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Nota de editores: La tentación fascista

 
Revista Topía #85 - Abril/2019

El mundo parece derivar hacia una nueva tentación fascista. El actual capitalismo neoliberal multiplica desigualdades cada vez más profundas. Esto produce una fragmentación que promueve nuevas formas de desidentificación y desubjetivación. Ante este estado de situación, la tentación fascista es un camino que tiene horizontes de mayor destrucción y crueldad, tal como en la primera mitad del siglo XX.

Para entender este fenómeno es necesario, en primer lugar, historizar el proceso que generó el fascismo y el nazismo. Luego, revisar los efectos de la multiplicación de la desigualdad que el capitalismo tardío viene produciendo en los últimos años. Hay una cierta coincidencia de algunas situaciones en las que fermentan los fascismos. Las imposibilidades de acción de las distintas variantes de propuestas reformistas (“social-demócratas”, “progresistas” o “populistas de izquierda”, -para ponerles nombres actuales- y salvando las enormes diferencias). En el siglo pasado fracasaron en dar respuesta a la crisis mientras crecían el fascismo y el nazismo. En la actualidad también han naufragado. Y es el marco en el que se da un resurgimiento de los modos fascistas en distintos lugares del mundo. Hay varios síntomas claros: rebrotes de antisemitismo, el aumento de la xenofobia, el avance de la derecha autoritaria.

Es necesario ver similitudes y diferencias en modos de subjetivación que facilitan el resurgimiento de estos fenómenos. Una diferencia es la fortaleza que encuentran estos movimientos en los fenómenos crecientes de desidentificación y desubjetivación del capitalismo tardío. Si estos pilares de la subjetividad se tornan “blandos” o “líquidos”, se facilitan incursiones en algún relato “fuerte” que sostenga. Esta liquidez hace tambalear los sostenes subjetivos. La caída de los grandes relatos no engendró libertades fluidas sino vacío subjetivo. En ese desamparo, se buscan nuevos o viejos relatos que brinden la posibilidad de identificaciones que den algún soporte a nuestra arquitectura subjetiva.

Pero pueden tomar diversos caminos. Por un lado, los caminos del sometimiento. Así podemos entender el avance de los fundamentalismos religiosos y también dan el caldo de cultivo para estos nuevos modos de fascismo. Por otro, movimientos subjetivantes que rescatan luchas colectivas. Así vemos la potencia del movimiento feminista, que tiene más de 100 años de historia. También sectores de jóvenes trabajadores y estudiantes que, en diferentes partes del mundo, adhieren a propuestas ecológicas y de izquierda. Esto permite identificaciones, procesos de subjetivación y formas de lucha novedosas.

Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, muchos intelectuales abordaron cómo el fascismo y el nazismo seducían a grandes sectores de la población. Nuestro desafío sigue siendo retomar sus huellas para entender y generar herramientas para combatir estos modos fascistas de subjetivación que atraviesan nuestra sociedad. Es por ello que hemos dedicado nuestro dossier a esta cuestión abordando distintas temáticas. Cada autor ha tomado una faceta de esta problemática.

Enrique Carpintero, en el artículo editorial “Los nuevos modos del fascismo en las democracias occidentales”, aborda tanto la historia como las diferencias entre aquél fascismo y lo que sucede hoy: “Si el fascismo clásico era antiliberal, hoy los nuevos modos del fascismo aparecen para salvar el liberalismo con fórmulas proteccionistas y del nacionalismo más rancio”. Un punto central es que estos “nuevos modos de fascismo” no tienen como objetivo superar el capitalismo -como los fascismos clásicos- sino para afirmar el sometimiento. Es así como “los nuevos modos del fascismo encuentran formas fuertes de identificación para importantes sectores de la población que se sostiene en la crueldad, donde el otro es un enemigo que hay que rechazar y, en lo posible destruir.”

Eduardo Grüner, en “Fascismos ¿eran los de antes?”, se concentra en “atender a las diferencias tanto como a las potenciales continuidades con los fascismos clásicos, no solo para hacer un análisis crítico lo más preciso posible, sino para darse una política de resistencia y generación de aquella alternativa.” De este modo, alerta cómo este es un fascismo “que ya no requiere la consolidación de partidos o movimientos de masas bajo la ilusión de una unidad nacional-estatal. Al contrario, se apoya en la atomización del individualismo competitivo.”

Federico Pavlovsky aborda los pasos previos a los genocidios. Así revisa cómo estos proyectos necesitan participación activa de “profesionales educados” como una de las raíces de la problemática. Más de la mitad de los médicos de la Alemania nazi estaban afiliados al Partido Nacional Socialista. Para concluir finaliza alertando cómo “el umbral de atrocidad (antes y ahora) necesita de la fermentación de una sumatoria de variables culturales, legales y folclóricas, para producir el adoctrinamiento de los futuros perpetradores, la cosificación del objeto a perseguir y la eliminación de la empatía.”

 

 

El sociólogo alemán Helmut Dahmer aporta un profundo análisis sobre el “dispositivo antisemita”. Allí analiza la historia y el resurgimiento en la Alemania actual. Mientras las desigualdades sociales de esta sociedad se acrecienten “el dispositivo judeo-xenófobo seguirá siendo tan atractivo como una droga.” En distintos lugares del mundo tomó caminos diversos apuntando al “extranjero”: “fue convertido, generalizado en xenofobia y virado hacia los migrantes de países musulmanes. El dispositivo de judío-fobia fue así convertido en una islamo-fobia.”

El psicoanalista mexicano Raúl Páramo-Ortega analiza la cuestión de la xenofobia buscando sus raíces en los inicios de la subjetividad. Los diferentes grados de intolerancia hacia la “otredad del otro”. El camino para este tipo de fobia es construir una “imagen de lo que es un enemigo para nosotros, lo proyectamos sobre el otro y le adjudicamos características y comportamientos que percibimos como malignos, amenazantes, enemigos.” Así nos permite entender distintos fenómenos que van desde el racismo hasta la homofobia.

Guillermo Izaguirre rescata Psicología de masas y del fascismo de Wilhelm Reich. Esta es una obra clave donde Reich se preguntaba por qué el fascismo había superado al movimiento revolucionario. Su respuesta sigue siendo hoy vigente: “la cuestión sexual es una cuestión política de las masas y dejarla de lado es un modo de arrodillarse ante los preceptos del fascismo, cualquiera sea la forma que adopte.”

Los modos fascistas de subjetivación siguen desafiando nuestra capacidad teórica y política. La tentación fascista no es una salida a las crecientes desigualdades del actual capitalismo. Una ilusión sin porvenir que no hace más que reforzar al poder dominante.

En este número hemos dedicado Topía en la Clínica a la cuestión de las masculinidades en la clínica psicoanalítica en la actualidad. Irene Meler sitúa conceptualmente esta temática en su texto “La masculinidad cuestionada. Apuntes sobre la clínica actual con pacientes varones.” Allí aborda las distintas facetas del padecimiento de varones frente a las transformaciones actuales. Juan Carlos Volnovich muestra un apasionante trabajo clínico psicoanalítico en “La masculinidad normativa como imposición traumática”. Finalmente, Carlos Alberto Barzani, en “Masculinidad gay” desarma la asociación de feminidad-pasividad con homoerotismo a partir de una cultura patriarcal que “interpreta a los varones gays como si no fueran hombres o que al menos les falta masculinidad.” A partir de un riguroso trabajo teórico y un ejemplo clínico demuestra cómo a partir de cuestionar una masculinidad heteronormativa, se abren otros caminos para varones de hoy.

En Área Corporal, encontramos “Lo corporal vincular en clave de complejidad” de Liliana Singerman. Allí la autora postula cómo introducir el pensamiento complejo en las prácticas de lo corporal, tanto a nivel teórico como en diversas prácticas.

En Debates en Salud Mental, publicamos un adelanto de un próximo libro que la editorial Topía publicará próximamente. El periodista Daniel Navarro Sonim reunió, a partir de manuscritos y entrevistas, las memorias de Walter Farías, quien, en la década del 70, pasó de ser un auxiliar de enfermería a ser paciente de una de las instituciones psiquiátricas más grandes de Brasil. Atrapado en la locura es un relato descarnado que nos acerca a las entrañas del manicomio de una forma desgarradora e inédita hasta hoy.

También encontramos otros textos en esta revista. César Hazaki, en “Las tormentas solares y la tecnología”, muestra una faceta oculta de la relación entre ciertas catástrofes naturales, como las tormentas solares, y el desarrollo del capitalismo actual. Y cómo los incesantes avances tecnológicos no parten de un desarrollo sustentable en relación a nuestro planeta. “Clínica ampliada: quebrando aislamientos”, de Susana de la Sovera, aporta una propuesta clínica para el abordaje de los padecimientos subjetivos, que “supone una praxis que incluya al contexto del sujeto con padecimiento psíquico, a su familia, a su comunidad, y a los equipos profesionales involucrados en su atención.”

Finalmente, a fines de abril, junto con AGD-UBA traemos a Christophe Dejours a la Argentina. Aún recordamos los fructíferos encuentros de su viaje anterior en 2013. En este caso están programadas varias actividades donde nos permitirá avanzar en poder ver diversas cuestiones sobre el mundo del trabajo en la actualidad. Toda la información se puede encontrar en www.topia.com.ar

En este número y en estas actividades queremos compartir herramientas con el desafío de avanzar en la construcción de este territorio de pensamiento crítico.

Hasta el próximo número.

Enrique Carpintero, César Hazaki y Alejandro Vainer

 

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Articulo publicado en
Abril / 2019