluto, un goce indescifrable del cual debe ser sumamente doloroso salir.
Debemos aclarar que cuando hablamos de “intervenciones” en el orden de lo subjetivo como proceso a realizarse por medio de anudamientos entre lo concreto y lo simbólico, lo hacemos desde un lugar en el que las pensamos no como conductas o hechos, visibles, demostrables o actitudes que puedan realizarse hacia alguien o un grupo de personas, sino como un tipo de acciones que provocarían algún tipo de movimiento psíquico en el cual habría posibilidades de desviar ciertas metas, o mejor dicho, caminos que podrían desembocar en diferentes metas, siendo estas una nueva forma de gratificar determinados impulsos, llamémoslo así, o necesidades que el organismo tendría que cumplir para encontrarse satisfecho ante la insistencia de demandas internas.
Hay mecanismos psíquicos que son los encargados de poner a trabajar determinados procesos que dan como resultado hechos, conductas, procesos, actividades, actitudes y también los/as modifican
Todo aquello que sucede como acontecimiento de la vida tiene su correlato en la vida psíquica de un sujeto, o sea que hay mecanismos psíquicos que son los encargados de poner a trabajar determinados procesos que dan como resultado hechos, conductas, procesos, actividades, actitudes y también los/as modifican. La posibilidad de “intervenir” tiene que ver con una lectura previa de las situaciones en las cuales se pretende generar algún tipo de efecto, las que podrían estar destinadas al comportamiento grupal, a la convivencia grupal, en definitiva y en este caso puntual, al destino del Club, digamos un proceso por medio del cual determinadas “intervenciones” hacen las veces de efecto multiplicador de actitudes que tienden al sostén de club en el tiempo, evitando nuevamente su cierre.
Creemos que solo se puede dar cuenta del tipo de intervención que se realizó posteriormente a la visualización de los efectos generados, digo que se pueden hacer muchas lecturas de situación y pensar y realizar diferentes tipos de intervenciones en acto, no obstante, la forma o manera de la que uno interviene está relacionada con el inconsciente del otro y del inconsciente grupal y aquí es que considera que una modificación en algún tipo de liderazgo hace un efecto rebote en la mayoría del grupo generando, posiblemente algunas modificaciones esperables que tienen que ver con el objetivo final de la intervención.
Aquí funciona de manera sumamente interesante, nuevamente, el concepto de territorialidad y temporalidad debido a que estamos trabajando sobre el cuerpo, las intervenciones tienen que ver con la posibilidad de ejercer algún tipo de efecto en el sujeto que transmite, y en ese transmitir van apareciendo ciertos condicionamientos posibles de brindar un encuadre al grupo. El espacio físico hace al territorio lugar, espacio que convoca por determinadas condiciones dadas a un grupo de personas en donde hay sentimiento o se está construyendo un sentimiento de pertenencia que provoca ciertos tipos de anclajes. Los grupos no se constituyen simplemente por la unión de un número de personas, los integrantes de un grupo tienen características en común, los convoca algún tipo de ligazón entre ellos que hace de cohesión y posibilita la continuidad, además de otras condiciones que se deben dar para que el grupo continúe unido y cumpliendo los objetivos propuestos.
La idea de poder hacer algún tipo de intervención en este grupo devino naturalmente, de ir a ver jugar al club, de ir a los partidos, de compartir las reuniones técnicas posteriores al partido, de compartir algunos asados, de haber deseado inconscientemente la continuidad de este lindo grupo como equipo y como club y también de haber podido visualizar que “ese lugar contenía, sostenía, generaba un efecto de cuidado” sobre personas a quienes se les han vulnerado sus derechos desde pequeños e inclusive en su ciudad natal, no habiendo sido advertido por sus integrantes pero si explícitamente expuesto en las formas de “tratar al lugar y de tratar/se entre ellos”.
Aquí también es donde uno puede advertir que las estrategias previas a una intervención, la “planificación formal” podríamos decir, surge efectos en medio de grupos homogéneos, ordenados, organizados como empresas o instituciones que tienen cierto orden jerárquico en el que un sabe desde donde se va a intervenir, puede tener cierta visión de los resultados esperados. Son modelos de intervención que se realizan como si fuese en laboratorios en donde tenemos todas las variables controladas, o su mayoría, y así se trabaja en medio de espacios en los que pueden ser previsibles los resultados.
En este contexto en el que se fue sucediendo nuestra inclusión a este medio y de forma paulatina e inconsciente, sucedieron ciertas formas de intervenir en “territorio físico” (donación de elementos para la mejora de los entrenamientos y el espacio en precaria construcción) que fueron facilitando la forma de comunicación con los integrantes del grupo. Si bien no hubo convocatoria explicita por parte del club, quien es el principal emprendedor de su re-fundación ha tenido una vinculación muy estrecha de amistad y confianza que facilito nuestro acceso a la dinámica intra-grupal, espacio desde donde uno puede visualizar con mayor exactitud ciertas características que hacen a la cultura del grupo, su idiosincrasia, costumbres, formas, gustos.
Desde aquí es que debemos comenzar a diferenciar lo que a uno le gustaría (deseo propio) que sucediese con este grupo de gente reunida alrededor de la figura de un club y de lo que realmente puede hacerse como intervención para la continuidad del mismo y es aquí en donde nos encontramos con las dificultades que trae aparejada la vulnerabilidad, los sujetos en situación de vulnerabilidad, los estados vulnerables o como quiéranos llamarlo; no contamos con espacios subjetivos estables y con esto digo que las condiciones de estabilidad “comunes” (trabajo, hábitat, acceso a la salud y educación) al resto de la población se encuentran coartadas debido a lo que nuestra observación en grupo solo puede responder a la posibilidad de intervenir desde la institución “club” y desde allí poder considerar el efecto que estas puedan ejercer sobre las subjetividades.
Desde nuestra aparición como observadores al paso de observadores participantes han sucedido muchas situaciones que podrían considerarse intervención; ya la constitución de un grupo humano que se reúne a diario en torno a una idea y a partir de esa idea actúan, a pesar de las condiciones de vulnerabilidad en las que se encuentran pudiendo sostener la propuesta y retroalimentando así su deseo de “ganar el juego”, creemos es una apuesta invalorable. Creemos también que lo que sostiene a dicho grupo, más allá de la tarea en común, la cultura, las costumbres, entre otras condiciones grupales, es que el grupo no se siente vulnerable, sabe que está en inferioridad económica y social de condiciones que otros clubes que participan en el campeonato, pero no se creen vulnerables y lo demuestran con cada victoria que tienen en la cancha y lo reafirman en cada reunión de equipo técnico y posterior asado, espacio en donde comienza a entrelazarse lo grupal con lo particular y creemos que es desde allí, desde donde nuestra tarea ejerce algún tipo de efecto de “intervención”. Justo donde lo impersonal de la cancha se torna personal en el uno a uno del encuentro y en donde quienes tienen manejo del grupo permiten nuestra “intervención”.
Los grupos de personas en estado de vulnerabilidad social son uno de los grupos más gratificantes para trabajar, pero de mayor complejidad también, no solo por las condiciones de inferioridad socio personal en las que suelen encontrarse además de las dificultades en el manejo y control de las variables intervinientes, que suelen ser incontrolables con personas que han atravesado contextos de encierro, sino también debido al hermetismo que presentan ante desconocidos, siempre acompañados por una historia de desilusión, frustración, desamparo y abandono que creo son las condiciones, paradójicamente, de no “sentirse vulnerables” y poder continuar a pesar de…..
Hablamos del cuerpo como territorio debido a que este trabajo se funda inicialmente en un grupo construido y constituido en contextos del encierro, espacio físico y subjetivo en el cual el “cuerpo” tiene predominancia en la totalidad de las actividades que se realizan, sean estas del orden de lo legal o de la ilegalidad. Quienes se encuentran o encontraron privados de su libertad presentan ciertas condiciones corporales que, a la clínica podríamos decir, son visibles para quienes “reconocemos el territorio” y esto no conduce a ninguna hipótesis de tipo Lombrosiana[5] sino que hace a las formas en que los contextos van des-constituyendo cierto tipo de modo de vinculación lo que influye también de manera indiscutible en lo que el Dr. Enrique Carpintero llamaría corposubjetividad[6] “De esta manera entendemos que toda producción de subjetividad es corporal en el interior de una determinada organización histórico-social. Es decir, toda subjetividad da cuenta de la singularidad de un sujeto en interior de un sistema de relaciones de producción.” “Por ello en todo tratamiento es necesario dejar hablar al cuerpo en sus fantasías, en sus sueños, en sus actos fallidos, en sus movimientos, en definitiva en sus manifestaciones lingüísticas y translinguisticas”[7]
Las formas, en los contextos de encierro, tienden a delimitarse por la actitud que se impone una vez dentro, lo corporal, la observación, así como las manifestaciones no verbales son aquellas que hacen al reconocimiento del otro como par o no. Aquí podemos notar las limitaciones con las que nos encontramos ante un otro que maneja formas diferentes de comunicarse. Se inicia en la necesidad negar al otro su entendimiento, una forma de hablar a voces sin que el otro pueda comprender, la instalación de un goce frente al desconcierto del otro, de ese otro no par, justamente de ese otro puesto en un lugar de control.
La palabra es un recurso sumamente limitado en los contextos de encierro, en principio debido quizás a la falta de instrucción que cursan quienes se encuentran en esas condiciones (paradójicamente se dice que mal habla, no sabe ni hablar) y después como beneficio secundario, aparece el cuerpo como forma sustitutiva de la voz, que viene a reemplazarla como herramienta de comunicación dejando de lado a aquellos que no pueden entender.
En este punto nos encontramos cuando conformamos el grupo, posterior y paulatinamente a medida que se fue constituyendo con sus altas y bajas se fue interactuando de una forma en la que nosotros comenzamos a observar y a escuchar con los ojos lo que los oídos no podían, dejando ellos entrever y bajando sus defensas.
El cuerpo siempre tiene protagonismo en estos pibes, sea en contextos de encierro o no, debido que a diferencia de los sujetos que todo tienen a pedir “de boca” en estos pibes todo ha tenido que ser ganado o conseguido o como se quiera llamar por medio de otros recursos y lo que un pibe hace para llamar la atención de su mama mediante los sonidos guturales, previos al comienzo de la incorporación de las palabras, estos pibes seguramente hayan tenido que hacerlo, valla a saber de qué manera, con el cuerpo. Por lo tanto, en estos pibes elementalmente, el cuerpo tiene una función de supervivencia desde su nacimiento por sobre la palabra, cosa que hoy en estos contextos de encierro lo sigue teniendo, pero en ese momento crucial de transición en el que nosotros pudimos comenzar a comprender ese dialecto, o mejor dicho nos lo empezaron a enseñar, hay un intento de circulación primitiva de la palabra, podríamos decir que al modo primario de los “sonidos guturales del bebe”, aquí en lo grupal constituido, quizás aun con cierta aglutinación pero tendiente a des -aglutinarse, hay cierta forma de comunicarnos que tiene que ver con la palabra.
Quizás empiece a aparecer cierto tipo de pregunta acerca de ¿cómo se inscribe esto en la trama que venimos desarrollando?
Y la trama que venimos desarrollando creo, tiene sus inicios aquí, con esto digo que llegamos donde llegamos, al club re-fundado y constituido que está afuera de la cárcel, porque quizás ese club comenzó a gestarse adentro de la cárcel, en esas idas, vueltas y devenires, en ese protagonismo dado a quienes nos enseñaron que hay formas de decir que no son con palabras pero que son formas respetadas, que no son las que ellos pudieron elegir sino que son aquellas que pudieron desarrollar para no desaparecer constituyéndose como personas y sujetos que rudimentariamente han peleado por una existencia.
En quienes hemos tenido oportunidades más cercanas a la palabra y al discurso el término “existir” suena como existir, como una situación más de la vida, de la existencia, del estar vivo, se existe, incluso hasta hay ciertos paralelismos en los términos de existencia, vida, vivencia, cuestión que, en sujetos bajo contextos de encierro, la existencia tiene un significado propio en donde remite siempre a los primeros tiempos de vida, re-significados en la forma de poder sobrevivir en la cárcel. Hay una “repetición” continua de acontecimientos desafortunados, que van sucediendo en la vida de estos pibes que, podríamos pensar ¿se dan porque falta la palabra?
Uno los ve que siguen como sea, es difícil pararlos, hacen frente a todo y todos, no solamente dentro de la cárcel, ellos siguen, difícilmente puedan expresar temor o dolencias o angustia, ellos siguen, por eso creo que ahí hay algo también de lo que se venía desarrollando que tiene que ver la presencia constante de un instinto de muerte que corre de manera paralela a esa existencia en donde hubo maneras de ganarla, pero siempre al límite de la muerte.
El cuerpo les salvo la vida y es ese organismo que va paralelo al sujeto que lo habita, sin darse cuenta de los riesgos, desafiando lo que se presente y solo pudiendo dar cuenta de algo de dolor frente a alguna perdida de un otro valorado.
Aquí el inicio.
¿Por qué intervenciones?
Nunca pensamos, al comenzar a armar estos grupos, llegar a la constitución, consolidación y construcción de un Club. Creo que en estos contextos no hay intervenciones, aquí uno empieza a “cumplir funciones”; podemos planificar, medir, proponer, obviamente para que un Proyecto sea lo más científica y empíricamente posible de realizar y hacer una presentación digna de a donde uno pretende llegar con su trabajo, pero creo que todo eso puede realizarse cuando se tienen variables a medir y controlar, cuando el campo o terreno en el que su va a desarrollar el proyecto tiene cierta estabilidad que permite una continuidad en el espacio y en el tiempo que nos dé la posibilidad de llegar, en el tiempo estipulado a corroborar o refutar la hipótesis planteada en un principio.
El cumplimiento de nuestra función tuvo y tiene que ver con el sujeto, con intentar la posibilidad de algún anudamiento entre ese organismo que todo desafía y a nada le teme y ese sujeto que lo habita. Comenzar a usar algunas palabras a las cuales intentar darle algún significado, como por ejemplo si decís algo que ofende duele, por lo tanto comenzar a comprender que no solo se pega con el puño, ¿anudamientos?, comienza a circular la palabra y sin darnos cuenta ¿apres-cup?[8]
Cumplir funciones, por no decir “función” no es un proyecto. Un proyecto puede medir el efecto que provocara la inclusión del deporte en contextos de encierro, se me ocurre. La función que pone en marcha al sujeto, hablando del Sujeto, no creo que pueda medirse en términos de resultados, de resultados esperables. Creo que con la subjetivación no dejamos de sorprendernos.
Guillermo Ariel Durante
guillermodurante113 [at] hotmeil.com
1 -Plaza, S. (2012). PROCESOS Y HERRAMIENTAS EN LA INTERVENCIÓN TERRITORIAL COMUNITARIA. Compendio Bibliográfico, 123.
2 -Pomares Cintas, E. E., & Pérez Alonso, E. (2019). La trata de seres humanos en el contexto penal iberoamericano. La trata de seres humanos en el contexto penal iberoamericano
3 -Jacob, M. K. (2001). Hacia una redefinición del concepto de comunidad-cuatro ejes para un análisis crítico y una propuesta. Revista de psicología, 10(2), ág-49.
4 -Bleichmar, S. (2016). Vergüenza, culpa, pudor: relaciones entre la psicopatología, la ética y la sexualidad. Paidós
5 -Lombroso, C. (2020). El delito. Sus causas y remedios. INACIPE.
6 -Carpintero, E. (2015). El Erotismo y su Sombra: El Amor como Potencia de Ser. Editorial Topia.
7 -Carpintero, E. (2015). El Erotismo y su Sombra: El Amor como Potencia de Ser. Editorial Topia.p.35
8 -Lieberman, L. (2020). Nos comemos unos a los otros: El futuro también es trauma. Psicoanálisis: Revista de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, 42.
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Notas
[1] Plaza, S. (2012). PROCESOS Y HERRAMIENTAS EN LA INTERVENCIÓN TERRITORIAL COMUNITARIA. Compendio Bibliográfico, 123.
[2] Pomares Cintas, E. E., & Pérez Alonso, E. (2019). La trata de seres humanos en el contexto penal iberoamericano. La trata de seres humanos en el contexto penal iberoamericano
[3] Jacob, M. K. (2001). Hacia una redefinición del concepto de comunidad-cuatro ejes para un análisis crítico y una propuesta. Revista de psicología, 10(2), ág-49.
[4] Bleichmar, S. (2016). Vergüenza, culpa, pudor: relaciones entre la psicopatología, la ética y la sexualidad. Paidós.
[5] Lombroso, C. (2020). El delito. Sus causas y remedios. INACIPE.
[6] Carpintero, E. (2015). El Erotismo y su Sombra: El Amor como Potencia de Ser. Editorial Topia.
[7] Carpintero, E. (2015). El Erotismo y su Sombra: El Amor como Potencia de Ser. Editorial Topia.p.35
[8]Liberman, L. (2020). Nos comemos unos a los otros: El futuro también es trauma. Psicoanálisis: Revista de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, 42.