Fragmento de Las Huellas de la Memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los 60 y 70 de Enrique Carpintero y Alejandro Vainer; Segunda Edición corregida y aumentada, Ed. Topía, 2018, Tomo II, págs. 282-284
En octubre de 1974 se realizó el Primer Encuentro de Psicólogos y Estudiantes de Psicología en Córdoba. Para ese entonces había 28 asociaciones profesionales de psicólogos incorporados a COPRA. Casi 5000 psicólogos agremiados sobre 6000 existentes y unos 40.000 estudiantes en las carreras de Psicología. Para el encuentro en Córdoba concurrieron psicólogos y estudiantes de todo el país, aunque fueron pocos los de Buenos Aires, que estaban en lucha por el cierre de la carrera en la UBA y los de La Plata, que debieron desistir de concurrir por asesinatos de compañeros de la universidad.[1]
En ese clima se discutieron las propuestas de COPRA y las ilusiones perdidas en el plan de Salud. Sobre el final hubo una moción de instaurar esa fecha, el 13 de octubre, como el Día del Psicólogo. A partir de entonces, y como homenaje a esta lucha el 13 de octubre es el Día del Psicólogo. Alberto Colaski, cordobés, rememoraba ese hecho años después: “En 1974 había surgido la propuesta del SNIS (Servicio Nacional Integral de Salud) por parte del Ministro de Salud de la Nación, el Dr. Liotta. El proyecto estaba en la Cámara de Diputados de la Nación. Pero a la hora de hablar de los trabajadores de la salud nombraba a los médicos, enfermeros, kinesiólogos, fonoaudiólogos, etc. Los psicólogos no figurábamos en esa lista. En ese momento yo era el presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFyL) de Córdoba y miembro de la FUA (Federación Universitaria Argentina). Entonces junto a los psicólogos que conducían la COPRA nos entrevistamos con la Comisión de Salud de Diputados. En la reunión le mencionamos esta situación, y comenzaron a releer el proyecto, cruzando miradas como desconcertados. Uno de ellos nos dijo: ‘No, por favor, acá están ustedes, en el etcétera’. Nuestra indignación fue muy grande. Por eso convocamos a un Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. El Centro de Estudiantes y el incipiente Colegio de Psicólogos de Córdoba, dirigido por Marcos Genet, propusimos ser la sede de dicho encuentro. Córdoba simbolizaba la sociedad Combativa y de Lucha. El Encuentro se realizó del 11 al 13 de octubre de 1974, en nuestra Ciudad Universitaria, más precisamente en lo que hoy conocemos como Baterías A. Éramos 1500 Psicólogos y estudiantes de Psicología de todo el país. En la discusión predominaba la presencia de las distintas agrupaciones políticas, en particular las de izquierda, con una serie de diferencias entre sí. El punto central eran quiénes aceptaban el Proyecto Liotta, logrando salir del etcétera, pero siguiendo en dependencia del médico y los que directamente rechazaban integrarse al programa en ese marco. También se debatió cuál era el mejor sistema sanitario para el país, la formación de los psicólogos. Llegó el domingo 13 de octubre y no nos habíamos puesto de acuerdo en nada. En ese momento nos reunimos los organizadores del encuentro y reconociendo esa realidad, se propuso un símbolo de unidad. Como hasta ese momento no existía el ‘Día del Psicólogo’, dejamos a partir de ese día 13 de octubre de 1974 instituido como nuestro ‘Día’. Esta propuesta fue aprobada por el plenario y como hoy se comprueba se logró mantener algo que salió de aquellos turbulentos pero ricos momentos.”[2] Este encuentro culminó con una represión policial en la Ciudad Universitaria de Córdoba ese mismo día.
Entonces se había intervenido la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El cura Sánchez Abelenda, representante de la derecha fascista, se hizo cargo de la carrera. Durante gran parte de 1975, la carrera de Psicología quedó cerrada. Hubo varias clases en la calle como señal de protesta ante la situación. Pero la serie de persecuciones e intimidaciones se multiplicaban. La “Triple A” seguía operando sobre todos los que estaban politizados. La Facultad de Filosofía y Letras era uno de esos ámbitos.
La Ley de Ejercicio profesional quedó en la nada. El Plan del ‘74 no llegó a implementarse. Había otros planes para el país y para esta carrera que ahora entraba en la noche más oscura de su historia.