A 40 años del asesinato de Lennon hay toda clase de recordatorios. Retromanía y corrección política atraviesan la mayoría. Pero en tiempos de luchas feministas parece casi increíble que parte de su legado quede en el olvido. Solamente la persistencia del patriarcado puede explicarlo. Más vale seguir con la historia oficial de la bruja Yoko y el edípico Lennon. Y no volver a la política.
Hoy necesitamos recuperarlo.
A fines de los ’60 radicaliza sus posiciones políticas. Eso también se trasluce en una serie de canciones que tienen dicho origen, más allá de sus propias contradicciones. Pocos saben que Come together (el conocidísimo inicio de Abbey Road, el último disco de los Beatles) nació de una petición para la campaña de Timothy Leary, candidato fallido para reemplazar a Ronald Reagan como gobernador de California. En ese contexto de sus posiciones políticas de izquierda donde encontramos a Lennon denunciando el lugar de la mujer en la sociedad. “No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres” afirmaba en una entrevista publicada por el periódico trotskista Red Mole. La canción paradigmática toma su título de una frase de Yoko Ono de 1967, Woman is the nigger of the world. Su traducción aproximada es “la mujer es el negro/esclavo del mundo”. El uso de nigger -que es un insulto racista- hizo que se prohibiera en algunas radios de Estados Unidos. Su letra completa denuncia los puntos ciegos de los varones: If she won't be a slave, we say that she don't love us. If she's real, we say she's trying to be a man (Si ella no quiere ser una esclava, decimos que no nos ama. Si ella es real, decimos que está tratando de ser un varón). Es increíble lo poco conocida y difundida que es esta canción. Mucho más en estos tiempos que ha entronizado su canción Imagine como un himno. Imaginar elude luchar. Una placa conmemorativa pasteurizada se convirtió en un lugar más de turismo y peregrinación en el Central Park en Nueva York.
También siempre queda diluida su decisión de convertirse en un padre de tiempo completo al nacer Sean, su segundo hijo, desde fines de 1975 a inicios de 1980. En ese lapso, supuestamente Lennon deja la música. No fue así: se dedicó a las tareas de sostén y crianza de su hijo. Mientras lo hacía cantaba, tocaba la guitarra o el piano o bien bailaba con su hijo en brazos. Lo que solemos hacer padres y madres en el ámbito privado. Esta experiencia de paternidad es la que queda flotando en la canción Beautiful boy, de su último disco antes de ser asesinado.
Estas canciones y episodios de la vida de Lennon están entre olvidadas y banalizadas. Y sólo se mencionan para remarcar sus contradicciones con las mujeres. No era el único que luchaba. Muchos varones de los 60 y 70 que intentaron pelear y modificar la sociedad y también la forma de ser varón, el lugar de cada cual con las limitaciones y los propios horizontes de época. No podemos juzgarlos con el cristal de hoy.
Los varones que nos oponemos al patriarcado no podemos avanzar sin herencias. Son tiempos de luchas. Retomar estas historias y legados no son cuestiones del pasado. Son marcas en nuestra historia. Especialmente para varones, que más que deconstruirnos y pensar que tenemos que inventar todo de la nada, necesitamos retomar las huellas de estas memorias para avanzar en los desafíos que nos proponen estos tiempos aún tan injustos.