Hay que decirlo sin temores, sin esconder la vida pulsional del barrio bajo la alfombra, esa que late en cada uno de nosotros pero que va más allá del cuerpo de cada vecino, se trata de lo que somos, en definitiva, como grupo humano. No pretendemos ser lo mejor de la ciudad, tampoco los que sobresalen por su creatividad o su empuje especial ante situaciones críticas u originales. Para dar un ejemplo el recordado 11-S, cuando las torres ardían y el humo, veíamos por televisión, inundaba todo el Central Park y aledaños la gente del barrio salía de sus casas corriendo para jugar a la quiniela. Si hubo algo significativo para Chacarita – Colegiales – Villa Ortúzar de toda esa tragedia fue que, según la sección estadística de la Lotería Nacional, la mayor concentración de aciertos en la jugada de la mañana del 11 de septiembre se realizó en nuestro barrio y fueron nuestros vecinos, como se comprenderá amantes del escolaso como pocos, los héroes de la tremenda hazaña.
Todavía el bar Argos estaba en pie y mucha gente partía de allí luego de hacer suculentas vacas, para apostar en la primera jugada del día. Con tremendo asunto era lógico, si se puede decir así, que la diosa fortuna huyese por un rato del norte opulento, por ese momento caído en desgracia por el cruel atentado, recalando en nuestra ciudad de Buenos Aires atraída por el dos por cuatro.
Por eso cuando salieron el 56 (la caída) y el 86 (el humo), en las primeras quinielas del día en capital y provincia, en el Argos se armó un griterío ensordecedor y alborozado: abrazos interminables, puños cerrados como zamarreando el limbo, puteadas irreverentes mezcladas con predicas piadosas al cielo, cuentas que se hacían en voz alta, un par de turcos se inclinaban hacia la meca, botellas que se abrían sin cesar, no era el Argos el Muro de los Lamentos precisamente. Tanto escándalo se hizo que otros vecinos vinieron para averiguar y echar una mano de ser necesario. Así se iban enterando de la desgracia ajena y de la buena nueva con que la diosa fortuna nos regalaba. No dejaba de ser raro el asunto, por un lado asombro y dolor (no hay que tomar los vecinos como insensibles ante tanto daño) y por otro los mangos que de a miles caían en muchas manos humildes y trabajadoras del barrio.
Desde esa época nos ha quedado una extraña solidaridad, pese a que el bar Argos ha cerrado hace tiempo, ante ciertos eventos los vecinos tenemos la costumbre de convocarnos en las calles para compartir y establecer acciones en conjunto. Así pasa los 24 de diciembre con los festejos en Delgado y Conde, por ejemplo. También los 31 de diciembre se comparten bebidas y bailongo después de la medianoche. Cuando sale Defensores de Colegiales campeón o asciende Chacarita la parranda y los fuegos artificiales no se hacen rogar ni esperar. Ni que decir si algún suceso delictivo afecta a alguno o un incendio hace estragos en alguna casa.
Pero lo de anoche fue distinto, hasta el final del partido la gente permaneció en sus casas, quizás bajando la adrenalina que el peligro de la no clasificación había planteado. Es que hacía pocos días del sufrimiento padecido en el partido con Perú y la gente estaba cuidando su corazón, regulando el bobo ante las continuas emociones violentas. Tal vez por eso no habían arrancado festejos o acciones colectivas de la barriada.
El asunto que el toque de arranque, la piedra del escándalo, el inicio del motín fue cuando D10S largó la conferencia de prensa con su mano izquierda agarrando un rosario. Es que ahí, con toda la gente en vilo, el Diego cantó: -Muchachos periodistas ¡Mámenmela!- y eso arrancó una energía colectiva indescriptible, que se despertó en varias cuadras a la redonda, una onda sísmica que hacía levantar a los vecinos en vilo de la cama o de las sillas del comedor.
Definitivamente la masa se puso en acción para afincar en los bares de Federico Lacroze y Alvarez Thomas. Ya la cosa estaba casi fuera de control cuando D10S remató duro y desafiante: -Entramos en el mundial, entonces muchachos… sigan mamando.
¡Para qué te voy a contar! Gente que no lo banca a D10S, quiso saber en qué lugar el hombre iba a poner su humanidad al servicio de los periodistas y de todas aquellas personas de buena voluntad para boicotearlo.
También hubo otro grupo que, demás está decirlo fanáticos del Diego, empezaron a buscar un gran local para que el ídolo viniese directamente de Uruguay al barrio a realizar el show. Al toque se diseñaron remeras y banderas que se comenzaron a vender en la esquina, a nadie le importó en la euforia callejera, saber que las mismas se estaban confeccionando en un taller textil trucho que tiene gente trabajando las veinticuatro horas. También estaban los dependientes de siempre que esperaban instrucciones para actuar en consecuencia, desorientados iban en una u otra dirección si poder establecer un rumbo autónomo.
Una comisión de homosexuales del barrio cantaba por lo que consideraban, recordando el piquito de Caniggia y Maradona en la cancha de Boca, que por fin una celebridad argentina y mundial salía del placard para mostrar los beneficios de las mamadas ya individuales, ya grupales entre muchachos y que las mismas podías ser democráticamente extensivas a todo aquel que quisiera o quisiese pisar suelo gay.
Las prostitutas, por el contrario, tiraban la bronca por que la clientela rajaba hacia la calle y no se dirigía hacia ellas para festejar el triunfo. Muchas amas de casas tomaron esa noche la iniciativa de tirar la chancleta para siempre siguiendo los consejos de D10S, es que estaban cansadas de maridos reiterados en la posición del misionero en la catrera.
Una cetrina pampeana que era la líder de las esposas desatadas arengaba: -Quien era más indicado que él para dar la voz de ahura, canejo- así que en el tumulto más de un vecino se vio beneficiado en un zaguán y en los refugios de las paradas de colectivos se trenzaban los verduleros, almaceneros y los pibes del delivery con multitud de minas generosas y ardientes.
Las beatas corrieron a encerrarse en la parroquia, al mismo tiempo que el cura no entendía cómo no pasaba lo mismo con la siempre pobrucha procesión del día de la virgen, es que si D10S podía mover la pasión tan fácilmente lo justo sería que la virgen tuviera igual recibimiento popular. Lloraba al rezar dado que nadie le daba las ansiadas señales al respecto, observaba una vez más su rebaño en peligro y su señor se negaba a indicarle el camino.
El oficial de cuadra de la taquería 33, tampoco sabía que hacer. Dudaba entre reprimir sin más o acordonar la zona para evitar que la grave epidemia se expendiera a los finos barros de Palermo y Belgrano. Por las dudas pedía que se hiciera presente la guardia de infantería, desde la central le decían que entre los reclamos de Lezama, Kraff y los que se oponen al basural de Berazategui no quedaba ni el sereno en los cuarteles, de hecho, le decían preocupados, estamos rogando que nadie se avive y ocupe la central.
Los punguistas y los chorros, en un acto de solidaridad que los ennoblece, dejaron sus oficios y afanes para otros momentos. Demás está decir que nadie durmió luego de las palabras de D10S, el que sin querer había dejado su sermón de la montaña y la gente de Chacarita – Colegiales – Villa Ortúzar respondió noblemente al llamado.
Con las primeras luces del día cada uno volvió hacia sus quehaceres, casi furtivamente. Bastó el paso del diariero dejando casa por casa los periódicos, para que la pelirroja de la panadería y el pelado de Giribone se despidieran con un beso corto y pasional. Cuando los barrenderos empezaron su faena las últimas sombras se desvanecían presurosas detrás de puertas y jardines. Al sonar del timbre de las escuelas para informar la entrada ya todo había vuelto a la normalidad.
Mientras tanto un jubilado que estaba atado a la radio para saber qué había pasado al final del partido fue abordado por su esposa, Juana, que luchaba por detener el Alzheimer que, mate en mano, le preguntó: -¿Decime Negro por qué el maleducado de Reutemann dijo que se metieran la candidatura a presidente en el culo?
César Hazaki