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El cuerpo es ideología

 

Desde la Psicología Social, Enrique Pichón Rivière define al hombre como un ser social en situación, determinado por sus condiciones concretas de existencia (geográficas, económicas, históricas, etc...). Plantea también que a todo esquema conceptual subyace una concepción del hombre y del mundo: una ideología.
Tomemos lo social como lo organizativo: lo que regula las relaciones entre uno y los demás; y como lo distributivo: la forma de repartir la economía, los derechos y deberes de los ciudadanos. Esto incluye al Estado, a las instituciones, las organizaciones, lo atinente a la alimentación, la vivienda, la salud, la educación y el arte. Esta organización y distribución social está sostenida por una ideología, y esta ideología produce cuerpos.
Podemos hablar de distintas organizaciones sociales, y cada organización social, con diversas prácticas de producción del cuerpo como la crianza, los castigos, la higiene, la alimentación, la sexualidad, la educación, construye cuerpos diferentes.
A partir de la forma en que la realidad del mundo externo está internalizada en nuestro mundo interno, desde este correlato interno, conciente e inconciente, construimos nuestro modelo de cuerpo, explicamos las huellas en él y desarrollamos nuestras hipótesis. En otras palabras, construimos una explicación acerca de nosotros mismos y de la realidad que nos rodea.
Tenemos una imagen inconciente del cuerpo, producto de la interpretación de las huellas (propias y sociales) en él, y nuestro cuerpo produce imagen desde el gesto, la actitud, el movimiento, la palabra, la vestimenta, el maquillaje, la mirada, la dinámica del movimiento. Estas imágenes también cambian en las distintas culturas y en cada época, donde es notoria la variación de ropajes y accesorios del cuerpo en función de diversos ideales de belleza.

Cuerpo y colonización
La ideología hegemónica impone un modelo único de cuerpo, y repite el mismo esquema del conquistador que colonizó América: la invasión, la asimilación, la integración forzada, no sólo de los Pueblos Originarios, como sucedió en la conquista, sino de todos los habitantes de este suelo.
Todos somos nativos de estas tierras, y si bien no todos somos pueblos originarios (también llamados aborígenes), todos somos Nativos de América, tenemos nuestras raíces aquí.
Es fundamental entonces tener en claro que nosotros no somos los conquistadores, y actuar en consecuencia, tomando responsabilidades históricas en cuanto a nuestra permanencia y la de nuestros hijos y nietos en estas tierras.
Juntos, los pueblos originarios, nativos y habitantes de este suelo por elección, sufrimos la invasión de una cultura que pretende ser hegemónica y que utiliza tres ejes para “formar opinión” y favorecer el sometimiento:
1.- Naturaliza lo social, omitiendo las diferencias que existen en distintas organizaciones sociales, intentando cerrar el horizonte a otras posibilidades y, sobre todo, a la utopía. “Es natural que haya ricos y pobres”; “es natural que haya guerras”.
2.- Atemporaliza lo histórico, negando y manipulando la historia. “Siempre fue así: siempre hubo ricos y hambrientos; siempre hubo guerras.”
3.- Universaliza lo particular, (como dando por sentado que ya cumplió su objetivo de conquista global). “En todas partes pasa igual: hay marginados y hambrientos en todo el mundo”; “en todas partes hay ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.”
Esta ideología construye nuestros cuerpos.
El poder hegemónico tiene muy claro que la ideología produce cuerpos. Se ha pasado de la lucha por poseer los medios de producción de los bienes de consumo, a la lucha por poseer los medios de producción del sujeto, para los cuales los medios de comunicación son esenciales.
A través de los medios de comunicación se da una colonización cultural y social donde se impone un modelo de sujeto, de cuerpo. Esta ideología, esta concepción del hombre y del mundo que intenta dominar a todo el mundo, intenta imponerse en nosotros y va creando un modelo de cuerpo que es el cuerpo a merced del mercado, del marketing. Hay un consumo del cuerpo que termina consumiendo al cuerpo: es el cuerpo consumido. Consumimos los sistemas de salud, las medicinas prepagas, los productos de la industria farmacéutica, ciertos tipos de alimentos y bebidas, diferentes ofertas de gimnasias y tratamientos para la estética corporal. Consumimos un tipo de cuerpo, un tipo de belleza, un modelo ajeno a nuestra historia y nuestra geografía; queremos ser otros, otros cuerpos que se ajusten al “modelo universal”.

El cuerpo es cultural
Pensamos al cuerpo como un cuerpo cultural, como una construcción social, impreso de huellas sociales. Y también como un cuerpo que puede construir huellas en la sociedad y en la cultura.
Conceptualizamos el cuerpo como un territorio de entrecruzamientos de lo biológico, lo pulsional, lo social, lo cultural, algunos podrían agregarle lo espiritual. Hay dimensiones a seguir entrecruzando ya que es un campo en construcción. Es un territorio a ser investigado y también cartografiado. Es un universo diverso y cambiante. Un universo en movimiento, pleno de equívocos, ya que no es unívoco. No hay significados únicos del tipo: -“Ah, ¿te duele la rodilla?, eso representa a tu mamá”; o -“¿Te duele el codo?, eso representa a tu papá”; -“¿Te duele el cuello?, el pasado te atormenta”. Son pavadas absolutas. Cada uno puede descubrir sus propios significados.
Es difícil pero necesario resistir nuestro propio intento de colonizar , poniendo en el otro significados y explicándole lo que le pasa desde nuestro lugar del saber. Si bien cada uno se ve obligado a significar su propio cuerpo con materiales socialmente producidos, la propuesta es investigar, descubrir, cartografiar y, sobre todo, aceptar la particularidad y las diferencias.
Tomando el concepto de salud de la Psicología Social como apropiación instrumental de la realidad para transformarla (aprendizaje), podríamos pensar que el cuerpo se aprende, que aprendemos a aprehender nuestro cuerpo organizándolo y significándolo.
El cuerpo produce crisis y cambios cuando se rompe, cuando duele por accidente o disfunción. Son los momentos en que se recuerda que se “tiene un cuerpo” y que hay algunos hábitos para cambiar.
Cuando el cuerpo social se rompe, por la rotura de muchos cuerpos, produce una crisis social y esto genera cambios. Por ejemplo las desapariciones forzadas en Argentina, los atentados, las guerras, el hambre, la exclusión.
En el caso de los desaparecidos, queda de manifiesto hasta qué punto se entrecruzan cuerpo e ideología, que el mecanismo que utilizó la dictadura militar fue la destruicción, martirización y desaparición de los cuerpos para destruir una ideología, para eliminar la cadena de transmisión generacional a través de la supresión de las personas, de los cuerpos, de la apropiación de los cuerpos de los niños para transformarlos en sujetos de otra ideología diferente a la de sus padres.
Foucault utiliza el término episteme para significar que en cada época hay ciertas condiciones que se dan para que se puedan aceptar ciertas cosas como objeto de conocimiento y no otras. Con los desaparecidos, el cuerpo emergió como una falta, como una ausencia, y provocó una crisis social. Estas nuevas condiciones contribuyeron, junto a otras, a fundar en la Argentina un nuevo campo de conocimiento, un Trabajo Corporal para la Salud diferente al que surgió en otros lugares del mundo.
El Campo de Lo Corporal, sostenido por las diferentes técnicas y escuelas, se apoya en lo sensoperceptivo, la autopercepción, la experimentación y en lo expresivo; no en el rendimiento, la eficiencia y la belleza como propone la ideología hegemónica. No planteamos un cuerpo new age, light, no se trata de un modelo de bondad, eficiencia y belleza. Nuestro modelo es distinto, es otro. Creemos que otro cuerpo es posible, y ese cuerpo es el nuestro, el de cada uno, el que tenemos, y no responde al modelo impuesto por la colonización. Así, no hay una forma de ser y de hacer; está la forma de cada uno.
En la historia de Lo Corporal, pasamos de la clínica del dolor físico del cuerpo, a la clínica corporal, que trata el sufrimiento del sujeto como persona entera. Patricia Stokoe, creadora de la Expresión Corporal-Danza, enumeraba las necesidades de esta persona entera o integral, como las seis A: alimento, amparo, amor, alegría, aprendizaje y arte. Y esto es una ideología del cuerpo, una ideología que desde el Trabajo Corporal para la Salud intentamos imprimir en la sociedad: la salud del cuerpo está ligada a la salud social.
En este sentido, creo que el Trabajo Corporal para la Salud es un trabajo de Pedagogía Social, de ayudar a pensar en una ideología diferente del cuerpo. Ideología que defienda los Derechos Humanos: que favorezca al cuerpo expresivo, que sostenga el derecho al cuerpo bien alimentado, al cuerpo amado y amante, al cuerpo producido por la cultura pero incluido en la cultura, porque los Derechos Humanos también son los derechos del cuerpo.

 

Carlos Trosman
Psicólogo Social; Corporalista; Docente.
Profesor de Shiatzu Kan Gen Ryu.
carlostrosman [at] interlink.com.ar

Bibliografía
-Marquis, Gabriela; Trosman, Carlos. Cuerpo: nada de lo humano le es ajeno. Revista del Primer Encuentro Latinoamericano de Lo Corporal, Buenos Aires, septiembre de 2000.
- Quiroga, Ana. Matrices de Aprendizaje.
-Trosman, Carlos. Exposición en el “Primer Encuentro Regional de Lo Corporal”, Neuquén, 5 y 6 de octubre de 2001; Mesa Redonda: Las huellas de lo social en el cuerpo y las huellas del cuerpo en lo social, participación en calidad de Presidente del Movimiento de Trabajadores e Investigadores Corporales para la Salud (MoTrICS).
 

 
Articulo publicado en
Octubre / 2003