La vez pasada dije “ la nariz en el viento helado y turbulento de las transformaciones en alucinosis ”.
Pero quizás porque la Argentina, quizás por las elecciones, quizás porque mis pacientes, quizás porque el psicoanálisis no sale del consultorio elijo posponer una entrega más eso e invitarlos a domar pensamientos salvajes con Bion , un deporte extremo fundamental para crecer y tolerar creativamente la novedad con respeto por la verdad.
Un médico vienés se vio profundamente impactado por el pensamiento de un colega francés.
El francés, de nombre Charcot , decía que cuando uno no entiende una situación, cuando uno no puede hacer un diagnóstico, debe permanecer en la oscuridad y dejarse penetrar por el modelo, para, entonces, poder formular el modelo que ve en un lenguaje articulado.
El vienés, hijo de la familia Freud, encontró un nombre, una caja con función de conjunción constante a la que llamó atención flotante. Y tan poderosa le resultó la idea que se la definió a su amiga Lou - Andreas Salomé como una necesidad de cegarse artificialmente para poder concentrar la luz sobre el pasaje oscuro, allí donde los ojos son ciegos.
Otro médico, esta vez inglés y de apellido Bion , buscó nombres propios para el hecho. Dijo que eso era la necesidad de renunciar a la memoria, el deseo y la comprensión de la experiencia sensorial, para que la experiencia emocional pudiera impactarnos, penetrarnos a pesar de que, por supuesto, esto despertara las más profundas turbulencias mentales.
El inglés llamó a este funcionamiento mental propio de la persona que hace de sí misma un analista, F.
La idea de F que Bion sembró en nosotros, germinó en mi mente como un brote tierno dando a luz a una serie de flores a las que arbitrariamente nombré como intuición, transformación intuitiva, formaciones lambda, Tal .
Como vemos, es relativamente fácil encontrar a los dueños de ciertas ideas, de ciertos pensamientos que vienen con las etiquetas de los dueños y una somera descripción de tamaño, forma y licencias de uso.
Como los útiles que usábamos en el colegio, debidamente nomenclados con nuestro grado y nombre... Si encontrábamos un lápiz podíamos quedárnoslo y usarlo, intentar devolverlo al dueño, esperar que se nos lo regalara o prestara, dejarlo allí tirado o infinidad de cosas.
Bien, si quisiera devolver estos pensamientos a sus dueños, obviando el evidente hecho de que todos ellos están muertos ya, me bastaría con ir a París, Viena y Londres.
Pero qué pasa cuando no podemos dar cuenta alguna de la procedencia de una idea cualquiera? Cuando no hay etiqueta, ni dirección, ni nombre de la cosa? Qué se puede hacer cuando no sabemos ni qué cosa es, ni a quién pertenece?
Bion llamó a este tipo de ideas sin dueño ni instrucciones ni direcciones, con el nombre de ideas o pensamientos salvajes. Piensa que lo que se puede hacer con ellos es lo mismo que lo que se puede hacer con un caballo salvaje que se espera utilizar: domarlo.
Esto no es gratis.
Para domar un caballo hay que doblegar su espíritu, quebrarlo. Una vez que el caballo fue domado ya nunca más podrá volver a su estado salvaje. Más aún, un caballo domado ya nunca más podrá sobrevivir siquiera en estado salvaje o de manada.
Pues bien, esto mismo le ocurre a los pensamientos domados: podemos hacerlos nuestros, dejarnos penetrar por ellos, pero debemos asumir esta fría adversidad de perder el vigor inicial con que impactan nuestra mente.
Domar pensamientos salvajes es el equivalente a conjugar, nombrar y retener una dimensión evolucionada de Verdad última (O) dentro de un pensamiento capaz de ser pensado.
Dicho de otra forma, es el proceso de convertir la sabiduría en conocimiento mediante el acto de robarle forma a la infinita nada informe.
O dicho en símbolos, de realizar un proceso transformacional de O -> K.
En este sentido, la idea salvaje que penetró violentamente en la mente de Freud y a la que él llamó Inconsciente es mucho más poderosa que cualquiera de los pensamientos escritos que vinieron luego al respecto. Prueba de esto es la casi infinita cantidad de brotes de - ianos que ésta dio.
Así, cada – iano dio su propia visión de Salud Mental dejando en claro con esta una posición ideológica específica.
En este sentido, Bion sostiene que es condición de salud mental la capacidad de tolerar y transformar a su ambiente.
Me gustaría detenerme un poco en la idea de ambiente. Al respecto, Bion cogita (Cogitaciones, 1969) que n ingún hombre puede devenir sano mentalmente, a menos que desarrolle un proceso constante de determinación de renunciar a todo elemento, pese a lo seductor o placentero que sea, que se interponga entre él y su ambiente, tal como este sea en la realidad. Como psicoanalista, incluyo la propia personalidad del hombre como parte de su ambiente –y una parte muy importante.
Esta es una anotación de gran significación: la personalidad es una parte muy importante del ambiente.
O sea que uno debe vérselas con su personalidad incipiente y debe, a su vez, aprender a tolerarla evitando la existencia de mediatizadores como la mentira o el no-pensamiento dogmático.
De igual forma, la combinación voraz de la curiosidad, la estupidez y la arrogancia (hecho que para Bion constituye el trípode psicótico ) produce un abismo inconmensurable entre la personalidad y el sí-mismo.
Es decir que el ambiente está compuesto por los pensamientos domados, los pensamientos salvajes y su personalidad.
Bion cogita (Cogitaciones, 1970) un espacio ambiental al que llama S dentro del que incluye tanto el espectro de pensamientos pensables o domados ( a ) como el espectro de los pensamientos imposibles de ser pensados ( b ).
El espacio S es como un aura de sentido que rodea al hecho percibible o pensable y lo equipara al modelo del espectro visible + franjas de Fraunhofer (en alusión directa a la radiación invisible emanada por estrellas como, por ejemplo, nuestro sol).
Esta capacidad de la mente humana de captar lo visible y lo invisible debe ser entrenada y aceitada. Pero fundamentalmente, tolerada y respetada.
Debemos muñirnos de decisión y valor para aceptar la conjetura imaginativa que recubre al hecho verdadero que introduce la novedad movido por el amor a la Verdad. Y esto es un paso medular para emprender y continuar el camino hacia Crecimiento.
Es decir que podemos esclerosarnos en el establishment (voy a dedicar más tiempo a este nombre que Bion estudia en Atención e Interpretación) seguro de lo que sabemos (K) o permitir que evoluciones de dimensiones desconocidas del ambiente y de nuestra propia personalidad (O) desencadenen cambios catastróficos en nuestra mente. Estos movimientos de abandono de lo conocido en busca de la sabiduría intuida son los que mueven la vida y el análisis.
Así como hay analistas que entienden que lo que es pasible de interpretación son las resistencias, o los significantes o las fantasías inconcientes , Bion piensa que que lo que es objeto de interpretación son los procesos transformacionales (de los cuales empezamos el estudio de algunos de ellos en entregas anteriores) por las que nuestros pacientes y nosotros mismos atravesamos.
Para poder nacer y crecer y desarrollar una personalidad en un espacio S , requerimos de un profundo respeto por la Verdad (tanto si esta es agradable como si no) y el valor para aceitar nuestra capacidad intuitiva.
Una forma que a mi me resulta particularmente rica es la formulación de Preguntas Obvias, hecho que me vuelve por demás impopular. Pero no es esa acaso la tarea del bebe que aprende a domar el mundo? Y no es acaso esa nuestra tarea en los consultorios? Y no es nuestro derecho en la vida cotidiana de urnas y camas y amores?
Finalmente, no somos sino domadores de tormentas. Jinetes de lo salvaje. Aunque alguna gente se esfuerce en no tener respeto por ese hecho.