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La ilusión de la deconstrucción de los varones

 
Tras las huellas de los que lucharon contra el patriarcado

En los últimos tiempos circula la nominación “varones en deconstrucción”. Una forma de ensalada mixta basada en el concepto de Jacques Derrida con ingredientes de progresismo y corrección política. No es un dato menor que la ahora popular “deconstrucción” es un método que proviene de la lectura de textos, con lo cual nos deja únicamente en la órbita del lenguaje. Los sujetos somos mucho más que lenguaje, y los varones somos sujetos. Por eso, el camino lleva a un sin salida. Se “deconstruye”… ¿y entonces qué hacemos? ¿Rearmamos el ser varón tirando las malas piezas del lego como si fuéramos muñequitos? ¿Podríamos rearmar un nuevo modelo de varón “bueno” con las mismas piezas?

Tenemos que “deconstruirnos” porque todos, sin distinción, fuimos igual de “machistas y malos” hasta hoy. No es así. Hay modelos, hay historias, hay luchas. Silenciadas

Simplemente podríamos decir, “es el patriarcado, estúpido”. Se habla de deconstrucción para no hablar de patriarcado. Y se iguala el patriarcado a ser varón. Postular la “deconstrucción” de los varones implica renegar de la historia y del poder. Invisibiliza generaciones de varones que han luchado y que han tratado de modificar las desigualdades de género. El patriarcado atraviesa a varones y mujeres desde hace mucho tiempo. Las luchas feministas tienen más de un siglo. Y desde que esas luchas existen, hubo varones que se cuestionaron su lugar, teorizaron y lucharon codo a codo con las mujeres. Innovaron en el marco de cada coyuntura y con sus contradicciones. La cuestión central sigue siendo el reparto del poder en todos los niveles de la vida privada y pública. La transformación de las subjetividades de varones y mujeres siempre es más lenta y trabajosa de lo que querríamos. Esta complejidad no se soluciona con la “deconstrucción” en el orden del lenguaje. Implica diferentes luchas: políticas, sociales, familiares, subjetivas.

¿Por qué en este momento se menciona sólo la deconstrucción de los varones en la actualidad y se ningunea a los varones que han luchado hasta hoy? Hablar de patriarcado es hablar de luchas. Y de luchas que se entrelazan con la historia de las izquierdas. Así como las luchas feministas, muchos varones estaban dentro de los amplios movimientos de las izquierdas del siglo XIX y XX. Luchaban y denunciaban injusticias. Y también las veían en relación con las mujeres. En el propio hogar, en los trabajos y con las propias compañeras. Los varones no patriarcales eran de izquierda. De eso no se habla. Todo empieza hoy y mejor lavar todo en las aguas de la corrección política de una “deconstrucción” que reniega de esta historia. En el camino, los varones quedamos huérfanos de antepasados y modelos que existieron. Para luego decir que tenemos que “deconstruirnos” porque todos, sin distinción, fuimos igual de “machistas y malos” hasta hoy. No es así. Hay modelos, hay historias, hay luchas. Silenciadas.

Los varones tenemos una larga lista en este camino. A quiénes podemos rescatar y con quiénes podemos identificarnos. Los procesos identificatorios -que son mayoritariamente inconcientes- son una clave para poder entender tanto la reproducción como la transformación de las subjetividades. Comienzan en la propia familia, con quienes nos precedieron y prosiguen toda la vida atravesando diversos grupos e instituciones en el interior de una cultura. Las huellas libidinales de estos encuentros van dejando el precipitado de identificaciones. Para avanzar, son necesarios antecesores y modelos. No se puede transformar algo desde la nada, como si todo empezara hoy. Toda innovación subjetiva, grupal, social y política se alimenta de la transformación de historias y predecesores. En este caso, seguir sus huellas y avanzar en los caminos antipatriarcales. El planteo de estas líneas es cómo visibilizar para trazar una genealogía de este camino iniciado hace tiempo, mucho tiempo. Mucho más cuando hay avances en las diversas luchas por la igualdad de géneros que marcan un hito en la historia de las luchas contra el patriarcado. Este recorrido por algunos mojones de estas huellas nos mostrará que, así como las feministas de hoy tienen una historia que se remonta allá lejos y hace tiempo y toman a sus predecesoras para identificarse, los varones también. Cada lector/a podría agregar a esta lista seguramente muchos más.

Podemos empezar con varones socialistas del siglo XIX, que obviamente en sus denuncias y luchas por la igualdad no tenían que ir muy lejos para percatarse que las mujeres tenían que soportar condiciones de sometimiento. Se puede rastrear en la obra de Karl Marx un breve texto, “Acerca del suicidio” (1846), donde cuestiona la opresión social y específicamente la de género, tal como la llamaríamos hoy, a través del análisis de las situaciones que llevaron al suicidio de tres mujeres. Señala cómo “los disgustos que se han reprochado a los poderes arbitrarios subsisten en las familias” (p. 71); y que “la mujer es parte del inventario” (p. 83).

Hablar de patriarcado es hablar de luchas. Y de luchas que vienen de la historia de la izquierda

Friedrich Engels es quien desarrolla ampliamente esta línea de trabajo en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de 1884. Allí hace una historia de la familia, del patriarcado y del lugar de la mujer a lo largo de la historia. Su hipótesis de cómo las familias están sometidas a las relaciones de propiedad y allí se desarrollan las contradicciones y luchas de clase de cada momento histórico. Etimológicamente, familia es el conjunto de esclavos pertenecientes al mismo hombre. “La familia individual moderna se funda en la esclavitud doméstica franca o más o menos disimulada de la mujer… el hombre en la familia es el burgués; la mujer representa en ella al proletario” (pp. 137-8). La emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre dependían de poder dejar de estar confinadas en el trabajo doméstico y participar del trabajo productivo social en la “industria moderna”.

Para inicios del siglo XX las luchas socialistas y anarquistas -con su consigna “Ni dios, ni patrón, ni marido”- incluían las luchas de las mujeres por la igualdad de derechos

Para inicios del siglo XX las luchas socialistas y anarquistas -con su consigna “Ni dios, ni patrón, ni marido”- incluían las luchas de las mujeres por la igualdad de derechos. Trabajadores y trabajadoras luchaban mancomunadamente. Así podemos entender cómo la liberación de la mujer fue un aspecto importante durante los inicios de la revolución rusa hasta 1924. Las diferentes luchas anarquistas, socialistas y comunistas tomaban (y toman) este camino desde entonces. Reconocer a las mujeres feministas que fueron avanzando a lo largo de un siglo y medio también involucra visualizar varones que las acompañaron en dichas batallas contra el patriarcado.

La segunda ola feminista, en la década del 60 y 70, produce un avance en luchas no sólo públicas. Varones que consideraban a sus parejas mujeres como “compañeras” en sus luchas políticas, pero también en el ámbito privado. Así se las llamaba: compañera y no esposa, novia, etc. Aquellos varones que consideraban que no habría socialismo sin liberación de la mujer (y viceversa). En todos los lugares. No sólo en valorar el trabajo de la mujer, sino en los inicios de compartir las tareas domésticas. Con un horizonte de época de revoluciones que produjo el humus de lo que vemos hoy.

Es interesante señalar dos situaciones de varones muy conocidos.

En 1975 la revista L’Arc publicaba un diálogo sobre la situación de la mujer entre Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, famosa pareja de intelectuales. Mejor dicho, la autora de El segundo sexo (1949), cuestiona a Sartre por qué nunca había hablado de la situación de la mujer cuando había defendido a diversos grupos oprimidos. En el intercambio, Sartre intenta defenderse desde su propia autobiografía, el hecho de haber sido criado por mujeres. Es interesante captar el tono del diálogo:

“-Haber estado rodeado de mujeres no puede haberte impedido captar su opresión como un fenómeno importante.

-Solía sentir que mi abuela era oprimida por mi abuelo, pero no me daba cuenta realmente de lo que significaba. En tanto viuda, mi madre fue oprimida por sus padres, pero lo fue tanto por su madre como por su padre.

-¡Pero sos un adulto! ¿Por qué desatendiste la opresión por la cual las mujeres son víctimas?

-No era consciente de ello como un fenómeno general. Únicamente veía casos individuales. Muchos casos, por supuesto. Sin embargo, veía el imperialismo como falla individual propia del hombre, y cierta sumisión como un rasgo característico de la mujer.”

Sartre asume luego su punto ciego en relación al tema de las mujeres y avanzan en considerar la articulación entre la lucha de clases y la lucha de las mujeres. Este intercambio refleja deudas pendientes en los cambios en la propia subjetividad de los varones a pesar de avances en otros campos.

En la misma década del 70 hay una serie de episodios poco conocidos de la vida de John Lennon que es necesario rescatar. Lennon hacia fines de los 60 radicaliza sus posiciones políticas. Eso también se trasluce en una serie de canciones que tienen dicho origen, más allá de sus propias contradicciones. Pocos saben que Come together (el conocidísimo inicio de Abbey Road, el último disco de los Beatles) nació de una petición para la campaña de Timothy Leary, candidato fallido para reemplazar a Ronald Reagan como gobernador de California. Es en ese contexto de sus posiciones políticas donde encontramos a Lennon denunciando el lugar de la mujer en la sociedad. “No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres” afirmaba en una entrevista publicada por el periódico trotskista Red Mole. La canción paradigmática toma su título de una frase de Yoko Ono de 1967, Woman is the nigger of the world. Su traducción aproximada es “la mujer es el negro/esclavo del mundo”. El uso de nigger -que es un insulto racista- hizo que se prohibiera en algunas radios de Estados Unidos. Su letra completa denuncia los puntos ciegos de los varones: If she won’t be a slave, we say that she don’t love us. If she’s real, we say she’s trying to be a man (Si ella no quiere ser una esclava, decimos que no nos ama. Si ella es real, decimos que está tratando de ser un varón). Es llamativo lo poco conocida y difundida que es esta canción. Mucho más en estos tiempos que ha entronizado su canción Imagine como un himno. Imaginar elude luchar. Una placa conmemorativa pasteurizada se convirtió en un lugar más de turismo y peregrinación en el Central Park en Nueva York.

También es poco conocida su decisión de convertirse en un padre de tiempo completo al nacer Sean, su segundo hijo, desde fines de 1975 a inicios de 1980. En ese lapso, supuestamente Lennon deja la música. No fue así: se dedicó a las tareas de sostén y crianza de su hijo. Mientras lo hacía cantaba, tocaba la guitarra o el piano o bien bailaba con su hijo en brazos. Lo que solemos hacer padres y madres en el ámbito privado. Esta experiencia de paternidad es la que queda flotando en la canción Beautiful boy, de su último disco antes de ser asesinado.

Estas canciones y episodios de la vida de Lennon son poco rescatadas en estos tiempos. Es un paradigma de muchos varones de los 60 y 70 que intentaron luchar y modificar la forma de ser varón, el lugar de cada cual con sus propios horizontes de época.

Hubo varones que se cuestionaron su lugar, teorizaron y lucharon codo a codo con las mujeres. Innovaron en el marco de cada coyuntura y con sus contradicciones

Los varones que nos oponemos al patriarcado tenemos herencias para poder avanzar. Apropiarse o no de ellas tiene efectos. Uno de ellos es no poder tomar posición frente a la visibilización de injusticias de hoy. Hace poco tiempo se publicó “Cómo se deconstruye el rock”, una nota en la revista del diario La Nación. Allí se menciona desde la ley del cupo femenino hasta las condenas por abusos. Varias mujeres opinaron. Sin embargo, la autora de la nota sólo consiguió 3 testimonios de varones sobre 30 contactados. Dieron excusas variadas, desde arrepentimientos de último momento hasta no “mezclar las cosas”. Por lo contrario, uno de los que aceptó es Hernán Carlos de Vega (el Cabra) de Las Manos de Filippi, activo militante de izquierda. Su posición le permite poder afirmarse y asociarse a las luchas contra el patriarcado. En la entrevista afirma: “creo que tienen que luchar como cualquier trabajador por las reinvindicaciones de ellas. Hay que valorar ese empuje que tienen las mujeres y apoyarlo”.

Son tiempos de luchas en distintos órdenes. Como plantea Virginie Despentes: “el capitalismo es una religión igualitarista, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”. Retomar estas historias y herencias no son cuestiones del pasado para nadie de cualquier género. Son marcas en nuestra historia. Especialmente para varones que más que deconstruirnos y pensar que todo empieza hoy necesitamos retomar las huellas de estas memorias. Para avanzar en los desafíos que nos proponen estos tiempos aún tan injustos.

Bibliografía

De Beauvoir, Simone, El segundo sexo, Sudamericana, Bs. As., 1999.

Despentes, Virginie, Teoría King Kong, Random House, Bs. As., 2018.

Domínguez, Candelaria, “Como se deconstruye el rock”, en La Nación Revista, Bs. As., 11 de agosto de 2019.

Engels, Friederich, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Planeta, Barcelona, 1986.

Figes, Orlando, La Revolución Rusa 1891-1924. La tragedia de un pueblo, Edhasa, Barcelona, 2000.

Marx, Karl, Acerca del suicidio, Las Cuarenta, Bs. As., 2012.

Linksey, Dorian, 33 Revoluciones por minuto: historia de la canción protesta, Malpaso Ediciones, Barcelona, 2015.

Norman, Philip, John Lennon: the life, HarperCollins ebooks, 2008.

“Simone de Beauvoir pregunta a Jean-Paul Sartre”, en Herramienta. Revista de crítica y debate marxista: https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=1855. También se encuentra publicado en Sartre, Jean-Paul, Autorretrato de los setenta años (Situations X), Bs. As., Losada, 1977.

Músicas

The Beatles:

“Come together”,

https://youtu.be/45cYwDMibGo

John Lennon:

“Woman is the nigger of the world”, https://youtu.be/oRKjAz50Qbs

“Beatiful Boy”

https://youtu.be/dvgI3DVO1yI

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Articulo publicado en
Noviembre / 2019