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Dar en el blanco: Capitalismo y psicología crítica en Latinoamerica

 
Del sometimiento neocolonial a la emancipación de subjetividades emergentes

Autor: David Pavón-Cuéllar (Coordinador)
Kanankil Editorial, México, 2017. 296 páginas

David Pavón-Cuéllar, doctor en Psicología y Filosofía mexicano, ideó este libro que contiene aportes solicitados especialmente a un conjunto de psicólogos y psicoanalistas de distintos países latinoamericanos. La importancia es que reúne un conjunto de textos que permiten ver historias y desarrollos actuales de quienes cuestionan los efectos del capitalismo en la psicología en la región.

A continuación transcribimos un fragmento de la presentación.

El sistema capitalista no se ha detenido en el umbral de los espacios universitarios de Latinoamérica sino que ha penetrado en ellos y ha conseguido incidir en mayor o menor medida en su funcionamiento. A veces los ha invadido, trastornado y reorganizado integralmente, reinventándolos, reconstituyéndolos y resignificándolos para someterlos a complejas lógicas económicas. El resultado ha sido la progresiva instauración de lo que Sheila Slaughter y Larry Leslie han denominado “capitalismo académico”.

Bajo el régimen capitalista de la academia hemos visto privatizarse diversas funciones de las instituciones educativas, estrecharse los vínculos de las universidades con el mercado, racionarse el presupuesto gubernamental para la educación superior y extenderse una supuesta libre competencia entre individuos e instituciones en el acceso a los recursos. Hemos observado cómo una porción creciente del presupuesto para educación e investigación es acaparada, controlada y redistribuida por las instancias evaluadoras en función de criterios pragmáticos, tecnocráticos y meritocráticos típicamente empresariales. También hemos sido testigos de la manera en que las universidades explotan cada vez más el capital humano de sus profesores e investigadores para incrementar sus ingresos, competir contra otras universidades y publicitarse en el mercado educativo. Todos estos fenómenos conjugados han transformado profundamente la forma en que se hace y se transmite la ciencia en las instituciones de educación superior.

Las universidades tienden a convertirse en fábricas de profesionistas y de publicaciones. Obedeciendo a las operaciones del sistema capitalista por las que todo tiene que poder traducirse a los términos puramente cuantitativos del equivalente universal del dinero, las instituciones terminan organizándose de tal modo que pueda producirse el mayor número de alumnos titulados y de artículos publicados, es decir, la mayor cantidad de mercancías que permiten obtener directa o indirectamente recursos públicos o privados. Para conseguir tales recursos, se requiere evidentemente de cierta calidad en los productos, pero la calidad también se reduce a la cantidad al medirse cuantitativamente en términos de calificaciones, acreditaciones, rankings o índices de impacto.

La producción es mejor cuando cumple con más indicadores, pero también siempre fundamentalmente cuando es mayor, más alta y más rápida. Esto supone una mutación decisiva en los procesos de enseñanza y de investigación. Por un lado, la tarea más importante del profesor ya no es enseñar, sino evaluar, calificar, diplomar o titular, acelerar el proceso educativo y aumentar la eficiencia terminal, es decir, incrementar la producción de profesionistas a costa de la formación propiamente dicha, del afinamiento de la sensibilidad, del perfeccionamiento del pensamiento, del desarrollo de habilidades reflexivas y argumentativas o de la profundización y la maduración de los conocimientos. Por otro lado, la tarea más importante del investigador, o del profesor como investigador, ya no es investigar, observar, pensar, explorar y descubrir o inventar y mucho menos rendir un servicio a la sociedad o transformar el mundo, sino simplemente competir con los colegas, venderse al mejor precio y al mejor postor, acumular puntos, niveles y complementos salariales al llenar formularios, armar expedientes y presentar el mayor volumen de evidencias de investigación que muestren la publicación del mayor número de artículos en las revistas con el más alto impacto.

La recién expuesta mutación autodestructiva de la enseñanza y de la investigación ha conducido a una situación extraña que puede apreciarse claramente en el contexto académico latinoamericano. Expresándolo de la manera más cruda podríamos decir que se escribe cada vez más y se lee cada vez menos. O para enunciarlo de manera más precisa: los académicos deben dedicarse cada vez más a escribir, publicar y evidenciar publicaciones, lo que hace que tengan cada vez menos tiempo de leer, meditar lo que leen, reflexionar e incluso investigar. Lo mismo ocurre con estudiantes que tienen cada vez menos tiempo de estudiar, leer y pensar por la forma en que los programas educativos se han acelerado y han priorizado la forma sobre el contenido, el método sobre la teoría, el proceso evaluativo sobre la cosa evaluada, lo aparente sobre lo verdadero, los diplomas a costa de los aprendizajes.

Después de todo, las calificaciones y títulos profesionales no se obtienen estudiando, leyendo y pensando sino presentando exámenes o entregando avances. De igual modo, los complementos de salario de los profesores tampoco se obtienen con lectura ni con reflexión e investigación sino con la publicación que debe evidenciarse y con la que se pretende a su vez evidenciar todo lo demás. Esto hace, en términos más concretos, que no sólo se lea cada vez menos sino que se lean cada vez menos libros que artículos, y cada vez menos artículos que resúmenes de artículos. En cuanto a lo que se escribe, como sólo se escribe para publicar y presentar la publicación, es comprensible y hasta justificable que esté cada vez peor escrito y que no contenga ninguna auténtica reflexión, pues la reflexión es difícil, requiere tiempo y esfuerzo y al final resulta inútil, es decir, no es canjeable por puntos que a su vez se canjean por dinero.

Al irrumpir en el mundo científico y universitario, el capitalismo ha hecho, en suma, que muchas publicaciones académicas únicamente existan para ganar puntos y dinero, y no para ser leídas por quienes de cualquier modo no tienen tiempo de leerlas. Esto es particularmente patente en el ámbito de la psicología en todo el mundo y también, quizás incluso de manera más acentuada, en el contexto latinoamericano.

Ante la degradación de las publicaciones de psicología, ¿cómo no entender que inspiren la mayor desconfianza a los pocos lectores que aún quedan? Se entiende que un lector sea cauto al disponerse a leer cualquier texto y que desee asegurarse de que no existe únicamente para ser verificado por los evaluadores como una evidencia de publicación, sino que está ahí para ser leído y para decir algo a quien lo lee, forjar o transmitir conocimientos, desarrollar o expresar o inspirar pensamientos, adoptar o atacar ciertos posicionamientos, participar en enfrentamientos e incluso suscitar acontecimientos. Como lo confirmarán quienes continúen leyendo, todo esto es hecho por el presente libro, el cual, tan sólo por hacer esto y hacerlo de manera tan extrema y sostenida, ya está moviéndose a contracorriente de un capitalismo que destruye el valor intrínseco de las cosas y que las reduce a su valor de cambio como simples mercancías.

 

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Articulo publicado en
Abril / 2018