INTRODUCCIÓN:
En la actualidad nos encontramos frente a un evento disruptivo, que genera miedos, incertidumbre, angustias, pero por, sobre todo, nos confronta a una realidad que pertenece a toda la humanidad: la posibilidad de muerte inminente.
La pandemia del Covid-19 nos ubica frente a frente con algo que sabemos en lo más profundo de nuestro ser, pero que negamos, “tapamos”, simbolizamos, es decir, nos defendemos frente a ese real, a nivel psicológico, de diferentes formas según nuestra personalidad. Es lo real de la propia finitud, y la de nuestros seres queridos, que se nos hace presente en algunas situaciones de la vida, como cuando hay un riesgo, como el que nos atraviesa ahora.
Ahora bien: en esta “guerra” contra el Covid-19, todos tenemos miedos, angustias, se nos profundizan o reactivan nuestros síntomas, tanto físicos como psicológicos (insomnio, gastritis, ataque de pánico, ansiedad, depresión, etc.). Para un ciudadano común es angustiante. Ahora bien: ¿Qué les sucede a los que conforman el personal de salud que está al frente de esta lucha, a “los soldados de la trinchera”?
Siguiendo la analogía con la guerra, un ciudadano común sufre, se angustia, frente a este enemigo que puede enfermarlo, quitarle su salud, hasta su vida, o la de un ser querido. No obstante, nosotros podemos quedarnos en casa, cuidarnos, usar tapabocas al salir, cuidar a nuestras familias (con todo lo que conlleva también el encierro, a nivel psicológico). El “soldado de la trinchera” no corre con la “misma suerte”. Debe luchar en el frente de batalla, con escasos insumos, tanto para los pacientes como para el cuidado de sí mismo, sin tratamiento curativo aún, con riesgos de contagio para ellos y sus familiares. Ni que hablar que el enfrentamiento con la muerte de pacientes, para el cual el médico o profesional de la salud suele estar entrenado, se encuentra intensificado en una pandemia como la que estamos atravesando en la actualidad.
EL SUFRIMIENTO DETRÁS DEL MÉDICO
¿Cuál es el impacto en su psiquismo, de trabajar en una profesión “poco cuidada”, donde no tienen los elementos para realizar su función de curar, de atender, y de protegerse ellos mismos?
La pregunta que me he formulado para construir este artículo, cuyo objetivo es concientizar de lo fundamental del cuidado de los profesionales de la salud que están en los hospitales, clínicas, sanatorios en estos momentos, atendiendo pacientes con Covid-19, es: ¿Cuál es el impacto en su psiquismo, de trabajar en una profesión “poco cuidada”, donde no tienen los elementos para realizar su función de curar, de atender, y de protegerse ellos mismos? ¿Cómo impacta en su aparato psíquico la posibilidad de contagio, de poder contagiar a otros, y hasta de morir?
En uno de sus artículos redactados recientemente, la psicoanalista y psiquiatra Esther Romano (APA), propone una línea de tratamiento, de ayuda, prevención y promoción de la salud mental para los profesionales de la salud, en este momento tan riesgoso tanto para su salud física como psicológica. Hace referencia a algunas de las causas del denominado burn out en profesionales de la salud: trabajan excesiva cantidad de horas, no poseen los recursos para trabajar y cumplir con su trabajo en forma efectiva, no pudiendo cumplir con sus expectativas de ayudar a los pacientes, curarlos, salvarles la vida; en ocasiones están mal pagos. Estos “factores de riesgo” son factibles de conducir a un cuadro psicopatológico denominado “burn out” (que se traduce al castellano como “lamparita quemada”), que es un estrés laboral, es decir, producido estrictamente por el trabajo y sus condiciones laborales. La sintomatología y características descriptas para este cuadro son: 1) Insomnio, 2) Baja autoestima (cuando esta característica no es de la personalidad de base o previa), 3) Dificultad en la toma de decisiones, dentro del ámbito laboral, 4) Auto -recriminación, sentimientos de frustración, impotencia 5) Abandono de la actividad, o sumisión extrema. 6) Depresión. Si bien se describen incluso suicidios, habría que deslindar otras causas pre-existentes.
El equipo de salud o personal de salud, puede estar expuesto a la “lamparita quemada”, en un contexto no tan extremo como el de una pandemia. No obstante, a modo de hipótesis, podemos decir que, el combate contra el Coronavirus es capaz de profundizar y agravar los factores de riesgo de los profesionales de la salud a padecer burn out.
Por ello mismo, es de suma importancia encender las alertas de “cuidar a los que cuidan, a los que nos cuidan”. Cuidarlos, en este caso, en su dimensión psicológica, ya que no son súper héroes con súper poderes, sino seres humanos con una misión muy importante, sobre todo en este momento de pandemia. Ellos también sufren, llevan un peso y una responsabilidad enorme sobre sus espaldas y sus corazones.
Un hecho que es de público conocimiento, (aunque habría que evaluar antecedentes patógenos en este caso) es el suicidio de la Jefa de Urgencias del Hospital de Nueva York, New York – Presbyterian Allen, en Manhattan. La médica, antes de cometer el acto suicida, les dijo a sus familiares que “no soportaba ver morir a tanta gente”, por el Coronavirus.
CONCLUSIONES GENERALES
Resulta, a mi parecer, en cuanto seguramente mi opinión profesional es compartida por mis colegas y otros profesionales de la salud mental, altamente importante considerar la salud mental del equipo de salud que se encuentra actualmente confrontándose con el Coronavirus, en un contexto, como decía al inicio del artículo, de incertidumbres, miedos y angustias, y por, sobre todo, considerando el riesgo que corren al estar al frente de la trinchera.
Lic. Sabrina Zuccolo
sabrinazuccolo [at] yahoo.com.ar
Psicóloga (UCA) - Investigadora en formación (UBA)- Docente en Colegio de Psicólogos Distrito XV
Bibliografía:
Esther Romano. “Impacto psíquico del Coronavirus en profesionales de la salud: factores de riesgo y protectores”. Editorial Sciens. Psiquiatría, Nº 39. Mayo 2020. Buenos Aires, Argentina