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Correo de lectores

 

Dra. Mónica Müller: soy lector consecuente de Topía. Me dirijo a usted motivado por el deseo de aclarar algunos conceptos vertidos en su artículo aparecido en el nº 60 en este mes de noviembre de 2010 (páginas 32-33).

Allí usted afirma en el epígrafe refiriéndose a las epidemias de gripe de 1918 y 2009 que “devela una historia silenciada durante más de noventa años”. Dicho ocultamiento nunca existió. Al cursar infectología hace más de medio siglo recibí el informe detallado de aquel drama, como todos los compañeros de curso. La alarma ante la posible repetición de una epidemia de tan terribles consecuencias, acompañó a la aparición de nuevas cepas virales y las consiguientes epidemias en las décadas siguientes y contribuyó a la elaboración de vacunas. La hasta hoy no aclarada presunta colusión entre el temor a otra pandemia catastrófica (que habría motivado el accionar de la OMS en 2009) y los intereses de los laboratorios por hacer un fabuloso negocio, es harina de otro costal.

Refiriéndose al uso de los corticoides en la 3ra. columna de la página 32, usted describe a la adrenalina como un corticoide natural poderoso. La adrenalina es una catecolamina cuya estructura química, origen dentro de la glándula suprarrenal y farmacodinamia son diferentes a los corticoides. Por lo tanto muchos de los efectos secundarios que le atribuye a la susodicha adrenalina, en realidad y en una confusión inexplicable corresponden a los corticoides.

Teniendo en cuenta el universo de lectores de Topía, creo que es imprescindible no agregar más confusiones a las ya existentes respecto a temas relacionados con la salud.

La saludo atentamente.

Dr. Félix Pal

 

Enrique,

Me parecen muy interesantes las acotaciones del Dr. Pal.

El dato acerca de la adrenalina es muy esclarecedor sobre un error de información en el que seguramente incurrí por confiar demasiado en mis recuerdos -no chequeados- sobre farmacología. Juro que no recordaba que la adrenalina se origina dentro de la glándula suprarrenal y no en la corteza.

Con respecto a la gripe de 1918, debo aclarar que no me refería a la breve mención que los médicos escuchamos en ocasión de cursar epidemiología, sino al conocimiento que la población en general tiene sobre el tema (que hasta el año 2009 era nulo).

Te agradezco que me hayas hecho llegar el correo del doctor Pal y te ruego que le transmitas todo mi afecto.

Cordialmente,

Dra. Mónica Müller

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Articulo publicado en
Abril / 2011