Spinoza y Freud: “compañeros de incredulidad” | Topía

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Spinoza y Freud: “compañeros de incredulidad”

 

Hemos visto el círculo más elevado de poderes en espiral.
Le hemos puesto de nombre a este círculo Dios. Podríamos
haberle puesto cualquier otro nombre que quisiéramos: Abismo,
Misterio, Oscuridad Absoluta, Luz Absoluta, Materia,
Espíritu, Esperanza Última, Desesperanza Última, Silencio.
Pero no olvidar jamás, somos nosotros quienes le ponemos el nombre

Nikos Kazanzakis

Creo en el Dios de Spinoza. Quien se revela a Sí mismo en las armoniosas leyes del universo, no en un Dios quien se ocupa del destino y el castigo de la humanidad.
Albert Einstein

Spinoza, el padre de los ateos

Los humanos tienen una radical diferencia con los otros seres vivientes: saben de su propia muerte. Uno de los procedimientos para oponerse a los efectos de la muerte es hacer de ella una aniquilación sólo del individuo. La muerte se vuelve entonces un tránsito hacia otro lugar en que habitaría el alma inmortal. Por ello la religión conoce el ámbito de su eficacia; esta es la subjetividad donde los diferentes monoteísmos inventaron el espacio abstracto por excelencia en los que se aposentan los juegos de la fe: la conciencia.

El Dios único no es como los muchos dioses de la antigüedad. El Dios único, es único porque existe. Pero son los representantes de las instituciones religiosas quienes lo transforman, según cada período histórico, con el fin de consolidar el poder de la cultura dominante. Es que mientras Dios es trascendente las religiones son humanas, demasiado humanas ya que forman parte de la historia y de la sociedad.

Spinoza es quien formula una implacable concepción donde sostiene una supresión de la inmortalidad del ser humano y su fundamentación de que Dios es sinónimo de la Naturaleza nos lleva a sostener que su filosofía plantea un método que está al servicio de sus ideas políticas radicales en contra de la jerarquía teológica ligada al poder del Estado que -como sostiene el filósofo marrano- utiliza la posibilidad de un castigo o recompensa para someter a las masas. De allí que su ateísmo lo fundamenta en un riguroso sistema de pensamiento.

Spinoza habla de un Dios que no es Dios

Hace más de cincuenta y seis años que soy párroco de
Verriéres, y sin embargo, según todas las apariencias, voy
a ser destituido. Esto me aflige, y con todo tengo ochocientas
libras de renta. Te cuento este detalle para que no te hagas
ilusiones acerca de lo que te espera en el estado sacerdotal.
Si piensas halagar a los hombres que ocupan el poder, tu
perdición eterna es segura. Podrías hacer fortuna, pero tendrás
que perjudicar a los débiles, adular al subprefecto, al alcalde,
al hombre importante, y servir a sus pasiones: este proceder,
que en el mundo se llama vivir, para un laico puede no ser
incompatible con la salvación; pero, en nuestro estado,
hay que elegir; se trata de hacer fortuna en este mundo o en
el otro, no hay término medio

Stendhal, Rojo y Negro

Algunos de los sufrimientos del ser humano provienen de formarse ideas inadecuadas producto de su imaginación. Una de ellas es su libertad:

“Los hombres se equivocan al creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de que son conscientes de sus acciones, pero ignorantes de las causas que las determinan. Y, por lo tanto, su idea de libertad se reduce al desconocimiento de las causas de sus acciones, pues todo ese decir que las acciones humanas dependen de la voluntad son sólo palabras, sin idea alguna que les corresponda. Efectivamente, todos ignoran lo que es la voluntad y cómo mueve el cuerpo, y quienes se jactan de otra cosa e inventan residencias o moradas del alma suelen mover a risa o a repugnancia.”1

Pero el ser humano tiene un tipo de libertad ligada a su capacidad racional de formarse ideas adecuadas sobre lo que es necesario y orientar su conatus, es decir, su deseo para aumentar su potencia de vida y preservarse en su ser. Por ello -como decíamos en la primera parte- la idea del bien y del mal suelen estar ligadas a supersticiones e ideas confusas. Para Spinoza bueno es lo que aumenta nuestra potencia acompañada de un sentimiento de alegría y malo es lo que disminuye nuestra potencia acompañada de un sentimiento de tristeza. Si un sujeto hace un acto malo no comete un pecado simplemente devasta su vida y la de los demás. En todo caso si es una ilegalidad jurídica recibirá la sanción que corresponde por parte del Estado. De esta manera funda una ética de la alegría como potencia de ser. El ser de Spinoza es poder y potencia, no deber. El ser es un verbo donde la alegría no es una recompensa sino una señal que nos dice lo que es bueno. Por ello afirma: “la alegría es siempre buena y la melancolía siempre es mala”. La melancolía como pasión triste es funcional a la superstición ya que es utilizada por los poderes religiosos para separar a los cuerpos de su propia potencia y a las mentes de su capacidad de pensar. Por ello no afirmaba la potencia de la divinidad sino la divinidad de la potencia de ser.

En la Ética Spinoza presenta una solución al conflicto que las religiones plantean entre Dios y la Naturaleza. En sus aspectos fundamentales -como desarrollamos en la primera parte- esta solución estaba presente en su mente cuando fue expulsado de la comunidad judía. Dios y la Naturaleza no están en conflicto por que Dios es la Naturaleza. La “Naturaleza” de la que se trata incluye la que hablamos normalmente, pero está más cerca de lo que entendemos por “naturaleza” en expresiones como “la naturaleza del hombre”, “la naturaleza del agua”. Es decir, la naturaleza que es objeto de la indagación racional, que es inteligible o comprensible. Su filosofía sostiene que no hay nada en el mundo que sea misterioso, no hay dioses inescrutables tomando decisiones sobre el mundo. En definitiva, no hay nada que pueda no ser conocido, aunque necesariamente no conozcamos todo. Por ello termina la Ética diciendo que la sabiduría está en el “amor intelectual a Dios” (amor Dei intelectuallis). Este es un amor de las cosas y del mundo que nos rodea: la naturaleza. Más conocemos a Dios cuanto más nos conocemos a nosotros mismos y al mundo. Es decir, al unir la pasión, el intelecto y la Naturaleza propone una razón apasionada como fuerza activa de construcción y aprehensión del mundo. Esta es su posición política.

Spinoza describió la necesidad de una democracia radical antes de que el mundo proporcionase su posibilidad y Marx escribiera El capital. Dos siglos antes de que Darwin desarrollara su teoría de la evolución de las especies descartando la necesidad de un creador, anunció que una explicación así era inevitable. Anticipó la perspectiva de entender al ser humano como un anudamiento de lo orgánico, lo psíquico y lo social.2 Sin embargo, aún sigue produciendo profundos rechazos.

En el año 2007 el gobierno holandés, debido al escaso conocimiento de los estudiantes sobre la historia del país, decidió hacer obligatoria una materia en la que estudiaran los cincuenta sucesos y personajes más importantes en la conformación actual de los Países Bajos. Entre los personajes estaba Spinoza. Las escuelas cristianas se apresuraron a señalar que prefieren configurar su propia lista de celebridades destinada a evitar que la fe aparezca como fuente de conflictos. Por ello proponen suprimir a Spinoza e incluir el Concilio Vaticano II. Este hecho demuestra cómo tres siglos después sigue perviviendo el odio teológico contra este judío marrano.

1  Spinoza, Baruch, Ética, Op. Cit.

2  Siguiendo su perspectiva este anudamiento lo denominamos “corposubjetividad”. Ver la parte II, capítulo 4.

 

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Articulo publicado en
Junio / 2023