Señales de humo
La búsqueda de la belleza y las verdades de la época ha sido la pasión que nos conmueve y mueve la vida en nuestra vida.
Aquí, y así, otra vez, las huellas y señales, las sombras y los silencios, los restos del viaje. También su escritura.
Resucitar la vida, el esplendor dialéctico de la vida, era el destino…
Pensar, escuchar, dialogar, poner en pie las poéticas del asombro y del misterio, de la rebelión y de las memorias que viven, dormir con la razón y despertar en brazos del dulce delirio, ese fue nuestro deseo. La materia que lo pone en pie son las palabras que aquí transcurren, los momentos que se registran, los recuerdos que van y vienen tan fugaces como perpetuos, desde mediados de los años 60 hasta este transparente principio de otoño de 2012.
Para navegar hemos pedido ayuda; son maestros y amigos,
Jacobo Fijman y Enrique Pichon Rivière, Fernando Ulloa y León Rozitchner, baqueanos de tormentas que subieron a la barca y siguen en mí, tanto ayer como hoy.
Con ellos vamos por la marea nocturna hacia la mañana que espera.
La poesía nos abre los ojos ante la muerte, para descubrir, con tardío asombro, que estuvimos jugando como niños sobre las olas azarosas de la vida.
Buenos Aires, marzo de 2012
Vicente Zito Lema