Resumen:
Los trabajos prácticos de la II Cátedra de Salud Pública / Salud Mental posibilitan que los alumnos indaguen acerca de las representaciones sociales de profesionales y usuarios de la salud.
Algunos docentes utilizamos la metodología de Asociación de palabras (1) aplicada al rastreo de las representaciones sociales de los alumnos cursantes en la primer clase del cuatrimestre, antes de tener la oportunidad de leer la bibliografía, de manera que, de este procedimiento resulten, cuales son sus propias representaciones.
En este trabajo, se tomó el análisis representacional de los alumnos que cursaron durante el período 2005-2007.
Realizamos un análisis del contexto histórico, social y económico en el que los alumnos fueron desarrollando su vida, su subjetividad y por lo tanto, sus representaciones sociales. Se correlacionaron las representaciones sociales de los alumnos en relación con el plan de estudios y las futuras prácticas en salud.
Observamos como se entrelaza el contexto, con las políticas económicas que se fueron desarrollando en la Argentina, y las características institucionales de nuestra Facultad, resultando, profesionales que solo pueden actuar sobre individuos, que no reconocen las implicancias sociales y aunque lo hicieran, carecen de herramientas para participar en dispositivos acordes a las necesidades.Palabras claves: Representaciones, prácticas, historiaTemática: Teoría e investigación en representaciones socialesDesarrollo del tema: Relato de una experienciaÁreas: Salud, Educación
El programa de la II Cátedra de Salud Pública / Salud Mental a través de los trabajos prácticos de la unidad I y II, posibilita que los alumnos indaguen acerca de las representaciones sociales de profesionales y usuarios de la salud.
Entendemos por representaciones sociales, una forma particular de conocimiento que tiene una génesis, una expresión social y una función práctica en la inducción de los comportamientos y las prácticas, o si se prefiere, como lo ha expresado Jodelet (1989): una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido con una orientación práctica y concurriendo a la construcción de una realidad común a un conjunto social (2).
A partir del curso que algunos docentes realizaron con la Prof. D. Jodelet en 1994, dictado en la Facultad de Psicología de la UBA, comenzamos a utilizar la metodología de: la asociación de palabras (Di Giacomo 1980 y Le Bouedec 1984) y la aplicamos al rastreo de las representaciones sociales de los alumnos cursantes.
La asociación de palabras consiste en utilizar una técnica simple: las asociaciones libres a términos estimulo elegidos en función de los objetivos de la investigación (1)
En una comisión de dicha cátedra se les solicita a los alumnos, que respondan a los siguientes términos estimulo: Salud, Enfermedad, Salud, Pública y Salud Mental, Hospital y Psicólogo, llevándolo a cabo en la primer clase del cuatrimestre y antes de que tengan la oportunidad de leer la bibliografía de la materia, de manera que de este procedimiento resulten, cuales son sus representaciones. Trabajamos, construimos definiciones. Dado que el docente ya ha sacado a la luz las ideas previas de sus alumnos, el siguiente paso es crear conciencia en relación a ellas, para poder de esa manera, generar un cambio conceptual, que no se limite al cambio teórico, sino que también se refiera a las trasformaciones de la estructura de conocimiento que devendrán en prácticas profesionales diferentes.
Haciendo referencia al contexto en el que los alumnos fueron desarrollando su vida, su subjetividad y por lo tanto, sus representaciones sociales podemos decir que:
Una gran mayoría nació y vivió en democracia (Nacidos entre 1982-1985). Su adolescencia coincidió con la década menemista, época donde la aplicación extrema de la receta neoliberal (apertura y desregulación de la economía, privatización de los servicios y empresas públicas, traslación al sector financiero privado de fondos sociales y flexibilización de las condiciones laborales) generó una política monetaria particular: la convertibilidad, que ató el peso argentino al dólar estadounidense, equiparándolos en la paridad 1 a 1. Se logró detener el proceso hiperinflacionario (generado en 1989) e impulsar en su momento el crecimiento del PBI (Producto Bruto Interno). En ese período, el mecanismo de gobernar consistió en la realización contínua de decretos presidenciales (por parte del Presidente Menem), lo cual deslegitimó estructuralmente al poder legislativo y debilitó las instituciones democráticas del país.
Cabe aclarar que estos cambios fueron posibilitados por los efectos desmovilizadores que tuvo en la sociedad civil el terror de estado ejercido durante la última dictadura militar (que dejó un saldo de 30.000 desaparecidos) y el terror económico de la hiperinflación de 1989. Es en este contexto donde, fue posible que grandes grupos económicos fijaran los aspectos sustantivos de las políticas de Estado. El aparente crecimiento económico fue simultáneo al deterioro de las condiciones generales de vida de la población.
La realización de esta política neoliberal, necesita de ciudadanos que acepten mansamente el desguace del Estado, la flexibilidad laboral, pasantías escasamente rentadas, privatizaciones y la desocupación creciente. La sociedad ya había sido sometida durante la última dictadura militar. Ahora, el sometimiento es resignificado, a la luz de estos nuevos acontecimientos.
Será en este contexto, donde se le propone al sujeto que sea individualista pero bajo la forma de ser exactamente igual a todos (Stolkiner; 1994). Se promueve un individualismo exacerbado, un “sálvese quien pueda” constante, donde la lucha por permanecer aferrado al excluyente sistema, lo naturaliza. En este mismo sentido operan los medios masivos de comunicación como garantes de las formas de generar invisibilidad, promoviendo el conformismo de los fenómenos que acontecían. Es decir, son generadores y reproductores de representaciones sociales.
Los padres y abuelos, ya habían sido ganados por Neustadt y Grondona y estaban satisfechos con el achique del Estado porque liberaría fondos para la Educación, la salud, los jubilados y otras obras. Pero, ¿cómo convencer a los más jóvenes?
Los sedujeron con programas de televisión donde todos “participamos democráticamente”, ya sea de entretenimiento general, bloopers, burlas, bromas pesadas, exclusiones versus inclusiones, nominaciones, seleccionando al más competente para ese modelo liberal y avanzaron un casillero más en la ruptura de lazos solidarios.
Diciembre de 2001 marcó un momento histórico excepcional de la Argentina, un momento signado por la crisis, por la emergencia, por una situación de deterioro generalizado del país. Fue la culminación de un proceso que conjugó errores propios y ajenos (organismos internacionales) que condicionaron la adopción de políticas, tanto en lo privado como en lo público.
El escenario económico fue similar al vivido durante el año 1989, asumiendo cada una de esas crisis, expresiones con características propias, pero exponiendo ambas el agotamiento de la etapa de un modelo inaugurado en 1975-1976.
Para la gran mayoría de estos alumnos, la crisis del 2001, fue la primera crisis que vi-vieron. Ya no eran los abuelos, ya no eran los padres, éramos los más jóvenes los protagonistas de la historia.
Continuando este análisis nos referiremos, al Plan de Estudios de nuestra Facultad.
Si tenemos en cuenta que el nuevo paradigma de la función de la educación superior establece que las universidades deben servir a la sociedad, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes, implicando la necesidad de adaptar la relación entre universidad y sociedad, reformulando la visión institucional, de manera tal, de incorporar explícitamente el contexto local.
El plan de estudios de la facultad de Psicología de la UBA en su gran mayoría, coincide por lo postulado por Nora Elichiry (3) sobre la educación disciplinar positivista: excesiva especialización, división entre formación profesional y laboral y desarticulación teórico-práctica, excluyendo los problemas actuales que la realidad plantea.
Las Prácticas Profesionales en el transcurso de la carrera, son predominantemente clínicas, están hacia el final de la misma y no solo no alcanzan o son insuficientes, sino que revalidan los contenidos teóricos previos sin contrastar la teoría con la práctica generando un “divorcio” entre dichos términos.
Exceptuando la materia Salud Pública / Salud Mental, no se dictan otras materias obligatorias del área social comunitaria (Psicología Preventiva, Psicología Comunitaria son materias optativas).
En el análisis de las representaciones de los alumnos, vemos que reducen la Salud a lo médico, la Salud Pública al Hospital y la Salud Mental a la institución Psiquiátrica. Los Psicólogos están ausentes en el tema Salud, Salud Pública, Hospital. Solo están presentes en forma significativa en Salud Mental. Dejando en manos de los médicos la atención de la Salud. En la categoría psicólogos, solo dan cuenta de prácticas predominantemente psicoanalíticas, que son las hegemónicas en la formación de los futuros psicólogos en la Facultad de Psicología de la UBA.
Cabe destacar la falta de referencias en las categorías analizadas, a las problemáticas sociales que influyen en la Salud Mental, como son: pobreza, desnutrición, desempleo, aborto, planificación familiar, promoción de la salud, vivienda digna, trabajo digno, salario digno.
Nos preguntamos entonces: ¿qué piensan los alumnos de su futuro ejercicio profesional como psicólogos, por dónde transitarán, en que espacios estarán presentes o trabajando los psicólogos? ¿Qué herramientas utilizarán?
Observamos como se entrelaza el contexto, con las políticas económicas que se fueron desarrollando en la Argentina, las representaciones sociales de los alumnos y las características institucionales de nuestra Facultad, resultando, profesionales que solo pueden actuar sobre individuos, que no reconocen las implicancias sociales y aunque lo hicieran, carecen de instrumentos para participar en dispositivos acordes a las necesidades.
Reiteramos, las representaciones sociales implican y orientan formas prácticas de saber, es decir, que tienen una relación tanto para los profesionales, como para los no profesionales. La organización de la educación y de las políticas en salud también, depende de las representaciones sociales que subyacen a los actores involucrados.
¿Cómo se pueden posicionar estos futuros profesionales, frente a la implementación de la ley 448, que plantea la Desmanicomialización, descentralización, atención en hospitales estatales, el respeto por los derechos?
No podemos dar una respuesta, pero la problemática presentada, no se resuelve con Prácticas Profesionales ó Asignaturas electivas.
Para la implementación de la ley 448 se requiere de la capacitación obligatoria del 100% del alumnado en su formación de grado.
Notas numeradas:
Bibliografía:
Cohen, Graciela
D´Alessandro Szymanowski, Federico Gastón
Neiling, Jonathan
gracielacohensalud [at] hotmail.com
Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires