Ricardo Klein, sabio en amores

Las pretensiones de un libro.

Pretendiente de saberes clínicos con amorosidad.

Pretendiente de saberes amorosos.

Pretendiente de una escritura amorosa que habla a una disposición lectora con complicidad y afecto.

Se pretende lo que no se tiene, lo que se quiere agasajar sin poseer.

2.

La aceptabilidad amorosa se podría pensar como aceptación del amor.

Aceptación de sus misterios y abismos, discrepancias e imperfecciones.

3.

Sobriedad de las ideas de RK.

Sobriedad de su erudición. Nombra las secciones del libro con los nombres de los personajes de las novelas de Alejandro Dumas sobre los mosqueteros. D’Artagnan a quien se le atribuye el valor; Athos, la nobleza (metaclínica); Porthos, la fuerza (clínica); Aramis, la astucia (letras que danzan mitos).

Lo mismo hace en otro libro con las letras del alfabeto hebreo alef, bet, guimel, dalet, taf.

4.

Sobriedad clínica, escribe: “Podría resumir el trabajo clínico en lograr que el río, la vida, la energía estancada, vuelva a fluir. Y nada más habría que hacer”.

5.

Sobriedad como compañero practicante de la aceptabilidad amorosa.

Sobriedad en el protagonismo, compone a su manera una sabiduría en la vida.

Una sabiduría que, a veces, lo hace temblar como una hoja de papel en blanco.

6.

Caída de las promesas.

RK piensa amores sin promesas.

Cita a Fritz Perls para despejar una de las tantas confusiones amorosas: “Yo soy yo y tú eres tú. Yo no estoy en el mundo para colmar tus expectativas. Tú no estás en este mundo para colmar las mías. Yo hago mis cosas y tú haces las tuyas. Y si, por casualidad, nos encontramos, será hermoso. Si no, no puede remediarse”.

7.

Astucias como docente.

Astucias como supervisor.

Astucias de una sensibilidad atenta a lo que escucha.

Discute con una canción de Serrat (1998) “Me gusta todo de ti”.

Allí donde el catalán afirma: “Me gusta todo de ti, pero tú no, tú no”.

RK propone: “Me gusta algo de ti y tú también”.

8.

Astucias de las variaciones.

RK hace leer de un modo diferente la fábula de Esopo: La zorra y las uvas

Una zorra ve un racimo de uvas e intenta alcanzarlas. Al darse cuenta de que está demasiado alto, desprecia las uvas diciendo: ¡Están verdes!

Moraleja: fingimos desestimar aquello que secretamente deseamos cuando se presenta como inalcanzable.

RK compone tres variaciones, recomendando una.

La zorra, desea las uvas, salta, no logra alcanzarlas: ¿Quién quiere uvas?

La zorra, desea las uvas, salta, no logra alcanzarlas: Están verdes.

La zorra, desea las uvas, salta, no logra alcanzarlas: “Las uvas están fantásticas, muero de deseo por ellas y (la puta madre) no llego a tomarlas”.

La tercera, sugiere RK, “Se reconoce deseante, sabe lo que quiere y se va con eso. No como las otras que se van sin nada”.

Comenta RK “Si insistiera con aquellas que desea, quizá descubriría el valor de una escalera, el uso de una soga, el unir sus fuerzas con otra para lograrlo”.

RK sugiere aceptar la frustración sosteniendo el deseo.

9.

En su libro En el camino de la Gestalt (2011) recrea la fábula de la rana y el escorpión.

RK se pregunta ¿por qué matar a la rana justo a mitad del río?

Escribe: “Imagino al escorpión sobre la rana, muerto de miedo. Están en medio del río. Distancia máxima de cada orilla. El peor lugar del río, el más alejado de la costa salvadora. El miedo estalla en el escorpión. Asustado casi en pánico, reacciona como si se sintiera atacado. Y pica. Y mata, A la vez que, así, muere”.

Y agrega: “Muere porque no pudo registrar que tenía miedo”.

RK se pregunta qué hubiera pasado si: hubiera podido darse cuenta de su temor; si hubiera compartido con la rana lo que le estaba pasando; si hubiera sabido que cada vez que tiene miedo reacciona atacando.

10.

RK disemina incitaciones.

La lectura de Aceptación –Amorosa provoca deseos de saber sobre gestald.

11.

Incita a mirar una película para seguir pensando el recorrido que trazan las acciones de un terapeuta.

Se trata del film El discurso del rey en el que se narra la historia de un hombre que tartamudea. La voz entrecortada de temor de Jorge, Duque de York, quien se convierte en rey de Inglaterra en las vísperas de la segunda guerra mundial.

RK realiza notas sobre la relación entre un rey que tartamudea y un terapeuta del habla, durante la segunda década del siglo veinte.

RK no cuenta una película sobre una voz que tiembla en la historia política occidente, sino el curso de una relación clínica.

12.

El don de las preguntas justas.

Se relata en este libro un tratamiento de pareja. Tras la primera entrevista, el equipo terapéutico evoca que ese matrimonio, que había sufrido el suicidio de una hija dieciséis años antes, estaba unido más por el espanto que por el amor.

Una nota al pie apunta que el espanto los había unido a la vez que distanciado y congelado.

El espanto mutila.

Se pregunta este libro cómo se vuelve a hacer pasar un espanto por el corazón, cómo se des-cronifica un duelo, cómo se descongela un témpano de dolor.

13.

La escritura de RK enhebra despedidas de la vida: dolores y gratitudes.

De aceptación-amorosa y otros ensayos finaliza con un texto en el que se evoca al padre y En el camino de la gestallt termina con notas que evocan al abuelo.

Devaneos de un rabino, de un médico, de un clínico de la aceptabilidad amorosa.

RK distingue entre cierres, cortes, despedidas, retiradas.

Algunas modalidades de cortes reciben el nombre de desgarros, deshilachamientos, despegues, desapariciones.

Presenta diferentes tareas en el proceso de cierre (asumir el fin, dar agradecimiento, cancelar lo pendiente, reconocer lo que se pierde).

Pero, ¿cómo se hace la despedida?, ¿cómo la retirada?

RK sugiere que tras una despedida, sobreviene un tiempo de tristeza y descanso. Una pausa antes de seguir sin nadie por delante.

14.

RK, sorpresas que conmueven.

La lectura de este libro me permitió encontrarme con la gratitud de haber disfrutado de la aceptabilidad amorosa sin saberla.

Con esa gratitud vine esta noche: con la gratitud que desea abrazar amorosamente al amigo.

15.

Saber de amores, supone sabidurías del vivir.

RK pone en acto un haiku del poeta (discípulo de Matsuo Bashō) Mizuta Masahide (1723): “Mi casa y su tejado ardieron / Ahora puedo ver la luna”.