Son muchas las interpretaciones prejuiciosas del climaterio que, aún hoy, tienen influencia en las mujeres que lo viven, atribuyéndole el sentido de tiempo peligroso o crítico, con una connotación negativa.
El término climaterio deriva del griego “klimakter” que significa “peldaño, escalón en la vida de una persona, de la edad crítica, momento difícil de superar”.
En la práctica suelen confundirse climaterio y menopausia. Menopausia es la cesación definitiva de la menstruación y climaterio es una crisis vital evolutiva que transcurre entre los 45 y los 55 años aproximadamente. Durante la misma se producen en la mujer una serie de cambios en: el cuerpo, la mente y el entorno social, que llevan al comienzo a una desorganización que, gradualmente se va superando hasta alcanzar una reorganización de un nivel más complejo.
Se trata de una etapa evolutiva en la vida de la mujer que cada una vivirá de acuerdo a su personalidad, su estructura familiar, su vida amorosa y su entorno socio-cultural.
Marie Langer dice: “Las reacciones de las mujeres al climaterio dependen de la valoración social de su cultura frente a la mujer madura” .
En nuestra sociedad hay una fuerte tendencia a asociar el climaterio con la vejez. Nuestra cultura hipervalora la juventud y la belleza y margina a la mujer madura por temor y rechazo a la vejez y a la muerte.
La resolución de esta crisis vital dependerá de los recursos de adaptación y plasticidad yoica que pueda implementar la mujer. Si se logra una buena resolución, es posible que esta sea una etapa donde la madurez, la experiencia, la sabiduría y la creatividad puedan llegar a su máxima expresión.
El Servicio de Ginecología del Hospital B. Rivadavia se dedica al abordaje del climaterio con una modalidad interdisciplinaria.
A partir de 1990 se fueron creando en la Sección Climaterio diferentes espacios de atención, con la coordinación de un Equipo Interdisciplinario integrado por: médicos ginecólogos, clínicos, nutricionistas, psicólogos, nutricionistas.
La interacción de los distintos aportes disciplinarios ayuda al Equipo a no caer en reduccionismos y facilita un análisis y comprensión más amplios de los problemas complejos de la crisis climatérica. Las pacientes son abordadas de manera integral, con sus condiciones biológicas, psicológicas y socioculturales particulares.
Desde el año 1996 existía un grupo psicoterapéutico, compuesto por 6 pacientes con problemáticas relacionadas con la crisis climatérica. Todas padecían algún tipo de enfermedad orgánica y recibieron psicoterapia individual con la misma psicóloga que coordinaba el grupo. Las sesiones grupales tenían lugar una vez por semana durante 90 minutos. Se trabajó con un encuadre psicoanalítico, incluyendo en algunas ocasiones ejercicios psicodramáticos y gestálticos.
En las reuniones del Equipo Interdisciplinario se plantearon dificultades para el abordaje psicoterapéutico de este grupo. Estos obstáculos se debían a: la poca capacidad de simbolización, la inhibición de las emociones y una tendencia a expresar en el cuerpo, o a través del mismo, los conflictos psíquicos.
Para mejorar la comprensión de la sintomatología e intentar lograr una integración mente-cuerpo, en el año 2000 se decidió incluir una terapeuta corporal en el Equipo Interdisciplinario. Se implementó como técnica de abordaje corporal la Gimnasia Conciente, expresión corporal y otras técnicas sensoperceptivas. Se utilizaron objetos como pelotas, ramas, cintas, etc. y en algunas circunstancias se incluyeron temas musicales. La Gimnasia Conciente brinda la posibilidad de encuentro con el propio cuerpo, desde una búsqueda constante a partir de la percepción-sensación e investigación en el movimiento y en la quietud. El transitar por esta técnica, permite hacer concientes zonas del cuerpo oscuras o inconcientes para poder discriminarlas y así integrarlas a una unidad más conciente cuyo resultado son cambios en los comportamientos corporales habituales. De esta manera se va reconstruyendo la imagen corporal de cada persona en un proceso cuya forma y contenido depende de su historia personal y social. El objetivo del trabajo corporal en el Climaterio es concientizar y aceptar los cambios corporales que se producen en esta etapa. Sin exigencias, se trata de recorrer el cuerpo, reconocerlo en sus modificaciones tratando de aceptarlo con sus límites y posibilidades actuales.
Se planificó implementar una experiencia piloto de un año con el grupo psicoterapéutico, de la siguiente manera:
Se comenzó con una sesión de trabajo corporal, de 1 hora de duración con la co-coordinación de la terapeuta corporal y la psicóloga, con un rol de observadora participante y a continuación la sesión psicoterapéutica de 90 minutos, solamente con la coordinación de la psicóloga.
Cada sesión corporal comenzaba con un recorrido propioceptivo: percepción de cada zona del cuerpo, su inter-relación, los distintos puntos de apoyo, según la posición en que se encontraban (paradas, sentadas, acostadas), las tensiones, el peso, el cansancio o la vitalidad, etc. Al finalizar cada sesión, se volvía a realizar el mismo recorrido para percibir qué diferencia había en este segundo registro con respecto al primero. No se tomaban solamente los cambios corporales, se integraban también las emociones. Según la zona del cuerpo trabajada pueden aparecer imágenes, recuerdos, vivencias, que están alojadas en la paciente conciente o inconcientemente.
En la sesión psicoteréutica se continuaban elaborando los contenidos emocionales de las zonas trabajadas.
Ambas coordinadoras tenían alguna experiencia en la disciplina de la otra, lo que facilitaba el intercambio y la posibilidad de encontrar un lenguaje común.
Previo al comienzo de cada sesión había un momento de intercambio, tanto referidos a cada paciente como a la tarea en común. A partir de ambas miradas se producían ajustes en el encuadre y en la tarea concreta.
A medida que se fueron desarrollando las sesiones, fueron surgiendo emergentes que fueron tomados para organizar dos sesiones con “ejes temáticos”. Para estas sesiones se utilizaron ramas de mimbre y almohadones.
A partir de algún hecho observable en las sesiones se informaba a los médicos del equipo sobre algún dato relevante, que podía mejorar la indicación del tratamiento de alguna de las pacientes.
Como ejemplo podemos citar el caso de una paciente que padecía de polimiositis, una afección de etiología desconocida en la cual el músculo esquelético resulta dañado. La paciente sufría debilidad en los músculos, teniendo dificultad para levantarse, así como para subir y bajar escaleras.
En la primera sesión corporal participó de toda la tarea, pero al concluirla debió ser ayudada por el resto del grupo para ponerse de pie. A partir de allí dejó de asistir a la sesión corporal durante tres meses (poniendo como excusa que su médico le había aconsejado no hacer actividad física). Asistía sólo a la sesión psicoterapéutica. Solicitó autorización a las coordinadoras para reintegrarse a la actividad corporal como observadora. Se le respetó su pedido y se ubicó sentada en una silla en un rincón del salón.
Mientras ella observaba la coordinadora la invitó a hacer desde esa posición y si ella lo deseaba, alguno de los movimientos. A partir de esta propuesta comenzó a moverse y a incluirse en el trabajo del grupo desde la silla y respetando sus posibilidades. A medida que fue pasando el tiempo estas posibilidades fueron creciendo hasta llegar a trabajar de pie. Su exigencia interna le daba una imagen de sí de una enorme limitación. La modalidad de intervención terapéutica corporal durante las sesiones (apoyada en el respeto por sus límites y sus posibilidades), le permitió hacer conciente lo desmedido de su exigencia y al mismo tiempo le posibilitó ir superando gradualmente sus dificultades tanto físicas como emocionales.
Algunos comentarios textuales de las pacientes, con referencia al trabajo corporal:
• “Yo no tenía conciencia de que tenía un cuerpo. Empecé a descubrir cómo respondía mi cuerpo a las agresiones. Al principio me pasaba que tenía mucha información, pero ahora, recién lo siento. Antes pensaba que cuanto más tiesa estaba era mejor, pero hace poco que entendí el lenguaje”
• “A mí este trabajo corporal me despertó las emociones. ¿Se acuerdan de las dos sesiones donde me puse a llorar? La primera vez lloré con congoja; es como que algo se aflojó. Algo que tenía retenido y me alivió un montón. La segunda vez fue la palabra despegue (hace el gesto de las manos que despegan de las rodillas) que me hizo pensar como en darme aliento y despegar. ¡A mí me tocó!”
• “A mí el trabajo corporal me despertó recuerdos de mi infancia que ni me imaginaba que estaban ahí, cosas que viví de chiquita en Italia”.
• “Aprendí a reconocer que las cosas que me pasan es por algo. Muchas veces me acuerdo de lo que hacemos acá. Estoy mucho más pendiente de mi cuerpo; me acuerdo del bienestar”.
• “Yo antes rengueaba y he notado que aprendí a caminar. Además se me aflojaron los hombros y el cuello que siempre me molestaban”.
• “Siempre me siento muy tensa y con dolores en la espalda y la cintura. Cuando pude aflojar mi espalda, me apareció la angustia”.
El grupo es un instrumento privilegiado para el trabajo de elaboración de la crisis climatérica porque constituye un espacio de soporte que facilita nuevas identificaciones en la medida que se produzcan modelos, apoyos, enunciados identificantes, con la presencia e interacción real de los otros, de los pares. La inclusión del trabajo corporal permitió encontrar nuevas valoraciones del cuerpo, facilitando la flexibilización de defensas, la expresión de emociones, recuerdos y vivencias. A partir de esta experiencia se pudo integrar el trabajo corporal en el abordaje interdisciplinario del climaterio, como una disciplina que aporta una nueva mirada para la comprensión de esta etapa evolutiva tan compleja.
Isabel Costa
Psicóloga
isacosta [at] sinectis.com.ar ( )
Alicia Lipovetzky
Coordinadora de Trabajo Corporal
alicia.lipo [at] topia.com.ar ( )