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Pensando a W. Bion

 
... y que toda la vida es sueño

La vez pasada comenzamos el estudio de un tipo particular de movimiento transformacional: las transformaciones en pensamiento. Definimos a las transformaciones en pensamiento como aquellas que siguen el camino trazado por los elementos alfa y que guardan amor y respeto por la Verdad de los hechos. Hoy veremos un poco mas en detalle algunas de sus características y procesos matriciales.

Probablemente uno de los más sorprendentes tipos de transformaciones en pensamiento sean aquellas que posibilitan almacenar la experiencia emocional en forma de experiencia sensorial. Bion nombra a este tipo de transformaciones en pensamiento (O -> K) con el nombre Soñar, o más específicamente, trabajo-del-sueño-alfa.

 

Pero antes de empezar a pensar estos pensamientos, tomemos aire en ciertas distinciones.

 

Bion sostiene que sólo puede recordarse, evocarse, la experiencia sensorial. Es decir toda aquella experiencia que pueda ser sentida , experienciada por alguno de los cinco sentidos clásicos aristotélicos (vista, olfato, oído, gusto y tacto). Por su parte, conjuga dentro de experiencia emocional aquella que no pueda ser sentida por estos sentidos, y entran dentro de ella el gran -enorme- conjunto de las emociones (envidia, gratitud, ternura, crueldad, celos, etc...) y los sentimientos (valdría la pena ampliar el estudio de este nombre y desvelar tanto los hechos conjugados en él como su penumbra de sombras) como amor, odio, miedo y bronca.

 

El Trabajo-del-sueño-alfa es aquel trabajo que la mente realiza para poder almacenar de una manera capaz de ser evocada y pensada, en caso de ser necesario, la experiencia emocional (en forma de beta, por ejemplo) en forma de experiencia sensorial (en forma de alfa). Este tipo de mecanismo es quizás uno de los que más llamó la   atención de Bion: basta con echar una ojeada al póstumo libro Cogitaciones (que reúne todas sus notas inéditas, suerte de backstage de gran parte de su obra).

 

En sus pensamientos sobre el tema, Bion deja claras una serie de cosas sobre este tipo de proceso transformacional:

  1. La Experiencia emocional es irrepetible e inalmacenable. Es decir que uno no puede recordar cómo se sintió en cierta ocasión, a lo sumo puede aspirar a recordar cierta situación que despierte cierta experiencia emocional que se aproxime suficentemente a la experiencia emocional que esperamos encontrar asociada a esa específica situación. Pero no es la misma. Casi como paradoja heraclitica, nunca nos enfrentamos dos veces a la misma experiencia emocional. La nueva es completamente nueva, lo que queda es el remanente altamente evocativo de la experiencia sensorial asociada.
  2. La Experiencia sensorial es pasible de ser almacenada y pensada. Tiene un fuerte componente evocacional y tiene a estar saturada de sentido. Es la que permite construir ideas, recordar eventos, producir discursos e imágenes y pensamientos lógicos articulados.
  3. El Trabajo-del-sueño-alfa es el proceso mediante el cual la experiencia emocional inalmacenable e improcesable por el Aparato para Pensar Pensamientos constituido por la función alfa (ver Alfa-Beto-Bionico, Topia, Ag-04), se transforma en experiencia sensorial pensable y almacenable.

Probablemente sea por este plus en la experiencia emocional por lo que resulta imposible transmitir el sueño soñado. Les pasa a nuestros pacientes, a nosotros mismos, a nuestros amigos... contar un sueño no tiene nada que ver con lo que sentimos al soñarlo.

 

Cuando la personalidad sueña dormida, la experiencia emocional es cruda, indigesta y se asa al eterno fuego lento de los restos diurnos y demás experiencia sensorial.

 

        De esta cocción, quedan nuevas sensaciones que luego podrán ser evocadas en forma de sueño. Cuando un paciente llega a sesión y nos relata un sueño que tuvo, siempre queda en él la sensación de que algo no puede ser transmitido, de que algo no puede ser puesto en palabras, de que algo no puede ser evocado en una forma adecuada para ser transmitido.

 

        Este plus es el lugar en el que Bion dice mora la experiencia emocional. Y es un plus dado que es lo que se evapora de transformar la experiencia emocional en experiencia sensorial. Así podemos decir que el trabajo-del-sueño-alfa tiene dos reactivos (experiencia emocional completa + necesidad de almacenar), un proceso transformacional que guarde amor por la Verdad (O -> K) y dos productos (experiencia sensorial nueva y un plus de experiencia emocional irreductible).

 

        Dije arribe que la personalidad sueña dormida. Cómo es posible que sueñe despierta? Primero, vale remarcar que con soñar despierta no me estoy refiriendo a los sueños diurnos freudianos. Y Bion tampoco. Por el contrario, se refiere a la maravillosa capacidad mental para realizar trabajo-del-sueño-alfa durante la vigilia.

 

        Bion dice que el analista debe soñar la sesión. Como esto, lejos de querer decir que analista debe dormir durante la sesión (hecho de René Kaës nunca terminó de entender), se está refiriendo al hecho de que el analista debe transformar la experiencia emocional del paciente de una forma adecuada para que pueda ser transmitida en forma de experiencia sensorial (interpretaciones).

 

        Es esto así dado que el analista no trabaja con experiencia sensorial sino, que lejos de esto, trabaja con la experiencia emocional que el paciente vierte en forma de contenido en el medio analítico.

 

        Según WRB, este proceso se realiza mediante este particular tipo de transformación en pensamiento al que llamó trabajo-del-sueño-alfa.

 

        Estas transformaciones, inherentes al funcionamiento mental, deben ser aprendidas (de la experiencia) por el analista que debe adiestrar su mente para poder realizar este proceso en tiempo real. El estado mental adecuado para soñar el contenido del paciente es el estado al que Bion nomina F y define como aquel estado mental en el que se renuncia a la memoria, al deseo y a la comprensión para permitir que la mente del analista entre en comunión con la verdad (O) de los hechos que se presentan.

 

        Hay que renunciar a la memoria que, en tanto contenido que busca, limita la extensión de la plasticidad del continente mental. Hay que renunciar a la comprensión apresurada de algo, pudiendo tolerar que los fenómenos pueden no tener significado (en K). Y hay que renunciar a los deseos que, como voraces continentes, buscan en el medio analítico contenidos determinados: una significación fálica, una fisura en el fantasma, un fenómeno elemental, un significante que insiste.

       

El sentido común de la experiencia clínica parece indicar que, cuanto más atentos a la aparición de determinado contenido estamos, más proclives a producirlo somos. El sentido analítico que nos permite sortear los obstáculos que nuestro deseo nos produce, es la intuición, que hurga en lo más profundo del material en busca de los hechos, de la verdad que allí late agazapada.

 

Queda para la próxima meter la nariz en el viento helado y turbulento de las transformaciones en alucinosis. Trataremos de seguir la pista de los desplazamientos de los elementos beta.

 

Leandro Stitzman
delicuescente [at] yahoo.co.uk

 
Articulo publicado en
Agosto / 2005