El interés por la relación entre locura y libertad se empezó a gestar en mí desde los primeros años de la carrera. A una posición política en relación a los fundamentos de la desmaniconmialización se sumó, también, la ética del psicoanálisis para pensar la locura en general y la psicosis en particular. Lo universal de la perspectiva de los Derechos Humanos y una lectura psicoanalítica que pone de relieve lo singular -y, por ende, en cuestión la idea de “normalidad”- constituyéndose en una ética que no busca normalizar, se convirtieron en el horizonte que orientaría, desde los comienzos, mi práctica clínica.
A partir de una breve descripción de la sala, trataré de ubicar algunos efectos –mortificantes y vivificantes- en las corpo-subjetividades de las personas que la transitan/habitan