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La vigencia de “El Capital” a fines del siglo XX

 

Presentación

A fines de setiembre del año pasado visitó nuestro país, invitado por la revista Herramienta, el profesor Cyril Smith, quien dictó conferencias-debate acerca de “La vigencia de “El Capital” a fines del siglo XX”. Las mismas se desarrollaron en al Auditorio de la Universidad de Buenos Aires, en el Instituto del Profesorado “Joaquín V. González” y en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario.
El profesor Cyril Smith fue Titular de Estadística de la London School of Economics hasta su retiro en 1992. Como docente publicó una serie de artículos académicos sobre Estadística Matemática y Teoría de la Probabilidad. Actualmente está próximo a aparecer un trabajo sobre el Problema de Monge-Kantorovich y sus generalizaciones.
Es autor de Communist Society and Marxist Theory (Index Books, 1988) y Marx and the Millenium (Pluto Press, 1996). Su artículo “Friedrich Engels and Marx’s Critique of Political Economy” apareció en junio de 1997 en Capital and Class.
En esta oportunidad queremos ofrecer a los lectores de Topía el texto completo de la conferencia realizada en Rosario, donde Cyril Smith planteó una original y heterodoxa mirada sobre el pensamiento marxista, destacando las coincidencias con algunos aspectos de la filosofía griega clásica y descubriendo diversos matices y aspectos frecuentemente olvidados u ocultos de la obra de Marx. Su visión nos parece más que interesante ya que opera a partir del presupuesto de que las ideas de Marx deben ser “liberadas” del “envoltorio” marxista (tradición teórico-política que las habría distorsionado) y así recuperarlas crítica y activamente para el presente que hace a esas ideas de una vigencia y potencialidad absolutas.
No quiero terminar esta presentación sin agradecer la desgrabación y aclaraciones al texto realizadas por el Sr. Marcelo Claros, a Topía, y muy especialmente a su director, la oportunidad que nos ha ofrecido cediendo el espacio de su publicación para presentar este trabajo.

 

MARIO HERNANDEZ
Consejo Redacción de la revista “Herramienta”

Durante mucho tiempo, los marxistas creían que existía algo llamado “el marxismo”, que era científico -en palabras de Lenin y también de Plejanov-, y constituía una perspectiva mundial y global.
Ahora bien, no se puede ser científico y a la vez completo. Esto es imposible. Por ejemplo, en la historia de la física, hubo momentos en que los físicos creyeron que habían llegado al final de su carrera. En el año 1900, el físico Lord Kelvin (William Thomson, Lord de, 1824-1907), en un célebre discurso, dijo: “prácticamente hemos terminado el trabajo de la Física. Solo hay dos nubes en el horizonte”. Una era el efecto de Michelson ( Albert, 1852-1931) y Morley ( Edward) y se refería a la comprobación de la inexistencia del éter. Y el otro, era un problema técnico vinculado con el espectro de la radiación de los cuerpos negros. En los diez años siguientes, del primero de estos problemas surgió la relatividad y del otro, surgió la teoría cuántica. Entonces toda la física fue puesta patas para arriba.
Yo creo que Stephen Hawkins, que es un gran científico, ahora está diciendo otra vez: prácticamente hemos completado la tarea de la física. Creo que, seguramente, está equivocado.
Entonces, esta teoría que teníamos, llamada marxismo, se convirtió en una cárcel en la cual estábamos encerrados. Hoy ha llegado la hora de salir de esa prisión. Y la estrategia para escapar de allí, la que yo he usado en los últimos diez o doce años, comienza por descubrir qué es lo que exactamente dijo Marx.Y la sorpresa es grande, sobre todo, si lo leemos en términos de lo que realmente dijo, y no en términos de lo que nosotros pensamos que debió haber dicho.
Resulta muy claro que cuando Marx dijo : “Yo no soy marxista”, no era un chiste.
Pues bien, este es sólo el primer paso, sobre el cual hablaremos esta noche. Marx no puede responder a los interrogantes que enfrentamos en el siglo XXI. La gente que cree lo contrario es religiosa. Lo que Marx sí puede hacer, es ayudarnos a formular las preguntas. Y yo creo que el eje de estas preguntas es, esencialmente, la concepción del comunismo. Se han escrito centenares de libros sobre Marx que no mencionan el comunismo en ningún lado, es decir, la concepción de Marx de la sociedad comunista, como una sociedad verdaderamente humana. Una libre asociación de productores.

La concepción de la ciencia en Marx

Si ustedes leen este folleto, verán que la primera conferencia se refiere a la concepción del marxismo como crítica . Porque hablamos de Marx como científico, pero tenemos que entender que significaba para él la palabra ciencia. Yo creo que la ciencia de Marx era un proceso de crítica, que significa lo siguiente: mirar críticamente los postulados básicos de una ciencia y después demostrar que éstos postulados reflejan a su vez los postulados de una forma de vida falsa.
Es así como dedicó 40 años de su vida a intentar escribir una crítica de la Economía Política, porque la Economía Política toma como principio la existencia de la sociedad burguesa. Y aquí me estoy refiriendo a lo que él llama la Economía política clásica, que terminó alrededor del año 1830. Después de esto empieza lo que él llamó la economía vulgar, a la cual no criticó, simplemente la escupió. Esto dicho de una manera muy cortés. Por ejemplo, no puede nunca referirse a los economistas tardíos, como Malthus, sin agregar una nota al pié, en la cual los destroza. Pero sentía un enorme respeto por Adam Smith y Ricardo, porque ellos trataron de analizar las relaciones internas de la sociedad burguesa. Pero no pudieron completar ese proceso, porque daban por sentada la existencia natural de este modo de vida y Marx lo rechazaba.
En la London School of Economics había un profesor que durante muchos años dictó un curso sobre “el dinero”. Siempre comenzaba sus clases sacando del bolsillo unos billetes y diciéndole a sus alumnos: todos saben qué es esto. Y después, se ponía a dibujar gráficos, a hablar de la inflación y cosas por el estilo. Pero en verdad no sabemos qué cosa es el dinero. Marx tuvo que trabajar 40 años para responder esa pregunta. ¿Cómo es posible que trozos de papel tuvieran poder sobre los seres humanos?. El que tiene un poco de esa sustancia (dinero) puede comer, y el que no, pasa hambre. ¡Esto es un misterio!. Marx lo comparó muchas veces con el misterio de la religión, y su crítica empezó con la crítica de la religión. No el simple rechazo de la religión, como un conjunto de nociones falsas del mundo, sino como el intento de rastrear en la creencia en Dios la pobreza de la gente.
Por esto, en el meollo de los análisis de los grandes economistas políticos encontró el concepto de “trabajo”. Pero, por medio de la crítica de la economía política, demostró que el trabajo, actividad humana por excelencia, está prisionero dentro de formas alienadas e inhumanas. Es por eso que la sociedad burguesa niega esa actividad humana como actividad libre.
Marx en muy raras ocasiones utilizó la palabra “dialéctica” . Por supuesto, todo el mundo sabe que Marx era un “materialista dialéctico”, porque todos ustedes lo saben, pero muéstrenme donde lo dijo. Ni una sola vez en su vida. Esto es un invento de Plejanov en 1890, y no tiene nada que ver con Marx. En absoluto. Pero la palabra “dialéctica”, quizás en la forma que la utilizó originalmente Platón, sí tiene importancia, algún significado en la obra de Marx. En “La República”, Platón dice que la dialéctica es el único método que pone en tela de juicio sus propios postulados. Y es por esto, que con las mejores intenciones, cuando los marxistas inventaron esta cosa llamada “materialismo dialéctico”, estaban rompiendo con el propio método dialéctico de Marx, y estaban reduciendo a Marx a un conjunto de teologías.

Riqueza, Valor y Naturaleza

En la segunda sección de este folleto traté de decir algunas cosas acerca de la idea de la riqueza contrapuesta a la idea del valor. En inglés, la palabra que significa riqueza (wealth) está vinculada con el significado antiguo, con la idea del bienestar de toda la comunidad (weal). Pero en la sociedad moderna, riqueza (wealth) tiene un significado totalmente distinto. Por cierto, el famoso libro de Adam Smith se llama “La riqueza de las Naciones”, y comienza con un capítulo sobre la gente que fabrica alfileres. Allí se expresa maravillado porque la producción del alfiler está dividida en 40 operaciones distintas. Pero él sí advierte, que si uno se pasa la vida haciendo la cuadragésima parte de un alfiler, se vuelve idiota. El lo sabe y lo dice. Se preocupa por ello. Tal vez la respuesta es enseñarles a leer, -esto está en un capítulo más avanzado del libro-. Al principio él sólo se maravilla por la cantidad de alfileres que se pueden fabricar al dividirlo en tantas operaciones.
En la economía política, al igual que el la sociedad burguesa, que es lo que aquélla estudia, la riqueza está completamente divorciada del bien de la comunidad. La producción de riqueza implica el empobrecimiento de la vida de la mayoría de la gente, y es inseparable de ésta. Yo sé que en Latinoamérica no es necesario detenerse a explicar las relaciones entre la pobreza y la riqueza al ver la gente que duerme en las veredas frente a los grandes bancos. Es por esto que yo digo que “El Capital “ de Marx es una obra sobre ética, es sobre el bien, y de cómo ha sido distorsionado y modificado por la existencia del dinero. Al mismo tiempo digo que es una obra científica. Y para muchos que estudian Economía, Sociología o Antropología esto les parecerá muy extraño. Y hay críticos de la obra de Marx, e incluso partidarios de la obra de Marx, que dicen que realiza este análisis de la naturaleza de la mercancía, del capital y del dinero, y pretenden ser muy objetivos al respecto. Pero cuando habla de la duración de la jornada laboral, del trabajo de los niños en las minas de carbón, o cuando habla de la forma en que los campesinos fueron expulsados de sus tierras y obligados a trabajar en las fábricas, dedica páginas y páginas a expresar su indignación. Está furioso. Entonces, ¿cómo se puede ser un científico y estar furioso sobre el objeto de estudio?. Los que dicen que Marx es un científico, refiriéndose así a las Ciencias Naturales, no pueden entender este libro. No pueden entender “El Capital”.
Hay libros que tratan sobre lo que llaman la “economía marxista”. Conozco a algunos autores de esos libros. Tratan de ser economistas, y al mismo tiempo, de alguna manera, socialistas. Es imposible. Sus libros no logran desentrañar la primera idea de la obra de Marx, ni siquiera la primera oración, que es la primera frase de la “Crítica de la Economía Política”, y que está mal traducida en casi todos los idiomas, no porque los traductores no supieran bien el alemán, sino porque no podían entender a Marx. “La riqueza de las sociedades en las cuales prevalece el modo capitalista de producción, aparece como una monstruosa acumulación de mercancías”. La palabra en alemán es ungeheure; en inglés, la traducen como inmensa, y algo similar sucede en castellano. Pero Marx dice “monstruosa”, es decir, ya en la primera oración, la riqueza es la primera palabra que aparece, y a continuación dice que aparece bajo esta forma monstruosa. Y así, sucesivamente, a lo largo de todo el libro. Expone las categorías de la economía política, como dice él, de manera crítica, no está elaborando una nueva clase de economía. Entonces Marx no era ni economista, ni sociólogo, ni filosofo, ni historiador. Asumía una actitud crítica, a la vez respetuosa, hacia todas estas ciencias, para poder penetrar hasta los postulados intrínsecos en ellas.
En el capítulo IV hay una interesante nota al pié donde Marx cita a Aristóteles -dicho sea de paso, últimamente estoy llegando a la conclusión de que Marx está más cerca de Aristóteles que de Hegel-, donde habla de la ciencia de la riqueza, y dice que es de dos tipos: una de ellas, llamada “economía” en griego, que no es la palabra economía en castellano, es el equivalente de lo que en inglés llamamos “Economics”. Economía para Aristóteles es la administración del hogar y contrasta con “crematística”, que significa producción para obtener más dinero. Está muy claro que Aristóteles dice que ésta última es una ciencia inferior. Dice, en alguna parte, que la forma de vida de la crematística es la adecuada para animales que pastan. Digamos de paso que esta idea de la relación entre el mercado y el animal tiene una larga historia. La van a encontrar en “La República” de Platón, donde Sócrates describe una sociedad pacífica, tranquila, donde la gente produce cosas y las vende entre ellas. Y Glauco dice: Sócrates has descrito una sociedad adecuada para los cerdos. Es la misma idea que se encuentra en “La Fenomenología del Espíritu” de Hegel, en el capítulo llamado satíricamente “El reino animal del espíritu”, que desde el punto de vista de Hegel es una sátira sobre la sociedad burguesa.
A medida que uno va leyendo los tres tomos de “El Capital” aparece la exposición de una serie de categorías. En realidad, hay dos clases de categorías. Un conjunto está tomado de los escritos de A. Smith y de Ricardo: la idea de valor, precio, dinero y trabajo abstracto. Todos los grandes economistas políticos se refieren a estos conceptos de alguna manera u otra. Pero en el curso de su crítica de estas categorías, Marx introduce una serie de conceptos adicionales. Para él, el capital no es exactamente igual a lo que Smith llama stock, el capital -el título de su libro-, resulta ser un vasto poder inhumano, el valor en proceso, el valor como sujeto, de manera que toda la relación entre sujetos y objetos es puesta patas para arriba. Lo que debería ser la producción de riqueza para toda la comunidad, toma una forma en donde la vida está fragmentada, en la cual la humanidad es destruida. Esto no es lo que Aristóteles llama la riqueza verdadera. En Europa Oriental, hoy se dice comúnmente: el país es muy rico, pero la gente es bastante pobre.
Aquí tengo un pasaje de los “Grundisse”, en el cual habla de la naturaleza de la riqueza verdadera:
“ Pero, in fact, si se despoja a la riqueza de su limitada forma burguesa, ¿qué es la riqueza sino la universalidad de las necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc., de los individuos, creadas en el intercambio universal ? ¿Qué, sino el desarrollo pleno del dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto sobre las de la así llamada naturaleza como su propia naturaleza? ¿Qué, sino la elaboración absoluta de sus disposiciones creadoras sin otro presupuesto que el desarrollo histórico previo, que convierte en objetivo a esta plenitud total del desarrollo, es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en cuanto tales, no medidas por un patrón preestablecido? ¿Qué, sino una elaboración como resultado de la cual, no se reproduce en su carácter determinado sino que produce su plenitud total como resultado de la cual no busca permanecer como algo devenido, sino que está en el movimiento absoluto del devenir? En la economía burguesa -y en la época de producción que a ella corresponde-, esta elaboración plena de lo interno, aparece como un vaciamiento pleno, esta objetivación universal, como alienación total, y la destrucción de todos los objetivos unilaterales determinados, como sacrificio del objetivo propio, frente a un objetivo completamente externo. (Formaciones Económicas Precapitalistas, pgs. 65/66. Pasado y Presente.)
Esto describe la concepción de Marx de la riqueza. No es la riqueza de las naciones de Adam Smith.

El destino histórico de “El Capital”

Y ahora me referiré muy brevemente a la tercera parte del folleto.
Los marxistas solíamos hablar sobre “las leyes de la historia “. Y hay referencia a esta idea en muchos escritos de Marx. Pero si tomamos estas leyes como si fueran leyes de la física, entonces no comprendemos en absoluto lo que Marx quiere decir.
Para Marx, la Historia era el devenir del comunismo, la Historia en su totalidad, que ha llegado a un cierto punto del desarrollo con la sociedad burguesa. El describió tres etapas de la historia humana. La primera se caracteriza por relaciones de dependencia personal. La segunda describe el desarrollo del dinero desde las primeras etapas hasta el desarrollo del capital. La tercera es sobre el desarrollo del individuo social, el desarrollo libre de los individuos; ésta es la sociedad humana.
Vivimos el final de la segunda etapa. Marx pensó que el fin sería en 1848, después en 1857. Le escribió a Engels, “tengo que apurarme con mi libro, porque si no todo se va a terminar antes de que yo lo termine”. Después, pensamos que sería en 1917. Bien, si sumamos o restamos un siglo aquí o allá, que no es demasiado importante en la escala en que hablaba Marx, creo que todavía estamos en el final de la segunda etapa. Ahora bien, esta cosa que se llama Materialismo Histórico, que nada tiene que ver con Marx, está basada en una sola página, en el prefacio a la “Crítica de la Economía Política”, y en esta página se habla de la segunda de las tres etapas, exclusivamente de eso, y él lo dice. Ha hablado del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, y esto termina con el final de la última etapa antagónica de la historia de la sociedad humana. La humanidad, en esta segunda etapa, se desenvuelve bajo el control de fuerzas que se pueden calificar bajo el nombre de leyes necesarias. El eje de todos los estudios críticos de Marx, es que hay que superar esas leyes. En los “Grundisse” habla de una necesidad que desaparece. Uno de los rasgos principales de “El Capital” de Marx es que estudia la inversión de la relación entre las personas y los objetos. Las personas hacen objetos, pero sus vidas son controlados por esos mismos objetos. Estas cosas, bajo su forma dinero, o bajo su forma capital, controlan las vidas de las personas que las hicieron. Aquí resurge la analogía con la religión: Dios es creado por los seres humanos, pero se convierte en una idea que controla sus vidas. Lo mismo sucede con el dinero. La gente trabaja por dinero, la gente es empleada por máquinas -porque la máquina no es solo una máquina, es una forma de capital, que domina la vida del que trabaja con la máquina-, debe sacrificarle a la máquina ocho horas de su vida todos los días, durante tal vez 40 años, y cuando se libera de eso, ya es demasiado viejo para hacer cualquier otra cosa.
Los marxistas también destacan la concepción de Marx sobre la lucha de clases. Pero si nos fijamos en el verdadero significado de la lucha de clases, según Marx, debe ser entendida como la lucha de la humanidad contra la inhumanidad. Cada acción de la clase obrera, como fuerza organizada, es en oposición a la naturaleza inhumana del capital es, en esencia, exigir que se los trate como seres humanos, y no como lo que llama la Economía un factor de producción.
Ahora, yo creo que debemos empezar a estudiar a Marx desde el comienzo, ver como formula él las preguntas y observar donde están esos hilos que conducen hacia el comunismo. Y esto siempre se debe renovar. Marx no pudo terminar su libro, no sólo porque no vivió el tiempo suficiente, sino por que en esencia era imposible de terminar, porque cuando estaba escribiendo el tercer tomo las cosas ya habían cambiado.
Hacia el final de su vida recibió una carta de Karl Kautsky -por el cual no sentía un gran respeto-, en la cual le pedía permiso para publicar sus Obras Completas. La respuesta de Marx fue: primero hay que escribirlas. Él pensaba que ni siquiera había comenzado y en algunas parte de los “Grundisse” esboza un plan de trabajo, y aunque hubiera llegado a terminar los tres tomos de “El Capital”, y ese enorme tratado de historia de la Economía Política, que ahora conocemos como “Historia de la Plusvalía”, todo esto hubiera sido apenas el comienzo de una lista muy larga. El problema es que nosotros, los marxistas, pensábamos que estaba todo en los libros, con los cuales golpeábamos en la cabeza a nuestros adversarios. Pero esa no era su concepción en absoluto. Y entonces, aunque es bastante tarde para mí dada mi edad, creo que tenemos que empezar a continuar la obra iniciada por Marx. Esa es la única manera con que podemos consumar lo que él nos ha dejado.

Rosario, 06/10/97
Cyril Smith

 
Articulo publicado en
Junio / 1998