Nota de los editores: La potencia de la alegría en tiempos de cólera | Topía

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Nota de los editores: La potencia de la alegría en tiempos de cólera

 
Nota de los editores Revista Topía #102 - Noviembre/2024

Vivimos tiempos de cólera. El neofascismo ha generado políticas de ruptura del lazo social por varios caminos. Por un lado, mediante un individualismo recargado donde se nos propone la ilusión de ser “emprendedores” de nuestra propia vida. El resultado está a la vista: no nos hacemos solos, sino que nos “deshacemos” entre cada vez mayor aislamiento y desolación. Por otro lado, a través de la proliferación de odio contra todos los diferentes a los que se acusa del malestar vivido. Los pobres, los migrantes… los diferentes son los acusados por el deterioro de nuestra existencia. Los efectos son devastadores. Los encontramos en cada rincón a partir de los incrementos de la violencia destructiva y autodestructiva que nos zarandean cotidianamente.

Valgan algunos ejemplos.

Hace poco tiempo invitaron a Enrique Carpintero y Alejandro Vainer para una actividad sobre el neofascismo en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata. La actividad tuvo que suspenderse porque un estudiante se suicidó tirándose del techo del mismo establecimiento. A este hecho se sumó la circunstancia de dos suicidios que ocurrieron días antes en la Facultad de Medicina y de Servicio Social. No son hechos aislados. Según el Ministerio de Seguridad en 2023 hubo un 5% más de suicidios que en 2022, año en que ya habían subido 7,4% respecto del 2021. El 38% de los casos fueron jóvenes menores de 29 años. Y consideremos que hay un importante subregistro en estos datos oficiales.

El crecimiento de las demandas en Salud Mental es incesante lo que ha llevado a que la IA la mencione como una de las carreras para el futuro. Solamente en la ciudad de Rosario han aumentado un 30% las consultas (solo en el sector público) en lo que va de 2024.

¿Cuáles son las respuestas de la derecha neofascista? Un desmantelamiento creciente de la Salud y la educación públicas. Desde lo sucedido en el Hospital Nacional Laura Bonaparte (y en todo lo que es Salud en todas las provincias) a lo que sucede hoy en todas las universidades públicas. La política es desfinanciar las diversas instituciones que nos sostienen precariamente justamente con el argumento que son las causantes de los problemas. Una pandemia de precarización que se “cura” con una pandemia de cólera. Apagar un incendio con nafta.

El conjunto de estos hechos no nos toma de sorpresa. Desde Topía la mención de los temas que trabajamos en los últimos números son más que elocuentes: Traumatismo colectivo y precariedad subjetiva; El derrumbe del yo; La silenciosa pandemia de suicidios adolescentes. En consonancia hemos lanzado hace ya un año la consigna Salud Mental es luchar contra el neofascismo y organizamos hace unos meses las Jornadas Topía Construyendo pensamiento crítico contra la derecha neofascista.

En este número profundizamos nuestra línea de trabajo con el dossier La potencia de la alegría en tiempos de cólera. En el artículo editorial “La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo”, Enrique Carpintero analiza cómo los neofascismos promueven el miedo, donde “el proceso de desestructuración del tejido social y ecológico se encuentra con una trama corposubjetiva en la cual el miedo produce efectos: la violencia contra el otro, la violencia autodestructiva, la sensación de ‘vacío’, de ‘estar muerto’, de ‘disociación’.” Para finalmente sostener que “la potencia de las pasiones alegres facilita un movimiento imaginario que lleva a un conocimiento racional que permite la potencia de actuar, de crear y de generar políticas de acción.” Cristián Sucksdorf aporta sus reflexiones originales en “Cada uno para sí mismo, y el capital contra todos (nueve notas para un materialismo visceral)”. Allí analiza el momento actual, afirmando que “una de las características más notables de este nuevo ciclo del mercado mundial, centrado en la hibridación entre capital financiero y tecnológico, es que la nueva modalidad de expropiación del poder social ya no ‘aparece’ como violencia extraña, sino más bien como un inmenso conjunto de productos (o servicios) de consumo.” César Hazaki aborda una temática específica de estos tiempos: la proliferación de las apuestas online de los adolescentes en “El aprendiz de brujo y la apuesta interminable”. Allí muestra cómo niños y jóvenes se convirtieron en “nicho apetecible para todas las empresas”. Tom Máscolo rescata y actualiza la historia y la potencia de luchas contra diferentes opresiones -las de clase, raza y género-, de fines de los 60 a hoy en “Hemos vivido por la alegría, por la alegría hemos ido al combate y por la alegría morimos”.

En Topía en la clínica decidimos abordar con dos textos la cuestión del psicoanálisis a distancia tras la pandemia.

Eduardo Müller nos trae sus observaciones en “La virtualidad real y el análisis inalámbrico”. Allí conceptualiza el cuerpo no desaparece del todo en el trabajo virtual y cómo aparece “en fragmentos, en sinécdoques donde la parte voz, oído o imagen re-presentan el todo del cuerpo”. Marina Calvo parte de cómo considerar los sueños (y los análisis) en un trabajo a distancia en “Ventanas. Matices transferenciales de la virtualidad”. También publicamos “Diario de Vida: acerca de crónicas que dejan huellas”, una investigación tan impactante de dos psicólogas del Hospital Belgrano, de la provincia de Buenos Aires, Lucía Plans y Agostina García Serrano. Las autoras trabajan en un servicio de neonatología y tras un trabajo con todo el equipo proponen hacer una crónica de los primeros momentos de vida, en un cuaderno, para ser leído por los futuros cuidadores de aquellos bebés que luego se darán en diversas adopciones. Un trabajo que “tiene como intención un fin reparador de la historia de vida de cada uno de esos recién nacidos, como también así de inscripción simbólica de esas primeras marcas.”

En Área Corporal, publicamos un texto que aborda la cuestión de las marcas corporales en la actualidad de nuestro colaborador habitual David Le Breton.

También en este número incluimos una serie de trabajos que son importantes para el campo del psicoanálisis y la Salud Mental. Ariadna Eckerdt analiza los obstáculos para considerar a “Los/as psicoanalistas como trabajadores/as de la salud mental”. Afirma cómo es necesario esta forma de pensar el psicoanálisis y los psicoanalistas, en un momento histórico donde son necesarios “lo comunitario y lo social para soportar los malestares vigentes, en una época donde hay una necesidad imperiosa de que las disciplinas psi intervengan en beneficio de una humanidad que atraviesa crisis ambientales, guerras, problemas económicos y exigencias de éxito.” Juan Duarte nos trae la vigencia y necesidad de traer “La psicología de Vigotski frente a los desafíos actuales en salud mental”. Finalmente publicamos un fragmento del reciente libro de nuestra editorial. La impresionante investigación sobre Trotsky y el psicoanálisis de Helmut Dahmer, un sociólogo y psicoanalista alemán, discípulo de Theodor W. Adorno, Max Horkeimer y Jurgen Habermas.

Ante estos tiempos de cólera, quienes hacemos Topía seguimos construyendo territorios de pensamiento crítico con la potencia de la alegría. Nuestras jornadas, encuentros, seminarios y en este mismo proyecto convocamos a la escritura mediante el 8vo. Concurso Topía de ensayo breve “La crisis en el fin de época. La subjetividad amenazada.”

La potencia de la alegría forma parte de nuestra lucha donde nos encontramos con lectores, suscriptores y todos los que apoyan este proyecto de diferentes formas.

Continuamos construyendo estos lugares, estas diferentes Topías en estos tiempos de cólera.

Hasta el año que viene.

Enrique Carpintero, César Hazaki
y Alejandro Vainer

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Noviembre / 2024