En nuestro país la conquista de leyes tales como el matrimonio igualitario, la ley de Educación Sexual Integral (ESI) y la Ley de Identidad de Género, muestran el avance obtenido siempre a partir de la incansable pelea del colectivo LGTTTBI, acompañados también por sectores del movimiento de mujeres y organizaciones políticas. ¿Estos derechos se respetan en la infancia?
En 2013 fue emblemática la historia de una niña trans Luana que, con el acompañamiento de su mamá, Gabriela Mansilla, obtuvo su DNI sin que mediara acción judicial. La identidad tal como se estipuló en los Principios de Yogyakarta, es un proceso, una construcción que nada tiene que ver con el sexo asignado al nacer, el que siempre está acorde a la genitalidad y por lo tanto a la heteronorma. ¿Pero cómo la van construyendo les niñes?
“Cuando empezó el jardín, comenzó a tener dificultades y esto tiene que ver con lo social. Por ejemplo, usaba un vestido como el que usaba en casa, allí se iba al rincón de la casita y las nenas le decían que se fuera porque era un nene, entonces con esa misma ropa se iba al rincón de constructores y ellos se reían porque decían que tenía ropa de nena. Así es como comenzó a sentirse mal. Nosotros empezamos a hablar con la maestra y eso se fue trabajando en grupo”, así lo relata Laura, mamá de una niña trans de seis años. Esta vivencia particular refleja cómo se vive en general y cuáles son las batallas frente a las instituciones
Aceptar y respetar a las infancias en su diversidad es un enorme paso para estas futuras generaciones que tienen a cuestas años de postergación y de exclusión. Y también es una ruptura y un enorme aprendizaje para los adultos que forman parte de la vida de estxs niñxs: madres, padres, familiares, docentes y profesionales de la salud.
Es necesario pensar la ruptura con los prejuicios, con visiones patologizantes y con el rol represivo de la educación que imparten sobre todo las instituciones ligadas a la Iglesia. Y un aprendizaje acerca de cómo desde la más temprana edad, los deseos y elecciones no tienen por qué ser amoldados a la moral ni al binarismo hombre/mujer imperante en este sistema.
Veamos otro caso. Daniela Maidana, mamá de Julián, un niño transgénero, con la que compartíamos el grupo de Whatsapp “Infancias Libres”, relató lo siguiente: “En ese momento, aquí en la provincia no andaban muy bien esos temas… así nos conocimos con Daniela y nos hermana para siempre la lucha para que se visibilicen las infancias trans.”
“El trámite del DNI nos costó bastante, nos pedían informes psicológicos y de la escuela, nosotros nos negamos a hacer cualquier tipo de informe, nos atuvimos a la ley, trabajamos con la dirección de Diversidad de Neuquén, presionamos y por último amenazamos que íbamos a hacer algo más, directamente con los medios.”
“Salió un dictamen, para ello trabajamos con la Secretaría de Niñez. Porque la Ley de Identidad de Género habla en su artículo 5° de cuatro figuras que son: el niño, sus tutores legales, el juez y el abogado del niño. Esta última figura no existe en Neuquén y fue por ello que hubo tantos problemas. Entonces actuó la Secretaría de Niñez, para mediar esta faltante, donde se hizo un dictamen que fue muy interesante, que destaca la Convención de los Derechos del Niño y la Ley de Identidad de Género. Con eso y con presión de nuestra parte se obtuvo la rectificación de la partida y que Serena tenga su DNI y al poquito tiempo también lo tuvo Julián.”
“Después de todo ello, con Daniela y mi marido nos propusimos comenzar a trabajar en la visibilización, empezar como infancias trans, pero nosotros sabemos que es permitir a las infancias vivir fuera de estas imposiciones binarias”, afirmó.
La Ley de Identidad de Género, sancionada en 2012, permite que toda persona que lo solicite pueda acceder a “la rectificación registral del sexo, el cambio de nombre de pila e imagen” de su partida de nacimiento y DNI a través de un trámite en el Registro Civil de su jurisdicción sin necesidad de un procedimiento judicial.
Para ello no necesita acreditar una intervención quirúrgica por reasignación genital ni terapias hormonales u otro tratamiento psicológico o médico. En el caso de los menores de 18 años, el cambio deben hacerlo a través de sus representantes legales y con la asistencia de un abogado.
Según la información del Renaper, 2017 fue el año en el que se realizaron más trámites de cambio de identidad de género, aunque no se observa un crecimiento lineal año a año. Hasta abril de ese año, se hicieron 11 trámites: seis en la Provincia de Buenos Aires, dos en Neuquén, y uno en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Salta y San Luis, respectivamente. No existen números actuales
Pero les infantes también tienen otros derechos vulnerados. Según Unicef, los niños, las niñas y adolescentes pobres por ingresos y que mostraban vulnerabilidades en el acceso a al menos un derecho fundamental -como la educación, la vivienda o a cloacas- eran 3,8 millones a mediados de 2021 en el país.
El cálculo se desprende de un informe que presentó el Fondo de las Naciones Unidas (ONU) para la Infancia titulado “Pobreza monetaria y privaciones no monetarias en Argentina”. Fue realizado por su oficina en el país en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec.
Según el informe, la pobreza multidimensional entre los chicos y adolescentes de entre 0 y 17 años era de 28,4 % en el primer semestre.
Algunas de las preguntas que dejo para pensar son ¿qué son las infancias y adolescencias libres?, ¿es posible pensar en las infancias libres del binarismo, los estereotipos, la violencia y el machismo?, ¿cómo afectan durante la infancia y adolescencia, los contextos socioculturales en los roles de género e identidad?
Las prioridades que tienen son la educación, la salud y la vivienda, en ese sentido el futuro y crecimiento está moldeado por un contexto político y económico que tiene un enemigo firme y es el FMI ¿por qué? Porque el acuerdo que firmó el Gobierno atenta contra esas prioridades y, por lo tanto, con su pleno desarrollo. Pensar en la infancia y en su libertad es pensar también en una vida que merezca ser vivida.
Tom Máscolo
Periodista
tomas.mascolo [at] gmail.com