Este es un libro importante y necesario dada la escasa bibliografía que existe en castellano sobre el tema. Su resultado ha llevado a lo que plantea Jorge Horacio Raíces Montero: “No es casual que muchas personas intersexuales, eviten marcadamente, solicitar ayuda terapéutica o implementar consulta en Salud Mental. Partiendo de la base que no existen unicausalidades sino policausalidades deberemos tener en cuenta algunos puntos principales que contribuyen a esta situación: discriminación del profesional; falta de formación e información en las temáticas Intersexuales; agotamiento de conductas alternativas por parte de la persona que transita la temática; falta de oferta profesional especializada en áreas de Salud e inexistencia de estudios, bibliografía o programas universitarios sobre la demanda específica.”
De allí el agradecimiento a quienes participaron, desde su extensa trayectoria, con textos donde encontramos diferentes miradas sobre la complejidad de la sexualidad humana como construcción histórica, social y política. En este sentido el sujeto intersexual construye una identidad sexual que cuestiona los modos clasificatorios de una cultura basada en la cómoda ideología binarista y los enlaces instituidos. Esos cuerpos al no aceptar que la anatomía defina el destino de su deseo establecen que la sexualidad no esta determinada biológicamente, es decir, ponen en evidencia cómo la sexualidad no es del orden del instinto sino del placer y, por lo tanto, no la podemos subordinar ni a la autoconservación ni a la procreación. Por ello el sufrimiento de algunos sujetos es efecto de una cultura que no acepta la estabilidad que han encontrado alrededor de un modo de constitución de su identidad o de una forma de ejercer su vida amorosa.
Esto nos lleva a establecer brevemente la diferencia entre normalidad y normalización.
Si el concepto de normalidad responde a un ideal de la cultura dominante que es imposible de ser alcanzado, lo cual lleva a la doble moral propia de cada etapa histórica; la normalización conlleva deberes y prohibiciones dictadas desde el poder que permite reproducir sus condiciones de dominación.
Por el contrario, podemos pensar un psicoanálisis que permita inaugurar una práctica clínica sostenida -al decir de Spinoza- en la potencia de ser. Desde esta perspectiva en la intimidad de cada sujeto lo “bueno” y lo “malo” como mandato del Superyó es reemplazado por la búsqueda de lo que le hace mal o bien en tanto limita o potencia su ser. De esta forma la salud no es igual a normalidad. Salud es la capacidad de poder encontrarnos con nuestros deseos y necesidades sabiendo que la posibilidad de la satisfacción adecuada sólo se puede lograr parcialmente. No sólo por efecto de la realidad externa que la limita sino por nuestra realidad en tanto somos seres imperfectos. Esta imperfección es la que nos define sujetos de una subjetividad como metáfora de un cuerpo construido por el aparato orgánico, psíquico y cultural. Es decir, de una subjetividad histórico-social-política.
El concepto de “salud”, si bien es gramaticalmente un sustantivo, en realidad es un verbo, es decir es una acción. La salud esta relacionada con el ser del sujeto. Es decir un ser que se constituye en acto, haciendo. Por ello la salud, como la vida, está éticamente constituida. Sobre ella no recae solamente una norma o un deber, sino una afirmación o una negación del sentido humano. Es sobre esta afirmación como potencia de ser que nos habla la ética de Spinoza. Es sobre esta afirmación de un sujeto imperfecto que podemos sostener la clínica psicoanalítica. Por ello los textos de este libro nos llevan a recordar una frase de Joseph Conrad: “Estrictamente hablando, la cuestión no es cómo ser curado, sino cómo vivir”.
¿Intersexualidades? ¿De qué tratan las intersexualidades y porqué un libro? Nos interroga sobre qué es una mujer o un hombre, desde dónde nos referimos cuando decimos “género”, qué tipo de modificaciones morales, psiquiátricas, quirúrgicas están disponibles para sostener el dogma dicotómico imperante. Instintivamente sentimos que sabemos las respuestas a estas preguntas supuestamente sencillas y después de reflexionar, tomamos conciencia que estamos confundid*s de manera absoluta. Lo que creemos saber es dogma, o mejor dicho, reflexiones socioculturales que hemos internalizado. Por ello, la existencia de personas intersexuales implica una temática tabú en la mayoría de las culturas. Nuestra identidad sexual intersexual, como mujer u hombre es algo que no podemos aceptar porque no se incluyen dentro de nuestras definiciones esenciales, ya que están basadas en un binario de opuestos que se definen por exclusión mutua, no por lo que son, sino por lo que no son. Una mujer no es un hombre y viceversa. Claro y sencillo, obscuro e insuficiente. Resulta muy difícil dividir en dos categorías distintas a una población compuesta de gran número de personas, cualquiera sea el criterio utilizado para la cuestión, sin estigmatizar y marginar a una gran parte. Hasta ahora, casi todo lo escrito sobre intersexualidades es otra manera de marginar e invisibilizar, sosteniendo la ilusión de certeza y confort en identidades sexuales. Hoy, un conjunto de movimientos sociales, feministas, LGBTTTI, de Derechos Humanos en general, nos ha ayudado a hablar en nuestro propio nombre sobre lo que somos y qué deseamos. Encontramos periodistas, psicólog*s y otr*s aliad*s que nos escuchan, nos toman en consideración subjetiva y nos ayudan a tener una presencia más visible en nuestras sociedades. Pero estamos solamente al comienzo de esta época que ofrece la posibilidad de poner en duda las estructuras sexistas y peligrosas que prevalecen. Mi amigo, el Lic. Jorge Horacio Raíces Montero es una de esas personas que saben escuchar y comprender lo que tenemos en común y porqué es necesario para una mejor sociedad que valoremos la diversidad tan esencial a nuestra sobrevivencia como especie. Por ello este libro, mis sinceras felicitaciones. Como fundador y presidente de la Organización Internacional de Intersexuales agradezco el compromiso, tanto de la Editorial Topía, como de l*s autor*s del libro.
Los trabajos que forman este libro surgido del Departamento Académico de Investigación y Docencia, en colaboración con el Area Jurídica de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) tratan de enriquecer las miradas sobre la sexualidad y superar, nada más ni nada menos, la construcción histórica e insistente de la ideología binarista que opone varón y mujer, lo masculino y lo femenino. Las Intersexualidades, con su sólo testimonio, constituyen el argumento más contundente para enfrentar esa dualidad rígida y opuesta de sexo y también de género, donde desde lo social y cultural, se establecen relaciones de poder y de dominio.
Hay, entre todos, un vínculo forzoso y esencial que se genera a partir del acontecimiento de un estado intersexual: la dependencia que tiene una persona intersex recién nacida con sus padres y, por supuesto con el sistema médico. En la mayoría de los casos, son ellos/as quienes tomarán las decisiones que se inscribirán en ese cuerpo disidente, con todas las consecuencias que esto desencadenará en toda su vida. También, en la mayoría de los casos, los clásicos criterios biológicos, que son a menudo arbitrarios e insuficientes, y la impronta patriarcal de género, se entrecruzan y determinan intervenciones quirúrgicas tempranas y apuradas.
Por eso, es urgente que existan testimonios y difundamos todo el material necesario para que se respete la relación más esencial que tiene cada ser humano con su propio cuerpo, con su propia Identidad de Género y su Orientación Sexual.
El feminismo contemporáneo, identificó a la condición de las mujeres y a las prácticas sexuales predominantes como uno de los elementos centrales que mantenían la inequidad entre mujeres y hombres, las señaló como un instrumento más para la subordinación de las mujeres, e impulsó una fuerte lucha para que se reconociera la sexualidad femenina que consideraban negada. Por otra parte, los estudios lésbico gays, y más recientemente la denominada teoría queer, intentan introducir la dimensión analítica del sexo y la sexualidad dentro de diferentes campos de investigación y promover los intereses de las personas LGTTTBI; se enfocan al escrutinio de la producción cultural, la diseminación y las vicisitudes de los significados sexuales; buscan develar el papel de la sexualidad, sus significados y sus expresiones, en los distintos ámbitos de la vida cotidiana de las personas; intentan descifrar los significados sexuales inscritos en diferentes formas de expresión cultural y de descifrar los significados culturales de los discursos y prácticas del sexo. La perspectiva feminista retomó, junto con otras perspectivas, un análisis crítico a partir del cual poder construir una forma diferente de vivir y pensar el mundo. Propone también, nuevas formas de sentirnos, pensarnos y vivirnos, como mujeres y como hombres. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado que las representaciones de las diferencias sexuales de hombre y mujer, son representaciones lineales y simétricas. No obstante, la realidad nos ha mostrado la importancia y consecuencias de este gran error. No existen formas definitivas, ni únicas de ser hombre y mujer. Otras representaciones anatómicas, hoy denominadas intersex, ponen en cuestión la distinción del sexo biológico restringido a los dos géneros. Algunas de estas representaciones distintas generalmente se eliminan temprano quirúrgicamente, para ajustarle a la definición genital aceptable. Su presencia política ha develado un secreto largamente guardado, y puesto en evidencia el interés por el mantenimiento de un modelo anatómico único, que al mismo tiempo que impide el reconocimiento de una rica diversidad, violenta los cuerpos y las capacidades de decisión para un ejercicio adecuado de sus derechos. Pero el estudio de la sexualidad nos ha revelado hasta qué punto las categorías sexuales son invenciones sociales y cómo lo que construimos históricamente puede reconstruirse políticamente. Sin embargo, estas múltiples alternativas que el trabajo político ofrece, no son igualmente válidas. Hace necesario analizar las cuestiones del poder y de la calidad de las relaciones y si tomamos en cuenta la contradicción entre las concepciones dominantes y las expresiones cotidianas, aceptaremos que los retos a enfrentar aún son grandes.