Las migraciones del siglo XXI y las de finales del siglo XX comparten aspectos con migraciones anteriores: constituyen una crisis, se producen multiplicidad de pérdidas que implican la elaboración de un duelo, se disuelven las redes de sostén en el país de origen y hay que reconstruir nuevas en el país receptor, etc. Los cambios a nivel político, económico y social atraviesan los acontecimientos y afectan los procesos migratorios.
Este artículo nace de mi vivencia como migrante ilegal a fines del siglo XX y a principios del siglo XXI y del trabajo realizado como psicoterapeuta con inmigrantes en Uruguay (país de origen) y en España (país receptor).
La crisis migratoria en cuanto ruptura con el grupo que vivimos y que nos conforma, revela el acoplamiento psicosocial entre lo interpsíquico y lo intrapsíquico.