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"Madres en luchas en el sur de España”

 

Quiero presentarles brevemente a las Madres de Pañuelos Verdes
contra la Droga, contarles algo de la historia y de su funcionamiento
y pensar como este grupo como otros grupos/instituciones populares de
autogestión arman redes comunitarias y desde allí producen
situaciones de lucha social y de transformación, generan
acontecimientos productores de efectos.

 

"... PEDIMOS AL PUEBLO LUCHA DE VERDAD Y CORAJE. NO PODEMOS DEJARNOS
AMEDRENTAR POR LOS TRAFICANTES Y SENTARNOS A UNA PUERTA A VER PASAR UN
ATAUD", dice Micaela, PRESIDENTE DE MADRES EN UNA MARCHA EN ABRIL DE ESTE AÑO...

"..NO VAMOS A ESTAR TODO EL DIA PIDIENDO, NO VAMOS A DETENERNOS"

"...CUANDO VA A HABER UNA PERSONA QUE DIGA QUE A LA JUVENTUD HAY QUE
DARLE OTRO CAMINO DIFERENTE AL DEL CEMENTERIO?"

"..LA CARCEL DEBE SER PARA LOS NARCOTRAFICANTES...SI COGEN A UN POBRE
CHAVAL SE PUDRE EN LA CARCEL, LO VIOLAN, LE HACEN DE TODO MIENTRAS QUE
AL TRAFICANTE LE LLEVAN BUENAS MUJERES".

"...LOS NARCOTRAFICANTES NO TIENEN BASTANTE...Y DESPUES DE VER QUE SE
HAN CARGADO LA GENERACION DE LA HEROINA, VAN POR LOS CHAVALES DE 12 O
13 AÑOS A LOS QUE PROPORCIONAN PASTILLAS Y DROGAS DE SINTESIS".

Las Madres de Pañuelos Verdes nacen en el Campo de Gibraltar, en
las ciudades de Algeciras y La Línea de la Concepción, en el sur de
España, en Andalucía.

Estos puertos, por su ubicación, estuvieron primero signados por el
contrabando con Gibraltar - zona inglesa- y luego con el trafico de
heroína, sobretodo, que viene del Norte de Africa, a través del
Estrecho, en embarcaciones con sofisticados equipos para esquivar
radares y patrullas.

Hace mas o menos una década la madres con hijos muertos por la droga,
comenzaron a reunirse y a aparecer en manifestaciones publicas de
protesta. Tomaron el nombre siguiendo el ejemplo de las Madres de
Plaza de Mayo (de pañuelos blancos) con las que mantienen contacto
sobretodo ligado al espíritu de la lucha.

Por la misma época se fueron organizando en esa zona diferentes
instituciones populares contra la droga que fueron impulsando
diferentes formas de agrupación, protesta y propuestas. Se
posesionaron frente a los hechos sociales denunciando los condiciones
de vida, acumulación, corrupción, complicidades entre la Justicia y
el Dinero, que llevan a los jóvenes a la muerte, cuestionando al
gobierno, la policía, la justicia.

Parten de que la causa de las muertes no son las sobredosis, las
balas, el SIDA sino las condiciones sociales y económicas y
sobretodo políticas.

Las Madres de Pañuelos Verdes empezaron a trabajar con su propio
dolor y sus necesidades de cobijo en un grupo al que luego se fue
acercando un joven actor y director de teatro de la zona, Javier,
quien también trabaja con los jóvenes en teatro callejero. Estos
encuentros - en algunos de los cuales participe personalmente tanto
de psicóloga como de actriz improvisada como ellas- recrean en
dramatizaciones escenas de su vida cotidiana, con sus familias, con
sus hijos adictos, con los traficantes (muchos vecinos del lugar por
todos conocidos).

El coordinador proponía, a partir de la charla, una escena, ellas
armaban con el texto, - que se iba modificando a medida que la
improvisación avanzaba- la escenografía (altamente precaria por el
lugar) se repartían los roles, representaban la escena y luego
debatían lo hecho, lloraban, se peleaban, protestaban, se
quejaban...pensaban.

Nos conmovíamos todos, se elaboraba la historia, las historias, se
proponían acciones concretas: marchas de ollas, sentadas, un
semanario que luego editaron, reportajes en la TV, manifestaciones a
la intendencia, piezas de teatro llevadas a otras ciudades, etc.,
etc., etc.

En todos estos procesos se mezclan las consideraciones sobre lo
individual, lo comunitario, lo familiar, lo político en un entramado
indisociable.

Se realizaron y se realizan hoy encuentros entre diferentes
instituciones: con la escuela de la Línea donde los adolescentes con
el director habían armado una radio, con las agrupaciones de
maestros, con los colectivos de educación popular, con una red de
abogados de Cádiz, con asociaciones vecinales. Se va tramando lazo.

Los grupos creadores, producen espacios nuevos, inauguran practicas
antes inexistentes o las resignifican creándolas así.

La vivencia de resistir obstinadamente al achatamiento de lo igual, a
la muerte impuesta y a destiempo, al poder descarnado del mercado se
ve vitalizada por la apertura de redes, por el entramado de grupos
que nacen y crecen en los colectivos humanos.

Estos grupos, como el de las Madres de Pañuelos Verdes, no salen a
representar a nadie, sino que se representan a si mismos, mejor dicho
se presentan, ponen el cuerpo y su presencia en acto produce efectos.

Ese movimiento nació como un encuentro, para no morir de dolor, de
rabia, de aplastamiento y en el movimiento del hacer fueron
apareciendo cosas nuevas.

Apareció algo que no estaba allí antes, algo radicalmente nuevo para
ese grupo, en esa situación concreta que es del único modo que lo
nuevo puede aparecer y ponerse a producir.

En síntesis lo que quería decir es que ese conjunto de mujeres
devino un grupo por una practica en común, por una lucha que fue
gestando un proyecto y en ese proyecto se gestaron también a si
mismas y reescribieron su historia. No empezó con un proyecto, empezó
con un grito, con un aullido y se fue transformando por practicas
fundantes, por intercambio de miradas. Se fueron encontrando nombres
nuevos a los actos nuevos y a los viejos. Nombres nuevos que dieron
luz a otra escritura de su historia. Y continúan ...y
continuamos....

Elena de la Aldea
Lic. en Psicología UBA. Analista de Grupos México

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Articulo publicado en
Marzo / 1999